viernes, 20 de abril de 2018

HISTORIA MUNDIAL: ALEMANIA 74

En México en 1970, Brasil se había llevado para siempre la Copa Jules Rimet, por lo que una nueva Copa debía nacer. Fue todo un símbolo para 1974, porque no sólo hubo una nueva pieza, sino un nuevo panorama donde los europeos dominaron claramente, un nuevo fútbol y hasta un nuevo presidente de la FIFA, el brasileño Joao Havelange. La cita era en Alemania, aquella potencia de la guerra luego renacida de las ruinas, tanto que en 1966 la FIFA la premió con la sede. Y allí, el nuevo fútbol se desplegó en todo su esplendor, con equipos inolvidables y un final tan imprevisto como imborrable, con el local campeón por segunda vez sobre la Holanda total.

El Mundial se consolidaba en su era moderna, en organización, difusión, número de participantes y estrenos. Las eliminatorias cada vez más ordenadas, con zonas más definidas por continente, mostraron sus perlas: Polonia se atrevió a marginar a Inglaterra en Wembley, Yugoslavia a España en desempate y la Unión Soviética a Francia, aunque los soviéticos luego caerían en la novedosa repesca con Chile (ver aparte). Por Sudamérica, además de los trasandinos y el Brasil post-Pelé, iban Argentina y sus líos internos (nuevo Dt cerca del comienzo) y Uruguay con Fernando Morena a la cabeza. En tanto, México sufrió una humillación histórica al dser goleado por Trinidad y Tobago y fue Haití quien tomó su lugar, debutando junto a Zaire, primero de Africa Negra, y Australia.

Si faltaba poco para que fuera el Mundial de las novedades, se hizo el sistema de grupos para los cuartos de final, donde los ocho clasificados de la primera fase se juntarían en dos de cuatro y el ganador iría a la final y el segundo al tercer puesto, con lo que el que avanzaba de la primera fase terminaba jugando siete partidos. Desde el inicio fue evidente el bajón sudamericano en detrimento de la potencia europea. Brasil pasó con dos 0-0 y un gol a Zaire faltando 11 minutos, Argentina debió esperar derrota ajena, Uruguay se fue vapuleado por Suecia y Chile no pudo pasar el muro de Berlín, donde las Alemanias, increíble paradoja del destino, se encontraron y siguieron de la mano a la segunda ronda. También, desde ese momento, se veían quiénes iban a brillar: Johan Cruyff y demás holandeses jugaban fútbol total para arrasar rivales, Beckenbauer, Breitner y Gerd Müller impulsaban a Alemania Federal y Grzegorz Lato a Polonia.

El predominio del Viejo Mundo fue más marcado en la siguiente fase. Sólo Brasil logró arañar un tercer puesto, al ser escolta de la naranja mecánica, que bailó a Argentina 4-0, derrotó a Alemania Oriental y al scratch y llegó a su primera final. Los brasileños, con Rivelino y Jairzinho como retazos del ballet del 70, también empujaron a una pobre albiceleste. Del otro grupo, Alemania Federal no dejaba dudas al superar a Yugoslavia, Suecia en dramático y emotivo 4-2 y los polacos, para verle la cara a la revelación del torneo, tal vez con temor.

Pero el dueño de casa no tuvo que temer. Después del triunfo de Polonia a Brasil como tercero, el 7 de julio en el precioso Olímpico de Munich se las arregló muy bien para contener a Holanda. A pesar de que al minuto, la naranja se puso arriba de penal tras una jugada donde no dejó tocar la pelota a los germanos, convertido por Johan Neeskens. Los de Helmut Schön fueron al ataque, los holandeses se confiaron y Breitner también de penal empató. Y antes del cierre del primer tiempo, un pase atrás le quedó incómodo a Müller, pero el “Bombardero de la Nación” enganchó una media vuelta y definió ante Jongbloed para el desnivel, que no se movió a pesar de la búsqueda de Cruyff y los suyos, más las atajadas de Sepp Maier. La nueva Copa tenía otra novedad: Alemania, la fuerza, era mejor que la belleza de Holanda, en otro Mundial inolvidable.

jueves, 19 de abril de 2018

OJO CON LAS CONDUCTAS QUE PROMOVEMOS

A menudo nos quejamos de cómo somos tratados, tanto como sociedad como cada uno. Y está bien, porque a veces injustamente e injustificadamente recibimos mal trato, en cualquiera de sus formas. Pero, pero, pero, también sería bueno que nos fijemos, de vez en cuando, cómo actuamos nosotros para con los otros. Porque si queremos vivir en sociedad, hacernos amigos de los demás, nuestra conducta debe ir a tono. No estoy diciendo que seamos Dios, que seamos el Papa, estoy diciendo que tengamos cuidado con nuestras palabras, acciones, relaciones, pensamientos. Todo lo que luego le rebota al otro. Si somos buena gente, el otro nos recibe y recibe buenas. Si somos de mentir, histéricos, fastidiosos, insociables, mil cosas, el otro lo percibe, y en consecuencia se aleja. Casi como un boomerang, vos según lo que tires te vuelve. Promovamos buena onda, que el otro la recibirá y, a su vez, la prolongará en otros. Si no, luego no nos quejemos de lo mal que estamos. Si somos nosotros los que tenemos el poder de generar, lo bueno y lo malo. Está en nosotros.

martes, 17 de abril de 2018

LA TRETA DE QUE EL REMISE "AUMENTÓ AYER"

Ya sabemos que la situación económica está pésima, somos varios los que no le creemos nada a estos señores del sinceramiento tarifario. Pero más cierto es que hay especuladores inescrupulosos. Me cuentan de los almacenes y comercios afines, ahí no sé porque todo está tan caro que no sospecho nada raro. Pero sí en los remises, estos autos especiales que te llevan de puerta a puerta, con un tipo amigable, un auto impecable, todo bárbaro, pero que al mismo tiempo buscan cómo sacarte un peso más.

Muchas veces subo a un auto, y cuando termino mi viaje y pregunto el valor, me dicen "tanto", repregunto por qué si antes estaba otro precio, y la respuesta es "aumentó ayer", "ahora hay nueva modalidad" o cosas por el estilo. Yo, ustedes, no nos chupamos el dedo, pero tenemos que pagar igual. Sí, seguro que no son los únicos, y que tal vez lo hacen apremiados por esta locura inflacionaria, luz del 40 por ciento, gas del no sé cuánto por ciento. Pero igual está mal. Consejo: fíjense bien, porque a cada ratito te suben el auto, en lugar de subirte AL auto.

viernes, 13 de abril de 2018

LA ABSURDA GUERRA ENTRE HONDURAS Y EL SALVADOR

Tenía que ser un partido de fútbol, pero fue la mecha de una bomba que explotó días después. Honduras y El Salvador hicieron de su llave eliminatoria para México 70 una serie de incidentes que, a la par de la tensión política que cruzaban ambos países, derivó en una absurda guerra conocida como “la guerr a dEl fútbol”.

Las ideas agrarias de ambos gobiernos llevaron al desplazamiento de muchos campesinos sin tierra a cruzar la frontera y establecerse en suelo vecino. Para no tener sobrepoblación, Honduras expulsó a aquellos salvadoreños indocumentados en su país, lo que agravó la deteriorada relación entre los dos por otras cuestiones, entre ellas limítrofes. Al mismo tiempo, el 8 de junio de 1969, las selecciones jugaban la semifinal de ida de la CONCACAF por un pase a la final regional con Haití, que había vencido a Estados Unidos. Ese día en Tegucigalpa, Honduras ganó 1-0.

Una semana después, la revancha fue en San Salvador y los locales se impusieron 3-0, forzando un tercer partido en México. La gente local se exacerbó y hubo incidentes con hinchas hondureños, mientras la Federación de Honduras reclamó a la FIFA que sus jugadores habían sufrido amenazas de muerte. A todo esto, tropas salvadoreñas expulsaban a campesinos hondureños de su territorio.

Las fronteras se cerraron y la tensión se agudizó, aunque el desempate se jugó en el Azteca y El Salvador, en alargue, ganó 3 a 2 y fue a la final con los haitianos. El fútbol fue una mecha más en la bomba de la guerra, que finalmente se desató el 14 de julio cuando el ejército salvadoreño invadió Honduras, causando una guerra que duró cuatro días y se terminó con la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA), pero que dejó unos 2000 muertos, alrededor de 15.000 heridos, inmigrantes que fueron desplazados de ambos países, rotura de relaciones diplomáticas y del Mercado Común Centroamericano. Y una historia negra, con el fútbol como excusa.



RAREZAS DEL MUNDIAL 70

Rhodesia en una eliminatoria

La región africana de Rhodesia, actual Zimbabwe, estaba en 1970 colonizada por el Reino Unido, y su presidente Ian Smith comandaba un régimen racista similar al apartheid de Sudáfrica, por lo que la CAF la expulsó de África. Por eso se fue a jugar a la zona Asia, donde enfrentó a Australia y lo tuvo al borde de la eliminación, hasta que en tercer partido en Lourenco Marques, entonces capital de Mozambique, terreno neutral, los australianos ganaron y fueron a jugar contra Israel.

Árbitros africanos y asiáticos

Ya un africano, el egipcio Hussain Kandil, había sido el primer árbitro de ese continente en un Mundial en 1966, lo mismo que el israelí Menahem Ashkenazi por Asia. Para 1970, ambos estuvieron acompañados por Seyoum Terekegn, de Etiopía, y Abraham Klein, otro israelí. Fue una muestra de la importancia que la FIFA le estaba dando a la expansión del fútbol.

Tarjetas y cambios

Una de las novedades que presentó la Copa de México fue la inauguración de sanciones disciplinarias mediante tarjetas, amarilla y roja. Los primeros amonestados fueron los soviéticos Asatiani y Lovchev en el partido inaugural ante el local. También comenzaron a permitirse los cambios, dos por equipo. La URSS también fue la primera, porque en ese encuentro Pusatsch reemplazó al reinicio a Serebriannikov.

Ingleses con agua propia

Inglaterra fue por algunas actitudes blanco de la reprobación de la gente local. No sólo por su título controversial del 66, sino por declaraciones de su técnico Alf Ramsey y porque se llevaron una gran reserva de agua propia, ya que según dijeron no querían contaminarse con el agua de México.

Gol de México con polémica

El 7 de junio en el Azteca, Hussain Kandil fue quien dirigió el México-El Salvador de la fase inicial. Iban sin goles hasta el minuto 44, donde los salvadoreños tenían un tiro libre. Antes de mover la pelota, el mediocampista mexicano Aaron Padilla la robó e inició un contraataque que el delantero Javier Valdivia definió para abrir el marcador. Los visitantes protestaron y el capitán Salvador Mariona movió del punto central y tiró el balón afuera en fastidio, y allí Kandil decidió finalizar el primer tiempo. Luego México haría tres goles más y golearía 4-0.

Error arbitral con Pelé

Otro grueso error arbitral lo padeció Brasil en la final con Italia. Y justo Pelé, que quedó solo frente al arquero Albertosi para desnivelar a diez segundos del cierre del primer tiempo. El árbitro alemán oriental Rudolf Glöckner dio por terminada allí la etapa. En este caso no hubo lío, porque Pelé y sus compañeros dieron cátedra, ganaron 4-1 y se llevaron la Copa Rimet.

Los tres no goles de Pelé

Claro que el Rey fue protagonista excluyente del Mundial. Y no sólo por sus goles, sino por tres intentos extraordinarios que sin embargo no fueron a la red rival. Contra Checoslovaquia, viendo adelantado al arquero Ivo Viktor, le pegó de la mitad de la cancha de emboquillada y el balón dio en la parte exterior de la malla. Con Inglaterra, el gran Gordon Banks le sacó un cabezazo a quemarropa. Y en la semifinal con Uruguay, enfrentó a Mazurkiewicz, le pasó la pelota por un lado y él fue por el otro, recuperó y tiró al arco desviado. En todos los casos, la gente lo ovacionó y quedó para la historia, tanto como sus goles.

Rocha sólo 10 minutos

El genial Pedro Virgilio Rocha era clave en el juego de Uruguay. Pero en el debut con Israel, a los 10 minutos, saltó a buscar un centro, no alcanzó y se desgarró cayendo al suelo, siendo inmediatamente cambiado por Julio César Cortés. Sin él los celestes, dirigidos por Juan Hohberg, el de la hazaña con Hungría en Suiza 54, se las arreglaron para llegar hasta el cuarto puesto.

Marruecos, primer punto para África

Por fin África lograba su plaza propia. Y Marruecos demostró que era merecida. Le hizo fuerza a Alemania y a Perú, y contra Bulgaria, igualó 1 a 1 y conquistó el primer punto para el continente en una Copa del Mundo. El gol fue de Mahjoub Ghazouani a los 60 minutos.

Banks enfermo y afuera contra Alemania

Fue una de las apostillas más recordadas de México 70, tanto como el gran Alemania-Inglaterra de cuartos de final. Minutos antes del comienzo, Gordon Banks se sintió mal luego de beber cerveza. El cuerpo médico determinó que no jugara, una baja más que sensible para los ingleses. Su reemplazante fue un inexpert oPeter Bonetti, que tuvo responsabilidad en dos de los tres goles con que los germanos vencieron 3-2 en alargue, tras ir 0-2, y pasaron a semifinales.

Franz fracturado contra Italia

La mala suerte le volvió a los alemanes cuando en esa semifinal con Italia, promediando el segundo tiempo, Franz Beckenbauer arrancó un pique y fue fouleado, cayó mal y se fracturó en el hombro. Como ya Helmut Schön había hecho los dos cambios permitidos, el Kaiser debió quedarse en la cancha todo ese rato y el alargue, con el brazo colgando de un vendaje y sin poder hacer mucho para evitar la derrota 4-3.

Empujón al técnico

Una más de los teutones, aquí en el tercer puesto contra Uruguay. A los 29 minutos del segundo tiempo, Schön decidió sacar al puntero derecho Stan Libuda por Hennes Lohr. Cuando Libuda se iba y el técnico se le acercó, aquél le propinó un empujón molesto.



HISTORIA MUNDIAL: MÉXICO 70

Con los turbios sucesos de Inglaterra 66, la Copa del Mundo había entrado en un cono de sombras. Pero la edición de México en 1970, primera en América del Norte, le devolvió el brillo y el color que merecía. Llegó la televisión a color, las imágenes vía satélite, mejores comunicaciones y una organización y competencia limpias. Y para hacerla más disfrutable, una verdadera sinfonía de fútbol por Pelé y su Brasil les dio el tricampeonato y la Copa Jules Rimet para siempre, grabando una huella inolvidable en la historia.

México, con trayectoria habitual en el Mundial, le ganó a Argentina la sede del 70 por mejor infraestructura y estabilidad económica. Además, había hecho los Juegos Olímpicos dos años antes, y como Uruguay en el 30 o Brasil en el 50, construyó un majestuoso estadio: el Azteca, que sería (como en el 68) epicentro de emociones. El “tri” tenía la chance como local de un mejor papel que los anteriores, y junto a Inglaterra, campeón reinante, y Alemania Federal, nuevamente clasificado, eran los candidatos. Pocos creían en Brasil, a pesar de que el scratch se floreó en la eliminatoria; polémicas entre el técnico Joao Saldanha y Pelé, la exclusión de éste, una derrota con la eliminada Argentina y la remoción de Saldanha crearon un mal clima previo a la Copa.

La fase de clasificación ofreció ausencias de peso en Europa y Sudamérica: Hungría, campeón olímpico,Portugal último en el Grupo 1, España, Francia y sobre todo la Selección, marginada por única vez en la cancha al no poder con el gran Perú y con su propia desorganización, con cambios constantes de entrenador. Pero la gran novedad se dio para África y Asia, que vieron que su boicot al torneo del 66 dio frutos y la FIFA les otorgó la merecida plaza propia, con lo que Marruecos fue el segundo país africano e Israel debutó. La nota negra la dieron El Salvador y Honduras en la llamada “guerra del fútbol”, una serie de tres partidos entre ambos con incidentes que derivó en acciones bélicas con consecuencias nefastas. Fue el precio de que los salvadoreños jugaran su primera Copa del Mundo.

Así las cosas, el 31 de mayo y con el increíble marco de un Azteca colmado, México y la Unión Soviética abrieron el Mundial con un empate a cero. Ambos eran parte del Grupo 1, donde superaron con facilidad a Bélgica y El Salvador. El 2 tuvo sólo seis goles en seis partidos, y con ellos el Uruguay de Luis Cubilla y la Italia de Gianni Rivera, que buscaba el desquite del 0-1 con Corea en el 66, pasaron a cuartos de final. Los otros dos grupos tuvieron dominadores exclusivos: el Brasil de Pelé comenzó su función con tres claras victorias y la Alemania de Gerd Müller y Franz Beckenbauer arrasaba con dos tripletes del primero. Inglaterra fue segundo de los brasileños y Perú, en su primera Copa desde 1930, también se metió en los cuartos.

Pero en el camino peruano se cruzó Pelé, y los de Mario Zagallo, ahora su nuevo técnico, les ganaron 4-2 en uno de los grandes encuentros del torneo. Uruguay y Alemania siguieron en inolvidables partidos con alargue y polémica, y México empezó ganándole a Italia, pero los azzurros con Rivera de titular los golearon y fueron a las semifinales. Éstas fueron otros dos épicos momentos, el 3-1 de Brasil a los celestes con la gran jugada de Pelé ante Mazurkiewicz que no fue gol por poco y, más aún, el tremendo Italia-Alemania, que por algo quedó como “el partido del siglo”, con cambios constantes en el marcador, lesionados como Beckenbauer, un alargue con cinco goles y una definición de Rivera para un 4-3 espectacular, que ponía a los italianos en su primera final desde 1938. Uruguay redondeó igualmente su mejor tarea desde el Maracanazo del 50 con el cuarto puesto, ya que perdió el podio 1-0 con los alemanes.

El 21 de junio, con una ligera lluvia, el Azteca volvía a estar a tope, con casi 108.000 personas, para la final. Los mexicanos iban por Brasil, no sólo porque Italia los había eliminado, sino por el juego de los verdeamarillos. Entonces gritaron rápido a los 17 minutos, cuando Pelé conectó de cabeza un centro desde el lateral. Pero la fragilidad defensiva brasileña hizo que entre el flojo arquero Félix y el central Brito chocaran y le regalaran el empate a Boninsegna, poco antes del descanso. Fue un espejismo, porque en el segundo tiempo, un zurdazo de Gerson y un gol de Jairzinho, otros dos genios, terminaron con el misterio de la retaguardia azzurra. Y para coronar uno de los más grandes campeones de todos los tiempos, Pelé sin mirar asistió al lateral Carlos Alberto, que marcó un hermoso gol para un 4-1 lapidario, concluyente. México y Brasil festejaron juntos, la Copa Rimet fue a las arcas de los de Zagallo y Pelé entró en la inmortalidad, de paso tomándose amplísimo desquite de su lesión del 62 y sus golpes del 66. El gran fútbol triunfó e hizo de México 70, aunque no estuviera Argentina, un recuerdo imborrable.

RAREZAS DEL MUNDIAL 66

La primera mascota

El león Willie fue oficialmente la primera mascota de un Mundial en Inglaterra 66. Asimismo, la canción alusiva, otro elemento ya típico de la Copa, llevó su nombre.

El robo de la Copa y la otra mascota

Hubo otra mascota, ésta real, que fue famoso por otro episodio recordado. En marzo del 66, la Copa Jules Rimet fue robada en una exhibición en una iglesia de Westminster. La policía, la famosa Scotland Yard, desplegó un vasto operativo, pero fue un perro, Pickles, que finalmente la encontró enterrada en un jardín. Copa recuperada, ladrón arrestado y condenado a dos años de prisión. Y perro famoso: Pickles estuvo en la inauguración el 11 de julio.

Más tele y plata

Con la llegada de Stanley Rous a la presidencia de la FIFA, se fomentó aún más la participación de la televisión y comenzó la explotación de derechos comerciales, con acuerdos con grandes empresas. Así, la inauguración fue transmitida por primera vez a todo el mundo vía satélite, y se empezaron a colocar paneles con publicidad en los estadios.

Los que no jugaron eliminatorias

Además del masivo retiro de los países africanos, ofendidos por la distribución de plazas, Congo y Filipinas no pudieron participar de la fase previa por errores en su inscripción. Guatemala, que ya había tomado parte antes, se bajó por conflicto con su vecino Belice. Y Sudáfrica, en sus primeros años del régimen del apartheid (segregación racial) fue expulsado de la FIFA.

Camboya, sede de la eliminatoria

Como fue escrito, Camboya albergó un partido de la Copa del mundo, en este caso la llave a ida y vuelta entre Corea del Norte y Australia por un lugar en la fase final. Eran los únicos que quedaron de todos los originalmente anotados en África, Asia y Oceanía. En el estadio Olímpico de la capital Phnom Penh, ante 60.000 personas, los norcoreanos ganaron 6-1 y 3-1 y fueron al Mundial, donde bajarían a Italia y pondrían 3-0 contra las cuerdas al Portugal de Eusebio.

Las ayudas a Inglaterra

Desde la primera ronda, Inglaterra fue favorecido por los arbitrajes. Ante Francia, en el cierre del Grupo 1, los dos goles de Roger Hunt fueron irregulares: el primero en claro offside, y el segundo cuando el partido debió ser cortado por agresión sin pelota de Nobby Stiles a un rival. Luego llegó la expulsión de Rattin en el choque con Argentina, y el no gol de Hurst en la final con Alemania.

Sin cambios por última vez

El Mundial 66 fue el último en que no se permitieron cambios una vez comenzado el partido. Por eso el arquero de Hungría, Szentmihalyi, jugó lesionado con Portugal desde el minuto 1, y su equipo perdió 3-1.

Sin tarjetas por última vez

Tampoco se había reglamentado aún el uso de tarjetas amarilla y roja para la disciplina. Por eso, Antonio Rattin fue echado a dedo por el alemán Rudolf Kreitlein en el famoso partido de cuartos de final con Inglaterra.

Coreano optimista

Sin duda Corea del Norte fue la nota exótica del Mundial. Antes del último encuentro del Grupo 4 ante la poderosa Italia, le preguntaron al técnico Myung Re Hyun si iban a reservar vuelo de retorno a su país tras el mismo, descontando un triunfo seguro de los italianos. La respuesta del Dt fue “¿Reservar vuelo? Si nosotros nos vamos a clasificar…”.

Dos soviéticos menos con Alemania

En la semifinal entre Alemania y la URSS, éstos perdieron dos hombres ya en el primer tiempo. Uno fue el medio Sabó, que a los 8 minutos se fue fracturado. Venía de una entrada dura de Emmerich, quiso desquitarse al ir a trabar con Franz Beckenbauer y se rompió el tobillo. Y a los 44, apenas Haller marcó el primer gol germano, el puntero Chislenko, figura de los del este, corrió a su colega Held y le dio un puntapié que le valió su expulsión. Por fractura y por roja, la URSS jugó con nueve 46 minutos y cayó 2-1.