En aquel confortable departamento del 93 había un par de platitos de adorno en la pared, de esos que sirven para que ésta no se sienta sola. Una noche me quise agarrar de la pared y ROMPI UNO DE LOS PLATITOS. Pero eso no fue todo, amigos: unas noches después, en una acción similar, VOLVI A ROMPER OTRO PLATITO..Suerte que no me cobraron de mas el alquiler...
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