jueves, 8 de noviembre de 2018

2004: BOCA-RIVER LIBERTADORES, ROUND 2


Video del 2-1 de River, las rojas y penales de una noche inolvidable

Si en la Copa Libertadores 2000 el duelo Boca-River fue caliente, épico, emotivo, fuerte, cuatro años después un guionista invisible escribió uno aún más tremendo. No sólo porque volvieron a encontrarse en el gran marco sudamericano, sino porque libraron una nueva real pelea. Y porque de nuevo el Boca de Carlos Bianchi jugó al ajedrez y le dio jaque a su archirrival.

Como en mayo de 2000, ambos superaron a sus rivales en la eliminatoria previa, en este caso los cuartos de final, y se vieron en las semifinales. Y más de lo que se esperaba, la llave fue una batalla. Expulsados, peleas, incidencias, goles, polémicas dentro y fuera de la cancha. Y un final de película, como en el 2000, aunque no estaban Riquelme ni Palermo. Todo comenzó con vueltas y más vueltas para ordenar, como ahora, la distribución del público en semejante duelo. Luego de mucho lío, se decidió que no hubiera visitantes, algo poco común en ese tiempo, en ninguno de los dos encuentros.

El 10 de junio en la Bombonera, Boca ganó 1-0 con un cabezazo de su emblema Rolando Schiavi, pero a ambos les salió caro. Un foul del boquense Raúl Cascini originó una batalla entre varios jugadores que terminó con una agresión del actual DT millonario Marcelo Gallardo al arquero Roberto Abbondanzieri. Después de varios minutos de vergonzoso escandalete, Gallardo y Cascini se fueron expulsados, y más tarde el lateral visitante Ariel Garcé también vio la roja de parte del discutido Claudio Martín por foul fuerte. Y en tiempo agregado, un tiro libre de Carlos Tévez fue detenido por Eduardo Coudet con la mano dentro del área, un penal que hubiera sido el 2-0, pero Martín no sancionó nada y el partido terminó con el corto 1-0 xeneize.

Siete días después, la locura (porque así lo era) se daba en el Monumental. El técnico Leonardo Astrada, en su primer año en el rubro, dispuso línea de tres y mucho ataque para buscar la diferencia o al menos, un triunfo por un gol que forzara una definición por penales, ya que entonces los goles de visitante no contaban. Todo pasó en el segundo tiempo. Ni bien reiniciaron, el colombiano Vargas fue expulsado por el mundialista Héctor Baldassi por tener que agarrar a Luis González. Y un ratito después, el mismo Lucho sacó un remate tremendo para abrir el marcador. River tenía todo, como en 2000, para eliminar a Boca y tomarse desquite de cuatro años atrás.

Pero como ese 2000, lo dilapidó. Faltando seis minutos, el talentoso local Rubens Sambueza, ingresado por Coudet, se hizo echar tontamente por exceso verbal. Al mismo tiempo, el lateral Rojas se iba lesionado y Astrada no tenía más cambios. Rápido y sagaz, Bianchi mandó al campo al incisivo Franco Cángele, de las inferiores del xeneize, para buscar desborde y un empate. En su primera pelota, Cángele desbordó y centró al medio, y Tévez marcó el empate, aunque se pasó de conducta y al hacer la gallina (apodo vulgar de River) con las manos, también fue expulsado tontamente.

Herido, River tenía una última chance, y en el tiempo agregado, cuando Boca saboreaba una clasificación inolvidable, un tiro libre de otro gran joven, Fernando Cavenaghi, fue conectado por el canterano Cristian Nasuti en claro offside para un 2-1 inesperado. Ahora sí, los locales que copaban el Antonio Vespucio Liberti volvían a soñar con la revancha del 2000 en los penales.

Todos iban marcando su tiro, veteranos y juveniles. El retornado chileno Salas, Cavenaghi, Schiavi, los chicos Ledesma y Alvarez, que debió ingresar por Guillermo Barros Schelotto por la roja de Tévez. Hasta que otro joven, un surgiente Maxi López, ejecutó el quinto y el "Pato" Abbondanzieri se lució atajando. Y fue el cordobés Javier Villarreal, otro de poca edad y experiencia, quien marcó el final. Sí, Boca eliminaba no sólo al once de River, sino a los casi 70.000 hinchas que fueron a ver la victoria de su equipo. El rey de la estrategia Bianchi ganaba una nueva partida y su Boca iba a otra decisión copera, que luego perdería con Once Caldas de Colombia. Entonces River se sintió tal vez compensado. Pero esa noche de 2004, el millonario sucumbió otra vez en el superclásico más grande, el de la Copa.


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