miércoles, 14 de febrero de 2018

FELICES 75, PINAMAR


Foto mía en el mar pinamarense una tarde de 1989

Justo el Día de los Enamorados, una de las ciudades más lindas de la costa atlántica está de festejo. Mi amada Pinamar cumple hoy 75 años de vida, desde aquel 14 de febrero de 1943 en que el arquitecto alemán Emilio Bunge comenzó a diseñarla. Si habrá pasado agua bajo el puente, entre ella la de mis inolvidables estadías veraniegas. El departamento Bosque II, la vida en la playa a toda hora, caminar por los paradisíacos bosques, vivir el bullicio del centro, una de cuyas calles se llama justamente Bunge. Sus mil restaurantes y paseos, su vida nocturna o la tranquila de día. Sus variadas zonas, desde las más exclusivas hasta las más sencillas. El verde de la flora, el amarillo de la arena, el marrón o color similar del agua marina, a veces salpicado de blanco por las olas, los mil colores de una ciudad tan bella que perdura en quien la visite. Como me ha pasado, que cada verano la veo en mi mente. Esa Pinamar que vi cumplir 50 en 1993 o 70 en 2013, ahora lleva 75, las bodas de platino. Casada con mi alma. Felicidades a los lugareños y a quienes viven por ahí.

DÍA DE LOS ENAMORADOS: EL AMOR NO ES POSESIÓN

Muy feliz día para los enamorados, especialmente las mujeres, claro, pero a todos. En este día, y como está la sociedad, se impone que haga una reflexión. Porque pasa, y me ha pasado a mí, que el estar en pareja parece que da derecho a ser poseedor del otro. Es decir, vos hacés lo que yo te digo, no lo que nos gusta o nos sienta bien a ambos. Y si no lo hacés, me voy. Esa posesión es peligrosa, nociva, molesta, anti-amor si cabe el término. Ojo con eso, que la pareja no sea un rehén, sólo eso, una pareja, es decir, un grupo de dos personas que se aman en serio. Si comprendiéramos esto dentro nuestro, todo estaría un poco mejor. Felicidades y que, por supuesto mediante Dios, así sea.

martes, 13 de febrero de 2018

HISTORIAS DE VERANO: CORTE DE SIESTA

Cómo habrá sido el verano 91 de divertido que hasta esto. Estaba una tarde en nuestro departamento durmiendo plácidamente la siesta y como mis viejos se iban a la playa, cometieron el pecado capital de DESPERTARME DE LA SIESTA Y LLEVARME A LA PLAYA. Los quería matar. Para colmo reaccioné más o menos un mes después...

HISTORIAS DE VERANO: ROBO EN VIVO

Esta es inolvidable. Volvíamos con mis abuelos del recordado almacén Costa Azul cuando oímos gritar a una chica a quien un par de malvivientes quisieron robarle la cartera. Como la joven se puso loca, los tipos escaparon corriendo y PASARON AL LADO NUESTRO CON UNA PISTOLA EN LA MANO. Menos mal que se tirotearon con la policía en una zona desierta, que si no no contaba la anécdota. Lo más risueño es que, mientras dos autos salían a fondo en busca de los malvivientes, mi abuelo paseaba tranquilo POR EL MEDIO DE LA CALLE...

HISTORIAS DE VERANO: MAYONESA EN LA PLAYA

Fue en la playa pinamarense, donde un mediodía de sol radiante mi abuela, Margarita y yo almorzamos sandwiches. Por ese tiempo mis viejos habían mandado una provisión de pan turco. La lela, no muy acostumbrada a ese pan, no sabía cómo abrirlo. Y entonces hizo cualquiera: LO DOBLO POR LA MITAD y ENCIMA le puso bastante más mayonesa de lo aconsejable. Tanto, que la mayonesa SE ME CAYO EN LA PIERNA. Qué tipa inteligente. Mirá si justo venía mi amiga uruguaya Mónica Lienkewicz a verme...

HISTORIAS DE VERANO: PERDIDOS EN EL BOSQUE

No es el título de una novela infantil, sino lo que nos pasó a mí, mi abuela, su amiga Margarita García y mi abuelo en el gran Pinamar 91. Fuimos a caminar un atardecer por los paradisíacos bosques de eucalipto y agarramos para cualquier lado, con lo que NOS PERDIMOS y estuvimos un buen rato para encontrar el camino. Mi abuelo puteaba a los cuatro vientos...

FERIADO DE CARNAVAL, UNA ESTUPIDEZ

Antes de que me critiquen quienes gustan del carnaval, les digo que no tengo nada contra ellos ni contra la celebración, aunque no me atraiga. Pero nunca voy a entender que el mismo justifique casi cinco días de feriado. Creí que habíamos avanzado en el asunto, que sólo los feriados largos eran si un viernes o un lunes enganchaba el asueto. Pero no, seguimos con la misma estupidez. Los comerciantes, profesionales y todos quienes laburan para mantenerse, no para comprar trajecito de carnaval, padecen la falta de ingresos, que tanta necesidad lleva como están las cosas. Me parece que Argentina, su economía, su inflación (no me mientan que bajó, por favor) no está para estas cosas mundanas. Pero bueno, esto es como estamos hoy: un carnaval.