Bienvenidos a Así Es La Vida, un blog de todo un poco, una charla con un amigo, sin tiempo ni espacio, sin intereses, sin estructuras. El caminar de un ciudadano por la vida. Dedicado a mi madre Anita.
domingo, 8 de abril de 2018
COPA DAVIS: ARGENTINA VUELVE A LUCHAR POR PRIMERA
En 2016, el tenis argentino vivió el momento más grande de su rica y larga historia, al ganar por primera vez la Copa Davis, el Mundial del deporte blanco. Como una maldición del destino, en su siguiente compromiso perdió con Italia y pasó al repechaje, que perdió con un tal Kazajstán, debiendo descender a la Zona Americana tras 16 años. Este fin de semana, la nueva legión albiceleste consiguió vencer a Chile, su rival histórico de la zona, por 3 a 2 en quinto punto gracias a Guido Pella, y así vuelve a luchar por la Primera, cuando en meses dispute de nuevo el repechaje con rival a definir. Buena para los de Daniel Orsanic, sin Del Potro pero con el genio de Diego Schwartzman y los nuevos que lo acompañan, demostrando que por algo nuestro tenis es mundial. Aunque aún estemos en la B.
LA PRIMERA CANCIÓN DE UN MUNDIAL
Por primera vez en 1962, la Copa del Mundo tuvo una canción alusiva. Se trata de El Rock del Mundial, interpretado por el grupo chileno The Ramblers, con un clarísimo estilo del rock de los 60, el de moda esos tiempos. Desde entonces, el tema del Mundial fue otro condimento a la gran historia de la Copa.
Escuchen aquí, genial:
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sábado, 7 de abril de 2018
RAREZAS DEL MUNDIAL 62
Eliminatorias raras
la configuración de las eliminatorias mundialistas seguía siendo rara. No sólo países fuera de su continente, sino formatos de competencia extraños. Por ejemplo, Italia la tuvo como años atrás muy fácil. En su zona, Israel eliminó a los africanos de Etiopía y a Chipre y lo enfrentó, pero los azzurros lo golearon 4-2 en Tel Aviv y 6-0 en Torino, con goles argentinos, cuatro de Enrique Omar Sívori y uno de Antonio Angelillo. Por su parte, España se jugó su vuelta con Gales, a quien dejó atrás, pero luego debió verse con Marruecos, ganador de la primera fase previa de Africa. En tanto, Yugoslavia, campeón olímpico en 1960, marginó primero a Polonia y luego a Corea del Sur, vencedor de la pequeña zona Asia. Y los sudamericanos de Paraguay fueron a la recién creada CONCACAF (Norte, Centroamérica e islas del Caribe) a disputar un repechaje con México.
La primera en África
Hasta 1962, los países africanos eran colocados en otras zonas, especialmente Europa. Pero los siete inscriptos de esta edición merecían algo más. La FIFA estableció la primera eliminatoria en el continente, de la que Etiopía fue puesto en Europa, Sudán y Egipto se retiraron, dejando a Ghana, Nigeria, Marruecos y Túnez. Los ghaneses, referentes africanos por entonces, que serían bicampeones de la Copa de Naciones, enfrentaron a los marroquíes en la final, y éstos vencieron y fueron a encontrarse con su vecino España.
El increíble URSS-Colombia
Fue la nota de la primera fase. Colombia había debutado en los Mundiales perdiendo inmerecidamente con Uruguay. En su segundo encuentro en Arica, tenía que toparse con la poderosa Unión Soviética. A los 11 minutos, los soviéticos (mal llamados rusos) ganaban 3-0, y a los 11 del segundo, iban 4-1. Pero a los 23, Marcos Coll hizo un increíble gol olímpico, de tiro de esquina, al gran Lev Yahsin. Los de Adolfo Pedernera siguieron atacando, Rada descontó a los 27 y Klinger, figura del partido, empató a los 33. Y si no fuera por Yashin, Colombia se lo daba vuelta.
Dos padres de tigres azzurros
En el Mundial de Chile, Italia llegó plagado de nombres importantes, como Sívori, Altafini o Gianni Rivera. También estaban dos que luego serían padres de íconos mundialistas: Lorenzo Buffon, de Gianluigi, y Cesare Maldini, de Paolo y técnico de la selección en Francia 98 y de Paraguay en Corea-Japón 2002.
Gol de área a área
Fue en el España-México del Grupo 3, por la segunda fecha. En el minuto 90, los aztecas se perdieron el gol por Díaz solo frente al arquero Sedrún. Éste sacó con pase a Francisco “Paco” Gento, gloria del Real Madrid, que arrancó una carrera de casi 80 metros por e lateral, llegó al fondo, tiró el centro y Joaquín Peiró de cabeza le dio a los de Helenio Herrera el triunfo.
Por qué no estuvo la Saeta Rubia
Alfredo Di Stéfano, nacido en Buenos Aires pero ya en la selección española, venía de mandarse un fenomenal quinteto de Copas de Europa con el Real Madrid y era pieza clave en la roja. Hizo goles en la eliminatoria que la llevó al Mundial. Sin embargo, una lesión en el antepenúltimo partido de preparación lo dejó sin jugar, aunque Herrera lo llevó igual e integró la lista con el número 6, pero no disputó un solo minuto.
Los checos y su reserva hotelera
Checoslovaquia no creía mucho en sí mismo. Tras su pase a cuartos de final con un solo triunfo ante España, un 0-0 ante Brasil sin Pelé y una derrota con México, debía enfrentar a la poderosa Hungría. Tan poca confianza tenía que reservó anticipadamente pasajes de regreso a su país. Sin embargo, derrotó a los húngaros, fue a las semifinales y no sólo debió cancelar los pasajes, además ocupó su estadía en el hotel Posada Quebrada Verde de Valparaíso por unos cuantos días más, hasta la decisión con los brasileños.
Recemos por Garrincha
En las semifinales, Brasil venció claro a Chile 4 a 2 con sensacional actuación de Garrincha, que tras la lesión de Pelé era la carta de triunfo del campeón. Mané hizo dos goles para el 4-2, pero sobre el cierre del partido dio un puntapié a un rival y el árbitro peruano Arturo Yamasaki lo expulsó, con lo que se perdería la final. Todo Brasil, fiel a su tradición, hizo cadenas de oración a Dios y a cuanto santo existiera para pedir porque el puntero no fuera suspendido. Dios escuchó las plegarias, la FIFA lo amonestó y el delantero pudo jugar, aunque no brilló en el partido decisivo.
la configuración de las eliminatorias mundialistas seguía siendo rara. No sólo países fuera de su continente, sino formatos de competencia extraños. Por ejemplo, Italia la tuvo como años atrás muy fácil. En su zona, Israel eliminó a los africanos de Etiopía y a Chipre y lo enfrentó, pero los azzurros lo golearon 4-2 en Tel Aviv y 6-0 en Torino, con goles argentinos, cuatro de Enrique Omar Sívori y uno de Antonio Angelillo. Por su parte, España se jugó su vuelta con Gales, a quien dejó atrás, pero luego debió verse con Marruecos, ganador de la primera fase previa de Africa. En tanto, Yugoslavia, campeón olímpico en 1960, marginó primero a Polonia y luego a Corea del Sur, vencedor de la pequeña zona Asia. Y los sudamericanos de Paraguay fueron a la recién creada CONCACAF (Norte, Centroamérica e islas del Caribe) a disputar un repechaje con México.
La primera en África
Hasta 1962, los países africanos eran colocados en otras zonas, especialmente Europa. Pero los siete inscriptos de esta edición merecían algo más. La FIFA estableció la primera eliminatoria en el continente, de la que Etiopía fue puesto en Europa, Sudán y Egipto se retiraron, dejando a Ghana, Nigeria, Marruecos y Túnez. Los ghaneses, referentes africanos por entonces, que serían bicampeones de la Copa de Naciones, enfrentaron a los marroquíes en la final, y éstos vencieron y fueron a encontrarse con su vecino España.
El increíble URSS-Colombia
Fue la nota de la primera fase. Colombia había debutado en los Mundiales perdiendo inmerecidamente con Uruguay. En su segundo encuentro en Arica, tenía que toparse con la poderosa Unión Soviética. A los 11 minutos, los soviéticos (mal llamados rusos) ganaban 3-0, y a los 11 del segundo, iban 4-1. Pero a los 23, Marcos Coll hizo un increíble gol olímpico, de tiro de esquina, al gran Lev Yahsin. Los de Adolfo Pedernera siguieron atacando, Rada descontó a los 27 y Klinger, figura del partido, empató a los 33. Y si no fuera por Yashin, Colombia se lo daba vuelta.
Dos padres de tigres azzurros
En el Mundial de Chile, Italia llegó plagado de nombres importantes, como Sívori, Altafini o Gianni Rivera. También estaban dos que luego serían padres de íconos mundialistas: Lorenzo Buffon, de Gianluigi, y Cesare Maldini, de Paolo y técnico de la selección en Francia 98 y de Paraguay en Corea-Japón 2002.
Gol de área a área
Fue en el España-México del Grupo 3, por la segunda fecha. En el minuto 90, los aztecas se perdieron el gol por Díaz solo frente al arquero Sedrún. Éste sacó con pase a Francisco “Paco” Gento, gloria del Real Madrid, que arrancó una carrera de casi 80 metros por e lateral, llegó al fondo, tiró el centro y Joaquín Peiró de cabeza le dio a los de Helenio Herrera el triunfo.
Por qué no estuvo la Saeta Rubia
Alfredo Di Stéfano, nacido en Buenos Aires pero ya en la selección española, venía de mandarse un fenomenal quinteto de Copas de Europa con el Real Madrid y era pieza clave en la roja. Hizo goles en la eliminatoria que la llevó al Mundial. Sin embargo, una lesión en el antepenúltimo partido de preparación lo dejó sin jugar, aunque Herrera lo llevó igual e integró la lista con el número 6, pero no disputó un solo minuto.
Los checos y su reserva hotelera
Checoslovaquia no creía mucho en sí mismo. Tras su pase a cuartos de final con un solo triunfo ante España, un 0-0 ante Brasil sin Pelé y una derrota con México, debía enfrentar a la poderosa Hungría. Tan poca confianza tenía que reservó anticipadamente pasajes de regreso a su país. Sin embargo, derrotó a los húngaros, fue a las semifinales y no sólo debió cancelar los pasajes, además ocupó su estadía en el hotel Posada Quebrada Verde de Valparaíso por unos cuantos días más, hasta la decisión con los brasileños.
Recemos por Garrincha
En las semifinales, Brasil venció claro a Chile 4 a 2 con sensacional actuación de Garrincha, que tras la lesión de Pelé era la carta de triunfo del campeón. Mané hizo dos goles para el 4-2, pero sobre el cierre del partido dio un puntapié a un rival y el árbitro peruano Arturo Yamasaki lo expulsó, con lo que se perdería la final. Todo Brasil, fiel a su tradición, hizo cadenas de oración a Dios y a cuanto santo existiera para pedir porque el puntero no fuera suspendido. Dios escuchó las plegarias, la FIFA lo amonestó y el delantero pudo jugar, aunque no brilló en el partido decisivo.
HISTORIA MUNDIAL: CHILE 62
Sudamérica puso el grito en el cielo: basta de sedes europeas para el Mundial. Luego de Suiza y Suecia, en 1962 la Copa debía volver a estos lares. Chile fue la elegida, y contra todo y todos, fue el hogar perfecto para que Sudamérica también conquistara el título. Porque aunque no tuvo a Pelé medio torneo, Brasil repitió su gesta del 58 en un desarrollo afeado por las tácticas defensivas y algo de violencia. Y por la baja actuación de Argentina y Uruguay.
Chile obtuvo sobre nuestro país el derecho a organizar la cita. Todo iba bien, con apoyo del Estado, hasta que en mayo de 1960 un terremoto destruyó Valdivia y otras ciudades del sur chileno. Pero la nación trasandina se levantó de sus ruinas, y con apoyo de la FIFA Y otras federaciones logró salvaguardar el certamen, aunque debió cambiar y acortar sedes. Su cara visible fue el dirigente Carlos Dittborn, presidente de la Asociación local, la ANFP, que había dicho “porque nada tenemos, lo haremos todo”. Sólo 32 días antes del inicio, Dittborn falleció repentinamente, pero el primer Mundial sudamericano en 12 años siguió adelante, con la selección roja portando una cinta negra bajo su escudo y los hijos del creador izando la bandera del país el 30 de mayo, día de la inauguración.
Nuevamente 16 eran los protagonistas, pero con mejor sistema de competencia, fase de grupos con diferencia de gol en caso de empate, con lo que se terminaban los arcaicos desempates. El número de inscriptos seguía creciendo, ahora fueron 56 quienes jugaron unas eliminatorias cada vez más raras, con Etiopía en Europa, España y Yugoslavia contra Marruecos y Corea del Sur, y hasta Paraguay participando por la recién creada CONCACAF con México. Así como fueron notorios los regresos de España, Italia y Uruguay, lo fueron las eliminaciones de Suecia, subcampeón del 58, y Francia, tercero, en playoffs con Suiza y Bulgaria. Los búlgaros debutaban junto a Colombia, que dirigido por Adolfo Pedernera dejó afuera a Perú y sería inesperado protagonista. Mientras tanto, Africa disputaba por primera vez su fase previa, aunque su ganador, Marruecos, debió eliminarse con España.
Ese 30 de mayo en el famoso estadio Nacional de la capital Santiago, Chile le regalaba a la memoria del gran Dittborn un triunfo claro 3-1 sobre Suiza. Sería la primera victoria de una campaña inédita para la roja de Fernando Riera, con Eladio Rojas y Leonel Sánchez como figuras. Porque superó un Grupo 2 tremendo, con Alemania Federal e Italia, derrotando a los azzurros en uno de los negros episodios del Mundial, la “batalla de Santiago”, donde abundaron las brusquedades, un arbitraje localista del inglés Aston, Italia se quedó con nueve hombres a los 41 minutos y el local ganó 2-0, acompañando a los alemanes.
Los otros sudamericanos mostraron mediocridad. Argentina no pudo pasar la primera fase a pesar de iniciar con 1-0 a Bulgaria, porque cayó con Inglaterra y no quebró a Hungría. La mala organización, los cambios constantes de técnico (finalmente fue Juan Carlos Lorenzo) y el bajísimo nivel dieron por tierra con sus aspiraciones de revancha del desastre de Suecia 58. Uruguay venció con susto a Colombia y fue doblegado bien por Yugoslavia y la Unión Soviética, que pudo ir a los cuartos más allá de su 4-4 con los colombianos y el gol olímpico de Marcos Coll al mismísimo Lev Yashin. Por su parte, Brasil perdió a Pelé por desgarro contra Checoslovaquia (aún no podían hacerse variantes) y debió transpirar para eliminar 2-1 a la España de Puskas y un Di Stéfano lesionado. Los dos goles del pase los hizo el suplente del Rey, un tal Amarildo.
No sólo el Chile-Italia fue la nota desagradable de esos días. En el URSS-Yugoslavia, el defensor soviético Dubinsky fue fracturado gravemente por el balcánico Mujic, lo que le provocó invalidez y un año más tarde su muerte. Y el alemán Szymaniak también quebró al suizo Eschmann. Aunque menos graves, se pueden citar las expulsiones del uruguayo Cabrera y el yugoslavo Popovic en el 3-1 de los europeos, o un codazo del español José Santamaría (luego su Dt en 1982) al excelente arquero checo Schroif.
Pero el poco fútbol existente surgió a partir de los cuartos de final, donde Brasil contó con las locuras de Garrincha para vencer a Inglaterra, Chile contó con las de yashin para derrotar a la URSS, Checoslovaquia superó a Hungría y Yugoslavia pegó el golpe a Alemania faltando cinco minutos. En la semifinal americana, los brasileños fueron superiores a los locales y con un claro 4-2 volvieron a la final, donde aún sin Pelé enfrentarían a los checos, sorpresa del torneo, que vencían a los yugoslavos. Chile cerró su gloriosa presencia como dueño de casa con un remate de Eladio Rojas que ante los balcánicos valió el tercer puesto, su mejor tarea histórica.
Y el 17 de junio en el Nacional de Santiago, Checoslovaquia colocó el estupor con la apertura de su estrella Masopust. Pero Amarildo se puso la capa de héroe y empató para los de Aymoré Moreira con un centro-shot que e engañó al excelente arquero Schroif. En el segundo tiempo, mientras los europeos no recibieron un penal por mano dudosa del central Zózimo, en un largo centro Schroif salió mal, dicen por el sol que lo encandiló, y el medio Zito puso el segundo de cabeza. Y en acción similar, Vavá, otro de los campeones del 58, marcó el definitivo 3-1 y el bicampeonato, primero desde la Italia de Vittorio Pozzo en 1934 y 1938. Pelé entró a la cancha y festejó llorando abrazado a Amarildo. Sin tanto brillo, con mucho más lío del pensado, en un Mundial muy descolorido, Brasil seguía poniendo su verde y amarillo con todo.
Chile obtuvo sobre nuestro país el derecho a organizar la cita. Todo iba bien, con apoyo del Estado, hasta que en mayo de 1960 un terremoto destruyó Valdivia y otras ciudades del sur chileno. Pero la nación trasandina se levantó de sus ruinas, y con apoyo de la FIFA Y otras federaciones logró salvaguardar el certamen, aunque debió cambiar y acortar sedes. Su cara visible fue el dirigente Carlos Dittborn, presidente de la Asociación local, la ANFP, que había dicho “porque nada tenemos, lo haremos todo”. Sólo 32 días antes del inicio, Dittborn falleció repentinamente, pero el primer Mundial sudamericano en 12 años siguió adelante, con la selección roja portando una cinta negra bajo su escudo y los hijos del creador izando la bandera del país el 30 de mayo, día de la inauguración.
Nuevamente 16 eran los protagonistas, pero con mejor sistema de competencia, fase de grupos con diferencia de gol en caso de empate, con lo que se terminaban los arcaicos desempates. El número de inscriptos seguía creciendo, ahora fueron 56 quienes jugaron unas eliminatorias cada vez más raras, con Etiopía en Europa, España y Yugoslavia contra Marruecos y Corea del Sur, y hasta Paraguay participando por la recién creada CONCACAF con México. Así como fueron notorios los regresos de España, Italia y Uruguay, lo fueron las eliminaciones de Suecia, subcampeón del 58, y Francia, tercero, en playoffs con Suiza y Bulgaria. Los búlgaros debutaban junto a Colombia, que dirigido por Adolfo Pedernera dejó afuera a Perú y sería inesperado protagonista. Mientras tanto, Africa disputaba por primera vez su fase previa, aunque su ganador, Marruecos, debió eliminarse con España.
Ese 30 de mayo en el famoso estadio Nacional de la capital Santiago, Chile le regalaba a la memoria del gran Dittborn un triunfo claro 3-1 sobre Suiza. Sería la primera victoria de una campaña inédita para la roja de Fernando Riera, con Eladio Rojas y Leonel Sánchez como figuras. Porque superó un Grupo 2 tremendo, con Alemania Federal e Italia, derrotando a los azzurros en uno de los negros episodios del Mundial, la “batalla de Santiago”, donde abundaron las brusquedades, un arbitraje localista del inglés Aston, Italia se quedó con nueve hombres a los 41 minutos y el local ganó 2-0, acompañando a los alemanes.
Los otros sudamericanos mostraron mediocridad. Argentina no pudo pasar la primera fase a pesar de iniciar con 1-0 a Bulgaria, porque cayó con Inglaterra y no quebró a Hungría. La mala organización, los cambios constantes de técnico (finalmente fue Juan Carlos Lorenzo) y el bajísimo nivel dieron por tierra con sus aspiraciones de revancha del desastre de Suecia 58. Uruguay venció con susto a Colombia y fue doblegado bien por Yugoslavia y la Unión Soviética, que pudo ir a los cuartos más allá de su 4-4 con los colombianos y el gol olímpico de Marcos Coll al mismísimo Lev Yashin. Por su parte, Brasil perdió a Pelé por desgarro contra Checoslovaquia (aún no podían hacerse variantes) y debió transpirar para eliminar 2-1 a la España de Puskas y un Di Stéfano lesionado. Los dos goles del pase los hizo el suplente del Rey, un tal Amarildo.
No sólo el Chile-Italia fue la nota desagradable de esos días. En el URSS-Yugoslavia, el defensor soviético Dubinsky fue fracturado gravemente por el balcánico Mujic, lo que le provocó invalidez y un año más tarde su muerte. Y el alemán Szymaniak también quebró al suizo Eschmann. Aunque menos graves, se pueden citar las expulsiones del uruguayo Cabrera y el yugoslavo Popovic en el 3-1 de los europeos, o un codazo del español José Santamaría (luego su Dt en 1982) al excelente arquero checo Schroif.
Pero el poco fútbol existente surgió a partir de los cuartos de final, donde Brasil contó con las locuras de Garrincha para vencer a Inglaterra, Chile contó con las de yashin para derrotar a la URSS, Checoslovaquia superó a Hungría y Yugoslavia pegó el golpe a Alemania faltando cinco minutos. En la semifinal americana, los brasileños fueron superiores a los locales y con un claro 4-2 volvieron a la final, donde aún sin Pelé enfrentarían a los checos, sorpresa del torneo, que vencían a los yugoslavos. Chile cerró su gloriosa presencia como dueño de casa con un remate de Eladio Rojas que ante los balcánicos valió el tercer puesto, su mejor tarea histórica.
Y el 17 de junio en el Nacional de Santiago, Checoslovaquia colocó el estupor con la apertura de su estrella Masopust. Pero Amarildo se puso la capa de héroe y empató para los de Aymoré Moreira con un centro-shot que e engañó al excelente arquero Schroif. En el segundo tiempo, mientras los europeos no recibieron un penal por mano dudosa del central Zózimo, en un largo centro Schroif salió mal, dicen por el sol que lo encandiló, y el medio Zito puso el segundo de cabeza. Y en acción similar, Vavá, otro de los campeones del 58, marcó el definitivo 3-1 y el bicampeonato, primero desde la Italia de Vittorio Pozzo en 1934 y 1938. Pelé entró a la cancha y festejó llorando abrazado a Amarildo. Sin tanto brillo, con mucho más lío del pensado, en un Mundial muy descolorido, Brasil seguía poniendo su verde y amarillo con todo.
TARIFAZOS: LA GENTE NO DEBE PAGAR EL LÍO DEL PAÍS
Cambiemos, dijeron los nuevos gobernantes. Pero cambiar, según ellos, es hacerle cargar al pueblo el desaguisado de gestiones anteriores. Los aumentos desmesurados, injustificables por donde se los mire, tanto de tarifas como alimentos, son una vergüenza. Esto no es el mentado y mentiroso "sinceramiento tarifario", esto es lisa y llanamente un robo. Un golpe no sólo al bolsillo, sino a la mente, al alma, al ritmo de vida. Porque si uno tiene que laburar como loco para ganar un salario que nunca se sincera, y encima tiene que pagar mil y pico de luz, se desgasta cuerpo y mente. No soporto a quienes ven bien toda esta locura, que las cosas son lo que valen, que la luz hay que apagarla, que esto es para generar ingresos para el país. Todo mentira, todo dibujo, todo golpe. La gente jamás debe, y eso que lo viene haciendo, pagar los líos del país. Pero bueno, como siempre, las víctimas somos las mismas: los que nos rompemos el trasero laburando. Cambiemos, pero cambiemos de mentalidad. Cambiemos al votar, si no, no nos quejemos.
miércoles, 4 de abril de 2018
RAREZAS DEL MUNDIAL 58
La clasificación de Gales
Las eliminatorias seguían mostrando irregularidades por los líos políticos. Superados los de la Segunda Guerra Mundial, ahora estaban los de Israel y los países musulmanes. La FIFA había establecido una zona conjunta entre África y Asia, de la que tomaban parte naciones con arraigo islámico: Egipto, Sudán, Siria, Indonesia, Turquía. De a poco, al tener que toparse con los hebreos, todos se fueron bajando y los israelíes se clasificaron automáticamente. Pero la entidad no quiso que lo hicieran sin haber jugado en la cancha, por lo que buscó un perdedor para un repechaje. Se ofreció la chance a Italia y Uruguay, pero ambos campeones la rechazaron. Se invitó a Gales, segundo del Grupo 4 europeo, y en dos partidos, los “dragones” vencieron 2-0 y se metieron en su hasta hoy único Mundial, eliminando a Hungría y apretando al Brasil de Pelé en los cuartos de final.
Un solo juez para Argentina y para Uruguay
En las eliminatorias sudamericanas, Argentina y Uruguay jugaron sus partidos dirigidos por el mismo árbitro. El suizo Paul Wyssling lo hizo en los seis encuentros de la zona de la Selección con Chile y Bolivia, mientras el inglés Husband lo fue en la de los celestes, goleados y marginados por Paraguay.
Argentina de amarillo
El 8 de junio de 1958, Argentina volvió a los Mundiales tras 24 años frente, nada menos, que al campeón reinante Alemania Federal. Como los germanos vestían camiseta blanca y los argentinos la tradicional blanca y celeste, la Selección usó camiseta amarilla. El cambio y la novedad parecían traerle suerte con el 1-0 de Corbatta a los 3 minutos, pero perdieron 3-1.
Gimnasia irlandesa para derrotar a checos
En ese Grupo 1, Irlanda del Norte y Checoslovaquia debieron jugar un partido desempate, que en caso de igualdad se definía en alargue. Los checos se pusieron 1-0, pero McParland igualó y fueron nomás al tiempo extra. Antes de reiniciar, el propio McParland vio a sus compañeros exhaustos y les pidió que hicieran movimientos de gimnasia, como para demostrarles a sus rivales que no lo estaban. La tramoya salió bien, McParland hizo el 2-1 y los británicos fueron a cuartos de final.
Los chicos del banco de Brasil
Increíble fue la historia del debut de Pelé y Garrincha en el Mundial. Al principio, el técnico Vicente Feola no los tenía ni en cuenta para el once inicial. Así se dio el lujo de no contar con ellos para golear a Austria 3-0 y para el 0-0 ante Inglaterra. Pero la magra actuación ante los ingleses motivó un entredicho en el vestuario antes del último encuentro con la Unión Soviética. Entonces Feola puso a O Rei y a Mané, Brasil ganó con baile y siguió así hasta su primer título.
Fontaine, el optimista del gol
El francés Just Fontaine fue no sólo el goleador del Mundial con 13 tantos, sino el que más hizo en un solo torneo, superando al húngaro Kocsis (11) en 1954. La cosa rara es que Fontaine no iba a ser titular, pero el que lo era, René Bliard, se lesionó en un entrenamiento y Fontaine ocupó su puesto. Y de qué forma: tres a Paraguay, dos a Yugoslavia, uno a Escocia, dos a Irlanda del Norte, uno a Brasil y cuatro a Alemania para el tercer puesto de los Bleus.
Lucha por la pelota de la final
Un episodio cómico se dio con el final de la decisión Brasil-Suecia. El árbitro francés Maurice Guigue, ex policía en Marsella, quería quedarse con la pelota de recuerdo, por lo que apenas pitó el cierre se la llevó corriendo. Pero el masajista brasileño Américo también la quería, lo corrió, se la robó y se la llevó hasta el vestuario.
Las eliminatorias seguían mostrando irregularidades por los líos políticos. Superados los de la Segunda Guerra Mundial, ahora estaban los de Israel y los países musulmanes. La FIFA había establecido una zona conjunta entre África y Asia, de la que tomaban parte naciones con arraigo islámico: Egipto, Sudán, Siria, Indonesia, Turquía. De a poco, al tener que toparse con los hebreos, todos se fueron bajando y los israelíes se clasificaron automáticamente. Pero la entidad no quiso que lo hicieran sin haber jugado en la cancha, por lo que buscó un perdedor para un repechaje. Se ofreció la chance a Italia y Uruguay, pero ambos campeones la rechazaron. Se invitó a Gales, segundo del Grupo 4 europeo, y en dos partidos, los “dragones” vencieron 2-0 y se metieron en su hasta hoy único Mundial, eliminando a Hungría y apretando al Brasil de Pelé en los cuartos de final.
Un solo juez para Argentina y para Uruguay
En las eliminatorias sudamericanas, Argentina y Uruguay jugaron sus partidos dirigidos por el mismo árbitro. El suizo Paul Wyssling lo hizo en los seis encuentros de la zona de la Selección con Chile y Bolivia, mientras el inglés Husband lo fue en la de los celestes, goleados y marginados por Paraguay.
Argentina de amarillo
El 8 de junio de 1958, Argentina volvió a los Mundiales tras 24 años frente, nada menos, que al campeón reinante Alemania Federal. Como los germanos vestían camiseta blanca y los argentinos la tradicional blanca y celeste, la Selección usó camiseta amarilla. El cambio y la novedad parecían traerle suerte con el 1-0 de Corbatta a los 3 minutos, pero perdieron 3-1.
Gimnasia irlandesa para derrotar a checos
En ese Grupo 1, Irlanda del Norte y Checoslovaquia debieron jugar un partido desempate, que en caso de igualdad se definía en alargue. Los checos se pusieron 1-0, pero McParland igualó y fueron nomás al tiempo extra. Antes de reiniciar, el propio McParland vio a sus compañeros exhaustos y les pidió que hicieran movimientos de gimnasia, como para demostrarles a sus rivales que no lo estaban. La tramoya salió bien, McParland hizo el 2-1 y los británicos fueron a cuartos de final.
Los chicos del banco de Brasil
Increíble fue la historia del debut de Pelé y Garrincha en el Mundial. Al principio, el técnico Vicente Feola no los tenía ni en cuenta para el once inicial. Así se dio el lujo de no contar con ellos para golear a Austria 3-0 y para el 0-0 ante Inglaterra. Pero la magra actuación ante los ingleses motivó un entredicho en el vestuario antes del último encuentro con la Unión Soviética. Entonces Feola puso a O Rei y a Mané, Brasil ganó con baile y siguió así hasta su primer título.
Fontaine, el optimista del gol
El francés Just Fontaine fue no sólo el goleador del Mundial con 13 tantos, sino el que más hizo en un solo torneo, superando al húngaro Kocsis (11) en 1954. La cosa rara es que Fontaine no iba a ser titular, pero el que lo era, René Bliard, se lesionó en un entrenamiento y Fontaine ocupó su puesto. Y de qué forma: tres a Paraguay, dos a Yugoslavia, uno a Escocia, dos a Irlanda del Norte, uno a Brasil y cuatro a Alemania para el tercer puesto de los Bleus.
Lucha por la pelota de la final
Un episodio cómico se dio con el final de la decisión Brasil-Suecia. El árbitro francés Maurice Guigue, ex policía en Marsella, quería quedarse con la pelota de recuerdo, por lo que apenas pitó el cierre se la llevó corriendo. Pero el masajista brasileño Américo también la quería, lo corrió, se la robó y se la llevó hasta el vestuario.
HISTORIA MUNDIAL: SUECIA 58
Para 1958, la selección de Brasil venía de fracaso en fracaso. Aquellos errores de alineación en la semifinal del 38 ante Italia, el Maracanazo del 50, la “batalla de Berna” con Hungría en el 54. Muchos cracks igualmente desfilaban por esas campañas: Domingos da Guía, Leónidas, Ademir, Zizinho, Julinho. Pero en Suecia, la racha negra se quebró con un chico de 17 años, un tal Pelé, del Santos, que junto a los suyos barrió con toda tristeza del pasado y por fin le dio a la verdeamarelha el ansiado título del mundo.
Fueron ambos hechos los sobresalientes de otro Mundial europeo. Suecia, que no competía en la Copa desde 1950, había sido designado sede ese año, pero Brasil y otros sudamericanos protestaron la decisión considerando que el torneo debía rotar entre continentes. En 1954 la FIFA decidió volver a elegir, pero se inclinó por el país nórdico por su infraestructura. Y las eliminatorias también fueron irregulares, con retiros de países musulmanes que dejaron solo a Israel, que igual fue obligado a jugar contra Gales, que así se clasificó para su hasta hoy única Copa.
No era la de los galeses la única novedad de los 14 clasificados en la cancha. Por fin apareció Argentina, que goleó a Chile y Bolivia para regresar tras 24 años, la última fue en Italia 34 con amateurs. Los brasileños debieron sudar ante Perú para meterse por un global 2-1, mientras el ex campeón Uruguay quedaba por primera vez afuera de la gran cita humillado por Paraguay. Por su parte, y por única ocasión, los cuatro integrantes del Reino Unido llegaron al Mundial, con Inglaterra y la tragedia aérea de Manchester a cuestas, Escocia bajando a España con Di Stéfano e Irlanda del Norte debutando a expensas de Italia, otro que se ausentaba por primera vez. Hablando de debuts, aparte de galeses y norirlandeses, se presentó la Unión Soviética, que en 1954 no fue prohibida por el dictador Josef Stalin, y que dos años antes del Mundial, en 1956, había sido medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Melbourne, Australia. Asimismo, tomaban parte en su primera fase previa países como Alemania Oriental, Islandia, Costa Rica, Guatemala y hasta Antillas Holandesas.
El 8 de junio inició la sexta Copa con varios encuentros, el más esperado el que en Malmö, por el Grupo 1, enfrentó al campeón Alemania Federal y Argentina. A los 3 minutos, Oreste Corbatta abrió para la Selección de Guillermo Stábile, pero los alemanes la volvieron a la realidad y se impusieron 3-1 con comodidad. Fue la puntada inicial de lo que una semana después sería “el desastre de Suecia”, cuando Checoslovaquia los barría con un doloroso 6-1 y los eliminaba. Los jugadores, entre mal preparados y con algo de soberbia previa, regresaron a Buenos Aires con semejante actuación, y la devolución de sus hinchas fue tirarles con monedas. Ese fue el resultado de aquel viaje de Stábile a Suiza 54 y su posterior informe sobre ese torneo.
Se volvía a la fase de grupos tradicional pero por fin con el sistema de todos contra todos, aunque los partidos de desempate seguían vigentes en caso de igualdad en el segundo puesto. De nada le sirvió a Checoslovaquia su media docena, porque Irlanda del Norte lo dejó afuera en uno de ellos, acompañando a Alemania a los cuartos de final. En el Grupo 2, la Francia de Raymond Kopa y Just Fontaine arrasaba a goles, seguido por la dura Yugoslavia y Paraguay, que aunque quedó al margen cumplió muy bien. Los locales pasaban junto a Gales, que seguía sorprendiendo al eliminar a Hungría, anterior subcampeón. Y el 15 de junio fatídico para Argentina, debutaron Pelé y Garrincha, Brasil le ganó a la URSS y ambos se metieron en los cuartos de final.
Y Pelé fue llevando a su equipo hasta la final. Primero le hizo un sensacional gol, su inicial, a Gales para avanzar a las semifinales, y allí hizo dos para batir a la poderosa Francia por 5 a 2. Just Fontaine venía moviendo redes como loco, pero no pudo con los más potentes amarillos. Del otro lado, se encontraron Suecia y Alemania, y en partido muy duro resuelto sobre el final, los suecos ganaron 3 a 1 y accedieron a su primera final. Pero, ¿serían capaces de vencer al fútbol samba de Pelé y compañía?
No lo fueron ni por asomo. Porque luego del tercer puesto brillante de Francia, con otros cuatro goles de Fontaine, los de Vicente Feola volvieron a dar cátedra de fútbol en el Rasunda Stadion de Estocolmo. Y eso que Suecia marcó el primer gol a los 4 minutos, pero un doblete de Vavá, un gol antológico de Pelé, otro de Zagallo y un cabezazo de O Rei lapidaron a un digno anfitrión con otro 5 a 2. El rey sueco Gustavo se rindió a su colega Edson Arantes do Nascimento, y Brasil se dio por fin el dulcísimo gusto de ser campeón. En el Mundial de Pelé.
Fueron ambos hechos los sobresalientes de otro Mundial europeo. Suecia, que no competía en la Copa desde 1950, había sido designado sede ese año, pero Brasil y otros sudamericanos protestaron la decisión considerando que el torneo debía rotar entre continentes. En 1954 la FIFA decidió volver a elegir, pero se inclinó por el país nórdico por su infraestructura. Y las eliminatorias también fueron irregulares, con retiros de países musulmanes que dejaron solo a Israel, que igual fue obligado a jugar contra Gales, que así se clasificó para su hasta hoy única Copa.
No era la de los galeses la única novedad de los 14 clasificados en la cancha. Por fin apareció Argentina, que goleó a Chile y Bolivia para regresar tras 24 años, la última fue en Italia 34 con amateurs. Los brasileños debieron sudar ante Perú para meterse por un global 2-1, mientras el ex campeón Uruguay quedaba por primera vez afuera de la gran cita humillado por Paraguay. Por su parte, y por única ocasión, los cuatro integrantes del Reino Unido llegaron al Mundial, con Inglaterra y la tragedia aérea de Manchester a cuestas, Escocia bajando a España con Di Stéfano e Irlanda del Norte debutando a expensas de Italia, otro que se ausentaba por primera vez. Hablando de debuts, aparte de galeses y norirlandeses, se presentó la Unión Soviética, que en 1954 no fue prohibida por el dictador Josef Stalin, y que dos años antes del Mundial, en 1956, había sido medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Melbourne, Australia. Asimismo, tomaban parte en su primera fase previa países como Alemania Oriental, Islandia, Costa Rica, Guatemala y hasta Antillas Holandesas.
El 8 de junio inició la sexta Copa con varios encuentros, el más esperado el que en Malmö, por el Grupo 1, enfrentó al campeón Alemania Federal y Argentina. A los 3 minutos, Oreste Corbatta abrió para la Selección de Guillermo Stábile, pero los alemanes la volvieron a la realidad y se impusieron 3-1 con comodidad. Fue la puntada inicial de lo que una semana después sería “el desastre de Suecia”, cuando Checoslovaquia los barría con un doloroso 6-1 y los eliminaba. Los jugadores, entre mal preparados y con algo de soberbia previa, regresaron a Buenos Aires con semejante actuación, y la devolución de sus hinchas fue tirarles con monedas. Ese fue el resultado de aquel viaje de Stábile a Suiza 54 y su posterior informe sobre ese torneo.
Se volvía a la fase de grupos tradicional pero por fin con el sistema de todos contra todos, aunque los partidos de desempate seguían vigentes en caso de igualdad en el segundo puesto. De nada le sirvió a Checoslovaquia su media docena, porque Irlanda del Norte lo dejó afuera en uno de ellos, acompañando a Alemania a los cuartos de final. En el Grupo 2, la Francia de Raymond Kopa y Just Fontaine arrasaba a goles, seguido por la dura Yugoslavia y Paraguay, que aunque quedó al margen cumplió muy bien. Los locales pasaban junto a Gales, que seguía sorprendiendo al eliminar a Hungría, anterior subcampeón. Y el 15 de junio fatídico para Argentina, debutaron Pelé y Garrincha, Brasil le ganó a la URSS y ambos se metieron en los cuartos de final.
Y Pelé fue llevando a su equipo hasta la final. Primero le hizo un sensacional gol, su inicial, a Gales para avanzar a las semifinales, y allí hizo dos para batir a la poderosa Francia por 5 a 2. Just Fontaine venía moviendo redes como loco, pero no pudo con los más potentes amarillos. Del otro lado, se encontraron Suecia y Alemania, y en partido muy duro resuelto sobre el final, los suecos ganaron 3 a 1 y accedieron a su primera final. Pero, ¿serían capaces de vencer al fútbol samba de Pelé y compañía?
No lo fueron ni por asomo. Porque luego del tercer puesto brillante de Francia, con otros cuatro goles de Fontaine, los de Vicente Feola volvieron a dar cátedra de fútbol en el Rasunda Stadion de Estocolmo. Y eso que Suecia marcó el primer gol a los 4 minutos, pero un doblete de Vavá, un gol antológico de Pelé, otro de Zagallo y un cabezazo de O Rei lapidaron a un digno anfitrión con otro 5 a 2. El rey sueco Gustavo se rindió a su colega Edson Arantes do Nascimento, y Brasil se dio por fin el dulcísimo gusto de ser campeón. En el Mundial de Pelé.
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