Fue en la playa pinamarense, donde un mediodía de sol radiante mi abuela, Margarita y yo almorzamos sandwiches. Por ese tiempo mis viejos habían mandado una provisión de pan turco. La lela, no muy acostumbrada a ese pan, no sabía cómo abrirlo. Y entonces hizo cualquiera: LO DOBLO POR LA MITAD y ENCIMA le puso bastante más mayonesa de lo aconsejable. Tanto, que la mayonesa SE ME CAYO EN LA PIERNA. Qué tipa inteligente. Mirá si justo venía mi amiga uruguaya Mónica Lienkewicz a verme...
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