miércoles, 30 de marzo de 2016

NECESITAMOS MUCHO JESÚS Y MUCHA MARÍA

Pasada la hermosa Semana Santa, tengo otra reflexión que Dios me pone en el alma y que quiero compartir con ustedes. Más allá de que yo soy cristiano y practicante de mi fe, necesito tanto de la gracia y el amor de Jesús y de María como los que no lo son. Estas cosas las pienso cuando hago cada mañana mi rato de oración hogareña y le cuento mis cosas al Señor o a la Virgen. Y Ellos me inspiran para pensar y anhelar estas cosas.

Porque, según mi visión crítica de este mundo, el mismo está entre otras patologías enfermo de falta de Dios. Lo que significa falta de amor, de respeto, de códigos, de paz, de valores. Pero eso no alcanza sólo a los que andan en la mala, en cosas oscuras, libertinas de porquería como las que uno conoce. También toca a los que queremos y creemos vivir bien, por derecha, en la buena, más allá de nuestros defectos y pecados que los tendremos hasta nuestro último día. Todos, absolutamente todos sin excepción, estamos necesitados de que Dios y Nuestra Madre del cielo conduzcan nuestros actos y nuestra vida. Porque absolutamente todos estamos, como dice mi amigo Leandro, “metidos en este barullo”. Y como dice Jesús, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Así que pido por cada uno de ustedes. Y, claro, por mí también.


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