Era la mañana del 1 de diciembre de 1994 en el estadio Nacional de Tokio. En un rinconcito estaba Vélez Sársfield, Vélez, el Fortín de Villa Luro, hasta los años 90 un club de barrio y un esporádico animador de torneos locales. En el otro, el opulento Milan italiano, amo y señor de Europa y del mundo en pleno apogeo, base de la selección azzurra. El gran campeón y el pequeño retador se veiían la cara en una nueva final de aquella dramática Copa Intercontinental. Y el pequeño retador dejó en ridiículo al gigante rival. Con un partido memorable, el Vélez de Carlos Bianchi encontraba su hora más gloriosa.
Más que nunca hace falta recurrir a la historia para entender el contexto de aquella decisión 94. Hasta 1993, la V azulada habiía obtenido seis subcampeonatos de la Argentina, uno en la era amateur, y sólo un título, el famoso Nacional de 1968 con el polémico 1-1 con River en desempate, con un penal para el millonario no cobrado por el árbitro Guillermo Nimo. A principios de 1993, la llegada de Bianchi en su primera experiencia nacional le dio otro espíritu ganador al equipo. Y de esporádico animador, pasó a campeón de la liga, en ese momento el Torneo Clausura, cuando el 8 de junio igualaba 1-1 con Estudiantes de La Plata, y en ngesta inolvidable de la Copa Libertadores el 31 de agosto de 1994, plantándosele al arrasador Sao Paulo de Telé Santana y derrotándolo por penales en el estadio Morumbí. Vélez bajaba a un gigante. ¿Era casualidad o nacía una leyenda?
Como máximo clu de América, el Fortín allá fue a Tokio, a ese estadio Nacional que hasta ese momento sólo había visto de argentinos al Juvenil de Maradona, al Independiente del 84, al Argentinos del 85 y al River del "Bambino" Veira. Hacía ocho años que nuestro país no ganaba nada a nivel clubes. Pero ahí estaban los velezanos, encabezados por el gran arquero y referente José Chilavert y Bianchi, con un puñado de hinchas ya orgullosos de su amor en Tokio.
Ese Milan metía miedo desde el vamos. Cómo sería de otra forma un conjunto con Baresi, Donadoni, Boban, Maldini, Desailly, Savicevic. Sin embargo, Vélez sacó pecho desde la misma salida a la cancha. Chilavert le espetó a su colega Sebastiano Rossi: "De qué te reís si sos el peor arquero del mundo?". Rato después, el 1 enfundado en su singular buzo salvaba a sus compañeros de un par de entradas peligrosas de los europeos. Milan mandaba y parecía que en el segundo tiempo llegaría la diferencia y se confirmaría el favoritismo.
Pero todo cambió mágicamente, como sólo un once místico podía hacerlo. A los 5 minutos del segundo tiempo, el goleador José "Turu" Flores fue sujetado por Baresi en el área. Roberto Trotta ejecutó con fuerza el penal y aunque la pelota dio en el pie de Rossi, fue el primer gol.
Milan se enfureció y fue a buscar el empate, incrédulo de su suerte. A los 12 Chilavert salvó ante Boban, y del córner llegó la previa del éxstasis. Christian Bassedas peleó el balón cerca del área, el defensor Costacurta entregó mal y Omar "Turco" Asad, el otro pistolero velezano, robó y se fue derecho a Rossi, lo dejó en el camino y definió notable para un 2-0 de estupor para casi todos los presentes.
Menos para ese grupo de guerreros casi sin armamento, que con el pitazo final vencían la batalla más importante de sus vidas. Tokio fue una fiesta, y qué decir el popular barrio de Liniers, en la Capital argentina, donde familias enteras festejaban en las calles la gloria mundial. Entre ellas una señora recién operada del corazón, que salió en la TV enviando saludos a sus familiares y contando su esfuerzo para seguir el partido. Un símbolo de ese Vélez, fuerte de corazón y grande en Japón. Sí, el mismo Fortín de Villa Luro era el sexto grande argentino.
El video de la gesta velezana en Tokio:
Bienvenidos a Así Es La Vida, un blog de todo un poco, una charla con un amigo, sin tiempo ni espacio, sin intereses, sin estructuras. El caminar de un ciudadano por la vida. Dedicado a mi madre Anita.
domingo, 1 de diciembre de 2019
viernes, 29 de noviembre de 2019
HISTORIAS DE INFANCIA: DOMINGOS EN PALERMO
Otra de mis grandes diversiones, en este caso los domingos a la MAÑANA O A VECES A LA tarde y en esa hermosa y referente zona de Capital. En esos primeros años 80, allí pateaba mi pelota de fútbol junto a mi papá delante de un árbol grande, aparte de tomar mate y, sobre todo, escuchar los partidos de la época, preferentemente por Rivadavia y con el glorioso José María Muñoz.
MARAVILLAS ASÍ ES LA VIDA: LOS MIL SOLES DE LA MAÑANA
Con la llegada de la primavera en la Argentina, naturalmente el sol va cambiando su rotación y los días se hacen más largos y luminosos. Tanto, que es una delicia para los ojos cómo el astro rey ilumina la mañana. De la luz casi artificial del primer amanecer, pasa a la más fuerte que asemeja a una hora más tardía, casi mediodía, y tan profunda que rebota contra las ventanas, inunda como nunca en el año el ambiente, casi enceguece de lo potente. Después el sol ya es parte de las horas y uno ya no le presta atención. Pero esas mil proyecciones lumínicas que sólo la naturaleza regala son un espectáculo, una maravilla. Un verdadero arco iris, no de colores, pero un show de luces. De las más lindas, las del sol.
!INAUGURÓ HELADERÍA CR!
Otra noticia carapachense que nos alegra el alma. Así como semanas atrás se reinauguró la icónica estación de tren de mi amado barrio, este miércoles el local de helados CR comenzó a trabajar en su nueva sucursal, sobre la avenida Independencia pero de la mano de enfrente, justamente pasando la estación. Ellos, además de sus exquisitos helados y su excelente servicio de cafetería, están a cargo del espectáculo Carapachay No Duerme, que si Dios quiere volverá a tener una nueva edición el próximo 23 de diciembre, un día antes de la Nochebuena. Felicitaciones a Norma, Guille, Lucas, Susana y todos quienes trabajan allí, y tal vez esté ahí para tocar algo. Y si no, a disfrutar mi cuartitto de chocolate con almendras y vainilla.
miércoles, 27 de noviembre de 2019
EL BLOG, YA UN NIÑO DE CINCO AÑOS
Este 27 de Noviembre, Día de la Virgen de la Medalla Milagrosa, es también de fiesta para Así Es La Vida. Parece irreal, pero ungido por nuestra Madre del Cielo, este pequeñín blog sin tiempo ni espacio ya lleva cinco años. Cinco años de todo un poco, como bien dice el copete de arriba, una charla con un amigo. Una charla de cinco años, un real matrimonio de esos que no abundan hoy entre el blog y los lectores. Cinco años de escribir, publicar, tal vez corregir si izo falta, todo aquello que uno va recogiendo por el caminar de la vida. Esto no es un diario de fútbol, política ni noticias, no es un librito de cuentos, no es una enciclopedia de geografía e historia, no es un libro de música. Es todo eso junto y lo que Dios nos ilumine la imaginación, en este mundo tan descarnado casi perdida, que queremos reflotar. Como todo aquello bueno que se está cayendo y que trabajamos para que no se caiga, las buenas costumbres, la cultura, el saber, los valores. Con errores, con aciertos, con mezcla de ambos, Así Es La Vida ya va a jardín de infantes. Ya tiene cinco añitos. Esperemos seguir portándonos bien para continuar muchos años más.
domingo, 24 de noviembre de 2019
PARÁ UN POCO, RESPIRÁ, TOMATE UN MATE...
Hoy que es domingo a la mañana, esto viene como anillo al dedo. Esta era la excelente frase que una reconocida compañera del Colegio San Antonio decía días atrás, en una de nuestras reuniones. Ella se refería a que así le había espetado a un familiar, que en su vida diaria corría con sus cosas y no se detenía, bueno, lo que nos sucede a la gran mayoría. El vértigo en que vivimos, me incluyo plenamente, no nos deja frenar, respirar, pensar un poco. Andamos al ritmo imparable, a veces impiadoso, de nuestras cosas, sea trabajo o cuestiones triviales. Y cuando nos queremos acordar, paradójicamente, no vivimos la vida que Dios nos regaló, lo cual es perjudicial sobremanera. Es la raíz, pienso yo, de la locura en que nos hemos envuelto. Tengámoslo en cuenta. Como aconsejaba esta joven, paremos, respiremos, miremos el verde, el cielo. Y tomemos un mate, que aparte del estómago y los riñones va al alma.
sábado, 23 de noviembre de 2019
GLORIOSA NOCHE DE REENCUENTRO DE MI SECUNDARIA
Dios no para de brindarme bendiciones. Así como con la primaria del San Antonio, este viernes por la noche mis divinos compañeros de la secundaria del Instituto Martín Güemes de Carapachay me regalaron una noche mágica, imborrable, más que un reencuentro de ex alumnos. Me regalaron mucho amor y mucha felicidad.
Encabezados por el genial "Negro" Rodríguez, los chicos y chicas de la promoción 1990 hicieron realidad algo que yo esperaba, pero que esas cosas del tiempo pierden. Por fin, tras 29 años, volvimos a juntarnos más de 20 alumnos de ese bello lugar tan histórico para mí. En la preciosa casa de la divertidísima Alejandra "Mongui" Dib, comimos, charlamos, vimos videos de esos días, cantamos y, sobre todo, reunimos nuestras almas de nuevo para amarnos.
Todo había comenzado el sábado anterior por la noche, cuando interrumpí una cena y atendí el llamado del gran Diego Solimena, aquel telefonista de mi primer programa radial Hot Dog. Con gran emoción dije sí, al día siguiente me escribí, hablé y vi con Mongui y el viernes, tras mucha ansiedad, arribé al puerto de la alegría secundaria. Y enseguida supe que el cariño que Ale me decía de todos era realidad. Apenas pasé la entrada, la inigualable Eleonora Sorzio me abrazó emocionadísima. Y qué decir de las seis o siete chicas y chicos que ya estaban. La dulce Roxana Spinelli, quien en el discurso de la fiesta final se quebrara, no sólo me abrazó y besó, sino que se puso a lagrimear como entonces.
Y en una noche algo fresca, perfectamente armada por Dios tras los 35 grados de estos días, todo fue ocurriendo ante mi corazón como en una película. De a poco llegaron los demás, incluido mi mejor compañero e ícono Leandro, me abrazaron, felicitaron, se abrazaron entre todos. Los primeros bocados de la rica y abundante comida, la protección de todos para conmigo, los videos de aquella fiesta, del viaje a Bariloche y fotos varias, un show mío donde canté mis temas y covers y las chicas explotaron con Cuando Amas a Alguien de César "Banana" Pueyrredón, el cantar de la dulce y risueña Daniela Romero, Karina Bartol contándome de los videos y luego tomando mi mano entre las suyas. Risas, alegría, chistes al por mayor, carcajadas al ver esa foto de la divina Patricia Alberdi en ropa interior. Todo sobre un bellísimo jardín, en un quincho precioso, con música de la época de fondo.
Más emoción cuando la preciosa Ale Isopi leyó parte de aquel discurso de Roxana, más aún diversión con el Negro de locutor. Más felicidad me invadía al ver esos días de diciembre de 1990 hacerse presentes. "Qué chiquitos éramos, éramos niños", reflexionaba en voz alta sentado al ladito de estos corazones tan dulces. El festejo del cumple de Cristian Rodríguez, la muchedumbre que no paraba de ser feliz contando sus cosas de ayer y hoy. Y un regalo extra que no olvidaré: Carla, mi primer amor, hoy en España, hablándonos con tonada ibérica por un hermoso video.
Demasiado rápido pasó la noche, como el Negro me había anticipado el día anterior por teléfono. El fresco nocturno se tornó a casi frío y nos quedamos adentro, continuando la cena y los momentos de amor. Roxana se sentó a mi lado y me alabó casi entre lágrimas "sos un campeón", y luego el personaje de Alfredo Filippi, compañero de esas mañanas de radio, hizo reír a todos con anécdotas de Bariloche.
Eran ya casi las cinco de la madrugada cuando nos fuimos yendo, en mi caso con Leandro, sin parar de besar y saludar efusivamente a cada una de esas almitas que aún hoy tienen 17 en sus adentros. Una noche de magia, de amor, de felicidad. Sorprendido por tanto cariño de todos, agradezco a Dios el haberme regalado una vez más un momento así. Porque como decía mamá Anita, de esta vida te llevarás lo que has vivido. Me llevo para siempre esta noche en mi mochila del alma. Y que seguro será la primera de una historia de eternidad.
Encabezados por el genial "Negro" Rodríguez, los chicos y chicas de la promoción 1990 hicieron realidad algo que yo esperaba, pero que esas cosas del tiempo pierden. Por fin, tras 29 años, volvimos a juntarnos más de 20 alumnos de ese bello lugar tan histórico para mí. En la preciosa casa de la divertidísima Alejandra "Mongui" Dib, comimos, charlamos, vimos videos de esos días, cantamos y, sobre todo, reunimos nuestras almas de nuevo para amarnos.
Todo había comenzado el sábado anterior por la noche, cuando interrumpí una cena y atendí el llamado del gran Diego Solimena, aquel telefonista de mi primer programa radial Hot Dog. Con gran emoción dije sí, al día siguiente me escribí, hablé y vi con Mongui y el viernes, tras mucha ansiedad, arribé al puerto de la alegría secundaria. Y enseguida supe que el cariño que Ale me decía de todos era realidad. Apenas pasé la entrada, la inigualable Eleonora Sorzio me abrazó emocionadísima. Y qué decir de las seis o siete chicas y chicos que ya estaban. La dulce Roxana Spinelli, quien en el discurso de la fiesta final se quebrara, no sólo me abrazó y besó, sino que se puso a lagrimear como entonces.
Y en una noche algo fresca, perfectamente armada por Dios tras los 35 grados de estos días, todo fue ocurriendo ante mi corazón como en una película. De a poco llegaron los demás, incluido mi mejor compañero e ícono Leandro, me abrazaron, felicitaron, se abrazaron entre todos. Los primeros bocados de la rica y abundante comida, la protección de todos para conmigo, los videos de aquella fiesta, del viaje a Bariloche y fotos varias, un show mío donde canté mis temas y covers y las chicas explotaron con Cuando Amas a Alguien de César "Banana" Pueyrredón, el cantar de la dulce y risueña Daniela Romero, Karina Bartol contándome de los videos y luego tomando mi mano entre las suyas. Risas, alegría, chistes al por mayor, carcajadas al ver esa foto de la divina Patricia Alberdi en ropa interior. Todo sobre un bellísimo jardín, en un quincho precioso, con música de la época de fondo.
Más emoción cuando la preciosa Ale Isopi leyó parte de aquel discurso de Roxana, más aún diversión con el Negro de locutor. Más felicidad me invadía al ver esos días de diciembre de 1990 hacerse presentes. "Qué chiquitos éramos, éramos niños", reflexionaba en voz alta sentado al ladito de estos corazones tan dulces. El festejo del cumple de Cristian Rodríguez, la muchedumbre que no paraba de ser feliz contando sus cosas de ayer y hoy. Y un regalo extra que no olvidaré: Carla, mi primer amor, hoy en España, hablándonos con tonada ibérica por un hermoso video.
Demasiado rápido pasó la noche, como el Negro me había anticipado el día anterior por teléfono. El fresco nocturno se tornó a casi frío y nos quedamos adentro, continuando la cena y los momentos de amor. Roxana se sentó a mi lado y me alabó casi entre lágrimas "sos un campeón", y luego el personaje de Alfredo Filippi, compañero de esas mañanas de radio, hizo reír a todos con anécdotas de Bariloche.
Eran ya casi las cinco de la madrugada cuando nos fuimos yendo, en mi caso con Leandro, sin parar de besar y saludar efusivamente a cada una de esas almitas que aún hoy tienen 17 en sus adentros. Una noche de magia, de amor, de felicidad. Sorprendido por tanto cariño de todos, agradezco a Dios el haberme regalado una vez más un momento así. Porque como decía mamá Anita, de esta vida te llevarás lo que has vivido. Me llevo para siempre esta noche en mi mochila del alma. Y que seguro será la primera de una historia de eternidad.
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