Bienvenidos a Así Es La Vida, un blog de todo un poco, una charla con un amigo, sin tiempo ni espacio, sin intereses, sin estructuras. El caminar de un ciudadano por la vida. Dedicado a mi madre Anita.
jueves, 6 de julio de 2017
ENRIQUE ESCANDE, EL ETERNO
Fue y a pesar de haberse ido, es un grande por siempre del periodismo deportivo argentino y mundial. Enrique Escande, excelso cronista y escritor, cumple este 6 de julio cuatro años más en el cielo desde su partida, tan inesperada, ese 2013 a los 62 años.
El nativo de Trenque Lauquen pasó a la historia como un extraordinario narrador de eventos de fútbol, además de colaborar en publicaciones y ser por años redactor destacado en la agencia española EFE. A semejante trayectoria le sumó el escribir libros que fueron obras de arte como el que publicó sobre Manuel "Nolo" Ferreira, legendaria figura de nuestro fútbol en los años 30, delantero de Estudiantes de La Plata y de la Selección subcampeona en el primer Mundial de Uruguay en 1930.
Pero quien más lo recuerda con cariño por haber compartido sus imperdibles clases de periodismo es este cronista, a quien como tantos formó en 1991 en la escuela DeporTEA de Buenos Aires, de la que fue profesor de taller por años.
El barbado, morocho y superfumador hombre de EFE caracterizó ese 1º año A del invierno del 91 por varias cosas. Primero por su fuerte carácter y su gran exigencia; era el que más hincapié hacía y nos retaba seguido por errores. A eso le agregaba un rostro rígido, una potente voz y que nos llamaba por el apellido. Pero explicaba detalladamente, con su coloquial lenguaje, y nos trató muy bien, sobre todo a quien escribe, ayudándolo a su adaptación al curso y al ambiente y a sentirse cómodo. Por eso lamentamos muchísimo su partida, igual que gran parte del mundillo periodístico. Que tanto lo extraña. Pero, como esas grandes figuras de fútbol, con tanta felicidad lo recuerda.
LAS MEJORES APOSTILLAS DE DON ENRIQUE
APELLIDO FACIL. En el primer año Escande insistió fiel a su estilo con eso de escribir bien los apellidos. A tal punto que un día hizo un ejercicio en el pizarrón con apellidos difíciles. En esa época estaba de moda el River de Ramón Díaz. Cuando Escande llamó a Herrera para que pasara, éste preguntó: ‘’¿Qué escribo, RAMON DIAZ?’’
EL VICE DE FERRO. Muchos alumnos de Enrique cometieron ese año errores gruesos de concepto. Uno escribió una noticia sobre Santiago Leyden, el legendario presidente de Ferro Carril Oeste. Parece que quiso relevarlo del cargo, ya que en el copete escribió ‘’Santiago Leyden, el VICEPRESIDENTE de Ferro’’. Cuando leyó eso, Escande (siempre contundente) dejó la hoja y dijo: ‘’Esto califica totalmente la noticia...’’.
Y ESCANDE SE ENOJÓ. Todo esto lo cansó al barbado de EFE, que un día nos espetó: ‘’Les sigo diciendo: no me escriban ´brasilero´, me siguen poniendo brasilero; les escribo en el pizarrón el apellido Derosa, para que lo escriban bien, y algunos me ponen DEPOSA...’’.
En este video revivimos la última entrevista que dio Enrique:
sábado, 1 de julio de 2017
!QUE LA TECNOLOGÍA SE ADAPTE A NOSOTROS!
Vamos a un tema que me está haciendo ruido, y sobre todo, mucha bronca. Es la bendita (o maldita, como ustedes la quieran ver) tecnología. Porque es cierto que agiliza, ayuda, facilita nuestra vida diaria. Pero las empresas que la ofrecen no tienen en cuenta que no todos nosotros somos expertos en ella.
Días atrás, me pasé a una conocida compañía de teléfonos celulares. Para ello, la operadora me pidió que le dijera un código de seguridad que ella misma me mandaba por mensaje de texto, que yo no manejo, no sólo por mi discapacidad visual, sino porque no lo manejo en sí. Ni tengo por qué. La mujer insistió, y encima me dijo que le mandara la foto de mi DNI de los dos lados, y que la enviara por el remanido Whatsapp, que tampoco puedo usar. Le peleé de buena forma la cuestión y pude mandarlas por mi mail, pero para el código tuve que llamar a mi vecina Adriana, la mamá de mi compañero de coro Juan, para que me ayudara. Tampoco mi papá me puede ayudar porque, como muchas personas mayores, no sabe manejar muy bien celulares.
Peor le pasó a mi compañera de canto Margarita, que para una orden médica para su salud debió enviar no sé qué por Whatsapp. A ver si las empresitas se dejan de tanta propagandita colorida y sonora y piensan en que no todos somos iguales. Porque para usar la tecnología a veces nosotros tenemos que ser analistas de sistemas más o menos. Repito, empresarios de la telecomunicación: no todos somos iguales.
Días atrás, me pasé a una conocida compañía de teléfonos celulares. Para ello, la operadora me pidió que le dijera un código de seguridad que ella misma me mandaba por mensaje de texto, que yo no manejo, no sólo por mi discapacidad visual, sino porque no lo manejo en sí. Ni tengo por qué. La mujer insistió, y encima me dijo que le mandara la foto de mi DNI de los dos lados, y que la enviara por el remanido Whatsapp, que tampoco puedo usar. Le peleé de buena forma la cuestión y pude mandarlas por mi mail, pero para el código tuve que llamar a mi vecina Adriana, la mamá de mi compañero de coro Juan, para que me ayudara. Tampoco mi papá me puede ayudar porque, como muchas personas mayores, no sabe manejar muy bien celulares.
Peor le pasó a mi compañera de canto Margarita, que para una orden médica para su salud debió enviar no sé qué por Whatsapp. A ver si las empresitas se dejan de tanta propagandita colorida y sonora y piensan en que no todos somos iguales. Porque para usar la tecnología a veces nosotros tenemos que ser analistas de sistemas más o menos. Repito, empresarios de la telecomunicación: no todos somos iguales.
REAL PILAR, NUEVO CLUB DEL FÚTBOL ARGENTINO
Soñar no cuesta nada. Esta expresión es justamente la que incentivó y motivó a César Mansilla y otros vecinos de Pilar, bonita localidad de la zona norte del Gran Buenos Aires. El flamante presidente de Real Pilar FC obtuvo lo que nadie pudo alcanzar durante los últimos 40 años. Es que el ex gerenciador de Fénix, junto a un grupo de futboleros de la localidad, llegaron a la afiliación aprobada por la AFA para participar, a partir de agosto, del próximo campeonato de la Primera D.
Este hecho no ocurría desde 1977, cuando bajo la presidencia de Alfredo Cantilio se decidió incorporar a cinco clubes. Este impedimento continuó durante el mandato de Julio Grondona, Luis Segura y Armando Pérez, en donde los clubes eran derivados a las ligas regionales para luego disputar el Federal C y escalar a partir de allí hasta la B Nacional.
Ahora, el Comité Ejecutivo de la AFA tomó la decisión de aceptar a este nuevo equipo que hará de local en el estadio Carlos Barraza, donde también será la sede de la institución. Con la aprobación de los clubes de la Liga Escobarense y ligas Intercountries, el partido bonaerense tendrá un representante luego de 37 años de ausencia, cuando Atlético Pilar dio un paso al costado en 1980. El nombre encuentra su vinculación con los indios que vivían en Pilar y se entremezcla con la historia de la ciudad, que era cruzada por el Camino Real (hoy ruta 8) en la época colonial para unir a Buenos Aires con el Norte. Pese a que aún no está definido, la camiseta llevaría los colores blanco, negro y rosa, mientras que los jugadores que la portarían serían, mayoritariamente, de la Liga Escobarense. Sin embargo, el resto lo conformaría un grupo de futbolistas que serán seleccionados a través de una prueba. El DT por ahora tampoco está. El sueño ya es real.
Fuente: Diario Olé
jueves, 29 de junio de 2017
LA ÚLTIMA VEZ QUE ARGENTINA GRITÓ CAMPEÓN DEL MUNDO
Como tantos aniversarios, Así Es La Vida resalta este tan especial. Tanto como que fue el del último título de la Argentina en un Mundial, el de México 86, del que hoy son 31 años, ya 31. Tanta agua corrió, pero no pudo ni podrá con esos recuerdos de gloria, tanto los del fútbol como los de mi vida por entonces. A modo de homenaje a aquellos eternos campeones, aquí la crónica que escribí el año pasado, justo para esta fecha, a 30 años, en Tribunero.com.
Finalmente el día había llegado. Quién lo hubiera pensado, después de tanta crítica, tanto descreimiento, tanta polémica, típica de un pre Mundial. Aquel 29 de junio de 1986 en México, la Argentina de Bilardo arribaba a la gran oportunidad de ganar el máximo torneo del fútbol por segunda vez y coronar así una tarea impecable, llena de brillo, llena de Maradona. Pero había un rival, y qué rival. La afortunada Alemania Federal, que a los tropezones fue hasta la final, aparecía con toda su potencia, sus atletas, su fortaleza. Y el estadio Azteca era el majestuoso escenario del majestuoso momento.
Casi 115 000 testigos decoraban las tribunas para un partido de dos polos opuestos: los lujos, el genio argentino ante la fuerza, la disciplina alemana. Los de Franz Beckenbauer, que comenzó su ciclo justamente con la albiceleste en 1984, se lanzaron a atacar pero fueron bien contenidos por una Argentina que, como en todo el torneo, tomó la iniciativa en las dos áreas y buscó sin tener miedo de quién estaba enfrente. A los 6 minutos fue la primera emoción cuando un córner fue peinado y Batista no llegó a tocarla por muy poco. A pesar de sus intenciones, Alemania sólo inquietó una vez, a los 18 minutos y con un tiro libre de Brehme rechazado por Pumpido que debió ser ejecutado de nuevo por no esperar al árbitro, el brasileño Arppi, por lo que Maradona protestó y se llevó la primera tarjeta amarilla.
La Selección, tras un rato de letargo, fue por el primer gol y a los 22 minutos, Maradona habilitó a Cuciuffo, que fue derribado por Lothar Matthaeus, uno de los marcadores del 10. Burruchaga, de gran tarea, envió el centro, el pintoresco Schumacher salió mal y José Luis Brown cabeceó al primer gol. El que necesitaba para tranquilizarse y comenzar a manejar mejor el trámite.
Y siguió superior, dejando pequeño a una gran escuadra, buscando más como había hecho en los otros encuentros. Un tiro libre de Maradona fue detenido por el arquero y un pase de Burruchaga casi llega a Diego, pero Schumacher lo anticipó. La última fue de Batista, que le pegó sin dirección de afuera.
Todo fue igual en el reinicio. Entró Rudi Voeller por un inexistente Allofs para darle potencia al ataque, pero Alemania casi no se arrimó a Pumpido. Porque Argentina siguió teniendo el control con su excelente mentalidad ganadora. Burruchaga exigió al arquero, cuando Valdano entraba solo por el medio. Y a los 11, en uno de esos avances profundos del medio para adelante, Maradona cedió al Negro Enrique, que le puso un pase fenomenal a Valdano, y el del Real Madrid, no muy fino en los cotejos precedentes, resolvió con un disparo cruzado para un 2-0 que parecía definitivo. Porque a pesar de otro refresco, Peter Hoeness, los germanos no llegaban ni por asomo al área de Pumpido. Encima Brown, lesionado en el hombro en un choque con un rival y una caída, se mostraba igual impasable, lo mismo que el resto de la defensa. A los 22, Valdano desvió arriba un cabezazo y a los 26, un defensor anticipó a Burruchaga que iba a rematar un gran pase de Giusti.
Pero se sabe, nunca hay que bajar la guardia si enfrente está Alemania, aunque vayas 2 a 0 y falten 16 minutos. De tanto centro, consiguió un tiro de esquina, el envío fue peinado y Rummenigge, que no había podido con los centrales, se arrojó al suelo y tocó apenas con su botín al descuento. Los de Bilardo no se quedaron y trataron de llegar, pero ya no mostraron la precisión y la profundidad de antes. Y a los 36, en otro córner, Voeller anticipó de cabeza la mala salida de Pumpido y por entre sus brazos cabeceó para un increíble empate. El partido iba al alargue…
Pero los grandes tienen que aparecer en esos momentos claves. Y Argentina, Maradona y compañía aparecieron. Diego cabeceó para Enrique que le devolvió en el círculo central. Tres contrarios vinieron a rodearlo, pero Maradona metió de primera un pase perfecto para la inolvidable corrida de Burruchaga, que le ganó a Briegel y sobre la salida de Schumacher le pegó cruzado al segundo palo. Iban 41 minutos y, esta vez, parecía realmente la última palabra.
Y lo fue. Alemania otra vez salió alocado, desesperado, sin ideas a buscar un empate lejano, pero chocó con la seguridad de Brown, Ruggeri y la tranquilidad de un once aplomado, sólido. Faltando un minuto, Marcelo Trobbiani ingresó por el cansado pero feliz Burru, y en la primera que tocó le tiró un sombrero a un defensor. Todavía hubo tiempo para que Maradona ejecutara un tiro libre que, de no ser por el gran guardameta alemán, era el cuarto.
Llegó el final, y con él, el éxtasis, la cumbre, la locura de felicidad. Argentina, en ese Azteca donde tres años antes había perdido la final del Juvenil con Brasil, celebraba a lo grande un bicampeonato inesperado y esperado a la vez. Y Diego Maradona se coronaba a los ojos del mundo, el logro que le faltaba para afirmar su presencia en la gloria. Quién lo hubiera pensado, aquellos días del 85 en que Bilardo tuvo que ratificar en la revista El Gráfico su continuidad, cuando la derrota con Perú en el Monumental llevaba al duro repechaje, cuando se perdió con Noruega un amistoso, cuando el escandalete tras el empate con Junior de Barranquilla. Quién, en un pueblo argentino necesitado de que once hombres le dieran una sonrisa por la delicada situación política, con la democracia tan amenazada como la economía. Pero el grupo, ese enorme grupo, que no sólo de Maradona vivía, sino que era un equipo, lo hizo posible. Como dijo el narrador de la película Héroes, Ernesto Frith, ese 29 de junio, ese domingo, Argentina llegó a la cumbre y alcanzó la inmortalidad.
Finalmente el día había llegado. Quién lo hubiera pensado, después de tanta crítica, tanto descreimiento, tanta polémica, típica de un pre Mundial. Aquel 29 de junio de 1986 en México, la Argentina de Bilardo arribaba a la gran oportunidad de ganar el máximo torneo del fútbol por segunda vez y coronar así una tarea impecable, llena de brillo, llena de Maradona. Pero había un rival, y qué rival. La afortunada Alemania Federal, que a los tropezones fue hasta la final, aparecía con toda su potencia, sus atletas, su fortaleza. Y el estadio Azteca era el majestuoso escenario del majestuoso momento.
Casi 115 000 testigos decoraban las tribunas para un partido de dos polos opuestos: los lujos, el genio argentino ante la fuerza, la disciplina alemana. Los de Franz Beckenbauer, que comenzó su ciclo justamente con la albiceleste en 1984, se lanzaron a atacar pero fueron bien contenidos por una Argentina que, como en todo el torneo, tomó la iniciativa en las dos áreas y buscó sin tener miedo de quién estaba enfrente. A los 6 minutos fue la primera emoción cuando un córner fue peinado y Batista no llegó a tocarla por muy poco. A pesar de sus intenciones, Alemania sólo inquietó una vez, a los 18 minutos y con un tiro libre de Brehme rechazado por Pumpido que debió ser ejecutado de nuevo por no esperar al árbitro, el brasileño Arppi, por lo que Maradona protestó y se llevó la primera tarjeta amarilla.
La Selección, tras un rato de letargo, fue por el primer gol y a los 22 minutos, Maradona habilitó a Cuciuffo, que fue derribado por Lothar Matthaeus, uno de los marcadores del 10. Burruchaga, de gran tarea, envió el centro, el pintoresco Schumacher salió mal y José Luis Brown cabeceó al primer gol. El que necesitaba para tranquilizarse y comenzar a manejar mejor el trámite.
Y siguió superior, dejando pequeño a una gran escuadra, buscando más como había hecho en los otros encuentros. Un tiro libre de Maradona fue detenido por el arquero y un pase de Burruchaga casi llega a Diego, pero Schumacher lo anticipó. La última fue de Batista, que le pegó sin dirección de afuera.
Todo fue igual en el reinicio. Entró Rudi Voeller por un inexistente Allofs para darle potencia al ataque, pero Alemania casi no se arrimó a Pumpido. Porque Argentina siguió teniendo el control con su excelente mentalidad ganadora. Burruchaga exigió al arquero, cuando Valdano entraba solo por el medio. Y a los 11, en uno de esos avances profundos del medio para adelante, Maradona cedió al Negro Enrique, que le puso un pase fenomenal a Valdano, y el del Real Madrid, no muy fino en los cotejos precedentes, resolvió con un disparo cruzado para un 2-0 que parecía definitivo. Porque a pesar de otro refresco, Peter Hoeness, los germanos no llegaban ni por asomo al área de Pumpido. Encima Brown, lesionado en el hombro en un choque con un rival y una caída, se mostraba igual impasable, lo mismo que el resto de la defensa. A los 22, Valdano desvió arriba un cabezazo y a los 26, un defensor anticipó a Burruchaga que iba a rematar un gran pase de Giusti.
Pero se sabe, nunca hay que bajar la guardia si enfrente está Alemania, aunque vayas 2 a 0 y falten 16 minutos. De tanto centro, consiguió un tiro de esquina, el envío fue peinado y Rummenigge, que no había podido con los centrales, se arrojó al suelo y tocó apenas con su botín al descuento. Los de Bilardo no se quedaron y trataron de llegar, pero ya no mostraron la precisión y la profundidad de antes. Y a los 36, en otro córner, Voeller anticipó de cabeza la mala salida de Pumpido y por entre sus brazos cabeceó para un increíble empate. El partido iba al alargue…
Pero los grandes tienen que aparecer en esos momentos claves. Y Argentina, Maradona y compañía aparecieron. Diego cabeceó para Enrique que le devolvió en el círculo central. Tres contrarios vinieron a rodearlo, pero Maradona metió de primera un pase perfecto para la inolvidable corrida de Burruchaga, que le ganó a Briegel y sobre la salida de Schumacher le pegó cruzado al segundo palo. Iban 41 minutos y, esta vez, parecía realmente la última palabra.
Y lo fue. Alemania otra vez salió alocado, desesperado, sin ideas a buscar un empate lejano, pero chocó con la seguridad de Brown, Ruggeri y la tranquilidad de un once aplomado, sólido. Faltando un minuto, Marcelo Trobbiani ingresó por el cansado pero feliz Burru, y en la primera que tocó le tiró un sombrero a un defensor. Todavía hubo tiempo para que Maradona ejecutara un tiro libre que, de no ser por el gran guardameta alemán, era el cuarto.
Llegó el final, y con él, el éxtasis, la cumbre, la locura de felicidad. Argentina, en ese Azteca donde tres años antes había perdido la final del Juvenil con Brasil, celebraba a lo grande un bicampeonato inesperado y esperado a la vez. Y Diego Maradona se coronaba a los ojos del mundo, el logro que le faltaba para afirmar su presencia en la gloria. Quién lo hubiera pensado, aquellos días del 85 en que Bilardo tuvo que ratificar en la revista El Gráfico su continuidad, cuando la derrota con Perú en el Monumental llevaba al duro repechaje, cuando se perdió con Noruega un amistoso, cuando el escandalete tras el empate con Junior de Barranquilla. Quién, en un pueblo argentino necesitado de que once hombres le dieran una sonrisa por la delicada situación política, con la democracia tan amenazada como la economía. Pero el grupo, ese enorme grupo, que no sólo de Maradona vivía, sino que era un equipo, lo hizo posible. Como dijo el narrador de la película Héroes, Ernesto Frith, ese 29 de junio, ese domingo, Argentina llegó a la cumbre y alcanzó la inmortalidad.
miércoles, 28 de junio de 2017
VERGÜENZA: ¿CÓMO QUE PROFESOR AMENAZA A ALUMNO?
Hace poco escribí de aquella loca que le fue a pegar a una docente, titulando con la palabra "vergüenza". Hoy no encuentro qué poner frente a esta nueva barbaridad de una parte de esta loca insociedad. Como se ve en el video, un profesor de la Universidad de Belgrano insultó, amenazó, le faltó el respeto de toda forma posible a un pobre alumno que le reclamó correctamente un asunto de trabajo. Es cierto, estas porquerías suceden a diario, es más, no son de ahora, nada más que salen a la luz más que antes. Pero yo no me dejo de desmayar del asombro al enterarme. Repudio absoluto y que el "profesor", como él dice en el video, no pise más el lugar.
domingo, 25 de junio de 2017
EXTRAORDINARIA FIESTA DEL BOCA CAMPEÓN
Volviendo al presente mágicamente, este atardecer del 25 de junio del 17 también tuvo un enorme festejo. No fue un Mundial, pero casi. Boca Juniors celebró en la gloriosa Bombonera, ante su ruidosa gente, su título 32 del fútbol argentino y su 66 en su vida, tras ganarle 2-1 a Unión por la última fecha del torneo de Primera División. Recordemos que había salido campeón sin jugar el martes, y el miércoles se estrenó con empate ante Olimpo. Y tras la victoria de hoy, rúbrica de una campaña excepcional, el pueblo boquense se dio una panzada de alegría con tremenda fiesta: estrellas, latidos que marcaron cada campeonato, pelota gigante, locución, fuegos artificiales y uno por uno, desde el ayudante de utilería hasta cada uno de los jugadores, recibieron su medalla. Y luego la Copa Axion, levantada por el capitán Fernando Gago. Una fiesta casi al estilo europeo, propia de un grande como Boca, casi sin imitaciones en nuestro fútbol. Y coronada por la potencia de la hinchada azul y oro. Felicitaciones y que siga la fiesta.
CÓMO OLVIDARLO: ARGENTINA CAMPEÓN DEL MUNDO 78
El emotivo relato del inolvidable José María Muñoz
Ya pasaron 39 años desde aquella tarde de gloria. Pero los grandiosos momentos son inalterables con el tiempo. Aquel gris 25 de junio con algo de llovizna, en una cancha del Monumental de River Plate repleta de casi 78 000 personas y un montón de papelitos picados, la Argentina derrotaba 3-1 a Holanda y se consagraba por primera vez campeón del mundo de fútbol. Un título merecido y muy disfrutado por la fervorosa hinchada argentina, que con sus típicas cornetas y banderas invadió aquel día Buenos Aires para festejar un triunfo ansiado. Es que la Selección venía de fracaso en fracaso, por ejemplo aquella patinada ante Holanda 0-4 en Alemania 1974, en medio de una absoluta desorganización. La llegada del Flaco César Luis Menotti provocó una revolución en todo sentido, y el país de los "25 millones de argentinos", como decía la canción alusiva, dio la vuelta.
Partido durísimo, donde Argentina empezó mejor y se puso arriba por el Matador Mario Alberto Kempes a los 37 minutos, cuando tras pase de Leopoldo Luqe definió ante el veterano Jongbloed a pesar de resbalarse. El equipo llevaba bien el partido hasta que un error de Alberto Tarantini dejó la pelota a René Van der Kerkhof, que centró y el alto Dirk Nanninga, un suplente, empató de cabeza a 8 minutos de los 90. Y en el 90 y fracción, la defensa nacional dejó solo al potente Rob Rensenbrink, que enfrentó al Pato Fillol y tiró de zurda para el gol del campeonato, pero el palo dijo que no y Américo Gallego despejó a cualquier parte.
Dios fue argentino ahí y más aún en el alargue, cuando sobre el cierre de los primeros 15 minutos Kempes remató ante el arquero, la pelota pegó, se elevó y Mario apareció ganándole al defensor Poortvliet y marcando el gol decisivo. Algunos han sostenido que pudo haberse cobrado infracción, jugada peligrosa, pero el partido terminó hace 39 años. Y faltando cuatro, tras buena jugada colectiva, fue Daniel Bertoni, otro de los hacedores de la epopeya, que liquidó el 3-1 y a un Holanda fuerte y subcampeón por segunda vez consecutiva.
Obviemos todas las vicisitudes del momento, la coyuntura política, el 6-0 a Perú, cuestiones aledañas con las que algunos pretenden empañar y desconocer un título legítimo y grandioso. Argentina fue campeón del mundo, y aquella tarde del 78 fue una bisagra para la riquísima historia de nuestro fútbol. Luego vinieron más éxitos, el del Juvenil 79, el glorioso de México 86, el heroico subcampeonato de Italia 90, campeonatos de clubes. Pero la Argentina del 78 fue la que inició la gloria para su gran hinchada.
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