lunes, 14 de mayo de 2018

HISTORIA MUNDIAL: ESTADOS UNIDOS 94

Salvo en los tiempos antiguos, Estados Unidos no fue una eminencia en fútbol, estaba más enganchado en sus deportes populares. Pero se había presentado para la sede del Mundial 94, y la FIFA vio con buenos ojos su potencial económico y el desarrollo del balompié allí. Así, la tierra del béisbol y el básquetbol acogió la Copa del Mundo, y como era esperable, produjo un evento exitoso en todo sentido. En ese marco, hubo otra vez un campeón inédito. Brasil fue un equipo sólido, práctico, sin tanto lirismo pero contundente, y rompió su racha negra de 24 años llevándose el título.

Estados Unidos se había postulado para 1986 ante la renuncia de Colombia, pero su gobierno prefirió declinar y apoyar entonces a México, a cambio de que la FIFA le diera la chance para el 94. Así derrotó a Marruecos y al propio Brasil en 1988 para recibir el torneo. La selección local estaba en crecimiento y sería un rival digno para los otros países. Que por última vez serían 24 como desde 1982. Por lo que 22 debieron clasificarse en la cancha, con lo que las eliminatorias dieron para todo. Los debuts de Grecia, Nigeria y Arabia Saudita, las presencias exóticas de lejanos conocidos como Noruega, Suiza, Rusia por la desaparecida URSS y Bolivia, la expulsión de Yugoslavia en guerra. Y qué decir de los ausentes, nada menos que Inglaterra, Francia, el campeón europeo Dinamarca y Uruguay. En cambio, México regresó luego de su suspensión. Todos para acompañar a la Alemania unificada. ¿Y Argentina? Sí, Argentina fue el último en clasificarse al arañar un triunfo en repechaje sobre Australia.

El 17 de junio, una accidentada ceremonia inaugural en Chicago precedió al debut de los alemanes, con triunfo sobre una digna Bolivia, cuya estrella Marco Etcheverry se hizo expulsar a poco de ingresar. En el segundo encuentro el mismo día, como no sucedía hace tiempo, España era remontado por Corea del Sur. La defensiva roja de Javier Clemente y su par campeón reinante superaron al final a sus rivales de zona, con Bolivia último. Brasil era el mejor sudamericano, con su primer puesto y un par de estrellas que iban tomando brillo: Bebeto y Romario. Colombia sucumbió cuando era considerado favorito hasta al título, y Argentina iba bárbaro hasta que Diego Maradona, justo él, fue sorprendido en el control antidóping positivo y derrummbó todas las esperanzas. En cambio, Suiza y Rumania eran sensación, igual que Nigeria (ganador de la zona de Argentina) y la Arabia de Jorge Solari. México y Estados Unidos se metían con buenas actuaciones, y la Italia de Sacchi y la Holanda de Bergkamp penaron para atravesar la primera ronda. Los goles llovían con respecto a Italia 90, pero el nivel no mejoró mucho, a pesar de algunas nuevas reglas impuestas desde 1991.

La Selección de Alfio Basile tuvo igual mucha mala suerte, ya que el segundo gol de Bulgaria en el minuto 90 en su 0-2 y el de Nigeria a Grecia lo mandó a mejor tercero. Allí lo esperaba un Rumania que, más allá de tener a Gheorghe Hagi, no parecía escollo. Pero sin Maradona y con errores defensivos, lo sintió y lo pagó con un 2-3 que lo dejó afuera en octavos, cuando estaba para campeona casi segura. La decepción envolvió al país de tal manera que, por primera vez en mucho tiempo, ni se prestó atención a lo que quedaba. Los demás tuvieron problemas: Alemania sobre Bélgica, Brasil al local faltando 15 minutos por Bebeto, Italia en alargue sobre Nigeria con dos goles del decisivo Roberto Baggio. España, Holanda y Suecia pasaban sin apuros, y Bulgaria, liderado por Hristo Stoichkov, era el otro "tapado" al bajar a México por penales.

Carlos Parreira había tomado a Brasil tras la dolorosa eliminación ante Argentina en el 90, y de a poco, lo iba impulsando hacia la ansiada gloria. En partidazo, derrotaron a los holandeses y fueron a las semifinales a encontrarse con Suecia, que vengó la derrota albiceleste con Rumania. España sucumbió de nuevo temprano con Italia, y Bulgaria daba otro golpe al atreverse a darle la vuelta a Alemania con un 2-1.

Dos grandes, Brasil e Italia, contra dos inesperados, eran los platos de las medias finales. Pero los campeones pusieron las cosas en su lugar, no sin sufrir. Romario hizo otro gol importante faltando diez minutos ante los bravos suecos, que se quedarían con el tercer lugar. Por su parte, Italia contaba de nuevo con la contundencia de Baggio para frenar a Bulgaria y verse con los brasileños, un superclásico del fútbol y de las Copas, el 17 de julio en el Rose Bowl de Pasadena.

En ese imponente estadio, seis años antes, la banda inglesa Depeche Mode había realizado un recital de los más inolvidables de la música. El fútbol también debía hacerlo, pero tanta fue la responsabilidad que Brasil e Italia dieron un espectáculo poco menos que paupérrimo, a tono con el discreto nivel técnico del torneo. La verdeamarelha tuvo más chances contra una azzurra fiel a su estilo, defensa pura y un poco de un disminuido Baggio. El genial Franco Baresi, lesionado en la rodilla en la fase de grupos, volvió milagrosamente y sostuvo a su equipo hasta el final de olvidables 120 minutos. Sí, el Mundial a los penales por primera vez en la historia.

En una serie errática, Baresi empezó tirando afuera, pero Pagliuca (que justo antes se había abrazado con su par Taffarel) le detuvo a Marcio Santos. Todos marcaron hasta que el vigente Taffarel, uno de los golpeados por lo del 90, se tomó desquite y adelantándose le atajó a Massaro. Dunga convirtió el 3-2 y obligó a Roberto Baggio a no fallar. Pero Baggio lo envió a cualquier parte. Y Brasil alcanzó el cielo por cuarta vez, primera desde Pelé y México 70. No tenía un Pelé, no era jogo bonito, pero Bebeto, Romario, Raí, Mauro Silva, Dunga, Branco le dieron jerarquía. Y una Copa que Argentina prefirió olvidar.

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