jueves, 8 de noviembre de 2018

2000: BOCA-RIVER LIBERTADORES, ROUND 1




Video de aquella noche mágica de Boca y Palermo

Todas las miradas están en el próximo sábado, el primero de dos trascendentes, cuando Boca y River se atrevan a desafiarse por la Copa Libertadores de América. Pero las miradas también tienen que estar en el pasado. Porque no es la primera historia fuerte de los gigantes de la Argentina en el gran marco copero. Jugaron muchas veces por fase de grupos, aquel 4-3 boquense del 91, aquellos triunfos millonarios del 86. Pero nada como aquella mágica noche del 24 de mayo de 2000 en que Boca comenzó a escribir el regreso a la gloria internacional, juxto contra su archirrival, en una jornada plena de emociones profundas.

Eran los cuartos de final de vuelta de una historieta intensa, la de la ida cuando en el Monumental, el River de Américo Gallego había ganado 2 a 1 con poco, aprovechando errores ajenos y cuidando bastante el triunfo en el cierre. Inexorablemente, uno de los dos debía enfrentar al América de México en semifinales. Y el mítico xeneize de Carlos Bianchi quería demostrar que no sólo en el campeonato local era bueno. Pero no lograba romper la defensa rival, en un millonario con bajas sensibles como Hernán Díaz y Gancedo en el medio.

Fue Juan Román Riquelme, en su ascendente vida de joven realidad, quien lo hizo. Iban 14 minutos del segundo tiempo y el as boquense hizo una genial jugada de las tantas suyas para buscar a Marcelo Delgado, y el "Chelo" definió ante la mala salida de Roberto Bonano. La llave estaba igualada, y el defensivo River buscó que así quedara para ir a unos utópicos penales. Como que el "Tolo" campeón del mundo 1978 colocó a Guillermo Pereyra, medio de recuperación, por nada menos que Pablo Aimar.

Mientras tanto, un éroe esperaba en el banco de suplentes. Martín Palermo, el impresionante goleador, volvía a una cancha luego de seis meses y una negra vida por la inoportuna lesión de ligamentos que lo dejó sin fútbol y sin venta a la Lacio italiana en 1999. A los 36 minutos, ingresó por Alfredo Moreno, uno de los modestos recambios del plantel, el santiagueño de los cinco goles al Blooming de Bolivia. Y entre Riquelme y Palermo hicieron la hazaña. A los 39, Trotta bajó a Battaglia en el área y el mundialista Angel Sánchez dio un penal que el diez transformó perfecto para el 2-0, que por fin metía a su equipo donde quería.

River se acordó tarde de ir por un descuento, pagando precio a su mediocridad. Pero faltaba cerrar la noche. Y fue Palermo, como en un guión de cine, quien lo hizo. En tiempo agregado y cuando los de Bianchi intentaban llevar el juego lejos, Riquelme comenzó la acción que siguió en Battaglia y derivó en Martín, que de espectacular remate hizo estallar la Bombonera en una emoción inolvidable. El héroe había vuelto. Boca goleaba 3-0, dejaba afuera a River ante su gente. Y empezaba a soñar con que no sólo en la Argentina era grande. Después superaría al América y a Palmeiras en otros épicos duelos. Pero antes tuvo que vivir esa noche de magia. Justo contra River.

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