Pasó en el verano 1990, en aquel complejo de tenis de las afueras de Pinamar, donde había ido con mi hermano Leo, su amigote Rafa y otros una tarde nublada y con tremendo viento frío. Mientras aquéllos jugaban, yo miraba sentado al costado completamente duro de frío. Y eso que tenía una campera de cuero marrón. Pero abajo estaba en bermuda de jean. Y claro, EL FRIO ME ENTRABA POR LAS PIERNAS Y ME CONGELABA...
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