viernes, 20 de marzo de 2020

AUSTRALIA, UNA MÚSICA MEJOR QUE OTRA

Uno viaja por la vida de la m´música y sólo disfruta, se deja llevar, no reppara en pequeños grandes detalles. Pero de repente se le ocurre hacerlo. Y descubre cosas como ésta. Es hermosa e increíble coincidencia que toda música proveniente de Australia es de una calidad grandiosa, excelsa, incluso superior a los gigantes Estados Unidos o Gran Bretaña. Es verdad que sobre gustos no hay nada escrito, pero quienes tenemos oído y además escuchamos nos maravillamos con todo australiano/a. Gente como INXS, Air Supply, Kylie Minogue, Icehouse, John Farnham, Crowded House, Midnight Oil, AC/DC o Men at Work nos deleitan más según pasa el tiempo. Lástima que algunos hayan dejado de tocar por diversas razones. Pero desde Australia, allá lejos en la otra punta del mapa, la música se escucha perfecta.

LOS SUEÑOS SON DESEOS DEL INCONSCIENTE

No soy psicólogo, pero sí periodista. Y como periodista soy curioso. Este viernes tuve un sueño que por supuesto no voy a revelar, tranquilos que no es nada grave. Pero sí puedo contar que tiene que ver con mi vida personal. Entonces consulté a especialistas amigos, en eso de lo que me gusta conversar con gente superior. Conté mi experiencia y consulté qué representa determinado sueño, a favor o en contra. Y me respondieron algo interesante: cada sueño es un deseo de algo que uno querría que pase en la realidad. Por ejemplo, si yo soñé que estaba en un casamiento bailando el vals con la novia, aunque allí no fuera el novio, en el inconsciente deseo una mujer, que incluso puede ser alguien que quiero recuperar. Y así se pueden interpretar las pesadillas también: las mismas marcan un deseo de algo que debemos evitar o corregir. Soñar no cuesta nada, dormir es lindo, y analizarlo, por qué no, mejor.

¿CÓMO COMPARAR EL CORONAVIRUS CON LOS FEMICIDIOS?

Frente a este flagelo terrible del coronavirus, Argentina sigue demostrando su mediocridad mundial. Aparte de los insectos estos que se van a Pinamar o los que ni saben del tema, aparte están los tarados de siempre en las redes sociales o entre la calle. Algunos comparan el virus, que arrasa en los cinco continentes y unos 120 países con unos 9000 fallecidos, con el dengue, que es cierto una enfermedad preocupante pero más sudamericana y local. Pero paren: ahora salen estas mujeres feministas a decir que los femicidios son más que los muertos en el país por el flagelo. Señora, señorita, ¿cómo vas a esbozar semejante barbaridad? Ojo, yo también quiero fervientemente el Ni Una Menos. Pero no se pasen para el lado de la estupidez, por favor. Esto está arrasando el planeta como pocas veces se ha visto.

ARGENTINA, ¿CUÁNTO MAS TENÉS QUE APRENDER?

Es ya sabido que el argentino en general es de mediocre reputación. Repito, en general, no todos. La terrible desgracia que es el coronavirus parece no entrarles en la cabeza a muchos. No sólo los imbéciles citados en la entrada anterior, sino otro grupo de gente a quien hay que repetirle las cosas como los niños. ¿Cuánta más campaña pública hace falta para que uno entienda cómo debe actuar frente a este flagelo? Muchos tienen dudas, no entienden, a algunos (como tantas cuestiones) ni les importa, otros ni siquiera (lo comprobé el jueves en un banco) lo conocen. Lamentablemente, Argentina sigue siendo del Tercer Mundo, de preescolar, de tontos. Falta que le den un chocolate de premio si sabe alg o tan fácil como cuidarse y cuidar ante una pandemia.

CORONAVIRUS EN ARGENTINA: UNOS RESPONSABLES, OTROS IMBÉCILES

Hasta el coronavirus llega la desunión, la maldita grieta, en Argentina. Por un lado, un grupo de gente que sabe que es una terrible pandemia mundial, no argentina solamente, y entonces es responsable, se cuida, cuida al otro, obedece las órdenes públicas, es humilde. Hasta se toma el bello trabajo de un aplauso popular con bocinazos y todo como este jueves a la noche. Por el otro, un enjambre (porque son insectos, no personas) de imbéciles que saben que esto es un desastre y sin embargo, salen a la calle sin motivo más que a tontear, estornudan o tosen y no se cubren, se amontonan en público, se van alegremente a la costa de fin de semana largo. Y lo peor de lo último, si viene un guardia le pegan. Este viernes fueron detenidos 25 de esta gentuza por la Policía. Excelente el trabajo (!por fin!) del Gobierno de Alberto Fernández y su gabinete, de los controles, de las autoridades sanitarias. Y de la Justicia, que ojalá les dé un buen escarmiento a estos tipos. O colaboramos todos o esto va a ser Italia. Pero a algunos pobrecitos no les interesa entenderlo.

martes, 17 de marzo de 2020

EL MUNDO DEL NEGOCIADO

En este mundo terrenal en que vivimos, hermoso y desolado a la vez, justamente la falta de valores morales y la preeminencia de los materiales genera una locura por éstos, con el maldito dinero a la cabeza. Y entonces prolifera la especulación, la coima, los manejos ilícitos. Y entonces viva el negociado, que a diferencia de un negocio es aquél donde no se tiene en cuenta al otro, no se tiene la mínima ética. Pasa en la política, si los argentinos lo sabremos. Pasa, lo padezco con frecuencia, en la música. Porque sigo sossteniendo que eso de que si no llevás gente, o "metés gente" como dicen esos ordinarios, no cantás, eso es lo último. Ni hablar de cobrarte de más un remise o comida en un lugar y en otro más caro. Es decir que según el mundo de hoy, sos un cajero, no una persona, un ser humano. Cuanto me das es cuanto valés, me importa cero si sos bueno o malo. Eso sí que es una pandemia, y me parece peor que el coronavirus, porque quién sabe cuándo se va a cortar.

lunes, 16 de marzo de 2020

EL CORONAVIRUS, BUENO PARA PENSAR EN EL OTRO

Seguramente muchos me estarán insultando, cómo que el coronavirus es bueno. Claro que no, es más, es una peste de proporciones como hace años no se veía, ni siquiera la gripe A. Encima ha parado gran parte de nuestra vida y la del planeta. Pero es bueno darle una mirada positiva, porque como se dice, no hay mal que por bien no venga. Este flagelo es excelente y oportuna ocasión para que, de una vez por todas y de ahora en más, los argentinos empecemos a cambiar nuestra mediocre forma de ser. Empecemos a obedecer, a respetar a la autoridad, a no hacer lo que nos da la gana, a pensar que no vivimos solos, que hay otro al que debemos cuidar de no contagiar. A tener buenas costumbres diarias, higiene, orden, prolijidad, humildad para modificar nuestra forma. Para entender que ante una locura como ésta, no hay que volverse locos sino unirse. Y de paso, viene bien para frenar nuestros ímpetus, nuestra histeria, tener tiempo para un rato con el otro, con uno. Esos valores que tanto nos cuestan, pueden regresar gracias al maldito coronavirus.