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martes, 29 de diciembre de 2020

QUIEN DIRIA: BOCA-RIVER DE AÑO NUEVO, ¿Y COPA?

Que Boca de papá Rafael y River cuentan historias por miles es ya superclásico como su partido. Sobre todo estos últimos años con los "rounds" por la Copa Libertadores, Supercopa, paternidad millonaria, gloria eterna y más. Pero como su fuego sagrado nunca se extinguirá, ahora los gigantes se van a enfrentar en fechas y circunstancias rarísimas. El sábado 2 a la noche van en la Bombonera por la fecha 4 de la segunda fase de esta Copa Mmaradona que es el torneo local, con el aditamento de que quien gane pasará casi a la final por el título, ya que están empatados en el primer puesto de su Zona Campeonato A. Pero después se podría dar otro, y qué: una nueva final copera, como si la de 2018 en Madrid ya no diera que hablar todavía. En las semifinales de la Libertadores deben superar primero a los duros, aplomados brasileños. Boca con Santos y River con Palmeiras. Si lo hacen, tendríamos el 20 otro "derby" nacional. Sí, un Boca-River de Año Nuevo, aunque sea el 2, y quizá, otro por la Copa. Para ir palpitando, curiosamente justo cuando el año recién arranque.

miércoles, 19 de diciembre de 2018

river y boca: ¿ahora quién carga a quién?

La eliminación, sorpresiva, inesperada, histórica, de River Plate ante el modesto campeón de Emiratos Arabes Unidos Al Ain en el Mundial de Clubes abrió un nuevo debate en el mundillo del fútbol argentino. Si no teníamos suficiente con todo lo que desde comienzos de Noviembre se hablaron y se cruzaron hasta la definición de la Libertadores a favor de la banda, ahora existe un nuevo dilema: ¿quién carga a quién?

Sin querer en lo más mínimo generar lío, simplemente continuar el sano folklore, ambos siguen la lucha superclásica, como siempre que la pelota termina de rodar entre los gigantes. Hasta este martes a la tardecita, el millonario llevaba amplia ventaja en cargadas contra el xeneize, al haberle ganado el clásico más importante de la centenaria historia. Los hinchas se deshacían por la victoria propia y por la caída y posteriores problemas de Boca, como el fin de su técnico o de algunos jugadores de renombre. O con el remanido tema del borrar con el título "la mancha del descenso" de River a la B Nacional en 2011 con Belgrano de Córdoba. Pero luego del 2-2 y la derrota por penales inadmisible contra el campeón de Emiratos, ni siquiera el de Asia, la polémica se reabre. Son ahora los boquenses que se frotan las manos con la eliminación de su rival. Tal vez River lleve ventaja, si se puede establecer así, porque Boca no va a obtener Copa alguna con la caída ajena, ya perdió lo más importante, con sólo ver el lío posfinal que se ha armado en el club. Lo cierto es que River y Boca siguen peleándose, sanamente, pero la siguen. Pasión de una rivalidad que nunca termina, aunque no haya fútbol hasta enero de 2019.

domingo, 9 de diciembre de 2018

river debió perder los puntos, pero es el campeón

El título de campeón de la Copa Libertadores de River merece todas las felicitaciones del caso. Que hizo méritos es indudable, no se gana una Libertadores con la camiseta. Pero no hay que perder de vista el trasfondo. NO hay que olvidar la nefasta jornada de la agresión al micro de Boca. En suma, River es un campeón muy bueno dentro de la cancha, pero no debió serlo por lo acontecido, aunque (claro) no tenga la culpa.

No es una editorial partidaria, por favor. Es la realidad. El club de Núñez debió claramente ser sancionado con la pérdida del partido revancha. Porque aunque la dirigencia riverplatense intentó desligarse de la barbarie, las barrabravas están dentro del club y ellos lo saben. Entonces, y aunque a muchos no les guste, Boca tenía que haber sido decretado campeón. Pero claro, el negocio, el show, debe continuar, y así lo hizo la CONMEBOL, redondeando la peor Libertadores que se recuerde.

Un equipo disminuido emocionalmente, lo manifestamos, no puede afrontar un compromiso de esta envergadura. Es, repetimos, como si al pobre Chapecoense lo hubieran obligado a jugar la final de la Copa Sudamericana 2016 luego de la tragedia aérea. Si bien lo de Boca no fue tanto (por poco), en el fondo la situación da para lo mismo.

River es campeón. Que festeje, que vaya y represente a la Argentina y a la devaluada CONMEBOL en el Mundial de Clubes de Emiratos Arabes Unidos. Pero queda marcado por haber sido un ganador con un gran dejo de injusticia.

lunes, 26 de noviembre de 2018

BOCA DEBE SER CAMPEÓN, RIVER SANCIONADO DURAMENTE

Se dice que el periodismo es el "cuarto poder" por su influencia sobre las cuestiones cotidianas. No buscamos influir en la esperada resolución de la CONMEBOL sobre la frustrada final Boca-River de la Copa Libertadores en su reunión del martes, sólo poner luz y lógica con lo que debe ser justo. Porque puede, como toda justicia humana, ser incorrecta.

En otro continente, en un ámbito normal como podría ser Europa, después de las barbaridades que cometió su gente, aunque no sea su gente auténtica, River Plate debería ser sancionado duramente, con suspensión del Monumental por un año para partidos internacionales. Y más aún, con la pérdida de los puntos. Es decir que Boca Juniors debería, siempre según la lógica, ser declarado campeón y clasificado al Mundial de Clubes. Tal vez sea apresurado, probablemente no esté en la letra fría del reglamento. Pero no siempre el reglamento, tantas veces acomodado como se da la gana, debe primar, sino el sentido común.

Porque en verdad, que a Boca lo hagan jugar la final luego de semejante barbarie (que seguramente se va a repetir) es casi, casi como si se hubiera obligado al bueno de Chapecoense a disputar la Sudamericana 2016 contra Atlético Nacional de Medellín treinta días después de su tragedia aérea. El equipo de Guillermo Barros Schelotto no está preparado en este momento para afrontar una responsabilidad como ésta en este contexto. Y no tiene mucha seriedad, ni tampoco da lugar a fiesta, que se juegue un partido así tras tanta locura, como si tal cosa.

El periodismo es el cuarto poder. No para decirle a la CONMEBOL qué tiene que hacer. Sí para formar opinión y echar luz a tanta oscuridad. Después, que cada uno obre a su voluntad.

domingo, 25 de noviembre de 2018

BOCA-RIVER, EL PAPELÓN DEL SIGLO

No sólo ya no puede vivirse el súper Boca-River copero con alegría, debido a los incidentes del sábado. Una vez más, la Argentina produce, en lugar de una fiesta del fútbol, una vergüenza a los ojos del mundo, como tantas otras a lo largo de los últimos años en otras cuestiones. Pero peor es el papelón organizativo y dirigencial. Después de la suspensión por la lluvia de la final de ida, que tardó lo inexplicable en decidirse, lo de ayer. Idas, vueltas, reuniones interminables de mil horas cuando el sentido común gritaba basta a tanta locura y estupidez. Decisión tras seis horas, reprogramación, jugadores lesionados y shockeados, reuniones en Boca para ver qué postura tomar. Y este domingo, de nuevo el desatino. Otra vez suspensión cuando hacía media hora que hinchas de River habían entrado a su cancha, el Monumental, a ver de una vez la maldita final. Qué pasó, qué no, quién es culpable, quién inocente, ya no importa. Todos, absolutamente todos, salieron perdiendo la final. Más que perder, dejaron un ridiículo lamentable e inolvidable.

sábado, 24 de noviembre de 2018

BOCA-RIVER: LA SUMATORIA DE LO QUE SOMOS

Cuando suceden estas barbaridades como hoy en el Boca-River de vuelta de la Copa Libertadores, uno se pregunta, con mucha impotencia, por qué esto, por qué tanta locura. Según mi humildísimo parecer, es simple. Somos, siempre lo digo, una sociedad en decadencia, que involuciona, estúpida intelectualmente. Inculta, mal educada, egoísta, confrontativa. Violenta. Y puedo seguir, porque yo mismo lo padezco en mi caminar diario por la vida argentina. Todo eso que somos, idiotamente llamado "idiosincrasia", se traslada a estos incidentes. Usted me dirá que´tiene que ver las locuras de la sociedad con una barra brava que apedrea un micro. Es que esas locuras son, siempre según mi visión, el caldo de cultivo de lo que pasa después. No es violencia del fútbol, es en el fútbol pero de la sociedad, o mejor dicho, insociedad. A ver, si en la iglesia los padres dejan corretear a los nenes en medio de la lectura del Evangelio, qué podemos pedir para el fútbol. Lamentable, sí, pero también explicable. La explicación es la sociedad argentina.

BOCA-RIVER: SE ACABÓ LA ALEGRÍA, GANE QUIEN GANE

Iba a ser una superfinal, no sólo ese prefijo por ser los dos más grandes del fútbol argentino y de los grandes de América. Lo único que fue "súper" este sábado fue la vergüenza que Boca y River tuvieron que mostrar al mundo con los incidentes, antes y después de la suspensión, sumadas a las presiones de los supuestamente mandatarios de la pelota, la demora en la decisión y otros entretelones de otra novela negra.

Iba a ser una superfinal, con goles, o no, con emoción, con 90 minutos o alargue, con penales, con situaciones, con polémicas. Y al final, porque la vida del fútbol lo decide así, uno solo iba a ser el dichoso. El del festejo, el de la alegría. Sí, claro, el partido pasó para este domingo. Habrá campeón de la Copa Libertadores de América. Habrá, también, clasificado para el Mundial de Clubes de Emiratos Arabes Unidos. Pero es claro, ya no habrá alegría. Pocos pueden estar felices y tener ánimo de celebración 24 horas después de un bochorno que arruinó la fiesta más grande que se iba a realizar.

Y por favor: que el resultado final no tape lo que pasó. Que en la historia nos acordemos de este, aquel, River-Boca de la vergüenza.

viernes, 9 de noviembre de 2018

2015: BOCA-RIVER LIBERTADORES, ROUND 3



Resumen de la lamentable noche del gas pimienta

En 2015, Boca y River debieron cruzar sus vidas por tercera vez en el milenio en la Copa Libertadores. Iba a ser una fiesta, más allá de la rivalidad. Pero fue otra lamentable página negra de los gigantes del fútbol argentino. Y bien negra, tanto que no se terminó de escribir.

Fue milagroso cómo los dos tuvieron que enfrentarse en los octavos de final. Porque mientras el súper Boca de Rodolfo Arruabarrena ganó sus seis partidos de grupo, el River del por entonces nuevo Marcelo Gallardo pasó ajustadísimo, por un punto y gracias a un resultado ajeno, aquel raro 5-4 de Tigres de México al Juan Aurich de Perú. Pero se sabe que en el superclásico, como pasará este sábado y el que viene, los números previos no cuentan. Por eso, aquel mayo de 2015 fueron noches de predicciones incumplidas y finales inesperados.

El 7 en el Monumental, River anuló a Boca tácticamente y le ganó sobre el cierre, a los 82 minutos, cuando un inoportuno foul de Leandro Marín sobre el "Pity" Martínez fue penal que el uruguayo Carlos Sánchez convirtió en el 1-0 importantísimo, pero no decisivo. Faltaba la vuelta y, aunque el xeneize había jugado nada que ver con su arrasadora previa, el superclásico estaba abierto. Así fue la gran expectativa en la Bombonera el 14 de mayo, cuando la gente voquense creía en la remontada de su equipo y el pase a los cuartos de final.

Sin embargo, Boca volvió a decepcionar, sin fútbol, casi sin asustar al genial arquero Barovero. Y se le fueron otros 45 minutos con un 0-0 que parecía definitivo. Pero restaba el segundo tiempo, y todo podía pasar. El uruguayo Nicolás Lodeiro se preparaba para ingresar y darle al local algo de chispa, frente a un River siempre mejor parado.

En un segundo, la fiesta, el superclásico, la noche, se vinieron abajo, se hicieron negros. Apareció otro personaje en la historia de estos grandes, pero no un Riquelme, un Palermo, un Saviola, un Nasuti. Apareció un siniestro loco, un tal Adrián "Panadero" Napolitano, a quien se le ocurrió la nefasta idea de arrojar gas pimienta por un hueco de la manga protectora camino al vestuario, que cayó sobre varios futbolistas millonarios y afectó a algunos, como Leonardo Ponzio. Un escándalo impropio de un Boca-River, que se vio en todo el mundo, arruinó todo. Porque luego de muchos minutos, deliberaciones, desacertadas entradas de los presidentes, nefastos cantos de la hinchada local, el árbitro Darío Herrera decidió suspender, demasiado tarde tal vez, el partido. Para decorar la torta, la actitud harto repudiable de los jugadores de Boca, con el arquero Agustín Orión a la cabeza, quedándose en la cancha y saludando a los responsables de los incidentes.

Pero no terminó allí, sino (como parece que es habitual ahora) en los escritorios. Encabezado por su mandatario Daniel Angelici, Boca voló a Asunción del Paraguay, sede de la CONMEBOL, a presentar su descargo y pedir lo imposible, que el encuentro continuara. La entidad dijo correctamente que no, le dio el cotejo y la llave a River. Y el equipo de Gallardo, superior a su mediocre rival, lo dejó merecidamente afuera y siguió rumbo a su tercer título continental, que conquistaría ante el Tigres que lo ayudó a pasar de ronda. No fue la mejor rrevancha para las derrotas de 2000 y 2004, pero la gente millonaria lo festejó igual.

jueves, 8 de noviembre de 2018

2004: BOCA-RIVER LIBERTADORES, ROUND 2


Video del 2-1 de River, las rojas y penales de una noche inolvidable

Si en la Copa Libertadores 2000 el duelo Boca-River fue caliente, épico, emotivo, fuerte, cuatro años después un guionista invisible escribió uno aún más tremendo. No sólo porque volvieron a encontrarse en el gran marco sudamericano, sino porque libraron una nueva real pelea. Y porque de nuevo el Boca de Carlos Bianchi jugó al ajedrez y le dio jaque a su archirrival.

Como en mayo de 2000, ambos superaron a sus rivales en la eliminatoria previa, en este caso los cuartos de final, y se vieron en las semifinales. Y más de lo que se esperaba, la llave fue una batalla. Expulsados, peleas, incidencias, goles, polémicas dentro y fuera de la cancha. Y un final de película, como en el 2000, aunque no estaban Riquelme ni Palermo. Todo comenzó con vueltas y más vueltas para ordenar, como ahora, la distribución del público en semejante duelo. Luego de mucho lío, se decidió que no hubiera visitantes, algo poco común en ese tiempo, en ninguno de los dos encuentros.

El 10 de junio en la Bombonera, Boca ganó 1-0 con un cabezazo de su emblema Rolando Schiavi, pero a ambos les salió caro. Un foul del boquense Raúl Cascini originó una batalla entre varios jugadores que terminó con una agresión del actual DT millonario Marcelo Gallardo al arquero Roberto Abbondanzieri. Después de varios minutos de vergonzoso escandalete, Gallardo y Cascini se fueron expulsados, y más tarde el lateral visitante Ariel Garcé también vio la roja de parte del discutido Claudio Martín por foul fuerte. Y en tiempo agregado, un tiro libre de Carlos Tévez fue detenido por Eduardo Coudet con la mano dentro del área, un penal que hubiera sido el 2-0, pero Martín no sancionó nada y el partido terminó con el corto 1-0 xeneize.

Siete días después, la locura (porque así lo era) se daba en el Monumental. El técnico Leonardo Astrada, en su primer año en el rubro, dispuso línea de tres y mucho ataque para buscar la diferencia o al menos, un triunfo por un gol que forzara una definición por penales, ya que entonces los goles de visitante no contaban. Todo pasó en el segundo tiempo. Ni bien reiniciaron, el colombiano Vargas fue expulsado por el mundialista Héctor Baldassi por tener que agarrar a Luis González. Y un ratito después, el mismo Lucho sacó un remate tremendo para abrir el marcador. River tenía todo, como en 2000, para eliminar a Boca y tomarse desquite de cuatro años atrás.

Pero como ese 2000, lo dilapidó. Faltando seis minutos, el talentoso local Rubens Sambueza, ingresado por Coudet, se hizo echar tontamente por exceso verbal. Al mismo tiempo, el lateral Rojas se iba lesionado y Astrada no tenía más cambios. Rápido y sagaz, Bianchi mandó al campo al incisivo Franco Cángele, de las inferiores del xeneize, para buscar desborde y un empate. En su primera pelota, Cángele desbordó y centró al medio, y Tévez marcó el empate, aunque se pasó de conducta y al hacer la gallina (apodo vulgar de River) con las manos, también fue expulsado tontamente.

Herido, River tenía una última chance, y en el tiempo agregado, cuando Boca saboreaba una clasificación inolvidable, un tiro libre de otro gran joven, Fernando Cavenaghi, fue conectado por el canterano Cristian Nasuti en claro offside para un 2-1 inesperado. Ahora sí, los locales que copaban el Antonio Vespucio Liberti volvían a soñar con la revancha del 2000 en los penales.

Todos iban marcando su tiro, veteranos y juveniles. El retornado chileno Salas, Cavenaghi, Schiavi, los chicos Ledesma y Alvarez, que debió ingresar por Guillermo Barros Schelotto por la roja de Tévez. Hasta que otro joven, un surgiente Maxi López, ejecutó el quinto y el "Pato" Abbondanzieri se lució atajando. Y fue el cordobés Javier Villarreal, otro de poca edad y experiencia, quien marcó el final. Sí, Boca eliminaba no sólo al once de River, sino a los casi 70.000 hinchas que fueron a ver la victoria de su equipo. El rey de la estrategia Bianchi ganaba una nueva partida y su Boca iba a otra decisión copera, que luego perdería con Once Caldas de Colombia. Entonces River se sintió tal vez compensado. Pero esa noche de 2004, el millonario sucumbió otra vez en el superclásico más grande, el de la Copa.


2000: BOCA-RIVER LIBERTADORES, ROUND 1




Video de aquella noche mágica de Boca y Palermo

Todas las miradas están en el próximo sábado, el primero de dos trascendentes, cuando Boca y River se atrevan a desafiarse por la Copa Libertadores de América. Pero las miradas también tienen que estar en el pasado. Porque no es la primera historia fuerte de los gigantes de la Argentina en el gran marco copero. Jugaron muchas veces por fase de grupos, aquel 4-3 boquense del 91, aquellos triunfos millonarios del 86. Pero nada como aquella mágica noche del 24 de mayo de 2000 en que Boca comenzó a escribir el regreso a la gloria internacional, juxto contra su archirrival, en una jornada plena de emociones profundas.

Eran los cuartos de final de vuelta de una historieta intensa, la de la ida cuando en el Monumental, el River de Américo Gallego había ganado 2 a 1 con poco, aprovechando errores ajenos y cuidando bastante el triunfo en el cierre. Inexorablemente, uno de los dos debía enfrentar al América de México en semifinales. Y el mítico xeneize de Carlos Bianchi quería demostrar que no sólo en el campeonato local era bueno. Pero no lograba romper la defensa rival, en un millonario con bajas sensibles como Hernán Díaz y Gancedo en el medio.

Fue Juan Román Riquelme, en su ascendente vida de joven realidad, quien lo hizo. Iban 14 minutos del segundo tiempo y el as boquense hizo una genial jugada de las tantas suyas para buscar a Marcelo Delgado, y el "Chelo" definió ante la mala salida de Roberto Bonano. La llave estaba igualada, y el defensivo River buscó que así quedara para ir a unos utópicos penales. Como que el "Tolo" campeón del mundo 1978 colocó a Guillermo Pereyra, medio de recuperación, por nada menos que Pablo Aimar.

Mientras tanto, un éroe esperaba en el banco de suplentes. Martín Palermo, el impresionante goleador, volvía a una cancha luego de seis meses y una negra vida por la inoportuna lesión de ligamentos que lo dejó sin fútbol y sin venta a la Lacio italiana en 1999. A los 36 minutos, ingresó por Alfredo Moreno, uno de los modestos recambios del plantel, el santiagueño de los cinco goles al Blooming de Bolivia. Y entre Riquelme y Palermo hicieron la hazaña. A los 39, Trotta bajó a Battaglia en el área y el mundialista Angel Sánchez dio un penal que el diez transformó perfecto para el 2-0, que por fin metía a su equipo donde quería.

River se acordó tarde de ir por un descuento, pagando precio a su mediocridad. Pero faltaba cerrar la noche. Y fue Palermo, como en un guión de cine, quien lo hizo. En tiempo agregado y cuando los de Bianchi intentaban llevar el juego lejos, Riquelme comenzó la acción que siguió en Battaglia y derivó en Martín, que de espectacular remate hizo estallar la Bombonera en una emoción inolvidable. El héroe había vuelto. Boca goleaba 3-0, dejaba afuera a River ante su gente. Y empezaba a soñar con que no sólo en la Argentina era grande. Después superaría al América y a Palmeiras en otros épicos duelos. Pero antes tuvo que vivir esa noche de magia. Justo contra River.

lunes, 5 de noviembre de 2018

EN EL FÚTBOL DE EUROPA TODO SE SABE MUCHO ANTES

Al final, ya se conoce cuándo y dónde, y con qué clase de público, jugarán Boca y River la tremenda final de la Copa Libertadores de América. Eso sí, luego de que se dijera de hacerla el 7 y 28, dos miércoles, se pasó con criterio para el sábado 10 y el 24, pero primero a las 16 y hoy se fijó a las 17. Que visitantes sí, que el Presidente se metió en la cuestión, que luego los clubes dijeron no con absoluto acierto. A todo esto, la CONMEBOL (la principal organizadora, obvio) no sugirió nada. Bueno, después de tantos cabildeos tenemos todo organizadito. Después de tantos cabildeos. En una Champions League, bah, en el torneíto más chiquitito de Europa todo ya está fijado con antelación de un año más o menos. Claro que puede haber imprevistos y cambiarse fechas, pero nada es improvisado. Acá y en Sudamérica, seguimos haciendo partidos y torneos como si fueran salidas nocturnas. Por algo los europeos nos llevan tanta ventaja. Y eso que esto es Boca-River.

viernes, 2 de noviembre de 2018

BOCA-RIVER DE LA COPA DEBERÍA SER AFUERA

Como sabe gran parte de la Argentina y el mundo, Boca Juniors y River Plate, Boca y River para la tribuna, resultaron esta semana finalistas de la Copa Libertadores de América, el mayor torneo de clubes de Sudamérica. Es decir que los dos gigantes del país, que ya jugaron dos superfinales locales, como la Supercopa este año, ahora van por la más importante de su existencia. Y claro, como en esta sociedad todo es problema, cómo hacer que se pueda realizar un superclásico con hinchas de los dos sin temor a incidentes. Porque hoy el Presidente Mauricio Macri ofreció a ambos que se juegue con público visitante, una real locura por cómo se vive el fútbol acá. Y eso que Boca-River pocas veces terminó mal, salvo el episodio de la "puerta 12" de 1968, que en realidad fue una negligencia humana más que disturbios.

Igual, la inseguridad que se vive hoy en el país y la ausencia del Estado en el tema no da para esto. Lo lógico, donde la CONMEBOL (quien rige el deporte en esta zona) debería haber pensado, es que sea en un país neutral. Boca-River en el Centenario de Montevideo, en el Defensores del Chaco de Paraguay, en Brasil, en Colombia. Como se hace en Europa, donde todo es justo, un Real Madrid-Atlético en Italia o Inglaterra. Pero no, seguimos siendo como somos, acá y en Sudamérica. Así que desde el miércoles, la Bombonera y el Monumental serán escenarios de la superfinal. Riesgosos, sí, y también, incorrectos.

domingo, 29 de enero de 2017

¿SERÁ POSIBLE UN BOCA-RIVER SIN LÍO?

Boca y River simbolizan sana pasión, y más si juegan una Copa, aunque sea la Luis Nofal de verano. Sin embargo, parece que el superclásico ahora es excusa para que los jugadores, en general de muy mal comportamiento, quieran ganar a lo guapo, como si fuera el barrio. Profesionales, en varios casos de larga trayectoria, que no lo demuestran en la cancha.

Faltas, algunas blandas, otras duras, otras descalificadoras,líos entre futbolistas, tumultos, amonestados, expulsados, incidentes no entre hinchadas, que también es criticable, sino entre los que manejan una pelota. Para colmo, el árbitro Pitana contribuyendo con algunas decisiones amparadas en un reglamento ridículo expulsando técnicos. Para colmo, Guillermo Barros Schelotto, entrenador de Boca, entrenador repetimos, es decir, quien debe impartir calma desde el banco, protestando como en su época de jugador, haciendo un innecesario show escondido en el banco tras ser expulsado. Y la locura del cierre que derivó en tres tarjetas rojas a Insaurralde, Benedetto y Driussi, aunque Pablo Pérez y Centurión, que llevaron la voz cantante de la escaramuza, se quedaron en el campo.

Como comentamos anoche, es una lamentable repetida costumbre, nada sana, que los dos grandes del fútbol argentino hagan semejantes papelones a la vista del mundo, porque los partidos salen para todo el mundo. Que pensarán en Europa de ver que el gran espectáculo nacional, en lugar de ser un juego, un disfrute, un deporte, es una escalada de violencia que es tan o más preocupante que la de las tribunas. Porque si los de adentro la generan, estamos listos. Ya pasó en la Sudamericana 2014, en el escándalo del gas pimienta de la Libertadores 2015. Pero también pasó los dos veranos anteriores.

En 2015, en la victoria de Boca 1-0 con gol de Cristaldo, Leonel Vangioni le pegó duro a Pavón y no lo dejó seguir en la cancha, fue amonestado y luego, por algo similar, expulsado, igual que Maidana que metió un codazo. El año pasado, cinco rojas, una (la de Jonathan Silva en Boca) a los 10 minutos, encontronazos como anoche, Maidana, Tévez, agresiones, de todo menos superclásico. Ayer, de nuevo, tres expulsados, tres DT afuera, uno correcto, los otros dos no, mucha pierna fuerte, mucha fricción. La famosa mentalidad, muy errada, de jugarse la vida, de poner todo. Hay que poner con la pelota al pie, no con los pies y sin pelota.

Todo el mundo habla del partido, del 2-0, del fútbol, y está bien. Pero no dejemos de costado que estos líos Boca-River vienen de tiempo atrás, y ya parecen un indisoluble de cada súper. Como no era antes, más allá de la rivalidad; 30 años atrás ambos protagonizaron un 3-3 inolvidable. Hoy sólo parece que se gana con temperamento mal entendido. A ver si en el próximo, sea la ocasión que sea, se dejan de ensuciar y se dedican a lo que saben y a su profesión: jugar. A ver si un superclásico sin violencia es posible. Sin violencia de jugadores.

sábado, 28 de enero de 2017

30 AÑOS DE UN BOCA-RIVER IMBORRABLE

Hoy se juega otro Boca-River de verano en Mar del Plata. Y hoy, justamente, hace 30 años, en la Feliz los colosos del fútbol argentino dieron un espectáculo
imborrable, soñado. Como un verano antes River y Polonia lo habían dibujado en el José María Minella, la calurosa noche del 28 de enero de 1987 quedó para
siempre en la mente de cualquier futbolero. Especialmente, los del xeneize. 

Era el partido decisivo de la Copa de Oro, por entonces realmente un torneo, que ese 87 contó con los dos gigantes, Independiente con Bochini y compañía
y el Colonia de Alemania con figuras como Schumacher, Haessler o Allofs. Ambos habían vencido al rojo 3-2, Boca al Colonia y River no pudo con los alemanes,
por lo que el conjunto boquense, dirigido por César Luis Menotti, llegaba con un punto de ventaja sobre el de Héctor Veira, con lo que el empate le alcanzaba
para quedarse con la Copa. 

Y Boca pareció ratificar la conquista desde el primer tiempo, cuando a los 23 minutos Carlos Tapia mandó un centro de tiro libre y Jorge Rinaldi cabeceó
impecable para el primer gol. Pero el poderoso, lujoso River del Bambino, que venía de aquel 5-4 con Polonia del 86, lo remontó en un periquete. Patricio
Hernández a los 45 de esa primera etapa de penal, el inolvidable Juan Gilberto Funes a los 62 de cabeza y Antonio Alzamendi dos minutos más tarde ponían
un 3-1 muy lejano de revertir para cualquiera. 

Menos para Boca, que con su típica garra de esos tiempos que todo lo podía, se puso a tiro del objetivo a los 67 minutos, sólo tres después. Otro tiro libre
de Tapia, Jorge Higuaín de cabeza estremeció el travesaño y Jorge Comas apareció para empujar la pelota al descuento. Ingresó el hábil Gustavo “Tuta” Torres
en Boca para buscar el empate, mientras el chico Claudio Caniggia  y Pablo Erbín hacían lo propio en River. El reloj corría hacia el final con el 3-2 de
los millonarios. 

Pero pasó lo inesperado. A los 90 minutos, Milton Melgar fue a buscar sobre la derecha y como rodeado de rivales no pudo sacar el centro cedió atrás a Torres,
que enganchó para su zurda y le pegó desde el borde del área. La pelota en comba dio en el palo y Enrique Hrabina, el símbolo de la fuerza xeneize, llegó
para cabecear y marcó el 3-3 que hizo estallar a medio estadio Mundialista. Los de Veira protestaron al árbitro Ricardo Calabria una supuesta posición
adelantada de Comas en la jugada, pero el gol fue nomás. 

Y nomás Boca empató de 1-3 a 3-3, con menos plantel y fútbol que su primo, y alzó la Copa de Oro que ya lo había visto ganador varias ocasiones en esa década.
El Flaco Menotti, recién llegado al banco boquense, se dio el gusto de comenzar con un empate y un título su campaña. Pero no cualquier empate y cualquier
título, fue uno contra aquel gran River. 

Reviva en este video semejante superclasicazo:


domingo, 24 de enero de 2016

BOCA-RIVER: OTRO ESCANDALETE



Las expulsiones y el escándalo del superclásico

Lamentable. Preocupante. Vergonzoso. De mediocres, bien de la mediocridad argentina. Una vez más, como hace tiempo biene pasando de forma alarmante, Boca y River dieron un espectáculo que de superclásico no tuvo nada y sí de violencia, de esa maldita mentalidad de “jugarse la vida en los clásicos” tan enraizada entre nosotros. Para qué, digo yo, escribí tanta previa, con historia, videos, estadísticas, en definitiva, destilé la misma pasión que cada protagonista del clásico. Para qué si después, uno y otro llevaron a cabo una velada de boxeo o de kick boxing que de fútbol, que dicho sea de paso deja mucho que desear más allá del argumento pretemporada. Cinco expulsados, tres de ellos de un Boca lastimoso en su presencia, que ya lleva cinco en dos partidos; muchas faltas, prepotencia, pelea y el lío faltando unos minutos entre Maidana y Carlos Tévez que derivó en ese escandalete con un elenco estelar y grandes actuaciones, por supuesto muy lejos del lindo teatro en Mar del Plata. Como en los duelos de la Copa Sudamericana 2014, como el escándalo de la Libertadores 2015, como los partidos locales, Boca y River dieron otra pésima imagen, que de “machos” no tiene nada, más bien todo lo contrario. Jugadores de pésima conducta, que se creen reyes por ser futbolistas, que ponen en aprietos al mejor árbitro del mundo, y eso que anoche Patricio Loustau los tuvo a rienda corta. Qué fácil es criticar al juez si los protagonistas parecen niños peleándose en un potrero o en un patio de colegio. Y además, para qué hablar de violencia en los estadios, si la violencia la ponen los de adentro. Si no se comportan ellos, qué esperar de la sociedad que los rodea. Fuimos a ver fútbol, debuts, goles, tensión y emoción bien pensada. Fuimos, por ejemplo, a ver cómo volvía Daniel Osvaldo, cómo debutaban Jara y Silva, lo de Nacho Fernández en River. Terminamos viendo golpes, fricciones, poco fútbol y malo y otro escandalete vergonzoso para dos clubes de semejante categoría. Ah: era un amistoso.

viernes, 22 de enero de 2016

RECUERDOS DE BOCA Y RIVER DE VERANO

Mañana a la noche, Boca y River, River y Boca, jugarán un nuevo superclásico de los habituales amistosos (muy poco amistosos) de verano. Será el número 77 y tendrá lugar en Mar del Plata, el clásico marco de estos grandes partidos, que a pesar de ser de verano encierran tanta o más expectativa y presión que los oficiales. Y entonces, al ser un superclásico, tenemos que contar los mejores recuerdos que los dos más grandes dieron desde aquel 10 de febrero de 1975, el primero, empate 2 a 2 por la famosa Copa de Oro con goles de Potente, Tarantini, Alonso y Más. Estas son algunas historias que dejaron huella en cada verano.

1979: PRIMER TRIUNFO DE RIVER

El primer triunfo de la historia veraniega aconteció el 21 de febrero de 1979, cuando por el torneo de Mar del Plata River se impuso 1 a 0, con gol de Galetti a los 78 minutos, en partido arbitrado por Roberto Barreiro. Con ese 1-0, el millonario se llevó el título.


Video Boca 2 River 1 1983

1983: PRIMER TRIUNFO DE BOCA

Fue el 26 de febrero en la Feliz, con Abel Gnecco como juez y goles de Krasouski y Berta, empatando Nieto para un 2-1 que cerró aquel verano donde eltorneo se mezcló con el final del Metro 82 ganado por Estudiantes de La Plata. Fue la primera victoria xeneize, un triunfo que le serviría para llevarse el título.



Video segundo gol de Gareca 1984

1984: TODAS PARA BOCA

El 16 de febrero de 1984, los colosos jugaron por la Copa de Oro. Boca, que venía mostrando gran fútbol y goles, arrasó con River 3 a 0 con tres de Ricardo Gareca. Todas le salieron al equipo de la Ribera, ya que River terminó con 9 hombres y Hugo Gatti le atajó un penal al uruguayo Alberto Bica. Como en el 83, el triunfo sirvió para otro título veraniego.



Video Boca 3 River 3 1987

1987: REMONTADA AZUL Y ORO Y TÍTULO

Junto al River-Polonia del 86, el mejor recuerdo de un verano. Corría el 28 de enero y el Boca de Menotti necesitaba un empate para llevarse el Ciudad de Mar del Plata. Tras la apertura de Jorge Rinaldi para los boquenses, los de Veira remontaron y se pusieron 3-1 por Patricio Hernández, Funes y Alzamendi. Al rato descontó Comas, y Boca estaba a tiro del punto que quería. Faltando cinco minutos, Torres remató de afuera, la pelota dio en el ángulo y Enrique Hrabina llegó para cabecear y darle el 3-3 heroico. Y más, el título soñado.

1993: RIVER ROMPE LA RACHA

En 1993, el River de Daniel Passarella venía de una larga racha sin ganarle al Boca de Oscar Tabárez, tanto amistosos como oficiales. Pero ese 14 de febrero por la Copa Revancha, con dos goles del aún activo Ramón Díaz, ganó 2-1 (Sergio Martínez para Boca) y cortó una racha de 13 encuentros sin saber lo que era vencer a su clásico rival.



Video Boca 2 River 1 2000

2000: LOS SUPLENTES ECHARON A RAMÓN

Ya se habían jugado dos clásicos en el nuevo milenio, uno para cada uno. El 9 de febrero era tiempo de cerrar la serie en Mar del Plata. Para eso, el Boca de Carlos Bianchi presentó suplentes y juveniles, y el River de Ramón Díaz, que llegaba algo cuestionado, lo aprovechó y se puso en ventaja por Juan Pablo Angel. Pero en pocos minutos, los entonces jóvenes Alfredo Moreno y Sebastián Battaglia dieron vuelta el resultado y Boca
ganó 2 a 1 contra todo lo pensado. El lunes siguiente, Ramón Díaz presentó la renuncia y fue reemplazado por Américo Gallego.



Video River Boca 2002

2002: FONSECA, HÉROE DE RIVER

El uruguayo Daniel Fonseca había llegado como refuerzo a River para el cierre de la temporada 2001/02. Y en su primer superclásico, el de la Copa Desafío en Mendoza, fue el héroe total de la noche. Cuando Boca ganaba 1 a 0 por Riquelme, Fonseca empató en el desscuento de penal.Y como había que definir un ganador se ejecutaron penales. Roberto Bonano le atajó a Sergio Martínez y… Fonseca definió el 5-4 final para los de Ramón Díaz.



Video Boca 3 River 3 2003

2003: OTRO 3-3 PARA BOCA

Como pasó en 1987, en 2003 en Mendoza River ganaba 3-2 y conseguía la Copa Revancha en Mendoza. Pero en el último minuto, César “Beto” González definió tras un rebote y le dio a Boca, en plena vuelta de Carlos Bianchi, otro 3-3 y otro título de verano.



Video River 3 Boca 0 2006

2006: RIVER GOLEA EN SALTA

La mayor goleada para River fue en enero de 2006, cuando por la Copa Desafío en Salta venció 3-0 con goles de Santana, Montenegro y Oberman.



Video definición River Boca 2007

2007: NUEVE DE RIVER LE GANARON A 11 DE BOCA

Otro recordado fue en febrero de 2007, nuevamente en Mendoza. Boca empató con River 1-1, con goles de Palermo y Ferrari. La banda había sufrido dos expulsiones, pero aún así los de Miguel Russo no lograron ganar, y en la definición por penales, River venció 6-5.



Video Boca River en la B 2012

2012: BOCA LE GANA AL RIVER DE LA B NACIONAL

Un momento tan caliente como recordado. River se había ido a la B por primera vez en su historia, y se hablaba de que el superclásico del verano 2012, el 25 de enero en Chaco no se jugaría para evitar incidentes. Se llevó a cabo, no hubo problemas, Boca humilló a su archirrival 2-0 con un doblete de Nicolás Blandi y Alejandro “Chori” Domínguez fue expulsado.



Video River 2 Boca 0 2013

2013: RIVER REY DEL TRÍO

Para 2013 se programaron tres superclásicos en el mismo verano, lo que Carlos Bianchi, en su tercera vuelta en Boca, calificó de “estupidez”. Así fue malo para su equipo, ya que River ganó dos y empató uno del trío de aquel verano.



Video Boca 5 River 0 2015

2015: MÁXIMA GOLEADA DE BOCA

El 31 de enero pasado se produjo en Mendoza un resultado histórico, ya que el 5-0 que Boca le endilgó a River (Cristaldo, Palacios, Chávez, Calleri y Bentancur) fue el máximo marcador en un clásico de verano. Tras aquel triunfazo, el plantel de Rodolfo Arruabarrena subió a Twitter una foto mostrando cinco dedos, cargando a su rival por el resultado.

Presentadas las historias del pasado, esperamos otro Boca-River, más que un partido de prueba, y aunque sea de verano, otro superclásico del fútbol argentino.



domingo, 13 de septiembre de 2015

!GRANDE BOCA!




Video del gol de Lodeiro que definió el superclásico.

Hace cuatro meses, en mayo, yo escribí una entrada con este mismo título gracias a que mi Boca querido le ganó a River 2-0 antes de los dos partidos de la Copa Libertadores. Y ahí puse que no quería hacer pronósticos sobre los mismos porque, si ustedes buscan en el archivo del blog, en una de las primeras notas anticipé el superclásico que finalmente perdimos por la semifinal de vuelta de la Copa Sudamericanan. Y suerte que no lo hice, porque para mí como para todos los hinchas de Boca (hablo como hincha y no como periodista, recuerden) fue un golpe durísimo, más de la forma en que pasó.

Bueno, este domingo festejé de nuevo por el campeonato el 1-0 del xeneize en el Monumental con el gol de Nicolás Lodeiro a los 20 minutos, que le dio al equipo del Vasco Arruabarrena la punta de la tabla otra vez, tras haberla perdido con su rival por el título San Lorenzo en el encuentro entre ambos el domingo pasado. Fue una pequeña revancha de aquel mayo olvidable y un gran tirunfo como lo son todos ante el clásico rival, pero éste más importante por todo lo que Boca se jugaba y por la presión que la prensa y ex jugadores tiraron al equipo en la semana, para mí bastante injustificadas, recordar que se especulaba y especulaba con el Vasco que se iba si Boca perdía, o se iba después o en las próximas fechas. Lo cierto es que el azul y oro está de nuevo arriba y para mejor, con una victoria sobre este algo agrandado River de los últimos meses. Ahora voy a tomar una medida que creo será acertada más allá de cómo termine todo: no hago ningún pronóstico sobre el campeonato, no sea cosa que mi blog le traiga mala suerte a mi querido club. Pero sí que el glorioso de la Ribera está para campeón y así borrar lo acontecido en este 2015. !Vamos Boca todavía!

domingo, 3 de mayo de 2015

UN DOMINGO DE BOCA-RIVER CON PAPÁ

El domingo 3 de mayo de 2015 amaneció soleado pero muy frío, como estaba pronosticado, sobre Buenos Aires. En una casa de la zona Norte de la ciudad, papá Rafael y yo despertamos, cada uno con su hora, cada uno con su régimen de sueño, y nos pusimos a charlar como solemos hacerlo de cama a cama. Yo, en la mía de toda la vida, la que acuna sueños desde hace más de 30 años, bien tapado con dos frazadas; él, con la suya que quedó de mi abuelo, con una colcha y una manta. Y hablamos de todo, entre los temas, claro, el superclásico Boca-River que esa tarde se jugaría en la Bombonera. Una vez más, como desde los 5 años cuando él me hizo hincha, vivimos con pasión y amor por nuestro Boca amado. Después de darme a tomar mate como siempre le pido ("quiero mate") y otras cosas, me pidió que le pusiera en la computadora los temas árabes que le gustan. Y aunque hacía frío y aún yo tenía sueño, me levanté con el frío y fui a la máquina; como no los recordaba, entonces me pidió Chiquitita de ABBA, como aquellas lindas mañanas de mi infancia. Se la puse en español, pero él prefirió en inglés y se deleitó una vez más con el precioso tema, igual que después cuando le hice escuchar Spending My Time de Roxette y otros más que se reproducían automáticamente desde la PC del gran dúo sueco.

Más tarde, como a las 10 y algo, nos levantamos y luego de que yo tomara mi desayuno, planeamos adónde ir ya que a pesar del frío el sol dominaba el día. Y nos fuimos al almacén chino a hacer unas compras, caminando bajo el sol en una mañana agradable pero muy ventosa. Me dejó afuera esperando, compró algunas cosas y luego volvimos a casa; yo le dije que quería caminar un rato más, pero él no quería por el frío y su resfrío surgiente a sus casi 82 años. Me conformé y luego estuve un rato en Internet, mientras él preparaba el almuerzo con la TV y la previa del superclásico de fondo. Luego de lamentarse de no haber comprado papas fritas para el vermú, me llamó a comer y con TN Deportivo comimos unos ricos ravioles con salsa, que no sé si ya venían o él me puso aunque sabe que no me gusta. Pero comí muy bien. Y como siempre él se fue a acostar su siesta vespertina, mientras yo volvía a meter mis energías en la computadora, pero no el superclásico sino otras cosas. Luego yo también me fui a acostar pero escuchando la previa y los partidos que se jugaban previamente.

Se hicieron las 5 de la tarde, el partido era a las 6 y cuarto, y tras volver a darme mate y charlar, papá resolvió levantarse e ir a ver el partido previo (Banfield-Independiente, 1-1) al living, contiguo a la pieza, en el bonito TV color comprado el año pasado, por el legendario Canal 7, actual TV Pública. Yo lo seguía por radio (La Red), un poco por mi vista y otro por la nostalgia de aquellos años de fútbol por radio. La transmisión de la misma, desde el veinteañero radiograbador Philips, llegaba segundos antes que la de la tele, esas cosas de la tecnología de este siglo XXI, con lo que yo sabía antes qué pasaría con cada jugada. (Papá siempre me pide que no le diga nada o no grite un gol antes, pero a veces no me puedo contener.) Terminó aquel encuentro y mientras Tigre le iba ganando a Nueva Chicago (final 2 a 0) nos dispusimos cada uno desde su ubicación para el gran encuentro, como lo hacíamos en mi casa natal de Carapachay (zona Norte de Buenos Aires) en los 70, 80 y 90, o en las distintas casas donde vivimos después en los 2000 y 2010.

Ya se había ido el sol radiante, ya era atardecer en pleno otoño cuando comenzó el superclásico. Boca arrancó mejor con varias posibilidades de gol (como una en el palo de Osvaldo) y papá y yo lo palpitábamos, como aquel "peligro de gol" del glorioso José María Muñoz. River tuvo una chance de Sánchez que pegó en el travesaño y el viejo puteaba, igual que cuando avanzaba nuestro eterno rival, yo no tanto, me lo tomaba con calma aunque lo sufría también. Terminó el primer tiempo 0 a 0, un poco aburrido al final, y mientras yo le recordaba qé decía al final de un primer tiempo ("caramelos, chupetines y chocolates...") él se fue a la cocina y yo al baño, volviendo rápido para instalarnos en nuestras posiciones, como se dice vulgarmente para la cábala, y ver si nuestro Boca podría ganar el primero de los tres clásicos (los otros dos vendrían por la Copa Libertadores de América, nada menos) en el segundo tiempo.

Pero ya entrada la noche, con el calorcito de la estufa, nos aburríamos porque no pasaba nada de ninguno de los dos lados. Papá esbozaba algún que otro comentario, exigente como siempre con los jugadores. En cambio yo, con mi alma de periodista que soy, lo tomaba más fríamente y casi que pensaba qué haría el lunes, mientras lo seguía por la radio acostado. Igual me lamentaba: "¿Esto no terminará 0 a 0, no?", entre la incertidumbre y la bronca. De pronto me acordé de la gloriosa Radio Rivadavia del Gordo Muñoz y cambié de la supermoderna La Red a Rivadavia. Y se vinieron los cambios como el de Fernando Gago y Cristian Pavón en los xeneizes, con los que teníamos esperanzas de ganar; yo desde ahí lo analizaba y le decía a papá qué podría pasar, lo mismo que con los que hizo River. Faltaban pocos minutos, yo pensaba y le comentaba: "esto va derecho al empate 0 a 0". Él estaba de acuerdo, ya medio que nos resignábamos.

Pero la noche del domingo tenía una gran sorpresa para los boquenses de alma, entre ellos nosotros dos. Atacó Boca a los 83 minutos y como la radio llegaba antes, como ya expliqué, lo palpité y me esperancé con un gol. Y cuando Pavón definió luego de un centro y convirtió el 1 a 0, lo grité con toda la fuerza de mi garganta y de mi alma. Obviamente, papá no llegó a tiempo a hacerlo conmigo a dúo, pero lo disfrutó por la TV y me dijo el autor, que yo creí que era otro. Y ni hablar cuando tres minutos después vino un contraataque y Pablo Pérez hizo el segundo. Volví a gritar como loco haciéndole lío a la garganta y a papá que llegó a destiempo, pero no me importaba nada, salvo que otra vez él me dijo quién fue el autor. Él feliz de la vida en su sillón, yo parado cargando a nuestros "primos", como los solemos llamar. El cambio de radio trajo suerte y Boca se llevó el superclásico por 2 a 0.

Y más adelante, los comentarios, las entrevistas, todo un poco por radio y otro acercándome a la tele. Se hizo la hora de cenar, comimos la pizza de siempre algo desarmada (papá protestaba como siempre "no sé qué le pasó, se desarmó de vuelta"), pero los dos comentábamos las incidencias del triunfo refelices mientras cenábamos. Luego él a seguir viendo TV y yo a mi pieza, primero a escribir en mi computadora esta crónica y publicarla (justo tras las anteriores dos) y a escuchar el programa Pintado de Azul y Oro, el partidario de Boca donde quise trabajar el año pasado. Disfruté todo lo que allí se decía y me quedé dormido, despertándome con el final de la sección Los Olvidados de Siempre que me encanta, donde se rescatan historias de viejas glorias del club, por lo que no supe quién era. Y con el final, apagué la radio y me fui a dormir definitivamente. Así pasó otro domingo en mi vida, del frío amanecer a la noche de Boca, el del cumpleaños de mi maestra
jardinera Susana, el de la pizza desarmada pero triunfal, como vienen siendo nuestros últimos años. Pero todo con un denominador común: un domingo con papá Rafael, otro superclásico de mi vida.

!GRANDE BOCA!



Video de los goles de Boca.

Por tercera vez en 2015 y primera oficial, Boca volvió a ganarle a River, mientras esperamos los partidazos de ida y vuelta por la Copa Libertadores que justamente enfrentan a los dos los próximos dos jueves. Esta vez fue 2 a 0 en la Bombonera, en un partido que iba derecho al empate hasta que el chico Cristian Pavón, aquel a quien Leonel Vangioni lesionó en el verano, tuvo su revancha y a los 83 minutos marcó el primero, y luego Pablo Pérez, el ex Newell´s y Málaga de España, terminó de definirlo con su gol a los 86´. Boca es puntero del torneo largo de 30 equipos con 27 puntos y le lleva 3 a River, San Lorenzo y Belgrano de Córdoba, aparte perdió un solo partido en el 2015, aquel veraniego inicial 4-1 con Racing. Después, el equipo del genial Rodolfo "Vasco" Arruabarrena jugó 18 partidos con 15 victorias y 3 empates, un comienzo de año impresionante para mi querido club que ojalá no decaiga, recordemos que venía de un pésimo 2014. Así que aparte de los triunfos 1-0 y 5-0 del verano, ahora el 2-0 del domingo. En otra entrada cuento los detalles de cómo lo viví, pero grité los goles como loco, hablo desde el hincha, aclaro. Igual, si lo analizo como periodista deportivo que soy, el xeneize fue superior a su rival en el primer tiempo y luego el partido se cayó hasta los goles; River, como no le venía pasando en los superclásicos, volvió a esos tiempos donde o empataba o perdía. Y también volvió a sus bajones de este ciclo 2015 de Marcelo Gallardo que casi lo deja afuera de la Copa. Ahora, bueno, ahora viene la Libertadores. Pero volviendo a ponerme en hincha y escritor, si ustedes recuerdan una de las primeras entradas de este humilde blog anticipé el partido de vuelta por la semifinal de la Copa Sudamericana, minutos antes de que arrancara, y Boca lo perdió 1 a 0 y River pasó y luego la ganó. Así que ahora prefiero no decir nada, en 12 días hablamos. Por ahora... !grande Boca!




jueves, 27 de noviembre de 2014

SE DEFINE BOCA-RIVER

En una hora y poco más, Boca y River definirán quién pasa a la final de la Copa Sudamericana 2014, la segunda en importancia de Sudamérica. Boca, ganador en 2004 y 2005, igualó en su cancha 0-0 ante su eterno rival pero igual es favorito. River viene en caída entre torneo local y Copa, tras un gran arranque de temporada. El que gane pasa, el empate sin goles lleva a los tiros desde el punto del penal y el empate con goles clasificará a Boca Juniors. El vencedor enfrentará a Atlético Nacional de Medellín, Colombia, en la finalísima. ¿Quién ganará? !Hagan sus apuestas!