PASCUAS: NO HACE FALTA VER PARA AMAR

Muy Felices Pascuas de Resurrección del Señor Jesús, mis lectores de mi alma. Sí, claro, es una Pascua muy especial, como especial es este tiempo de desierto con este virus y su cuarentena. Sé que muchos están pasándola mal, por lo económico y por sus afectos a quienes la prevención separa. Ojo esto. Nos separa físicamente, lo cual por supuesto es importante. Pero no nos separa ni separará nuestras almas, nuestros corazones. Dijo el sabio Jesús: "Felices los que creen sin haber visto". En este mundo tan visual, donde lo único que parece contar son lo que los ojos ven, es necesario empezar a ver lo invisible. Con amor y respeto a quienes sufren, no es tan necesario vernos para amarnos y ser amados. Hoy tenemos que bancarnos que la vida es virtual. Como escribí, hagámoslo por quienes necesitan no enfermarse o por los que están enfermos. Demos gracias de lo que tenemos, que de esta vida, como decía mamá Anita, nos llevaremos sólo lo vivido. Probemos ser felices sin vernos. Tal vez nos vaya mejor que antes. Felicidades a quienes la desean y a los que no la sienten.

FELICES PASCUAS, ¿LA CASA ESTÁ EN ORDEN?

Buen día, muy Felices Pascuas de Jesús para todos ustedes. En la Semana Santa de 1987, en la Argentina un grupito de locos quiso atentar contra la merecidísima democracia. Sofocado el hecho, el glorioso presidente Raúl Alfonsín se dirigió al pueblo con la famosa frase "la casa está en orden, felices Pascuas". Tomando las palabras del mejor mandatario de nuestra historia, debemos decir que en esta Pascua 2019 la casa no está tan en orden. Cada día, cada hora, los cierres masivos de comercios, despidos, la hiperinflación que tanto le achacaban a Alfonsín, la pobreza, la mentira e irresponsabilidad permanente de los gobernantes hacen ver todo lo contrario. En democracia estamos en orden, ojo, eso es mucho. Pero la democracia sola no hace el orden. Necesita de un país en buen funcionamiento. Si no, quiere decir que la frase de don Raúl quedó en la anécdota.

HISTORIAS DE INFANCIA: MI PRIMERA PASCUA

Estamos en época prepascual, por eso el recuerdo de mi infancia hoy va para allá. La primera Pascua que recuerdo fue la de 1984, a mis 11 añitos recién cumplidos. Fue el 22 de abril, cuando esa mañana soleada me regalaron un huevo de chocolate mediano con confites y todo, de la famosa marca Arrufat. Curiosamente, la noche anterior, el Sábado de Gloria, mientras la resurrección de Jesús era la alegría, yo había tenido un lío con mis viejos y estaba preocupado porque, en mi inocencia, creía que no iba a recibir mi huevito de chocolate en castigo. Hoy debo decir con certeza que, aunque no fuera creyente, Jesús estuvo ahí y tuve mi delicia. Y, aunque no fuera ni en lo más mínimo practicante, y eso que iba al San Antonio, pasé mi primera feliz Pascua.