Bienvenidos a Así Es La Vida, un blog de todo un poco, una charla con un amigo, sin tiempo ni espacio, sin intereses, sin estructuras. El caminar de un ciudadano por la vida. Dedicado a mi madre Anita.
lunes, 8 de febrero de 2016
RIVER-POLONIA: 30 AÑOS DE UN SHOW DE VERANO
Video del inolvidable 5-4 de Mar del Plata
Más que un simple partido de fútbol amistoso, fue un espectáculo de verano. Como los que por cada estío suelen engalanar a la bella Mar del Plata. Aquel 8 de febrero de 1986, el excelso River Plate de Héctor Veira y la fuerte selección de Polonia brindaron el mejor encuentro de la historia de los tradicionales torneos preparatorios en Argentina. Golazos, vuelcos en el marcador, juego de alta categoría y un broche de oro de Enzo Francescoli fueron los momentos de una noche imborrable.
Ese verano del 86, en medio del campeonato de Primera División, en “la Feliz” se disputaba una nueva edición de la prestigiosa Copa de Oro, que en este caso fue un triangular entre River, Polonia y Boca Juniors. Tras vencer a los boquenses 1 a 0, el conjunto de Europa Oriental (que se afilaba rumbo al Mundial de México) enfrentó al gran millonario del “Bambino” Veira, que entre 1985 y 1986 se llevó títulos locales, sudamericanos y el del mundo, con una constelación de estrellas como Pumpido, Ruggeri, Héctor Enrique, Américo Gallego, Norberto Alonso y Francescoli. El equipo argentino, además, había dado días antes una exhibición ante Argentinos Juniors por la liga ganando 5 a 4. Ante casi 30 000 personas en el estadio mundialista José María Minella, River se puso en ventaja por Alonso a los 37 minutos del primer tiempo, frente a un equipo polaco con 10 hombres tempranamente por la expulsión de Przybys a los 21. Y con esa diferencia se fueron al descanso.
Los de Antoni Piechniczek salieron con todo en el reinicio y Dziekanowski igualó a los 3 con un formidable tiro libre. Pero enseguida, a los 8, una lujosa combinación entre Alonso, Roque Alfaro y Francescoli fue culminada por el uruguayo con gran definición para el desnivel. Sólo un instante duró el gran festejo por el golazo, ya que Dziekanowski empató de penal. A los 22, tras centro del delantero, el defensa Roman Wojcicki colocó arriba a Polonia, que aprovechó su momento y a los 27 Buncol capitalizó un mal despeje de Pumpido y con remate bombeado estiró la diferencia a 4-2. A falta de 18 minutos, todo parecía sellado. Más cuando a los 32 Borelli y Wojcicki fueron expulsados y el local quedó con nueve hombres contra diez.
Allí apareció el superofensivo Riverde Veira y con amor propio y muy buen juego fue remontando la cuesta. A los 38 descontó Francescoli a pase de Ramón Centurión, el centrodelantero de larga trayectoria que a los 42 cabeceó un córner ante una mala salida del guardameta Wandzik y marcó un 4-4 que ya era espectacular. Pero faltaba la frutilla de la torta. Y sólo un minuto después, a los 43, Ruggeri bajó la pelota de cabeza para Francescoli, que la paró en el pecho y con una inolvidable chilena hizo estallar al estadio. Como en una película, como en una fábula, River daba vuelta brillantemente una desventaja de dos goles y se imponía por 5 a 4.
Cuatro días después el conjunto de Veira le ganó el superclásico a un frágil Boca Juniors por 1 a 0 y se quedó con la Copa de Oro. Polonia, en tanto, continuó con su viaje rumbo al Mundial, en el que quedaría eliminado en octavos de final por Brasil con una goleada 4-0 y la despedida de las Copas del Mundo del mítico Wladyslaw Zmuda. Pero ambos ya habían sido campeones de lo más importante: el buen espectáculo, el fútbol de alto nivel. Fue un verdadero show de verano.
FICHA DEL PARTIDO
Copa de Oro Mar del Plata 1986, segundo torneo triangular
8 de febrero de 1986
River Plate 5-4 Polonia
Alonso 37´ (RP), Dziekanowski 48´ (P), Francescoli 51´ (RP), Dziekanowski penal 55´, Wojcicki 67´, Buncol 72´ (P), Francescoli 83´ y 88´, Centurión 87´ (RP).
Estadio: José María Minella (Mar del Plata).
Arbitro: Abel Gnecco (Argentina).
RIV: Pumpido; Gordillo (Villazán 85), Borelli, Ruggeri, Montenegro; Enrique, Gallego, Alonso; Amuchástegui (Karabín 89), Francescoli, Alfaro (Centurión 77). DT. Héctor Veira.
POL: Wandzik; Pawlak, Wojcicki, Przybys, Matysik; Urban, Baran, Buncol; Tarasiewicz, Dziekanowski (Balzik 85), Okonski. DT. Antoni Piechniczec.
domingo, 7 de febrero de 2016
RD CONGO CAMPEÓN EN AFRICA
La República Democ´rática del Congo, antes llamado Zaire, uno de mis países queridos entre mi amada Africa, ganó hoy el Campeonato Africano de Naciones (CHAN), un certamen igual a la Copa Africana pero sólo para jugadores de ligas locales, que en su cuarta edición finalizó en Ruanda. Los Leopardos, como se conoce a la selección centroafricana,obtuvieron su segundo título tras el ganado en 2009. En 2011 y 2014, las dos anteriores, habían sido eliminados en cuartos de final. Ahora, con la base de los exitosos Vita Club y TP Mazembé, éste actual monarca de clubes del continente, derrotaron 3-0 a Malí, otro destacado últimamente en la región, y se llevaron este torneo interesante promovido hace unos años por la Confederación Africana (CAF). Costa de Marfil fue tercero y Guinea cuarto, en una CHAN donde el local hizo un buen trabajo llegando a cuartos y los grandes Camerún, Túnez, Nigeria y Marruecos se despidieron rápido. Así que el siempre golpeado país congoleño cuenta un torneo más después de aquellos que ganó como Congo Kinshasa y Zaire. Aunque sea en un campeonato secundario, los coloridos africanos vuelven al tope de la escena.
EL SUPER BOWL SE SIGUE EN ARGENTINA
Más de 100 millones de telespectadores. Cinco millones de dólares los treinta segundos de publicidad. Más de 5000 dólares la entrada más barata. Show musical de primerísimo nivel en el entretiempo. El Súper Bowl, el tradicional partido final del fútbol americano, es el segundo evento deportivo en importancia detrás del mismísimo Mundial de fútbol, y el evento top según la revista Forbes. Es impresionante la expectativa y el encendido que en la gente de Estados Unidos y otros países del mundo el encuentro cumbre de la NFL genera. Toda una historia de leyenda que a veces vemos en las películas o series americanas, hoy volverá a la realidad con la final entre Denver y Carolina, tan trascendente que será televisada en directo a nuestro país, que históricamente no gozó ni mucho menos de la locura de los estadounidenses por el deporte del ovoide. Sin embargo, hoy tendrá seguimiento en los canales deportivos de videocable, como ESPN o Fox Sports Latinoamérica. Se puede comparar con que en USA, la final del Mundial o de la Copa Libertadores se vea en directo. Bueno, eso es lo que la globalización hace hoy en día. Fútbol americano, aquí también en Argentina.
sábado, 6 de febrero de 2016
VOLVIÓ EL FÚTBOL, ¿VOLVERÁ EL LÍO?
Después de larga espera, dos inusuales meses de receso, este fin de semana volvió el fútbol argentino oficial con otro torneo raro, el Transición 2016, otro acomodo de apuro con sólo 16 fechas en 114 días, 30 equipos y un descenso para continuar el ridículo acomodo de menos conjuntos en Primera, tras el no menos ridículo conglomerado de 2015. Con dos zonas de 15 y una jornada de interzonales (clásicos), nuestro golpeadísimo fútbol vuelve a rodar. Y con la pelota, el caótico folklore de todos los días y años: jugadores que recién se ponen a punto, refuerzos que esperan papeles para debutar, encuentros mediocres, presiones injustificables por ganar todo el tiempo. Pero ahora venimos con la novedad, nefasta por cierto, de la violencia de futbolistas. Porque antes, la también injustificable violencia era propiedad de los hinchas, especialmente de las ya poderosas barras bravas. Pero después de las varias locuras del verano de entrenamiento, el panorama pasó a preocupar más de lo pensado.
Al juego fuerte y a veces desleal ya habitual, ahora parecen estar de moda las grescas sobre el campo, como si fueran niños peleándose en una vereda o en una playa. La pésima entendida garra, la que hay que poner con la pelota en los pies, se puso de manifiesto en varios cotejos veraniegos que supuestamente eran para estirar músculos, tomar ritmo futbolístico y agregarle placer a las vacaciones de los turistas. Lo sucedido en el Boca-River marplatense y sobre todo en Estudiantes-Gimnasia, probablemente la mayor locura histórica que se recuerde en un verano, encendió alarma de preocupación y alerta tal que llegó a las tapas de los diarios y al mismo Gobierno que está luchando esforzadamente contra la violencia de afuera. Pero las duras sanciones a los mal educados del domingo pasado no alcanzan para cambiar un clima tenso cada vez más creciente. Con la vuelta del fútbol, las presiones por ganar a toda costa, por ser campeón o evitar el descenso, histeria avalada y a veces alimentada por la prensa, puede retornar el lío. Que ya no es sólo de las tribunas, ahora también es de esos jugadores que se autoapodan “machos” y que de eso no demuestran nada. Ojalá sólo debamos trabajar sobre cuestiones de la pelota, porque para los puños existe el boxeo. El fútbol es para los vivos, dice el dicho futbolero, pero los vivos de cabeza y pies, que esperemos predominen.
Al juego fuerte y a veces desleal ya habitual, ahora parecen estar de moda las grescas sobre el campo, como si fueran niños peleándose en una vereda o en una playa. La pésima entendida garra, la que hay que poner con la pelota en los pies, se puso de manifiesto en varios cotejos veraniegos que supuestamente eran para estirar músculos, tomar ritmo futbolístico y agregarle placer a las vacaciones de los turistas. Lo sucedido en el Boca-River marplatense y sobre todo en Estudiantes-Gimnasia, probablemente la mayor locura histórica que se recuerde en un verano, encendió alarma de preocupación y alerta tal que llegó a las tapas de los diarios y al mismo Gobierno que está luchando esforzadamente contra la violencia de afuera. Pero las duras sanciones a los mal educados del domingo pasado no alcanzan para cambiar un clima tenso cada vez más creciente. Con la vuelta del fútbol, las presiones por ganar a toda costa, por ser campeón o evitar el descenso, histeria avalada y a veces alimentada por la prensa, puede retornar el lío. Que ya no es sólo de las tribunas, ahora también es de esos jugadores que se autoapodan “machos” y que de eso no demuestran nada. Ojalá sólo debamos trabajar sobre cuestiones de la pelota, porque para los puños existe el boxeo. El fútbol es para los vivos, dice el dicho futbolero, pero los vivos de cabeza y pies, que esperemos predominen.
jueves, 4 de febrero de 2016
MI ÚNICO VIAJE EN AVIÓN
Treinta años atrás, en el verano de 1986, hice mi hasta ahora único viaje en avión. No fue de Buenos Aires a París o Roma, tampoco al Caribe, sino uno de emergencia de vuelta a Baires debido a que mi madre Anita estaba con un problema de salud que detallo abajo. Yo le tenía un miedo tremendo a los aviones, pero tuve que ir igual; sin embargo, me lo tomé con tranquilidad y hasta fue una experiencia fascinante, toda una aventura de verano. Aquí el recuerdo.
Todo iba bien esos días. Pero de repente se complicó. Una noche en casa, a fines de ese enero, mi mamá se sintió mal, con alta fiebre; al parecer la había picado un insecto. Y entonces debimos cortar abruptamente las vacaciones y volver lo más rápido posible a Buenos Aires. Para eso viajamos en... AVION. Sí, yo también tenía que ir en ese temido medio por primera vez en mi vida...
Y así fue. Esa calurosa y soleada tarde de febrero fuimos en micro al aeródromo de Villa Gesell, y tras tomar algo en la confitería, salimos a las 4. Mi susto era grande cuando subí, y ni hablar cuando el avión carreteó y empezó a tomar vuelo. Me agarré de la mano de Fabián, sentado a mi lado, mientras masticaba fuerte un caramelo para que no se me taparan los oídos con la presión atmosférica. Por suerte me relajé y tomé naranja en el refrigerado ambiente; miraba con gran curiosidad el paisaje desde la altura y la ventanilla, de la que me explicaban por qué era hermética. Y una azafata decía en español e inglés: “En 35 minutos estamos en Buenos Aires...”.
Y llegamos nomás a Aeroparque, donde nos recibió mi papá; de allí fuimos a cenar a La Barra Costa Norte, ya que no había comida en casa. Así fue mi primera e increíble aventura en avión. Y así , también, el final de ese verano.
Todo iba bien esos días. Pero de repente se complicó. Una noche en casa, a fines de ese enero, mi mamá se sintió mal, con alta fiebre; al parecer la había picado un insecto. Y entonces debimos cortar abruptamente las vacaciones y volver lo más rápido posible a Buenos Aires. Para eso viajamos en... AVION. Sí, yo también tenía que ir en ese temido medio por primera vez en mi vida...
Y así fue. Esa calurosa y soleada tarde de febrero fuimos en micro al aeródromo de Villa Gesell, y tras tomar algo en la confitería, salimos a las 4. Mi susto era grande cuando subí, y ni hablar cuando el avión carreteó y empezó a tomar vuelo. Me agarré de la mano de Fabián, sentado a mi lado, mientras masticaba fuerte un caramelo para que no se me taparan los oídos con la presión atmosférica. Por suerte me relajé y tomé naranja en el refrigerado ambiente; miraba con gran curiosidad el paisaje desde la altura y la ventanilla, de la que me explicaban por qué era hermética. Y una azafata decía en español e inglés: “En 35 minutos estamos en Buenos Aires...”.
Y llegamos nomás a Aeroparque, donde nos recibió mi papá; de allí fuimos a cenar a La Barra Costa Norte, ya que no había comida en casa. Así fue mi primera e increíble aventura en avión. Y así , también, el final de ese verano.
miércoles, 3 de febrero de 2016
LOS PEQUEÑOS ENCANTOS DE LA PLAYA
Ya que estamos en la playa, si duda el lugar epicentro de un verano de puro sol y calor, hablemos de pequeños tesoros que uno recoge en su andar diario por la inmensidad de arena y agua. Quizá esperan que escriba de mujeres, y sí, son tesoros, no lo niego, pero hay otras cositas a las que me refiero, y que no son necesariamente deportes o paseos superorganizados.
Caminar descalzo en la playa o fuera de ella por calles de arena que la rodean, hacer trote en los médanos, zona ideal para un asoleo íntimo o romántico, o simplemente para descansar lejos del bullicio playero. Caminar, también, por las primeras aguas del mar, lo que es muy buena gimnasia ya que uno tiene las olas y el agua marina como escollo de sus piernas y tiene que moverse con fuerza para ir derecho. Barrenar, como dije, es bárbaro y una forma genial de bañarse. Pisar las conchillas, caminar por la arena mojada y ensuciarse los pies de ella en la orilla, y luego enjuagarse los mismos con el agua marina. Claro que ver el paisaje, aunque mucho más estático, también es un gran momento para la mente. Tomar sol escuchando radio o alguna música veraniega con los murmullos playeros de fondo. Esas caminatas largas al atardecer, cuando uno debe ponerse aunque sea una remera para que el viento no lo enfríe, y pasear hasta varios kilómetros y volver. Los muelles por donde uno avista toda la playa y el mar, otro lindo paseo que yo disfruté en mi juventud. El buscar almejas, los juegos ya descriptos, el viento fuerte, el suave, poner la sombrilla inclinada para guarecerse de una fuerte corriente, la marea baja, el sol fuerte, el sol tibio, las nubes, hasta la misma lluvia. El cielo azul sólo cortado por pájaros o esos parapentes multicolores. Las olas que a uno lo revolean para todos lados y por qué no el agua salina que es buena para el organismo, dicen. La playa tiene muchos más encantos escondidos de lo que muchos creen. Sólo hay que descubrirlos.
Caminar descalzo en la playa o fuera de ella por calles de arena que la rodean, hacer trote en los médanos, zona ideal para un asoleo íntimo o romántico, o simplemente para descansar lejos del bullicio playero. Caminar, también, por las primeras aguas del mar, lo que es muy buena gimnasia ya que uno tiene las olas y el agua marina como escollo de sus piernas y tiene que moverse con fuerza para ir derecho. Barrenar, como dije, es bárbaro y una forma genial de bañarse. Pisar las conchillas, caminar por la arena mojada y ensuciarse los pies de ella en la orilla, y luego enjuagarse los mismos con el agua marina. Claro que ver el paisaje, aunque mucho más estático, también es un gran momento para la mente. Tomar sol escuchando radio o alguna música veraniega con los murmullos playeros de fondo. Esas caminatas largas al atardecer, cuando uno debe ponerse aunque sea una remera para que el viento no lo enfríe, y pasear hasta varios kilómetros y volver. Los muelles por donde uno avista toda la playa y el mar, otro lindo paseo que yo disfruté en mi juventud. El buscar almejas, los juegos ya descriptos, el viento fuerte, el suave, poner la sombrilla inclinada para guarecerse de una fuerte corriente, la marea baja, el sol fuerte, el sol tibio, las nubes, hasta la misma lluvia. El cielo azul sólo cortado por pájaros o esos parapentes multicolores. Las olas que a uno lo revolean para todos lados y por qué no el agua salina que es buena para el organismo, dicen. La playa tiene muchos más encantos escondidos de lo que muchos creen. Sólo hay que descubrirlos.
DEPORTE EN LA ARENA
Mientras disfruto de este verano 2016, quiero recordar momentos y tradiciones de este tiempo mágico. Uno de ellos es practicar deportes en la playa, no sólo en el mar (como se suele pensar si se habla de deportes estivales al aire libre) sino también sobre la arena. Cuántas mañanas y tardes he y hemos pasado jugando desde los más típicos fútbol, tenis o vóley (sinónimos de playa) hasta juegos más sencillos u hogareños como el tejo, las carreras de autos o el “hoyo” en mi caso, una especie de golf playero. No sólo daba gusto jugar, también “construir” las canchas demarcando con el pie las líneas de juego. Las paletas de madera, las pelotas coloridas de plástico o los juguetes de niños han formado parte indisoluble de nuestras vacaciones, sin tener que pagar costo adicional como otras diversiones. Y sin límite de tiempo ni horario, salvo que la romántica lluvia playera nos haga salir corriendo o refugiarnos en la carpa. Y en el mar, el barrenador de telgopor, simple y práctico, fue y es el compañero justo de días y tardes de baño. No viene nada mal, en este tiempo hipertecnológico, recordar y traer al presente aquellas tradiciones y elementos que nos acompañaron y acompañan en nuestro caminar por cada verano.
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