MARAVILLAS ASÍ ES LA VIDA: BAR

Uno llega de la agitada calle de este 2020 argentino. Entra, se sienta y pide algo. Lugar chico y acogedor, fresco de clima y cálido de ambiente. Poca gente, después se van juntando. Se alzan voces, pero uno se concentra en la agradable música de fondo. Luego come y bebe a sus anchas, contemplando el paisaje. Sí, paisaje. Porque un bar lo tiene. Esa mezcla de tranquilidad y ruido, de frescura y calidez, de música y palabras. De aromas, de gustos, de gente. Lo que predomina es la distensión, propia de estar bien atendido no sólo por los encargados. El bar es alegría interna, tal vez melancolía, seguro nostalgia, es el refugio del artista, del bohemio, del más intelectual, del tipo, del hombre. En un mundo de pocos metros cuadrados, pasan muchas sensaciones. Tanto que uno se maravilla, bien para considerarlo ídem. Y aunque sea así siempre, es bien de verano.

POSTALES DE VERANO: ARTE AL ATARDECER

Cuando uno cierra los ojos al sol y se traslada al verano, ve playa, agua, sol, cielo, viento, naturaleza, desde ya chiccas bonitas en malla. Pero hay mil atractivos más, porque no todo es arena y día, porque a veces no es sol y pinta otro programa. Entonces uno sale por ejemplo a caminar. Y entre tantas actividades a ese naranja atardecer, está hacer una visita a una casa de arte. Sea lo que sea, artesanías que abundan en los lugares de veraneo, tanto al aire libre como debajo, o sitios históricos o de interés general. Excursiones guiadas a cosas que uno no pensaría cuando va de vacaciones. Pero mezclado con todo aquello de lo natural, el arte también llama a nuestros sentidos de verano. Y es tan disfrutable y refrescante como lo otro.

POSTALES DE VERANO: CONCIERTO DE NOCHE

La noche es realidad. Las estrellas y la luna la iluminan amorosamente. Todo está dado para un concierto al aire libre en este lugar lleno de luces y carteles, pueden imaginarse cualquiera, puede ser la playa. Un gentío bien vestido, alegre, bullicioso, espera al artista. Y cuando éste llega, todo es mágico, más allá de la música. La noche, la brisa, el verano, la música, el contexto social alegre, despreocupado, distendido en absoluto. Y una noche que quién sabe por cuánto se prolongará, tal vez hasta el alba. Muchos preferirían que sea eterna, de tan mágica. Como el mismo verano. A disfrutarla toda que vale.

POSTALES DE VERANO: CAMINANDO POR EL BOSQUE

Ya se fue la playa, ya se está yendo el sol. Con las piernas bañadas de arena pegada y agua marina, caminamos al aire libre por la plena naturaleza, mientras va cayendo el atardecer. Con la última luz solar, ya con el cielo entre naranja y gris, aspiramos el aire puro, nos extasiamos con la arboleda, el camino sinuoso, subidas y bajadas, la vegetación, el canto de los pájaros. Esos árboles tan altos que se chocan con el atardecer. Y nuestros pies, tal vez agotados por el trajín playero, igual disfrutan el paseo. Más si la protagonista es una ligera lluvia de agua transparente, fina, calma. Para pensar y disfrutar, el bosque y sus encantos son un conjunto de bellezas que quedan para siempre en el alma del verano más hermoso.

POSTALES DE VERANO: LA PILETA

Verano, calor, igual playa o vacaciones, o las dos cosas. Sin embargo, existe un elemento tan veraniego y similar en disfrute: la pileta. Sea supermoderna construida o simplemente la famosa de lona, estos días de sol duro la pileta es buena opción para seguir refrescándose y viviendo el verano. Porque aunque hayamos vuelto de la costa, el calor sigue y seguirá hasta al menos abril, así que el agua en casa es necesaria. Además, la pileta cubre, aunque ni se compara con extensión de arena, la necesidad de diversión y de descanso. Chapuzones, malla, short, bronceado, agua, todo puede ser también casero. Porque cuando te gusta el verano, te gusta en cualquier lado y de cualquier forma.

POSTALES DE VERANO: VISTA PLAYERA A LO LEJOS

Es increíble, extraordinaria, única. A unos cuantos metros, se ve la playa. Y la vista es de foto. El sol dominante la ilumina de punta a punta, el cielo azulino es inmenso, infinito, la acompaña. Y a sus pies, la escenografía de la naturaleza. Gente, sombrillas, pelotas, botes, redes de vóley, algún que otro bar, algún que otro vehículo 4x4. Y el mar, el complemento de la arena de mil colores y elementos. Sus olas blancas mezcladas con el verde, azulino o marroncito del agua, depende la zona, que según cómo esté el pronóstico marino están más o menos activas, invadidas a su vez por gente, algún barco, alguien con barrenador o tabla de surf. Trajes de baño coloridos y de todas formas. Y el majestuoso muelle, con su vida de pesca, se mete de intruso en la escena, lo mismo que el ruido de los helicópteros y parapentes naranjas que cruzan el cielo soleado. . Da ganas de bajar del auto y sacar una foto. Al menos, cerrar los ojos y leer esta descripción. Y así, seguir disfrutando el verano. En definitiva, la playa, la arena, el mar, el verano, la vida.

POSTALES DE VERANO: DESCANSO BAJO LA PALMERA

Dos de la tarde, ya terminamos el almuerzo playero. El sol es tan radiante como quemante, el calor es tremendo. Entonces, para esperar el tiempo de tomar sol de nuevo, lo mejor es ir a descansar bajo un poco de sombra. Por ejemplo, bajo una altísima palmera, aunque sea bajo un árbol. Y allí, disfrutar de una siesta sobre la lona, la reposera o sillita, leer, escuchar radio con auriculares, tal vez un poco de reggae veraniego, mientras admiramos la increíble belleza de la vegetación. Esa palmera, ese árbol que con su infinito follaje da sombra y como una persiana apenas deja pasar al sol. Descanso placentero, a la sombra. Y a la luz de la plena naturaleza.

POSTALES DE VERANO: VÓLEY BAJO EL SOL

Es otro deporte típico del aplaya, del verano. Es, también, otro momento, otra postal del verano. Cuatro o cinco personas, pueden ser hombres, por qué no mujeres, a veces conjuntos mixtos, se ven a lo lejos desde la sombrilla de uno saltando y corriendo tras una pelota que va por el aire todo el tiempo, aterrizando luego en la arena blanda, con una red de compañía y sus siluetas dibujadas sobre el sol radiante y el cielo azul sin nubes. Tan increíble como jugarlo es observarlo, casi que es un pasatiempo más. Y por supuesto, otra foto del celestial verano.

POSTALES DE VERANO: VISTA DESDE UN DEPARTAMENTO

Para vivir un verano a pleno, para aprovecharlo al cien por ciento, hace falta estar en un buen alojamiento. Generalmente un departamento es el lugar donde uno para un rato de andar pero sigue su vacación. Y si hay sol o esté como esté el día, es un lindo momento, disfrutable, salir al balcón a ver desde allí el exterior. Sea vista al mar, paradisíaca, novelesca, sea un parque, sea la calle y la noche llena de luces. Un instante increíble, por ejemplo, es la tarde a primera hora, ver los edificios vecinos, la quietud, la tranquilidad del balcón tipo 3. Aunque uno esté en casa, también es un espectáculo para no perderse.

POSTALES DE VERANO: ABRAZOS Y BESOS A LA ORILLA DEL MAR

Como escribí en otra entrada, el verano es el novio de la dulzura. No debe haber algo más perfecto, hermoso, que un romance vivido a pleno en este tiempo. Un cuadro mejor que si fuera pintado con pinceles. Dos corazones, dos almas, se abrazan, acarician, besan a la orilla del mar, sumergiéndose en un sueño hecho realidad. No cuenta su alrededor, el viento si es muy fuerte, el sol, la arena mojada debajo de sus plantas del pie. Ellos viven su romance en ese paraíso inigualable. Luego pasean de la mano por la playa, por esa ruta de arena tan distinta. Nada les preocupa más que sentir y disfrutar. El verano, porque están en su casa. Y el amor, porque son sus dueños.

POSTALES DE VERANO: RUIDOS DE LA PLAYA

LAS VISTAS DE LA PLAYA, YA SABEMOS, SON INCREÍBLES, FORMAN UN MOSAICO INOLVIDABLE. Y A ELLAS SE ASOCIAN INDISOLUBLES LOS MIL Y UN SONIDOS PLAYEROS. GENTE, CHIQUITOS, EL MAR, ALGÚN MOTOR LEJANO DE AIRE O AGUA, LOS FAMOSOS VENDEDORES DE TODO, LOS PARTIDOS DE LO QUE SEA, ALGUNA RADIO. HASTA EL VIENTO NO SE PIERDE UN DÍA DE PLAYA AL SOL RADIANTE O A UN CONJUNTO DE NUBES GRISÁCEAS. CASI UN CORO ANGELICAL PARA UN BUEN DESCANSO PARA EL ALMA, COMO CUALQUIERA DEL VERANO. CASI, CASI, MÚSICA PARA LOS OÍDOS.

POSTALES DE VERANO: DEPORTE MOTOR

Desde ya el deporte es hermano del verano. Fútbol, vóley, deportes acuáticos, correr, trotar. Pero seguro que el que más adrenalina segrega es el motor con ruedas. El safari, común en la costa atlántica argentina, los jeeps, los todo terreno y sus clínicas de manejo, los cuatriciclos tan de moda por el Dakar, antes los triciclos, las motos. Subidas, bajadas, huellones, dunas, caminos de arena, tierra, accidentados o no. Hasta alguno se aventura a andar bordeando la orilla del mar. El ruido del motor, la potencia del vehículo, las maniobras, doblar, saltar, desacelerar, la adrenalina, los paisajes, la arena o tierra que va detrás del rodado. El excitante manejo, arriesgado, frenético, disfrutable al mismo tiempo. Aventura de tiempos libres, de tardes al pleno sol, a la última luz del día o incluso sin el astro rey. Aventura, diversión, colorido. Postal de postales del verano.

POSTALES DE VERANO: CENA AL AIRE LIBRE

Cuando escribí el otro día sobre esa postal increíble que es salir en vacaciones, me acordé de una de sus atracciones más llamativas: cenar. No importa qué ni dónde, el asunto es compartir una comida sin horario ni apuros, sin cosas que hacer ni planificar, sin límites como tantas cosas del verano. Y más preciosa es la cena si es , como me ha tocado vivirla, casi a medianoche y sobre todo, al aire libre. Ya contaré en Mis Veranos Dorados una ocasión tal. Pero sentir el aire libre en lugar de las cuatro paredes, comer mirando el mar o simplemente el paisaje nocturno es inolvidable, disfrutable, hasta romántico. Si el verano tiene magia, es por momentos como comer con las estrellas y la luna de compañía. Para guardar en el poster personal del verano.

POSTALES DE VERANO: BAÑADOS Y SALIDA DE NOCHE

Pasó la playa, el disfrute, el mar, el sol, la pesca, el paseo, el deporte. La arena pegada a nuestro cuerpo desaparece, la sal marina es recuerdo. Tal vez queda algo de la piel asoleada, pero con la ducha y alguna crema se suaviza. Y justamente, la ducha antecede al segundo gran momento del verano: la salida. Sea donde sea, el estar recién bañados, vestidos, perfumados, en el caso de las mujeres maquilladas y con algo de joyería, es tan sugerente como cualquier otro momento del estío. Si es una pareja es super románTico, si es una familia o un grupo de amigos, tal vez también. Y la salida, el paseo nocturno, la cena, el caminar, tal vez algún baile, un show, una muestra, conforma un conjunto de placer, alegría y amor. Tras el baño marino, la ducha y el vestir, el salir genera un disffrute casi sin igual. Tan placentero, tan lindo como el resto del verano. A disfrutarlo, a vivirlo.

POSTALES DE VERANO: ATARDECER NARANJA

Son las casi ocho de la noche, podría decir de la tarde con la rotación solar veraniega. El sol se fue pero su luz no quiere irse, no quiere dejarnos. El atardecer sobre la playa, en el bar, en la casa de veraneo, en nuestra casa, nos hace compañía, parece, eternamente. Los pájaros cruzan el cielo naranja fuerte que nosotros admiramos con ojos salidos de las órbitas por tamaña belleza. Aunque no sea en una playa, el atardecer en degradé es una foto increíble, mágica de cada verano. Y viste de belleza nuestra vida.

POSTALES DE VERANO: VEGETACIÓN EN LA PLAYA

No suele encontrarse muy a menudo en nuestra arena. Pero la vegetación es algo que abre los sentidos, como el agua, como el cielo. Y por algún médano, alguna playa desierta, alguna zona de agreste acceso, el verde matiza el amarillo de la arena en una imagen espectacular, bella, soñadora. Parece alguna del Caribe o lugares similares. Una combinación perfecta y de lo más natural. Y más bella cuando el sol le da de pleno y forma un paisaje increíble.

POSTALES DE VERANO: PLAYA A LAS 7 DE LA TARDE

Así como escribí del mediodía al sol playero, el momento opuesto, el atardecer, es toda una postal. Esas increíbles tardes de cielo azulino se prolongan tanto que parecen no terminar en plena playa, mientras uno sigue tomando mate, escuchando radio o hasta mojándose en el mar. La caminata, el deporte, algo de asoleo, también puede ser parte del paisaje de las 7. Como también el Buzo, la carpa o algún deporte acuático o terrestre. La playa y el verano, cuando están en esplendor, no tienen horario. Y el atardecer es uno de los más increíbles.

POSTALES DE VERANO: CAMINAR POR LAS OLAS

La playa, las aguas, son el epicentro de un verano típico. Y el mar es la gran atracción del lugar. Y con las olas se pueden hacer muchash cosas. Una de ellas, alguna vez lo hice, es intentar caminar por las que se forman cerca de la orilla, es decir que el agua llega a los tobillos, y caminar derecho a pesar de que la fuerza del agua lo inclina a uno, lo tira para el costado. Es una especie de pesas en los tobillos, una gimnasia marina, un singular momento de verano. Otra forma de disfrutar y aprovechar la belleza playera.

POSTALES DE VERANO: OLAS QUE TE LLEVAN

Fascinante. Como la playa, el mar es toda una postal con sus mil y un momentos mágicos. Uno de ellos, recuerdo, es cuando uno se mete al agua marina y, o barrena con alguna tabla o se deja llevar por esas olas gigantes, que se sabe cuánta altura tienen pero no cuándo terminan de romper. Y de repente, las mismas gigantes embisten a uno y lo llevan con potencia y velocidad hasta casi la orilla. O como me pasó una vez en Pinamar, lo enroscan y levantan por el aire para cualquier lado. Es cierto, hay que tener cuidado con el mar. Pero si uno se cuida, es un lugar para disfrutar y satisfacer la sed de verano.

POSTALES DE VERANO: DESAYUNO CON EL CALOR

Son dos cosas hermosas del verano: el sol y el momento del desayuno. Siempre he escrito que la primera comida del día tiene algo de mágico, de romántico, de dulce. Y si es en pleno verano, al sol o a la sombra, pero mirando el paisaje, ese sol potente que ilumina y domina todo, más disfrutable todavía. El café con leche, las tostadas, los bizcochos o lo que sea, acompañados por el calor, la luz solar, el cielo azul y la mesa, algo de sueño de levantarse quizá temprano, es el anticipo perfecto de la preparación para ir a la playa. Y vaya si es una postal, es un momento tan lindo que lo merece.