Ahora sí se vino el frío con todo, cosa que no me molesta porque al menos es parejo y es lógico, no es calor en abril o frío en octubre. Eso sí, hay que cuidarse y bien en serio, no sólo por el frío en sí, humedad, llovizna, sino por los virus que, según referencias, son cada vez más resistentes a los antibióticos. Entonces, aunque no soy médico, sí la puedo contar desde mis frecuentes líos de garganta de hace años. Tal como recomendaba mamá Anita, más que abrigar el cuerpo, que eso seguro, hay que tapar la boca, la nariz y el cuello con bufanda o cosa parecida, porque esos son los lugares más permeables por donde entran los gérmenes que causan los problemas, a los que después el frío ayuda a fijar. Y también, evitar hablar cuando viene el viento fuerte y helado. Así que ya saben: para no enfermarse, y sin querer insultarlos, cállense la boca. O tápenla, que es mejor.
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