CUANTO FALTA PARA QUE GRITEMOS UN GOL...

La cuarentena por coronavirus en Argentina restringió y en casos detuvo muchas cosas. Y cada día que falta para su levantamiento, la gente entra en ansiedad. Empieza a extrañar, se aburre, y según especialistas hasta hay casos de depresiones. Se extrañan familiares directos y no tanto, amigos, salidas, reuniones. Y claro, el fútbol. Ese fútbol que últimamente parece ser tan vital como un plato de comida.

Y tantas veces se ha escrito que lo más lindo del fútbol es el gol. El hecho de que un jugador introduzca un balón en la meta contraria causa sensaciones inenarrables, para los que lo gozan y para los que lo sufren. Entonces, probablemente, y aunque no es algo esencial, el gritar un gol al menos por TV se incluye en la lista de nostalgias. Y ni qué decir en la tribuna de cualquier cancha, desde la más importante de Buenos Aires a la más humilde de barrio en La Quiaca.

Ese "goool", ese salto, esa adrenalina, ese instante hasta cardíaco, hace rato no se siente. En todo caso, habrá que hacerse hincha (si ya no se es) del Bayern Munich alemán, del Pohan Steelers surcoreano o de algún ignoto de alguna ignota liga tipo Islas Feroe para disfrrutarlo. Eso sí, el gol nuestro de cada día espera que se le levante la cuarentena.

HISTORIAS DE INFANCIA: EN EL SUPERMERCADO NORTE

En esos hermosos días DE 1980, el legendario Norte de la calle Independencia, la principal de mi Carapachay, era un lugar al que yo iba frecuentemente acompañando a mi mamá a hacer las compras. De estos años recuerdo un par de mañanas y tardes de semana paseando por el exquisito stand de perfumería, las góndolas de lácteos y la de las gaseosas, que mostraban un gran colorido puestas una al lado de la otra. También me gustaba ver las cajas y a veces me ponía a charlar con alguna cajera.

MI HOMENAJE A SERGIO DENIS

Hace ya una semana el eterno Sergio Denis se nos fue, tan joven y radiante, haciendo lo que más gustaba: cantar, enamorar a su gente, contribuir a la cultura. Por eso, este humilde músico ha hecho un homenaje justo con su mayor éxito, Te Quiero Tanto, el famoso canto de hinchada, pero más que eso un tema emotivo, hermoso, enamorante. Ahí va.

TEORIA: MEJOR TEMPRANO QUE TRASNOCHE

Relacionado con la entrada de más abajo, de vivir lo mejor posible, la publicidad estattal y los especialistas recomiendan muchas cosas acertadísimas para pasar esta cuarentena. Una de ellas es el levantarse temprano, no quedarse en la cama hasta las 10, seguir el ritmo de un día normal de trabajo o escuela matinal. Y yo, sin ser especialista, sí vivo en carne propia el estar levantado tipo 7 y media u 8 de la mañana. Quiero explicarlo con una teoría casera de por qué es mejor, ya que también he hecho lo otro, trasnochar para alargar el tiempo.

Uno puede estirar las horas del día si no le alcanzan de noche o a la mañana siguiente. Es cierto eso de "no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy". Sucede que si bien es cronométricamente lo mismo, se rinde distinto. Resumiendo, es mejor dejar la tarea que sea y acostarse temprano, cuando uno empieza a cabecear de sueño tipo 11 y media o 12, y levantarse temprano para hacerla o seguirla aprovechando el comienzo del día. Porque si bien uno recién sale de la cama, está descansado, fresquito física y mentalmente, entonces rinde más. Aparte, psicológicamente es más agradable la luz del día, aunque esté nublado, que la noche fría y cerrada. A tener en cuenta.

QUÉ ES REALMENTE UN QUILOMBO

La respuesta a este título, según el saber y locura popular, sería "todo". Como están las cosas, el país, el coronavirus, la deuda, sí, es correcta. Pero un quilombo era antiguamente otra cosa, aunque bien podría asociarse con el actual concepto de lío. Era un asentamiento de esclavos traídos a América para trabajos forzados, mejor ni detallar esas atrocidades que al hombre se le ocurrió. Con el tiempo, en Argentina, Uruguay y Paraguay se le dio esa denominación a un prostíbulo, y entonces, como ese tipO de lugares es para lío, problema y demás, el significado pasó a ser el actual. Tal vez por eso es mala palabra o, al menos, una expresión ordinaria y desubicada, al menos según el contexto. Y sí, sin querer insultar, el mundo es un quilombo. Aunque ya no haya sitios de esclavos.

LAS MUJERES DE TOTO

No es una canción mía ni quiero contar aquí intimidades de un amigo. Es la curiosa coincidencia de la excelente banda estadounidense Toto, de larga trayectoria y popularidad en los fines de los 70 y los 80. Entre sus temas hay tres que llevan el nombre de una mujer: Rosanna, Lea y Pamela, tres bellísimos y muy recordados. Indagando en los detalles de las canciones, Rosanna era una actriz norteamericana pareja de uno de los músicos, mientras que Pamela efectivamente era una chica que le gustaba al bajista Steve Porcaro. En cambio no hay nada sobre la preciosa balada Lea. Así que si conocen a una mujer con alguno de estos nombres y quieren hacerle un regalito, ahí tienen la propuesta. Yo sigo con las mías: Carolina, Un ángel llamado Lucy, Margarita En la Bondad Tenés 10, Mirtita la Grande, Rosa de Angola, Paseando con Daisy o Alba al Amanecer. Eso sí, no creo que sea tan famoso como lo fueron los geniales Toto.

Video de una de las canciones de mujer:

HISTORIAS DE INFANCIA: COMIENZO EN EL JARDÍN MAFALDA

Lo mejor de la primera parte de mi infancia. El jardín a tres cuadras de casa donde ingresé ese 77 tras haber tenido problemas en el del Florida School, colegio al que iban mis hermanos. Además era de Analía y Susana Montal, dos ex alumnas de danzas de mi mamá, lo que me llevó a ese lugar donde fui feliz jugando, trabajando y creciendo sanamente. Todas las mañanas iba acompañado por mi mamá o alguien de mi familia; es casi lo único que rememoro del 77, mi primer año allí.