miércoles, 30 de agosto de 2017

ALBA Y SUS CLASES... AL AMANECER

Parece el mejor de los chistes, pero es una historia real. Por mediados del año 2000, en plena expansión de la computación, yo estaba interesado en aprender a hacer mis propias páginas web con el lejano, utópico objetivo de tener un trabajo. Para eso conocí a una tal Alba, una joven mujer de Villa Ballester (zona norte de Buenos Aires) que daba clases del tema. La llamé y le pregunté a qué hora podía darme. Alba, tal su nombre, me respondió que tenía disponible a las 8 de la mañana. Sí, adivinaron, Alba daba clases al amanecer. Chiste, pero real.

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