miércoles, 31 de diciembre de 2014

MIS MÁS LINDAS HISTORIAS DE AÑO NUEVO Y 1 DE ENERO

Hola de nuevo, gente. Así como el 24 y 25 dejaron la cena, el pan dulce, el champán y otros para leer mis historias de Navidad (algunos capaz que hicieron las dos al mismo tiempo, lo cual es peligroso) ahora diviértanse y ríanse conmigo, y si quieren de mí que nunca me enojo. Es que hoy 31 de diciembre, a horas de 2015, amerita pasarla joya. Y entonces qué mejor que estas historietas mías de Año Nuevo, 1 de enero y otras yerbas. Agua va, dijo uno que no tenía balde.

1 DE ENERO DE 1981, 8 AÑOS: EN EL DELTA DEL TÍO

El comienzo del gran 81 fue la segunda fiesta navideña que registro, en aquella preciosa casita del tío materno Omar en el delta de la isla del río Tigre. Allí pasamos un lindo día de Año Nuevo que se prolongó hasta la bella noche, cuando vi en TV Argentina-Alemania del Mundialito de fútbol de Montevideo.

AÑO NUEVO DE 1984 Y 1 DE ENERO DE 1985, 11 Y 12 AÑOS: FESTEJOS EN PINAMAR

Y el 30 de diciembre del precioso 84 pusimos rumbo a Pinamar, esa bellísima ciudad balnearia a 110 km al noroeste de Mar del Plata, para pasar el Año Nuevo y comenzar otras largas vacaciones, para lo cual nos fuimos en el inolvidable Peugeot 504 celeste de la familia. Llegamos al departamento de mi abuela Ana, la “lela”, al mediodía. Y a la tarde, oía sentado en el balcón con mi divina radio Sanyo la final del fútbol de ascenso que Racing perdía con Gimnasia de La Plata por 4 a 2.

Y el 31 lo festejamos en el recientemente alquilado departamento de Libertador. Allí cené un rico pollo preparado por Ercilia D’Amico, la mamá del inigualable Jorge, el superquerible amigo de Fabián, que estaba en un departamento cercano al nuestro, y pasé un Año Nuevo de verano junto a mi familia en la bella Pinamar.

AÑO NUEVO DE 1987, 14 AÑOS: BRINDEMOS POR LOS RALLISTAS

Y para retomar con anécdotas de fin de año, aquel 31 del 87 en casa de mi inolvidable madrina de bautismo Marta, escenario típico de esos tiempos, cuando habíamos terminado el brindis, tuve una loca idea, a tono con mi pasión por los autos de entonces: tras un breve discurso, propuse volver a levantar las copas por los argentinos que al día siguiente empezarían a competir en el famosísimo Rally París-Dakar. Y todos brindaron conmigo...

1 DE ENERO DE 1989, 16 AÑOS: COHETE EN LA RADIO

Y para comenzar arriba el 89, no hubo mejor momento que el que sucedió en la emisión de Hot Dog, mi imborrable programa de radio que hacía en la genial FM Río 107.1 Mhz de Munro con Fernando Tozzoli y Alfredo Filippi, dos glorias de la secundaria en el Instituto Martín Güemes de mi amado Carapachay. El siempre ocurrente Tozzoli, que justo cumplía 16 años, llevó un cohete navideño para seguir los festejos. Y con la complicidad de Filippi, sin que yo lo supiera, ¡lo hizo explotar al aire en el estudio! Desde ya todos estallamos en carcajadas. Fue la nota de humor de un soleado domingo donde el operador Gastón Minichello cometió grandes errores y pasó seis temas seguidos. Hubo pelea al aire y fuera del aire entre nosotros y él, que no quiso reconocer sus torpezas y se tomó todo en broma. Pero todo quedó en anécdota, y tras saludar a mis amigos, pasé otro ameno mediodía en lo de Lilia.

AÑO NUEVO DE 1989, 16 AÑOS: LA MÚSICA DE LOS 80

El soleado domingo 31, último día de los gloriosos 80, arrancó con MI OTRO HERMANO Leo pintando su bicicleta de carrera de blanco con líneas verdes flúo. A la noche, comencé con la tapa de Minuto 90, una de mis revistas deportivas imaginarias con las que despuntaba de a poco mi pasión por el periodismo. En ese instante, mi papá exageró retándome fuerte para que me fuera a bañar, lo que me puso mal. Pero me recuperé y partí con ellos una vez más a esa gran casa de los Livio.
Y como siempre, el pintoresco patio fue el lugar de la cena, matizada por aquel programa especial de fin de año de la eternamente superhipergloriosa FM Z 95 con la música de la década que se iba. Mientras comía el clásico pollo frío, me deleitaba con Cleopatra, Election day o el tema de moda de esos días, Pump up the Jam de Technotronic, del que Fabián se quejaba: ‘’Cuántas veces lo pasaron este tema, no lo soporto...’’, le decía a Marcela, la hija mediana de Marta. Esa linda noche me ayudó a terminar bien un año difícil.

AÑO NUEVO DE 1993, 20 AÑOS: EL TRAVIESO GONZALO

Y el 31 volvía a pasarlo en lo de Marta. Ese soleado día arrancó con los saludos a la madrugada del inefable Pato Galván en la gloriosa FM Energy 101.1 y en su programa Street Party, donde yo le quise dejar un mensaje y ahblé con él por teléfono, y entonces me lo pasó al aire. Luego estuve en mi pieza y un rato en el comedor, donde se sentía el fuerte aroma a comida para la fiesta. Y a la tarde me puse a leer una France Football acostado con un almohadón contra el escritorio, mientras seguía con atención el gran ranking de fin de año de Energy con los 100 mejores, que escuché hasta el inolvidable King Africa que fue el número 7.
Ya había llegado la noche y me preparé para ir. En el viaje, me enteré de que el glorioso tema fuertón ‘’La cabra’’ era finalmente consagrado el tema del 93. Al llegar, la divina Gabriela Livio, la más chica de Marta, me miró y comentó ‘’qué flaquito estás’’, mientras me tocaba la cintura. Después saludé a Marta y a todos y cenamos, esta vez en el precioso living, donde brindamos a las 12.
Pero el gran protagonista fue Gonzalo, el pequeño hijo de Gabriela, a quien por un rato tuve en mi falda queriendo llamar la atención. El chico, luego de golpetear la mesa, y viendo la montaña de cascaritas de avellanas y almendras sobre ésta, no tuvo mejor idea que tirarlas al suelo... Una lluvia de cascaritas ensució mi pantalón y el piso, ante mi tremenda sorpresa y la de los demás. Fue la última noche del año en paz y armonía, tal como la necesitaba en ese momento. Y con esa felicidad terminé mis primeros hermosos veinte años.

AÑO NUEVO DE 1994, 21 AÑOS: ALEGRÍA, ANÉCDOTAS Y DIVERSIÓN CON LOS LIVIO

Al siguiente Año Nuevo, volví a lo de los Livio, especialistas en organizar reuniones cálidas y superdivertidas. Como siempre fuimos temprano, llegamos tipo 8 para la cena en el patio, que fuera el escenario de tantos festejos de fin de año. Sentados en largas mesas de madera en el chiquito pero acogedor lugar, comimos y la pasamos excelente, con dos anécdotas sobresalientes:Alejandra, la mayor de Marta Livio, bromeó con el pollo que yo iba a comer porque no sabía por dónde cortarlo: “Este pollo no está señalizado...”. Y un rato más tarde fue Marcela que hizo de las suyas, contando secretos de alcoba con su marido, el inefable Nelson, que me hicieron desternillar de risa.
Pero lo mejor vino tras el brindis, ya en el living secundario como en el 93. Héctor Livio, el marido de Marta, un tipo sin desperdicio alguno, contaba de fútbol del Mundial 78 y de música folklórica con Los Chalchaleros, golpeteando la mesa con el ritmo del famoso grupo argentino. Y luego, como él sabía de mi soltería, me deseó: “Loco, a ver si este año que viene te enganchás una mina, o dos, que con dos es mejor...”. Marcela lo escuchó y le replicó: “Papá, no te puedo escuchar hablar así, ¿cómo que con dos es mejor?” Livio ni le hizo caso y se reía, mientras yo ni me inmutaba. Y un rato después me senté en el escaloncito de la preciosa entrada de la casa de Olivos, saboreando un vaso de la promocionada gaseosa Quattro pomelo con mucho hielo en una noche superagradable, mientras miraba y curioseaba cómo Marta y compañía se ponían a charlar y hasta tirar fuegos artificiales con los vecinos de enfrente, como un tal Luis, amigo de ellos. Entre éstas y mil cositas más, pasé otro espectacular 31 y 1 en esa gran casa y esa grandiosa familia, para empezar bien arriba 1995.

AÑO NUEVO DE 1995, 22 AÑOS: PECETO CON PAPAS FRITAS

El 95 fue muy pero muy difícil para mí. Y encima, aunque no lo sabía, fue el último en lo de mi superhipergloriosa madrina Marta y su superhipergloriosa familia. Pero cómo no la iba a pasar bomba. A tal punto, que en la cena, y como Marta sabía de mi famosa selectividad con la comida, me convidó un paquete de papas fritas que alterné con el peceto en escabeche que tenía en mi plato... Cena original si las hubo alguna vez en la historia de la humanidad. Esas cossas sólo las podía hacer ella. Y eso que yo a esa altura, 22 añitos, no tenía tanto lío con la comida, pero ella con su inmenso cariño me regaló ese momento. Todo lo demás fue lo de siempre.

AÑO NUEVO DE 1996, 23 AÑOS: BROMITA RADIAL

El fin del 96, otro año muy complicado de mi vida, me encontraba sin mi amada abuela Ana. Y entonces sería una noche de melancolía. Pero ese nublado y fresco 31 pasé un gran momento en mi segunda radio como periodista, la prestigiosa San Isidro Labrador FM, donde había llegado el 14 de junio para quedarme por 2 años y 2 meses, hasta agosto de 1998. Resulta que a mitad de año se me ocurrió grabar las emisiones del programa Los Sonidos del Deporte, conducido por Pablo Cossavella, jefe de deportes de la radio, en donde yo hacía una columna de atletismo como para empezar. Sin decir nada a nadie por supuesto, hice un compilado de errores extraídos de las grabaciones y se lo llevé allá al pintoresco estudio de avenida Centenario, en pleno San Isidro. Le di un cassette (como aún yo usaba) diciéndole que eran notas para pasar al aire. Mentira total: era el compilado (los famosos y retornados enganches) de errores y desatinos de esos meses. Pablo y los demás de la mesa (Jorge Pastine y Mariano Ousinde entre otros) se mataban de risa con los citados desatinos, por supuesto con el micrófono de salida al aire apagado. Fue lo mejor de un fin de 1996 amargo, pero con esa felicidad que limpió todo.

AÑO NUEVO DE 1997, 24 AÑOS: LA TORMENTA DEL 31

El último día del 97 será recordado por mí por dos cosas. Primero, por dos espectaculares laburos en San Isidro Labrador, a las 2 y pico en mi columna de fútbol en PM (Pasado Meridiano) con la adorable Luisa, y luego a eso de las 5 y media en mi columna de atletismo en Los Sonidos del Deporte con Pablo. Peroentremedio de los dos, se desató una tormenta impresionante con truenos, viento fuerte, lluvia torrencial y hasta el cielo se puso oscuro, parecían las 9 de la noche; después se despejó, refrescó y la pasamos mejor que en el 96 en casa y con familiares.

AÑO NUEVO DE 1998, 25 AÑOS: RESFRÍO 1

A fines de otro duro año como el 98, con mil contratiempos en mi carrera radial-periodística y también en lo personal, pasé el 31 en largas mesas de madera en el patio de Ramón Castro. El tiempo, loco como es ahora, empezó a cambiar de tal forma que refrescó repentinamente y empecé a estornudar como loco, contrayendo anginas que parecían no muy duras. Pero...

1 DE ENERO DE 1999, 26 AÑOS: RESFRÍO CON GRIPE, FIEBRE Y CAMA

Pero las anginas derivaron en que el 1 de enero del 99 lo comencé metido en la cama no sólo con anginas ya transformadas en gripe, sino con tremenda fiebre de casi 40 grados y sin poder salir de la cama. almuerzo incluido. ése fue eel arranque del enésimo año duro para mí. Pero lo risueño fue el febril recibimiento al último año de la década y del milenio. Y lo más risueño aún, como ahora voy a contar, es que al siguiente me pasó lo mismo, con la diferencia de que en lugar de fiebre tuve mi oído derecho con un tapón de cera que me tuvo mal por casi un mes, aquel enero 2000. De no creer...

AÑO NUEVO DE 1999, 26 AÑOS: EL DÍA DEL MILENIO

Llegó el tan esperado último día del segundo milenio. Para ese muy especial momento, Canal 13 se asoció con la BBC de Londres para mostrar, durante las 24 horas, cómo el orbe festejaba un acontecimiento único. Mientras tanto, las dudas y los temores por el FAMOSO efecto 2000 crecían con el correr de las horas, hasta yo temía que mi nueva PC que me regalaron ese 6 de enero del 99 lo sufriera.

Me levanté a las 8 y media y desde entonces casi no paré de prestarle atención a las imágenes del Día del Milenio. El amanecer en Kiribati y Nueva Zelanda, Annie Lennox cantando ‘’A miracle of love’’ en el Big Ben, Jean-Michel Larié en las Pirámides y Mandela recorriendo la celda donde fue prisionero del apartheid se mezclaron con Alejandro Lerner y Mercedes Sosa en las Cataratas del Iguazú o Lito Vitale en el glaciar Perito Moreno. Y cuando venían las propagandas, la hermosa de ‘’la abuela del siglo pasado’’ de Disco hacía más disfrutable ese día.

Llegó la cena en familia en el comedor, con un mantel blanco en la mesa. Y a media hora del 2000, fuimos preparando los postres. Yo empezaba a sentir un nuevo resfrío de fin de año, que se fue haciendo más marcado, y así tuve que pasar la noche. Pero mi expectativa era más fuerte. Y seguí atentamente a Gal Costa cantando en Copacabana, un desfile venezolano cerca de la cascada del Angel y una murga uruguaya, todo matizado con la cuenta regresiva en la TV.
A las 23.55, vimos el espectáculo de Julio Bocca y Eleonora Cassano en Ushuaia. Y cuando terminó y llegó el conteo final, mi corazón empezó a palpitar con cada segundo menos que faltaba. Siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno...

1 DE ENERO DE 2000, 27 AÑOS: LLEGADA Y PRIMER AMANECER DEL MILENIO

En una preciosa y fresca noche de verano, llegó el año 2000 y el promocionado tercer milenio. ‘’!2000!’’, grité al levantar la copa parado en la cabecera de la mesa que daba a la mesadita azul, mientras la música de ‘’Matador’’ y la locución de César Mascetti por el 13 anunciaba la llegada de la nueva era.
Tras el brindis, salí a la calle a ver los fuegos y las luces que surcaban el oscuro cielo. ‘’Que este momento se perpetúe’’, pensaba con melancolía. Un par de horas más tarde, ya afectado por el resfrío que había contraído, me fui a la cama no sin antes ver un poco más de los festejos mundiales por el 2000.

Desperté a las 5.12, no pude dormir mucho con las anginas. Había llegado el primer amanecer del milenio, fresco como la noche anterior. Recordé que tenía ganas de verlo y, sin hacer caso a mi resfrío, fui al baño y, desde la ventana, contemplé con alegría el bello alba. Primero el cielo azul oscuro, luego grisáceo y a eso de las 6, la llegada del sol. Después de un rato allí volví a la cama, pero no dejé de ver el nuevo día que se reflejaba en las casas vecinas y en el altísimo pino. Quería disfrutarlo todo sabiendo que el año iba a ser duro.

Me quedé dormido y después de levantarme, revisé enseguida mi computadora a ver si la había afectado el efecto 2000; por suerte, estaba perfecta. Con el resfrío a cuestas, pasé el 1 de enero entre la PC, el nuevo compact de El Mundo en Sus Manos, el liviano almuerzo, escuchar la imborrable Nostalgie 106.7 (empecé a grabar un cassette con ‘’Peligrosa’’ de Roxette), más tarde la Oral Deportiva (con nota a Alfonsín incluida) y así como el primer amanecer, terminé viendo el primer anochecer del milenio sentado en la silla blanca de jardín, recostado contra la pared del patio. El tercer milenio ya estaba en marcha y yo había tenido el placer de vivirlo.

AÑO NUEVO DE 2006, 33 AÑOS: IMITACIONES TELEFÓNICAS

El 31 de 2006, aparte de misa, reunión familiar en mi nueva casa de Ituzaingó en Carapachay y todo lo demás, tuvo un lindo agregado por mí. El año anterior me había reencontrado con los dorados chicos de la primaria en el San Antonio de mi corazón. Y ya llevaba un año y medio de amistad con varios de ellos, en primer lugar con el inimitable Fernando Di Pietro. Pasadas las 12, llamé al teléfono celular de mi gran amiga la melliza María Eugenia Rossi y la saludé, casi no oía por los cohetes. Y luego marqué el de Di Pietro, a quien le hice imitaciones como yo suelo hacer en fiestas y reuniones varias, entre ellas la de Ricardo La Volpe, técnico de Boca que había perdido la final del campeonato con Estudiantes de La Plata. “Lo que hizo usted es un desastre, señor”, broméó Fernando cuando yo imité la gruesa voz de La Volpe.

Bueno, divina gente, espero de recontracorazón lo mejor para todos ustedes. Así Es La Vida, que los lleva en el corazón y en sus oraciones, les desea que terminen muy bien el 2014, haya pasado lo que haya pasado en vuestros corazones. Nos leemos el año que viene. ¡!!Feliz Año Nuevo y un 2015 recopado, gente!!!!!!!


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