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martes, 17 de marzo de 2020

EL MUNDO DEL NEGOCIADO

En este mundo terrenal en que vivimos, hermoso y desolado a la vez, justamente la falta de valores morales y la preeminencia de los materiales genera una locura por éstos, con el maldito dinero a la cabeza. Y entonces prolifera la especulación, la coima, los manejos ilícitos. Y entonces viva el negociado, que a diferencia de un negocio es aquél donde no se tiene en cuenta al otro, no se tiene la mínima ética. Pasa en la política, si los argentinos lo sabremos. Pasa, lo padezco con frecuencia, en la música. Porque sigo sossteniendo que eso de que si no llevás gente, o "metés gente" como dicen esos ordinarios, no cantás, eso es lo último. Ni hablar de cobrarte de más un remise o comida en un lugar y en otro más caro. Es decir que según el mundo de hoy, sos un cajero, no una persona, un ser humano. Cuanto me das es cuanto valés, me importa cero si sos bueno o malo. Eso sí que es una pandemia, y me parece peor que el coronavirus, porque quién sabe cuándo se va a cortar.

viernes, 4 de marzo de 2016

DESESPERACIÓN POR LA PLATA

Coimas, sobreprecios, ventajería, corrupción, para peor robos. Dentro de la locura a la que nos lleva el materialismo, cada día más evidente, la desesperación y ambición desmedida por el dinero es según mi humilde parecer el mal de todos los males actuales del mundo. ¿Por qué los seres humanos en general, salvo contadas excepciones, nos lanzamos encima de la plata y hacemos lo que sea para tenerla? Es como una droga más, como un vicio. Es entendible que el dinero compra las cosas materiales, que el costo de vida es cada vez más alto, pero ya el fin no justifica los medios, los sobrepasa.

Y esa ambición, gran enfermedad humana por historia, arrastra a cualquiera, no sólo a los ladrones comunes o a los otros, los de traje y corbata. Arrastra a cualquiera que se tienta con tener varios billetes de más en su bolsillo, sea para lo que sea, y entonces procede en consecuencia, pasando y pisando por arriba al otro. La plata trae problemas, es cierto, pero nosotros nos encargamos de motivarlos. Porque si tenemos los valores bien fijos, por más necesidad que tengamos de dinero, no vamos a robar un negocio, o lo que es peor adueñarnos de lo que es del otro, urdiendo tácticas para ver cuánto le podemos sacar. Por ese lado vienen muchas de las porquerías que últimamente nos enteramos. Pero ojo, que también nosotros mismos podemos entrar en eso. La plata no hace la felicidad pero ayuda. Siempre y cuando, claro, no sea arrancándola de los demás.