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domingo, 26 de enero de 2020

DEBUT MUSICAL CON... !MARZÁN!



Video de una nueva noche con el genial maestro

Gracias a Dios mi amor, mi 2020 comenzó como terminó el 19. Especialmente en una de mis dos pasiones, la música. Este sábado volví al precioso, acogedor, cálido barcito Santa Paula de Florida, donde había tocado el año pasado dos veces solo y una inolvidable con el maestro Mario Marzán. Y este sábado arranqué, sin querer queriendo, mi 2020 musical. Justamente en un nuevo show del excelso pianista, que de nuevo me hizo vibrar con su talento y trayectoria. Pero sobre todo con su calidad humana, más excelsa que su actuación. En esta ocasión, a diferencia de diciembre, yo no sabía ni había arreglado de cantar con él. Vino a mi mesa, me dio la mano y tiró un divino "?y, vas a tocar hoy?". Tímido y dubitativo pero esperanzado, le dije que si el quería sí. Y nomás me dio la chance, lo cual concreté en la segunda parte de su show con el cover de Hasta que me Olvides de Luis Miguel, uno de mis recuerdos de verano por excelencia. El público, muy acostumbrado a él, reaccionó casi con indiferencia a mí. Pero no me importó, me di el gusto de arrancar con el maestro. Y ojo, que parece esto recién comienza. Lo que es estar con un maestro, no sólo del piano.

jueves, 9 de enero de 2020

GLORIA A DIOS: !VIDEO CON MARZÁN!

Y así como ustedes y yo nos emocionamos con el video de Carapachay No Duerme 2019, ahora revivan y sientan bibración con el registro de otra noche inolvidable de mi 2019 musical, cuando el 14 de diciembre pasado canté junto al inigualable maestro Mario Marzán en el bar Santa Paula de Florida. Mi tema Princesa, perfectamente elegido porque entonó con el refinado pianista, fue el protagonista acompañado por el órgano del maestro. Un lujo de lujos que nunca olvidaré. Y que si Dios, autor de todo, quiere, se repetirá.

Ahí va:

domingo, 15 de diciembre de 2019

ENTRE MOZART Y EL TANGO, YO CON MARZÁN

Este sábado por la noche viví otro momento de gala para mi vida musical y más aún personal. Tras haberlo visto en Noviembre y arreglado con él, anoche tuve la dorada ocasión de cantar en el excelso show del maestro Mario Marzán, reconocidísimo y eximio pianista que engalanó varios programas de la más famosa TV, congente como Gerardo Sofovich, Susana Giménez o Silvio Soldán. En el bar Santa Paula de Florida, norte de Buenos Aires, hizo como cada segundo sábado de mes un espectáculo que incluyó obras de Mozart, tango y pasodoble. Y, también, a este humilde músico.

Tras llegar a las ocho y medi a de la cálida noche, me instalé en una mesa del casi repleto barcito y esperé absorto y ansioso mi oportunidad, que aún increíblemente no estaba seguro si se daría. Pero cerca de las nueve, Marzán vino, me estrechó la mano y antes de que dijera nada, me le anticipé y le comenté de su invitación, y me confirmó que iba a tocar. Alivio después de una semana de algo de incertidumbre.

Seguí con nervios y apenas disfrute el comienzo del recital, donde Marzán se mandó un enganchado de Mozart para el recuerdo, dando luego tango y pasodoble con sus mágicos dedos. Y a eso de las casi 10, justo cuando estaba por tomar un jugo que había pedido, el maestro me llamó. Me levanté con mi guitarra, y para mi gratísima sorpresa, de la nada, como magos, aparecieron cinc o de mis adorados compañeros del Instituto Güemes de la secundaria, con quienes me reencontré ese Noviembre. La divina Alejandra "Mongui" Dib, recién retornada de su periplo caribeño, fue quien apareció de golpe, me acompañó cerca del piano, me sentó y allí hice mi tema Princesa, un superclásico mío que además elegí creo con buen tino, a tono con la músic a de primerísimo nivel que venía disfrutando.

Con emoción y tensión mezcladas como de costumbre en mí, canté el lindo y rítmico melódico que Mario intentó acompañar y lo hizo tras la segunda parte, con una intuición musical sólo de un genio como él. Más fue mi emoción entonces, imaginen un pibe como yo matizado por una estrella como él. Me rompí todo para que saliese perfecto y afinado, no podía ser de otra forma, y el cierre fue espectacular, cuando el maestro tocó un final con los acordes del estribillo, generándome más admiración y aplausos cerrados de lo que yo ya había cosechado. Felicísimo retorné a mi mesa, y allí la sorpresa de ver más gente del Güemes: la cariñosa Marcela Gay, la siempre demostrativa Roxy Spinelli, la excelsa Patri Ramos y un lujo: Martín Filippi, el genial morocho de mi primer programa de radio Hot Dog y testigo de tantas aventuras adolescentes.

Abrigado por el calorcito de todos ellos, seguí paladeando, bebiendo la noche de oro que Marzán regaló al nutrido público, que explotó con cada cantante invitado, cada pieza del maestro, cada tema conocido, del tango al folklore argentino, de Naranjo en Flor a Oh Sole Mío. Los chicos también lo pasaban bien,aunque era lógico más metidos en charlarse y reírse que e en una música que no es la suya, pero igual aplaudieron. Luego Marzán vino a mi mesa, me saludó y a ellos. Filippi quería mitigar el ruido que habían hecho todos: "Éramos nosotros los del bullicio, disculpe maestro", le dijo. Él se lo tomó con gran simpatía, hasta bromeó "ustedes no parecen la edad que tienen".

Y con Mongui como casi mi guardaespaldas de tanto que me llevaba, nos fuimos entre risas y comentarios, al mejor estilo secundaria. Y ellos me regalaron otra cena en un restaurante de Olivos, cerca del bar. Fue el broche de oro paraotra gran noche de mi vida. Como la de 2016 en el Teatro Astral, como aquélla de 1990 de mi graduación. Con Mozart, Marzán y los compañeros de la adolescencia, tenía que ser una noche de magia. Porque yo estuve cantando entre todos ellos.


domingo, 10 de noviembre de 2019

MARZÁN, EL MAESTRO DEL PLACER Y LA CULTURA

En una nueva salida a disfrutar la vida que Dios nos regala, tuve el altísimo privilegio de presenciar este sábado por la noche al maestro Mario Marzán, eximio y legendario pianista de dilatada trayectoria en TV, con Gerardo Sofovich y Susana Giménez entre otros. Si bien no es mi estilo de música, es un placer enorme escuchar algo fino, prolijo, serio y a la vez divertido. Como decía Clemente, un cacho de cultura. Un cacho bien grande, porque el maestro me y nos deleitó en el Bar Santa Paula de Florida, el mismo lugar donde un tal Diego Yamus tocó tiempo atrás.

Primero el veterano genio hizo un popurrí de música europea, haciendo un tour imaginario con melodía italiana, española de varias regiones, francesa, alemana, austríaca, polaca con obras de Chopin, la excelente rusa y la bellísima griega. Y luego se mandó unos buenos tangos, invitando a cantantes que subyugaron al mucho público presente en el precioso barcito. Y más tarde, otros intérpretes hicieron canciones de ópera italiana, una exqisitez. Y el cierre a todo dar con la Marcha del Progreso, la de "Febo Asoma", que hizo explotar a la gente. Todo matizado, eso sí, por la charla y la simpatía sin límites del maestro, quien luego me saludó a mi pedido y conocí un tipo de lo más humilde y accesible. Es como digo siempre, primero sé buena persona y después, si tenés tiempo, buen músico. El maestro Marzán nos regaló una noche de puro lujo. Placer, cultura, decencia, simpatía. Maestro en todo.