miércoles, 29 de agosto de 2018

EL PERVERSO SISTEMA DE QUE EL MÚSICO LLEVE GENTE

Por más que cualquiera me quiera decir lo indecible, lo que se hace con los músicos o artistas es una vergüenza, es perverso. Los lugares, que no son más que barcitos de 3 por 3, piden y en su gran mayoría obligan a que uno debe llevarle gente, para que así consuma y pague los gastos del negocio. Cuando voy a un restaurante, el mozo no me pide "vení con cuatro o cinco amigos" así le rindo más. Pero en el arte, estos vivos bien argentinos se aprovechan de uno, sea yo o cualquiera. Se hacen los grandes llevando a que el otro se haga cargo de lo que es absoluta responsabilidad de ellos. Para colmo, ese otro es el artista, que después de haberse matado laburando para un showcito de media horita, encima tiene que darles de comer. Y si no, fuiste, no tocás, como me hicieron varios. Para colmo, y como me dijo el gran Diego Desanzo, pasa en todos lados: "No importa si sos bueno o malo, tenés que llevarles gente", avisó. Está bien, yo seré un músico modesto, pero, como escribí una vuelta acá, si ando mal o poco, es culpa de esta gentecita que se aprovecha de lo ajeno.

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