sábado, 9 de julio de 2016

AQUELLA INDEPENDENCIA CON NIEVE

¡Quién se acuerda? Seguro muchos, pero tal vez no en este día de los 200 años. Un simpático momento y muy noticioso ocurrió ese 9 de julio de 2007. Día feo, desapacible, como para llover. Pero cerca del mediodía, lo que llovió no fue agua. Como si un cuento de hadas o cosa parecida, copos de nieve más barilochenses que bonaerenses cayeron sobre la ciudad y alrededores. Yo, por ejemplo, estaba en la casa de mi hermano Leo en Pilar y con asado a pesar del frío, cuando mi sobrino Juan Cruz, que justo estaba en el jardín, los vio y llamó entre alarmado y contento con el regalo del cielo, y Leo filmó inmediatamente la bizarra escena, cual escena de casamiento o similar.

Y todo el mundo, lo que me pareció tontera, salió a la calle a pesar de que hacía menos de 9 grados a primera hora de la tarde a ver, fotografiar, filmar y comentar el fenómeno natural. Salió en TV, casi que parecía alboroto de Mundial de fútbol de cómo la gente estaba reunida en torno al asunto. De vuelta en casa,mamá Anita me hizo notar la nieve sobre el techo del Renault 12 Break de mi papá, el que comprobé entonces. Y más tarde, en charla telefónica con mi amigo y colega periodista Pablo Aro Geraldes, me comentaba que el conocido entrenador argentino Carlos Cavagnaro, que vivía en las islas Maldivas por dirigir allí, se enteró por Internet de la nevada histórica. Habían pasado 40 y algo de años para que nevara en una ciudad que casi no sabe de tal situación. Y bueno, un 9 de julio distinto, simpático, imborrable. Por la independencia, y también, por la nieve que la adornó.






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