Estamos en el Siglo XXI, es cierto, Pero la vida no tendría por qué cambiar en algunas cosas. Antes, todo era más tranquilo, quizá menos demandante, entonces había más tiempo. Entonces la gente vivía más despacio, no sólo en sus movimientos. Sólo se apuraba por urgencias o porque de repente se le juntaban asuntos y se le hacía tarde, pero nada más. Hoy, sea por cosas realmente importantes o por cositas, todos, me re incluyo, vivimos a velocidad. Vamos rápido por la calle, ni te digo si es con celular. NO esperamos nada, hablamos en público cosas que (como ya dije) pueden esperar y ser en casa cuando llegamos. No tenemos tiempo, pero tampoco nos hacemos tiempo si lo tenemos, le damos prioridad a la rapidez, la electricidad si se quiere. AL menos, como se dice siempre, acá en Buenos Aires, tal vez en el interior es otra cosa. Cuestión que vivimos a mil. Y cuando vivimos a mil y la velocidad máxima de nuestra vida nos indica 600, nos hacemos trizas. Como dice el dicho, "vísteme despacio que estoy apurado". Ya es una forma de vida, poco aconsejable como tantas de este momento. Pensemos, si bajamos un cambio, bajamos la velocidad. Y si lo hacemos, vivimos mejor nosotros y los que tenemos a nuestro alrededor.
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