jueves, 28 de julio de 2016

MARAVILLAS ASÍ ES LA VIDA: JUEGOS OLÍMPICOS (PARTE 3)

Luego de que nuestra antorcha olímpica viajara de Atenas a Melbourne, ahora la llevamos con la historia a Roma 1960, primeros Juegos televisados en directo, en los inicios de la caja cuadrada. Pero el recuerdo símbolo de entonces correspondió por primera vez a un africano, el etíope Abebe Bikila, que ganó descalzo la maratón en una excepcional faena. Vilma Rudolf, una enferma de polio, ganó en carreras de pista. La ucraniana Larissa Latinina se llevó seis medallas en gimnasia artística, y apareció el imborrable boxeador Muhamad Alí, venciendo en los semipesados. Gran Bretaña participó por última vez en fútbol hasta 2012, disciplina en la que Argentina volvió pero quedó afuera en la primera ronda, con un joven llamado Carlos Bilardo, y Sudáfrica compitió por última ocasión bajo el régimen separatista del apartheid, por lo que no volvería hasta 1992. Además, en Roma 60 tuvieron lugar los primeros Juegos Paralímpicos, para las personas con discapacidad.

Para 1964 los Juegos se trasladaron por primera vez a Asia, en Tokio, Japón, que había sido seleccionada para 1940 pero no pudo por la guerra. Esta vez, una enorme inversión en infraestructura hizo unos Olímpicos majestuosos, donde Abebe Bikila y Larissa Latinina se impusieron de nuevo, Bob Hayes ganó en los 100 metros con un entonces récord de 10 segundos y Hungría consiguió su segundo oro seguido en fútbol, donde Argentina jugó otra vez pero sin éxito. Los de Tokio fueron asimismo los primeros transmitidos por TV en colores y vía satélite, como también los primeros en usar computación para cronometraje y resultados. Y el portador del último relevo de la llama olímpica fue el atleta japonés Yoshinori Sakai, llamado “el bebé de Hiroshima” por haber nacido en la fatídica jornada de la explosión de la bomba atómica sobre esa ciudad, en 1945.

El imponente estadio Azteca se construyó especialmente para los Juegos de México 68, los primeros en América latina. Y los primeros con controles antidóping. En la altura de la capital, tres atletas fueron los imborrables: el estadounidense Jim Hines que ganó los 100 metros con menos de 10 segundos, el primero en hacerlo; su compatriota Bob Beamon, récord en salto en largo con 8,90 metros contra 8,33 del segundo, y el inglés Dick Fosbury, plusmarquista en salto en alto con su técnica de espaldas. La maratón fue para el etíope Mamo Wolde, mientras Kenia se llevó su primer oro en 10 000 metros. En los 200, el ganador Tommie Smith y John Carlos, ambos norteamericanos, realizaron el “saludo del poder negro”, una señal de protesta por la reivindicación de los derechos de los negros en su país. Hablando de raza, Sudáfrica fue prohibido por primera ocasión por el apartheid, mientras Alemania Federal y Alemania Oriental compitieron separadas. Y Paraguay debutó en los Juegos.

Hablar de Munich 1972 es, lamentablemente, hablar de terrorismo. Durante el evento, palestinos asesinaron a dos atletas israelíes y tomaron de rehenes a otros 9, reclamando la liberación de presos palestinos. El rescate se frustró y los nueve israelíes fueron también muertos con una granada, que además mató a un policía y cinco terroristas. A pesar de la tragedia, tras un día de luto, la competencia siguió normalmente. Por suerte, también hubo deporte: Lasse Viren ganó los 5 y 10 000 metros, Mark Spitz se llevó nada menos que siete oros en natación y la URSS le ganó el clásico del básquetbol a Estados Unidos con un doble faltando un segundo. En fútbol, la Polonia de Deyna fue imbatible y el handball hizo su debut. Y por Argentina, Alberto Demiddi hizo un gran trabajo en remo y estuvo cerca de una medalla.

Finalizamos por hoy con Montreal 1976, lo mismo que decir los Juegos de la adolescente gimnasta rumana Nadia Comaneci, que consiguió por primera vez puntuación de 10 en barras asimétricas. El cubano Alberto Juantorena brilló en 400 y 800 metros y Alemania Oriental en el fútbol, venciendo a Polonia. El evento fue como siempre ensuciado por la política: 24 países africanos no fueron a Canadá en repudio a que la selección de rugby de Nueva Zelanda hizo una gira por Sudáfrica a pesar de la reciente masacre de Soweto. Además, las naciones reclamaban la readmisión sudafricana y como fue denegada, no participaron. Siempre la política, que seguiría molestando unos años más.

Fuente: Wikipedia

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