La imborrable noche que viví el sábado con mi participación en el show de Diego Desanzo en el Teatro Astral, aparte de la gloria contada, dejó lógicamente varias apostillas, que son importantes por la ocasión tan grande, la más grande de mi corta vida musical hasta ahora. Ahí van.
1. Antes de llegar al Astral, y mientras caminaba con Alfredo por Corrientes por primera vez en mi vida, vimos la estatua homenaje a Minguito, justo enfrente del teatro. Nostalgia, dice el tango.
2. Qué lío el tema de la ubicación. Todo el mundo se volvió loco, parece que los sectores no están correctamente numerados y no coinciden con lo que figura en la entrada. Nosotros teníamos fila 35, sin embargo fuimos a la fila 45, el palco que Diego Desanzo había prometido pero mucho más arriba, donde él no me vería. Todo fue resuelto por los acomodadores, uno nos llevó al correcto. Pero un punto en contra.
3. El otro punto en contra de la gloriosa noche fue la demora del show. Estaba pautado para las 21 y arrancó recién 21.50, pero con la tanda de sponsors. Así que Desanzo arrancó tipo 22. No estoy detrás de escena, pero no entiendo por qué tanta demora, la gente batía palmas todo el tiempo conforme iba pasando la hora.
4. Otra vez no pude verme con Rosa la angoleña, que divina fue con su asistente Ramiro. El flaco me llamó al celular cuando yo estaba recién instalado en el palco, preguntándome por el teatro “Astros”, le dije Astral y él respondió “¿es el show de Diego Desanzo?”. Le confirmé y me preguntó cómo entrar, Le expliqué y ambos fueron a la fila 10. “Nos vemos al final”, me dijo, pero como yo me quedé un rato largo, no los vi.
5. En la kilométrica tanda de sponsors, se mencionaron lugares de Pinamar y Villa Gesell, lo que no sólo demostró la jerarquía del artista, sino que a mí me llenó de nostalgia. Quién pudiera cantar en el verano…
6. No la pude ver a Tormenta en persona, de tanta calidad tiene mucho trabajo y esa noche, según contó Diego en escena, tenía otro show y se hizo un lugar, viste vos lo que es tener trayectoria. Eso sí, la morocha la descosió, cantando Un beso y Una Flor de Nino Bravo a dúo con Diego, mostrando talento y perfección con su voz y su interpretación impecables.
7. Otro invitado fue Daniel Cardozo, el cantante del grupo cumbiero Los Charros, que hizo su éxito Amor como el Nuestro a dúo con Diego. Aunque no voy con la cumbia, estuvo bueno.
8. El público, a todo esto, respondió a mil. Pero sobre todo las mujeres, ya que el show era justamente Homenaje a la Mujer. Así que imaginate cuando Desanzo mandó, por ejemplo, Te voy a Amar de Axel o Tan Enamorado de Ricardo Montaner. Las damas explotaron y yo me emocioné mucho.
9. Sin duda el momento más emotivo y grandioso del grandioso show de Diego fue el homenaje a Sandro. Con Sebastián Giunta, pianista del famoso, Diego mandó un minishow de varios temas, desde ya los lentos que sacaron a las mujeres de amor. Pero el mejor momento fue cuando él llamó a Sandro y apareció un video del genio, y Diego se enganchó en el estribillo. Extraordinario.
10. La otra genial fue la de Dame Fuego, repetido por Desanzo hasta el cansancio. Pero lo copado fue el ping-pong que el cantante hizo con el público, a quien tuvo atraído todo el tiempo con su simpatía. Primero hizo cantar el tema a los hombres y luego a las mujeres, a ver quién respondía más. Espectacular.
11. Otro momento de un recital sin desperdicio, altamente recomendable, fue cuando Diego inauguró el segmento Discapacidad, por el Día que ya saben, y llamó a cantar a Ezequiel Franco, un pibe de unos 15 años con síndrome de Down. El chico cantó Afinidad de Axel, y más allá de lógica desafinación, estuvo muy bien. Y diego lo acompañó cálidamente, como todo lo que él hace. Como lo hizo luego conmigo, presentándome a la gente como describí.
12. En mi debut en el Astral anduve bien, aunque me atoré un poquito en el “oh oh oh” del estribo de Lo Mejor Está Por Venir, sabía que iba a ser re jodido y encima, entre la garganta de por sí seca, los nervios, la espera y la música que me pegaba duro en la laringe, medio que estaba desaventajado. Pero me la banqué bien.
13. En cambio, en Hoy Va a Ser un Gran Día estuve perfecto, con mucha potencia y sobre todo soltura. Ayudó ovbvio que ya había roto el hielo, y que el tema no era tan difícil como el otro. Y por supuesto la alegría del momento, a la cual Diego contribuyó muchísimo, alegría que me sacó y me hizo bailar, aunque tímido y amateur, moviendo los hombros, pies y la mano izquierda mientras movía la cabeza justo antes de llegar al estribillo.
14. Sin duda el cierre fue otro gran momento, cuando me saludó Diana María. “Hola, te felicito, que tengas éxito en el canto”, dijo. “¿Gracias, ¿cómo es tu nombre?”, pregunté al no verla. Me lo dijo y ahí agregué: “Ah, ¿cvómo estás? Encantado de conocerte…”. Me agradeció y al toque me dijo de su canal en YouTube. Divina.
Apostillas de una noche imborrable. Imborrable como el show de Diego Desanzo. Imborrable como que un día pisé el Teatro Astral.
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