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viernes, 21 de febrero de 2020

CUANDO USÁBAMOS FRAZADAS EN EL VERANO DE PINAMAR

Como conté, por muchos veranos Pinamar fue mi casa. Pasé años increíbles de mi vida, que he detallado en Historias de Verano aquí. Pero casi siempre eran acompañadas con calor o calorcito. Sin embargo, se sabe que el clima costero, con influencia de corrientes marinas, suele cambiar e irse a extremos insospechados. Entonces, había tardes frescas que en realidad eran frías y para campera abrigada y pulóver. Y qué decir cuando de noche, repito por esas cuestiones del clima costero, hacía tal frío, menos de 11 grados, que debíamos taparnos inesperadamente con frazadas y demás, cual puro invierno. Hasta estufa, y era verano. Y a la mañana, amanecíamos taponados de frazadas, calentitos, y las tostadas y el café nos sentaban bárbaro, en lugar de darnos calor. Verano frío, pero igual de hermoso.

sábado, 15 de febrero de 2020

HISTORIAS DE INFANCIA: PLAYA OLIMPO

La playa de Pinamar que disfruté tantos años, a la que íbamos de mañana y tarde, casi siempre caminando con todo tipo de cosas y algún día en auto. Esos veranos de infancia merecen ser repasados uno a uno.

Ese 1980, mi primer verano en la bella ciudad balnearia, jugaba mucho con el recordado disco de plástico Hang Ten, surcaba las olas con el barrenador, hacía fútbol con la pelota de goma marrón, iba al agua o me deleitaba con los infaltables barquillos, pirulines y demás. Casi las mismas diversiones viví en el 81, donde parábamos en el increíble departamento El Atlántico.

En el 82 seguía con el Hang Ten, el barrenador o el fútbol con la pelota de goma marrón. A eso se sumaron las carreras de F1 playeros en la arena, el “hoyo” (una especie de golf pero con la mano, inventado por mis amigos Horacio y Cecilia) y el tenis con paleta de madera. No quería saber nada del mar, siempre renegaba con mis padres, pero un día me divertí con mi inseparable vecino Darito con unos lagos formados en la arena. También almorcé papas fritas, vi gente jugar vóley, paseé por la playa o el muelle y al atardecer ayudé a juntar almejas, otro clásico. Luego volvíamos a pie (me encantaba) y Nos limpiábamos la arena en la canilla de la cochera de Eolo, la paradisíaca calle de arena de nuestro departamento.

En el 83 leía el famoso diario Clarín y hacía la claringrilla (su singular crucigrama), aparte del barrenador, el fútbol con la pelota de goma, el hoyo, el tenis con paleta de madera y hasta las bombitas de agua. No quería saber nada del mar, siempre renegaba con mis padres. Y admiraba el reloj sumergible de Horacio, que un día me lo mostró en la orilla. También vi vóley, paseé por la playa o el muelle y al atardecer ayudé a juntar almejas. Luego volvíamos a pie (me encantaba) y nos limpiábamos la arena en la canilla de la cochera de Eolo.

En el 84, aparte de esos superclásicos juegos, merendé (recuerdo galletitas Media Tarde), vi a nuesstra perra Samanta haciendo pocitos en la arena, vi gente jugar vóley, paseé por la playa o el muelle y al atardecer ayudé a juntar almejas. Luego volvíamos a pie (me encantaba) y nos limpiábamos la arena en la canilla de la cochera de Eolo.

Y en el 85 seguía viviendo todo ese paraíso intensamente: el diario y a veces la claringrilla, el barrenador, el fútbol, el mar, el vóley, paseo por la playa o el muelle y al atardecer juntar almejas. Luego volvíamos a pie (me encantaba) y nos limpiábamos la arena en la canilla de la cochera de Eolo.

domingo, 9 de febrero de 2020

HISTORIAS DE INFANCIA: PASEOS AL ATARDECER EN PINAMAR

Luego de la playa esos años 80 en Pinamar, el clásico era bañarnos y salir tipo 7 de la tarde al centro caminando. Me encantaba ir por Libertador y ese bellísimo paisaje, las casas, el césped bien cortado con los sapitos de riego y alguna bonita vereda. Y en especial íbamos por las galerías y sus vidrieras, que para mí era a veces aburrido. La más linda era la de Hoy en el Arte, la del piso de cerámica bordó con líneas celestes. Pero también la de los canteritos (Buzios) o la de Sacoa. Me gustaban las veredas y sus mil escaloncitos o subidas. Y volvíamos de noche haciendo a pie todas esas largas cuadras.

viernes, 31 de enero de 2020

HISTORIAS DE INFANCIA: A 40 AÑOS DE MI PREMIO DE DIBUJO EN PINAMAR




Con mamá Anita esa inolvidable noche

El gran primer momento de mis vacaciones en la bella Pinamar, que inicié aquel verano de 1980. Fue aquella soleada tarde, cuando sobre el piso de cerámica bordó y celeste de la galería Hoy En El Arte competí en un concurso de dibujo organizado por aquélla. Unos días después, en una linda noche, recibí el premio de parte de una señora: un cuadro de Bernier. Y por supuesto, la emoción de mis padres y un obsequio extra de mi mamá: ‘’Te voy a hacer un platazo de papas fritas...’’.El gran primer momento de mis vacaciones en la bella Pinamar, que inicié aquel verano de 1980. Fue aquella soleada tarde, cuando sobre el piso de cerámica bordó y celeste de la galería Hoy En El Arte competí en un concurso de dibujo organizado por aquélla. Unos días después, en una linda noche, recibí el premio de parte de una señora: un cuadro de Bernier. Y por supuesto, la emoción de mis padres y un obsequio extra de mi mamá: ‘’Te voy a hacer un platazo de papas fritas...’’.

viernes, 15 de febrero de 2019

CUANDO UB 40 PISÓ PINAMAR



UB 40 cantando en la noche de Pina

El verano, como dice aquella canción de los 90, es mágico. Y si al verano y el marco natural se le agrega música de primerísimo nivel, qué más. Aquel 4 de febrero de 2007, hace ya 12 años, la legendaria banda inglesa de reggae UB 40 nos hizo vivir un momento inolvidable al dar un recital en la bellísima Pinamar de mi vida. Fue en el Club Hípico, gratis y de noche. Temas clásicos como Red Red Wine o The Rat in the Kitchen se mezclaron con el entorno del paisaje, el aire marino, las estrellas veraniegas. Fabuloso, imborrable. Como la música. Como el verano.

viernes, 2 de marzo de 2018

HISTORIAS DE VERANO: MALA RACHA CON HAMBURGUESAS

Érase el lindo verano del 94 en Pinamar. Una noche mi vieja compró unas hamburguesas para cenar. Pero cuando abrió la caja, las mismas ESTABAN EN MAL ESTADO. Por eso directamente NO PUDE CENAR. Qué bajón. Pero eso no fue todo, amigos…

Mirá la mala suerte que tuve que casi un mes después, en el otro departamento, comí un mediodía unas hamburguesas tan picantes que las debí dejar. Estas TAMBIEN ESTABAN FEAS...

sábado, 24 de febrero de 2018

HISTORIAS DE VERANO: GASEOSA BLOQUEADA

Ese verano pinamarense 93 me pasó de todo. Fuimos una noche con mi vieja a comer a Wiches, el famoso local de comidas rápidas de Pina. Pedimos una gaseosa americana, que estaba muy fría. Igual la agarré y me la serví. Pero no pude, ya que estaba tan congelada que TENIA UN BLOQUE DE HIELO ADENTRO Y NO SALIA. Tuvimos que llamar a un mozo para que le quitara el ‘’iceberg’’ que la bloqueaba. Muchachos del bar, las bebidas van a la heladera, no al freezer...

jueves, 22 de febrero de 2018

HISTORIAS DE VERANO: DE SOL A LLUVIA EN POCOS MINUTOS

Volvía de la playa una hermosa tarde de sol radiante y cielo azul sin una sola nube. Como siempre me sacudí la arena de las ojotas, subí al departamento y me senté en el balcón. No pasaron 5 minutos cuando por arte de magia el cielo se oscureció, empezaron los truenos y SE LARGO A LLOVER. Sí, CINCO MINUTOS DESPUES DE UNA TARDE DE PLENO SOL. Si me la cree, bárbaro; si no, ya mismo puede apagar el equipo...

HISTORIAS DE VERANO: AL MEJOR ESTILO GRIEGO

En aquel confortable departamento del 93 había un par de platitos de adorno en la pared, de esos que sirven para que ésta no se sienta sola. Una noche me quise agarrar de la pared y ROMPI UNO DE LOS PLATITOS. Pero eso no fue todo, amigos: unas noches después, en una acción similar, VOLVI A ROMPER OTRO PLATITO..Suerte que no me cobraron de mas el alquiler...

domingo, 18 de febrero de 2018

HISTORIAS DE VERANO: ESCAPE ACCIDENTADO

En el buen verano 93 tuvimos la honorable visita de Alejandra Cabrera, la divina chilena empleada del local de ropa de mis viejos en Capital. Llegó una mañana con ellos, que tocaron el portero de nuestro departamento. Yo estaba en la cama y debí atender en calzoncillo. Mi vieja me vio y me mandó rápido a la cama para que la trasandina no me viera en paños menores. Salí corriendo por el pasillo, entré al depto y me zambullí en la cama, con tan mala suerte que ME LASTIME LA ESPALDA CON LOS FIERROS DEL RESPALDO...

HISTORIAS DE VERANO: SOMBRILLAZO

Salíamos de la playa una espectacular tarde de ssol pinamarense del 92. En un momento, mi vieja me dio la sombrilla para que la llevara. La agarré de costado y al querer girar para un lado, LE PEGUE DE LLENO CON EL PALO. Las puteadas que me dio...

miércoles, 14 de febrero de 2018

FELICES 75, PINAMAR


Foto mía en el mar pinamarense una tarde de 1989

Justo el Día de los Enamorados, una de las ciudades más lindas de la costa atlántica está de festejo. Mi amada Pinamar cumple hoy 75 años de vida, desde aquel 14 de febrero de 1943 en que el arquitecto alemán Emilio Bunge comenzó a diseñarla. Si habrá pasado agua bajo el puente, entre ella la de mis inolvidables estadías veraniegas. El departamento Bosque II, la vida en la playa a toda hora, caminar por los paradisíacos bosques, vivir el bullicio del centro, una de cuyas calles se llama justamente Bunge. Sus mil restaurantes y paseos, su vida nocturna o la tranquila de día. Sus variadas zonas, desde las más exclusivas hasta las más sencillas. El verde de la flora, el amarillo de la arena, el marrón o color similar del agua marina, a veces salpicado de blanco por las olas, los mil colores de una ciudad tan bella que perdura en quien la visite. Como me ha pasado, que cada verano la veo en mi mente. Esa Pinamar que vi cumplir 50 en 1993 o 70 en 2013, ahora lleva 75, las bodas de platino. Casada con mi alma. Felicidades a los lugareños y a quienes viven por ahí.

martes, 13 de febrero de 2018

HISTORIAS DE VERANO: CORTE DE SIESTA

Cómo habrá sido el verano 91 de divertido que hasta esto. Estaba una tarde en nuestro departamento durmiendo plácidamente la siesta y como mis viejos se iban a la playa, cometieron el pecado capital de DESPERTARME DE LA SIESTA Y LLEVARME A LA PLAYA. Los quería matar. Para colmo reaccioné más o menos un mes después...

HISTORIAS DE VERANO: ROBO EN VIVO

Esta es inolvidable. Volvíamos con mis abuelos del recordado almacén Costa Azul cuando oímos gritar a una chica a quien un par de malvivientes quisieron robarle la cartera. Como la joven se puso loca, los tipos escaparon corriendo y PASARON AL LADO NUESTRO CON UNA PISTOLA EN LA MANO. Menos mal que se tirotearon con la policía en una zona desierta, que si no no contaba la anécdota. Lo más risueño es que, mientras dos autos salían a fondo en busca de los malvivientes, mi abuelo paseaba tranquilo POR EL MEDIO DE LA CALLE...

HISTORIAS DE VERANO: MAYONESA EN LA PLAYA

Fue en la playa pinamarense, donde un mediodía de sol radiante mi abuela, Margarita y yo almorzamos sandwiches. Por ese tiempo mis viejos habían mandado una provisión de pan turco. La lela, no muy acostumbrada a ese pan, no sabía cómo abrirlo. Y entonces hizo cualquiera: LO DOBLO POR LA MITAD y ENCIMA le puso bastante más mayonesa de lo aconsejable. Tanto, que la mayonesa SE ME CAYO EN LA PIERNA. Qué tipa inteligente. Mirá si justo venía mi amiga uruguaya Mónica Lienkewicz a verme...

HISTORIAS DE VERANO: PERDIDOS EN EL BOSQUE

No es el título de una novela infantil, sino lo que nos pasó a mí, mi abuela, su amiga Margarita García y mi abuelo en el gran Pinamar 91. Fuimos a caminar un atardecer por los paradisíacos bosques de eucalipto y agarramos para cualquier lado, con lo que NOS PERDIMOS y estuvimos un buen rato para encontrar el camino. Mi abuelo puteaba a los cuatro vientos...

sábado, 10 de febrero de 2018

HISTORIAS DE VERANO: ABRIGADO Y CONGELADO

Pasó en el verano 1990, en aquel complejo de tenis de las afueras de Pinamar, donde había ido con mi hermano Leo, su amigote Rafa y otros una tarde nublada y con tremendo viento frío. Mientras aquéllos jugaban, yo miraba sentado al costado completamente duro de frío. Y eso que tenía una campera de cuero marrón. Pero abajo estaba en bermuda de jean. Y claro, EL FRIO ME ENTRABA POR LAS PIERNAS Y ME CONGELABA...

martes, 6 de febrero de 2018

HISTORIAS DE VERANO: GENIAL 89

Acá me pongo a contar anécdotas de mi verano 89 en Pinamar, que al día de hoy fue el mejor de mi vida. Como hubo varias buenas, prefiero agruparlas bajo la palabra genial. Ahí van.

* PILAS SIN PILAS. Había llevado al verano 89 la radio Unisef a la ruta con pilas nuevas. Parece que esas pilas se consumían fácil con esa radio (¿?). Eso fue lo que me pasó justo en el viaje y, cuando las alcalinas dijeron kaput, con mucha bronca agarré y LAS TIRÉ POR LA VENTANILLA. Apenas llegué tuve que comprar nuevas. Un bajón...

* FOTOS SORPRESA. Una soleada tarde estábamos con Natalia, hija de mi pariente Silvia, en el parque del depto nuestro. Justo mi abuela, con qien compartía el verano, tomaba sol plácidamente recostada, tan plácida que se quedó dormida con la boca abierta. Aproveché que no me veía y -movido por Natalia- LE SAQUE FOTOS ASI, CON LA BOCA ABIERTA. Cuando se enteró, la lela casi nos mata. Pero cómo nos matamos de risa...

* LISTA PARA BESAR. Se sabe que Jorge, el genial amigo de mi hermano Fabián, es capaz de hacer cosas locas, pero la que hizo una noche en su local de ropa superó todo. Mientras charlábamos ahí, de una AGARRO DE LA BOCA A UNA CHICA (sería una empleada) y me dijo: ‘’Dieguito, ACA TENGO UNA MINA LISTA PARA BESAR...’’.

* ABEJA BENEVOLA. Estaba una mañana en la playa con mi abuela y su "comitiva". De pronto, y sin que me enterara, una bella abeja SE POSÓ EN MI HOMBRO IZQUIERDO. Por suerte y gracias a la rápida acción de Mariano, hijo de nuestra pariente Silvia, que le pegó un ‘’revistazo’’, la abeja NO ME PICÓ y echó a volar por el azul cielo de Pinamar.


jueves, 1 de febrero de 2018

HISTORIAS DE VERANO: SALTO EN TRICICLO

En 1988 fuimos con mi hermano mayor Fabián y su amigote Jorge a andar en triciclo. Ya andando en el mío, no me di cuenta de que había una montañita de arena y sin querer me mandé un salto cortito, pero que me puso los nervios de punta. Jorge lo vio Y ME ELOGIÓ: “BIEN, DIEGUITO, BIEN ESE SALTO”. Susto, pero con estilo.

HISTORIAS DE VERANO: PASEO LOCO

Fue el que hice una tarde con Horacio y Cecilia, nuestros inolvidables amigos de verano, en su auto por Pinamar. Fuimos rápido por un camino con subidas y bajadas constantes que me encantaban. Y ellos hacían “eeehhh” con cada subida y bajada. Por momentos me daba vértigo, pero me me divertía y me mataba de risa. Divinos...