Y la tercera fue la vencida para Camerún, uno de los grandes nombres propios del fútbol de Africa. Esta tarde, los Leones fueron más Indomables que nunca: vencieron a Egipto 2-1 tras perder con ellos dos finales, y luego de 15 años conquistaron la Copa Africana de Naciones en Gabón. Así, además, el técnico argentino Héctor Cúper cae nuevamente en una decisión, aunque hizo un gran trabajo.
En el encuentro decisivo de los 60 años de la CAN (fundada en 1957) en Libreville, los Faraones parecían repetir la larga historia de éxitos cuando el regresado Mohamed Elneny los adelantó a los 22 minutos. Nueve después, el defensor camerunés Teikeu salió reemplazado por Nkoulou, el veterano mundialista en 2010 y 2014, y éste fue el impensado protagonista de la remontada, ya que a los 14 del segundo igualó el partido.
Mientras tanto, Vincent Aboubakar, uno de los mejores jugadores tricolores, que en esta Copa fue suplente, ingresó en el reinicio por Tambe. Y cuando parecía que la final iba a 30 minutos más de emoción, en el minuto 43 Siani lo asistió y el delantero de 24 años del Besiktas turco definió para la explosión camerunesa en el Stade d´Angondjé, y seguro en su país, vecino a Gabón.
De esa forma, Camerún, dirigido por el belga Hugo Broos, rubrica una campaña irregular, con muchos empates, pero que se fue haciendo sólida. Tras pasar con un agónico triunfo ante Guinea Bissau y dos igualdades, venció a Senegal en cuartos de final por penales y fue más que Ghana en la semifinal, 2-0, y hoy se tomó la revancha ante Egipto, que sigue con su récord de 7 Copas y que lo había vencido en dos finales africanas, 1986 y 2008. Una pena para Cúper y sus muchachos, que tenían la ilusión de volver a estar en lo más alto en su retorno a la CAN, aunque la derrota no debe tapar la brillante tarea del ex entrenador de Huracán y Lanús.
Aquel país africano que los argentinos hicimos tan popular, primero con la famosa mascota del personaje Clemente, el “negrito” de Camerún y su canción “burum bum bum”, y luego, sobre todo, con el histórico 1-0 sobre la Selección del Mundial de Italia 90 en Milán, vuelve a ocupar el sitio que lo tuvo en los 80, tres veces finalista con dos títulos, y en los 2000 con aquel doblete, siendo el de 2002 sobre Senegal en Malí su última vuelta olímpica. Antes las estrellas eran N´Kono, Roger Milla, Omam Biyik. Luego fueron Rigobert Song, Samuel Eto´o, Alexandre Song. Ahora, con una nueva camada encabezada por Aboubakar, el héroe impensado, otra vez Camerún es noticia en el fútbol y jugará en Rusia la Copa Confederaciones. Y aparte, será el próximo anfitrión de la vibrante Copa Africana de Naciones en 2019. Otra vez, los Leones son Indomables, y ahora más que nunca.
Bienvenidos a Así Es La Vida, un blog de todo un poco, una charla con un amigo, sin tiempo ni espacio, sin intereses, sin estructuras. El caminar de un ciudadano por la vida. Dedicado a mi madre Anita.
domingo, 5 de febrero de 2017
sábado, 4 de febrero de 2017
MIS VERANOS DORADOS: LA PRECIOSA RUTA A VILLA GESELL
Una tarde soleada nos fuimos a Villa Gesell, esa bonita localidad a 21 kilómetros de Pinamar, como hacíamos siempre cada tanto. Un lindo paisaje de mucha arboleda adornaba aquella ruta con varias subidas y bajadas en curva, pero muy buena. Una pequeña, bella, increíble postal de mis veranos 80.
Y estuvimos en la Villa, recorriendo sus angostas veredas con mil subidas y escalones, locales de videojuegos y sobre todo restaurantes, casi había uno cada diez pasos; desde ya el aroma a comida llenaba el lugar. Y anduve en una pista de autos Volkswagen tipo Escarabajo a motor; me subí al 1, que no andaba muy bien, y di unas cuantas vueltas.
Y estuvimos en la Villa, recorriendo sus angostas veredas con mil subidas y escalones, locales de videojuegos y sobre todo restaurantes, casi había uno cada diez pasos; desde ya el aroma a comida llenaba el lugar. Y anduve en una pista de autos Volkswagen tipo Escarabajo a motor; me subí al 1, que no andaba muy bien, y di unas cuantas vueltas.
jueves, 2 de febrero de 2017
MIS VERANOS DORADOS: FÚTBOL EN LA COCHERA DE ANNABELLA
La cochera del edificio Annabella, frente al de la lela, fue un gran escenario esos primeros años. Un amplio espacio de cemento y paredes blancas al aire libre, casi una cancha de fútbol sala, con un cuadrado de pasto y una rampa de acceso. Ahí me fascinaba jugar fútbol, solo o con Darito y sus amigos, y no podía parar.
miércoles, 1 de febrero de 2017
UN AÑO EN TRIBUNERO.COM, MI MEJOR TRABAJO PERIODÍSTICO
Video con Marcelinho, editor de Tribunero.com opinando en la redacción
Llegó el día en que cumplo un año, un año, tal cual, de mi mejor trabajo de periodismo, como ustedes saben mi profesión oficial desde 1993. En efecto, esta nochecita calurosa del 1 de febrero, hace exactamente un año, comenzaba mi laburo en Tribunero.com, esta excepcional revista digital de fútbol recomendada por mi amig o Pancho Jáuregui, el editor de Sporting Africa.
La historia de este lindo ícono de mi vida actual comenzó en pleno verano 2016. Estaba buscando vagamente algún laburo más para no quedarme sólo con Sporting Africa y con el mediocre La Paradinha de España, ya abandonado. Me comuniqué un domingo con Pancho, que justo estaba en la terminal de micros de Gualeguay, Entre Ríos, esperando volver de sus vacaciones a Buenos Aires. Le pregunté si tenía algún medio uruguayo, ya que tiempo atrás él me dio direcciones para interactuar con periodistas orientales y sudamericanos. “¿Te pasé lo de tribunero.com?”, me consultó vía celular con muy buen sonido. Le dije que no, que no conocía, pero que igual quería saber de él. Pancho me pasó luego el mail del sitio por mi correo, yo contacté al mismo sin saber ni con quién hablaba, y enseguida recibí la respuesta de Marcelinho Witteczeck, su editor, un uruguayo muy amable, mucho más que la media del durísimo periodismo. Respondí, él me invitó a llamarlo, lo hice un sábado a la mañana y tras una amena, agradabilísima charla, arreglamos para empezar el día siguiente, el 31 de enero, con el clásico Estudiantes-Gimnasia de Mar del Plata, el del escándalo entre jugadores.
Ese 1 de febrero salió mi primera nota bajo el título “Estudiantes y Gimnasia, otro escandalete de verano”. Y de a poco, muy rápido, Tribunero.com, a quien inicialmente confundí con un similar muy pobre llamado Tribuneros.com desactualizado, se convirtió en mucho más que mi quinto trabajo escrito, el quinto desde mi vuelta en noviembre de 2013. Ese verano, al compás del fútbol marplatense, el arranque del torneo local, la Copa Libertadores y sobre todo las notas divinas sobre Turco y Caicos y demás, la revista fue la estrella de ese febrero.
Pero las esperanzas de un buen camino no quedaron ahí, ya que con el correr de días y meses me fui afirmando hasta que hoy por hoy, sin dudar, digo con orgullo que Tribunero es mi mejor trabajo de toda mi historia, desde FM Instituto en 1995 para acá. En radio me fue muy mal por las pésimas actitudes, incluyendo Radio Nacional donde gané un premio de TEA en 1999, y la última de 2013- 2014 en Radio Arinfo, con la loca de la conductora que prefiero no nombrar. Y en escrito, donde he comenzado esta década 2010, si bien Pancho es genial por Africa, las revistas españolas La Paradinha y Falso 9 han sido dos malas experiencias. En cambio, acá con el uruguayo Marcelinho, un lindísimo personaje de mi vida, no sólo escribo bastante sino con muy buena onda y libertad, y además cobro algunos pesos, actitud muy honesta de su parte cuando en el medio nadie tiene la delicadeza de dar un peso. Así, Tribunero.com no sólo es sin duda mi mejor laburo, sino otra fuente de crecimiento y contención para mí, incluso nos hemos hecho muy amigos fuera de lo estrictamente laboral.
Y la revista es extraordinaria, más allá de que yo esté participando. Iniciada hace aproximadamente nueve años, Tribunero.com es un gigante del fútbol de todas las latitudes posibles. Siempre me sonrío al ver los títulos y notar cómo se pueden mezclar perfectamente Boca, River, Peñarol, Brasil, Europa, Barcelona, Messi, Africa, Malasia, Japón y Vanuatu en el mismo sitio, con una pizca de B Nacional, interior y demás cosillas. Info, historias, anécdotas, números. Una revista que tiene un impresionante éxito en Uruguay, donde arrasa en redes sociales y en los lectores del vecino país, que según Marcelinho lo han hecho el medio extranjero más leído allí. Para recomendar, por contenido, por calidad humana, por un estilo absolutamente propio y ameno, Tribunero.com es un lugar periodístico muy confortable. Y yo tengo la alegría, ya hace un año, de laburar ahí.
domingo, 29 de enero de 2017
MIS VERANOS DORADOS: EN LA CASA DE TÍA CHICHE
La espectacular casa de mi tía paterna, en el elegante Barrio Golf, fue un hermoso recuerdo de este verano. Un caminito de baldosas sobre el pasto precedía al garage, la casa y el otro garage ubicado más abajo, en un lugar paradisíaco, lleno de arboleda y pasto bien cortado. Allí almorzamos y cenamos y, sobre todo, yo jugaba como siempre, en este caso ‘’manejaba’’ el Fiat 600 del garage de abajo, o andaba con un juego electrónico una noche con Mariana y Gabriela, las hijas de Chiche. Una gran casa para un gran momento.
¿SERÁ POSIBLE UN BOCA-RIVER SIN LÍO?
Boca y River simbolizan sana pasión, y más si juegan una Copa, aunque sea la Luis Nofal de verano. Sin embargo, parece que el superclásico ahora es excusa para que los jugadores, en general de muy mal comportamiento, quieran ganar a lo guapo, como si fuera el barrio. Profesionales, en varios casos de larga trayectoria, que no lo demuestran en la cancha.
Faltas, algunas blandas, otras duras, otras descalificadoras,líos entre futbolistas, tumultos, amonestados, expulsados, incidentes no entre hinchadas, que también es criticable, sino entre los que manejan una pelota. Para colmo, el árbitro Pitana contribuyendo con algunas decisiones amparadas en un reglamento ridículo expulsando técnicos. Para colmo, Guillermo Barros Schelotto, entrenador de Boca, entrenador repetimos, es decir, quien debe impartir calma desde el banco, protestando como en su época de jugador, haciendo un innecesario show escondido en el banco tras ser expulsado. Y la locura del cierre que derivó en tres tarjetas rojas a Insaurralde, Benedetto y Driussi, aunque Pablo Pérez y Centurión, que llevaron la voz cantante de la escaramuza, se quedaron en el campo.
Como comentamos anoche, es una lamentable repetida costumbre, nada sana, que los dos grandes del fútbol argentino hagan semejantes papelones a la vista del mundo, porque los partidos salen para todo el mundo. Que pensarán en Europa de ver que el gran espectáculo nacional, en lugar de ser un juego, un disfrute, un deporte, es una escalada de violencia que es tan o más preocupante que la de las tribunas. Porque si los de adentro la generan, estamos listos. Ya pasó en la Sudamericana 2014, en el escándalo del gas pimienta de la Libertadores 2015. Pero también pasó los dos veranos anteriores.
En 2015, en la victoria de Boca 1-0 con gol de Cristaldo, Leonel Vangioni le pegó duro a Pavón y no lo dejó seguir en la cancha, fue amonestado y luego, por algo similar, expulsado, igual que Maidana que metió un codazo. El año pasado, cinco rojas, una (la de Jonathan Silva en Boca) a los 10 minutos, encontronazos como anoche, Maidana, Tévez, agresiones, de todo menos superclásico. Ayer, de nuevo, tres expulsados, tres DT afuera, uno correcto, los otros dos no, mucha pierna fuerte, mucha fricción. La famosa mentalidad, muy errada, de jugarse la vida, de poner todo. Hay que poner con la pelota al pie, no con los pies y sin pelota.
Todo el mundo habla del partido, del 2-0, del fútbol, y está bien. Pero no dejemos de costado que estos líos Boca-River vienen de tiempo atrás, y ya parecen un indisoluble de cada súper. Como no era antes, más allá de la rivalidad; 30 años atrás ambos protagonizaron un 3-3 inolvidable. Hoy sólo parece que se gana con temperamento mal entendido. A ver si en el próximo, sea la ocasión que sea, se dejan de ensuciar y se dedican a lo que saben y a su profesión: jugar. A ver si un superclásico sin violencia es posible. Sin violencia de jugadores.
Faltas, algunas blandas, otras duras, otras descalificadoras,líos entre futbolistas, tumultos, amonestados, expulsados, incidentes no entre hinchadas, que también es criticable, sino entre los que manejan una pelota. Para colmo, el árbitro Pitana contribuyendo con algunas decisiones amparadas en un reglamento ridículo expulsando técnicos. Para colmo, Guillermo Barros Schelotto, entrenador de Boca, entrenador repetimos, es decir, quien debe impartir calma desde el banco, protestando como en su época de jugador, haciendo un innecesario show escondido en el banco tras ser expulsado. Y la locura del cierre que derivó en tres tarjetas rojas a Insaurralde, Benedetto y Driussi, aunque Pablo Pérez y Centurión, que llevaron la voz cantante de la escaramuza, se quedaron en el campo.
Como comentamos anoche, es una lamentable repetida costumbre, nada sana, que los dos grandes del fútbol argentino hagan semejantes papelones a la vista del mundo, porque los partidos salen para todo el mundo. Que pensarán en Europa de ver que el gran espectáculo nacional, en lugar de ser un juego, un disfrute, un deporte, es una escalada de violencia que es tan o más preocupante que la de las tribunas. Porque si los de adentro la generan, estamos listos. Ya pasó en la Sudamericana 2014, en el escándalo del gas pimienta de la Libertadores 2015. Pero también pasó los dos veranos anteriores.
En 2015, en la victoria de Boca 1-0 con gol de Cristaldo, Leonel Vangioni le pegó duro a Pavón y no lo dejó seguir en la cancha, fue amonestado y luego, por algo similar, expulsado, igual que Maidana que metió un codazo. El año pasado, cinco rojas, una (la de Jonathan Silva en Boca) a los 10 minutos, encontronazos como anoche, Maidana, Tévez, agresiones, de todo menos superclásico. Ayer, de nuevo, tres expulsados, tres DT afuera, uno correcto, los otros dos no, mucha pierna fuerte, mucha fricción. La famosa mentalidad, muy errada, de jugarse la vida, de poner todo. Hay que poner con la pelota al pie, no con los pies y sin pelota.
Todo el mundo habla del partido, del 2-0, del fútbol, y está bien. Pero no dejemos de costado que estos líos Boca-River vienen de tiempo atrás, y ya parecen un indisoluble de cada súper. Como no era antes, más allá de la rivalidad; 30 años atrás ambos protagonizaron un 3-3 inolvidable. Hoy sólo parece que se gana con temperamento mal entendido. A ver si en el próximo, sea la ocasión que sea, se dejan de ensuciar y se dedican a lo que saben y a su profesión: jugar. A ver si un superclásico sin violencia es posible. Sin violencia de jugadores.
sábado, 28 de enero de 2017
30 AÑOS DE UN BOCA-RIVER IMBORRABLE
Hoy se juega otro Boca-River de verano en Mar del Plata. Y hoy, justamente, hace 30 años, en la Feliz los colosos del fútbol argentino dieron un espectáculo
imborrable, soñado. Como un verano antes River y Polonia lo habían dibujado en el José María Minella, la calurosa noche del 28 de enero de 1987 quedó para
siempre en la mente de cualquier futbolero. Especialmente, los del xeneize.
Era el partido decisivo de la Copa de Oro, por entonces realmente un torneo, que ese 87 contó con los dos gigantes, Independiente con Bochini y compañía
y el Colonia de Alemania con figuras como Schumacher, Haessler o Allofs. Ambos habían vencido al rojo 3-2, Boca al Colonia y River no pudo con los alemanes,
por lo que el conjunto boquense, dirigido por César Luis Menotti, llegaba con un punto de ventaja sobre el de Héctor Veira, con lo que el empate le alcanzaba
para quedarse con la Copa.
Y Boca pareció ratificar la conquista desde el primer tiempo, cuando a los 23 minutos Carlos Tapia mandó un centro de tiro libre y Jorge Rinaldi cabeceó
impecable para el primer gol. Pero el poderoso, lujoso River del Bambino, que venía de aquel 5-4 con Polonia del 86, lo remontó en un periquete. Patricio
Hernández a los 45 de esa primera etapa de penal, el inolvidable Juan Gilberto Funes a los 62 de cabeza y Antonio Alzamendi dos minutos más tarde ponían
un 3-1 muy lejano de revertir para cualquiera.
Menos para Boca, que con su típica garra de esos tiempos que todo lo podía, se puso a tiro del objetivo a los 67 minutos, sólo tres después. Otro tiro libre
de Tapia, Jorge Higuaín de cabeza estremeció el travesaño y Jorge Comas apareció para empujar la pelota al descuento. Ingresó el hábil Gustavo “Tuta” Torres
en Boca para buscar el empate, mientras el chico Claudio Caniggia y Pablo Erbín hacían lo propio en River. El reloj corría hacia el final con el 3-2 de
los millonarios.
Pero pasó lo inesperado. A los 90 minutos, Milton Melgar fue a buscar sobre la derecha y como rodeado de rivales no pudo sacar el centro cedió atrás a Torres,
que enganchó para su zurda y le pegó desde el borde del área. La pelota en comba dio en el palo y Enrique Hrabina, el símbolo de la fuerza xeneize, llegó
para cabecear y marcó el 3-3 que hizo estallar a medio estadio Mundialista. Los de Veira protestaron al árbitro Ricardo Calabria una supuesta posición
adelantada de Comas en la jugada, pero el gol fue nomás.
Y nomás Boca empató de 1-3 a 3-3, con menos plantel y fútbol que su primo, y alzó la Copa de Oro que ya lo había visto ganador varias ocasiones en esa década.
El Flaco Menotti, recién llegado al banco boquense, se dio el gusto de comenzar con un empate y un título su campaña. Pero no cualquier empate y cualquier
título, fue uno contra aquel gran River.
Reviva en este video semejante superclasicazo:
imborrable, soñado. Como un verano antes River y Polonia lo habían dibujado en el José María Minella, la calurosa noche del 28 de enero de 1987 quedó para
siempre en la mente de cualquier futbolero. Especialmente, los del xeneize.
Era el partido decisivo de la Copa de Oro, por entonces realmente un torneo, que ese 87 contó con los dos gigantes, Independiente con Bochini y compañía
y el Colonia de Alemania con figuras como Schumacher, Haessler o Allofs. Ambos habían vencido al rojo 3-2, Boca al Colonia y River no pudo con los alemanes,
por lo que el conjunto boquense, dirigido por César Luis Menotti, llegaba con un punto de ventaja sobre el de Héctor Veira, con lo que el empate le alcanzaba
para quedarse con la Copa.
Y Boca pareció ratificar la conquista desde el primer tiempo, cuando a los 23 minutos Carlos Tapia mandó un centro de tiro libre y Jorge Rinaldi cabeceó
impecable para el primer gol. Pero el poderoso, lujoso River del Bambino, que venía de aquel 5-4 con Polonia del 86, lo remontó en un periquete. Patricio
Hernández a los 45 de esa primera etapa de penal, el inolvidable Juan Gilberto Funes a los 62 de cabeza y Antonio Alzamendi dos minutos más tarde ponían
un 3-1 muy lejano de revertir para cualquiera.
Menos para Boca, que con su típica garra de esos tiempos que todo lo podía, se puso a tiro del objetivo a los 67 minutos, sólo tres después. Otro tiro libre
de Tapia, Jorge Higuaín de cabeza estremeció el travesaño y Jorge Comas apareció para empujar la pelota al descuento. Ingresó el hábil Gustavo “Tuta” Torres
en Boca para buscar el empate, mientras el chico Claudio Caniggia y Pablo Erbín hacían lo propio en River. El reloj corría hacia el final con el 3-2 de
los millonarios.
Pero pasó lo inesperado. A los 90 minutos, Milton Melgar fue a buscar sobre la derecha y como rodeado de rivales no pudo sacar el centro cedió atrás a Torres,
que enganchó para su zurda y le pegó desde el borde del área. La pelota en comba dio en el palo y Enrique Hrabina, el símbolo de la fuerza xeneize, llegó
para cabecear y marcó el 3-3 que hizo estallar a medio estadio Mundialista. Los de Veira protestaron al árbitro Ricardo Calabria una supuesta posición
adelantada de Comas en la jugada, pero el gol fue nomás.
Y nomás Boca empató de 1-3 a 3-3, con menos plantel y fútbol que su primo, y alzó la Copa de Oro que ya lo había visto ganador varias ocasiones en esa década.
El Flaco Menotti, recién llegado al banco boquense, se dio el gusto de comenzar con un empate y un título su campaña. Pero no cualquier empate y cualquier
título, fue uno contra aquel gran River.
Reviva en este video semejante superclasicazo:
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