Bienvenidos a Así Es La Vida, un blog de todo un poco, una charla con un amigo, sin tiempo ni espacio, sin intereses, sin estructuras. El caminar de un ciudadano por la vida. Dedicado a mi madre Anita.
martes, 5 de febrero de 2019
POSTALES DE VERANO: ATARDECER NARANJA
Son las casi ocho de la noche, podría decir de la tarde con la rotación solar veraniega. El sol se fue pero su luz no quiere irse, no quiere dejarnos. El atardecer sobre la playa, en el bar, en la casa de veraneo, en nuestra casa, nos hace compañía, parece, eternamente. Los pájaros cruzan el cielo naranja fuerte que nosotros admiramos con ojos salidos de las órbitas por tamaña belleza. Aunque no sea en una playa, el atardecer en degradé es una foto increíble, mágica de cada verano. Y viste de belleza nuestra vida.
domingo, 3 de febrero de 2019
AHORA SÍ, CONDOLENCIAS POR EMILIANO
Esta tarde se confirmó la peor sospecha, y fue encontrado el avión en el que desapareció el futbolista argentino Emiliano Sala, que volaba de Nantes (Francia) a Cardiff (capital de Gales) para jugar en el Cardiff City de la Premier League inglesa. Muchos preguntarán por qué no escribí nada del asunto estos días. Porque yo no hago lo que varios de mis colegas, que en lugar de aguardar la confirmación de la noticia, más una trágica como ésta, bombardean sus espacios con conjeturas y verbos en potencial. Así Es La Vida, en cambio, hizo lo correcto y recién hoy podemos enviar condolencias a la familia de Emiliano, una joven vida que se perdió en el mar.
sábado, 2 de febrero de 2019
PATORUZÚ NO ES EL DE ANTES...
En otra de las mil vivencias que el verano nos brindó a lo largo de la vida, estaba la inefable saga de aventuras del indiecito Patoruzú y su versión infantil Patoruzito, que por ejemplo yo devoraba tardecitas tranquilas en el balcón de mi departamento o la playa en Pinamar. Dondequiera que fuera, las mil andanzas del personaje llenaban nuestro tiempo y lo hacían más disfrutable, más verano. Eso, claro, hasta que a este mundo se le ocurrió mandar una ola tecnológica que barrió con todo papel. Entonces, según me comentó el diariero de cerca de casa, Patoruzú se vende pero con muy poca salida, casi los puesteros deben devolver las partidas que reciben, por lo que no se las reponen. Lamentable, cómo se nos fue la vida de las manos a la sociedad por el maldito crecimiento. Se nos fue la inocencia, la fantasía. Y sí, andá a decirle a un pibe de 10 años, como yo en el verano 84, que lea historietas de Patoruzú. Bueno, conformémonos con evocar esos tiempos bellos, puros. Bien de verano.
viernes, 1 de febrero de 2019
Y BUENO NEGRO, HAY QUE BANCAR HASTA OCTUBRE...
Quiero sumarme a la noticia del día, la excelente, legítima, genuina protesta contra la locura económica en que el verdadero cambio nos sumergió. Y, lamentablemente, nos sumergirá hasta octubre, cuando en la Argentina lleguen las elecciones a presidente. Muchas veces pensaba lo de siempre cuando un político nos defrauda claramente: y bueno, la gente lo votó. Pero ahora cambié y creo, porque yo también voté esto, y yo también esperaba otra cosa, que son ellos los que juguetean con nosotros, a ver cuánto más se divierten mintiéndonos y burlándose asquerosamente de nuestra buena fe. Son ellos los de la locura de aumentos, que ya nadie sostiene, porque antes había algún trasnochado que los sostenía. La gente está harta, yo, Diego Yamus, estoy harto, y Así Es La Vida, este humilde blog, está harto de estar harto. De que nos usen, de que se nos (perdón) caguen en nosotros. Pero lo peor es que hay que aguantar ocho meses más, hasta octubre. Y quién sabe qué locuras harán en estos ocho meses. A no resignarse, pueblo, a seguir protestando.
jueves, 31 de enero de 2019
POSTALES DE VERANO: VEGETACIÓN EN LA PLAYA
No suele encontrarse muy a menudo en nuestra arena. Pero la vegetación es algo que abre los sentidos, como el agua, como el cielo. Y por algún médano, alguna playa desierta, alguna zona de agreste acceso, el verde matiza el amarillo de la arena en una imagen espectacular, bella, soñadora. Parece alguna del Caribe o lugares similares. Una combinación perfecta y de lo más natural. Y más bella cuando el sol le da de pleno y forma un paisaje increíble.
ANTE TODO MUCHA CALMA...
En el verano de 1990, en medio de rebotes de la terrible crisis inflacionaria del país, el famoso periodista Bernardo Neustadt posó para la revista Gente a la orilla del mar, con una remera muy llamativa. Decía simple y contundentemente, Ante Todo Mucha Calma.
Bueno, eso es lo mismo que hoy debemos proponernos frente a todo este caos, no sólo económico/ajuste, en que nos sumergieron. Estamos en verano, y como tantas veces puse, es el tiempo justo para relajarse. No de las responsabilidades diarias, sino del estrés que lo exterior genera. Hay que convivir con los líos, porque quienes tienen años saben que este ovillo no es de ahora ni mucho menos. Hay que bancar, como se dice ahora, "aguantar los trapos" y seguir viviendo. Sí, no hace falta una remera para recordarlo: ante todo, mucha calma. Si no, todo es más difícil de llevar.
Bueno, eso es lo mismo que hoy debemos proponernos frente a todo este caos, no sólo económico/ajuste, en que nos sumergieron. Estamos en verano, y como tantas veces puse, es el tiempo justo para relajarse. No de las responsabilidades diarias, sino del estrés que lo exterior genera. Hay que convivir con los líos, porque quienes tienen años saben que este ovillo no es de ahora ni mucho menos. Hay que bancar, como se dice ahora, "aguantar los trapos" y seguir viviendo. Sí, no hace falta una remera para recordarlo: ante todo, mucha calma. Si no, todo es más difícil de llevar.
A 25 AÑOS DE GIMNASIA CAMPEÓN DE LA COPA CENTENARIO
Se debatió, se sigue debatiendo, si fue campeón oficial o no para el historial. Pero la realidad de aquel enero de 1994, hace 25 años, es que el legendario
Gimnasia y Esgrima La Plata gritó campeón y dio una vuelta en el fútbol argentino. Vale entonces el reconocimiento, mucho más por el contexto y por el
gigante rival a quien le ganó para escribir, hasta hoy, su página más feliz.
Corría pleno invierno de 1993 y la AFA, presidida por Julio Grondona, ideó un torneo entre los 20 clubes de Primera División para celebrar su centenario.
Justamente se llamó Copa Centenario de la AFA y era por eliminación directa, con un complejo sistema de rondas de ganadores y perdedores hasta la final
a partido único. Todo en el medio de la disputa de la nueva temporada 93/94, el Torneo Apertura 93 y la actividad de la Selección dirigida por Alfio Basile,
que peleaba por ingresar al Mundial de Estados Unidos.
En ese perdido, mediocre contexto organizativo, con poca repercusión mediática al principio, Gimnasia fue en silencio pasando obstáculos. Entrenado por
la dupla de Carlos Ramaciotti y Edgardo Sbrissa, contaba con los mellizos Guillermo y Gustavo Barros Schelotto y los uruguayos Guillermo Sanguinetti y
el inolvidable Hugo Romeo Guerra. El “lobo” dejó afuera primero a su superclásico rival Estudiantes (1-0, gol de Guillermo), y 0-0), luego a Newell’s Old
Boys 1-0 (Dopazo) y a Argentinos Juniors 2-1 (Dopazo de penal y Morant) y el 7 de agosto derrotó a Belgrano de Córdoba por penales 4-3 luego del 2-2 (Gustavo
y Dopazo) para ir a la gran final por el título, que por esas cosas del diagrama sería recién en el verano del 94.
En tanto, los grandes de nuestro fútbol iban quedando por el camino. Fue River, el River de Daniel Passarella, el de las grandes luminarias, que llegó
a la superfinal tras un camino donde sorteó a Boca en alargue y a Belgrano en la final de perdedores el 23 de enero. Una semana después, en el Bosque platense,
en el famoso reducto gimnasista, se encontraban Gimnasia y River para dirimir el irrepetible certamen festivo.
Ramaciotti y Sbrissa se habían ido del lobo y tomó al equipo el imborrable Roberto Perfumo. El 30 de enero fue el partido, parejo, pero donde el local
siempre jugó mejor y terminó siendo superior a un apagado millonario, de irregular campaña en la liga que ganaría días después. River desperdició una gran
chance cuando a la media hora Guillermo Rivarola remató un penal y el juvenil arquero Lavallén se lo atajó; un rato después, llegando al entretiempo, Hugo
Guerra abrió el marcador. Pero enseguida los riverplatenses empataron por medio de su actual entrenador de la Reserva, Facundo “Luigi” Villalba.
Parecía que la final iba a la prórroga. Pero a los 31 minutos, Guerra bajó la pelota de cabeza y el “Moncho” Pablo Fernández, uno de los tres de ese apellido
en el plantel, empujó el balón al gol. Y sobre la hora, Guillermo lapidó para un 3-1 merecido, rotundo. Gimnasia festejó como lo que era, un título. Sí,
salió campeón en la Argentina. Si las frías estadísticas prefieren obviarlo, es harina de otro costal.
Gimnasia y Esgrima La Plata gritó campeón y dio una vuelta en el fútbol argentino. Vale entonces el reconocimiento, mucho más por el contexto y por el
gigante rival a quien le ganó para escribir, hasta hoy, su página más feliz.
Corría pleno invierno de 1993 y la AFA, presidida por Julio Grondona, ideó un torneo entre los 20 clubes de Primera División para celebrar su centenario.
Justamente se llamó Copa Centenario de la AFA y era por eliminación directa, con un complejo sistema de rondas de ganadores y perdedores hasta la final
a partido único. Todo en el medio de la disputa de la nueva temporada 93/94, el Torneo Apertura 93 y la actividad de la Selección dirigida por Alfio Basile,
que peleaba por ingresar al Mundial de Estados Unidos.
En ese perdido, mediocre contexto organizativo, con poca repercusión mediática al principio, Gimnasia fue en silencio pasando obstáculos. Entrenado por
la dupla de Carlos Ramaciotti y Edgardo Sbrissa, contaba con los mellizos Guillermo y Gustavo Barros Schelotto y los uruguayos Guillermo Sanguinetti y
el inolvidable Hugo Romeo Guerra. El “lobo” dejó afuera primero a su superclásico rival Estudiantes (1-0, gol de Guillermo), y 0-0), luego a Newell’s Old
Boys 1-0 (Dopazo) y a Argentinos Juniors 2-1 (Dopazo de penal y Morant) y el 7 de agosto derrotó a Belgrano de Córdoba por penales 4-3 luego del 2-2 (Gustavo
y Dopazo) para ir a la gran final por el título, que por esas cosas del diagrama sería recién en el verano del 94.
En tanto, los grandes de nuestro fútbol iban quedando por el camino. Fue River, el River de Daniel Passarella, el de las grandes luminarias, que llegó
a la superfinal tras un camino donde sorteó a Boca en alargue y a Belgrano en la final de perdedores el 23 de enero. Una semana después, en el Bosque platense,
en el famoso reducto gimnasista, se encontraban Gimnasia y River para dirimir el irrepetible certamen festivo.
Ramaciotti y Sbrissa se habían ido del lobo y tomó al equipo el imborrable Roberto Perfumo. El 30 de enero fue el partido, parejo, pero donde el local
siempre jugó mejor y terminó siendo superior a un apagado millonario, de irregular campaña en la liga que ganaría días después. River desperdició una gran
chance cuando a la media hora Guillermo Rivarola remató un penal y el juvenil arquero Lavallén se lo atajó; un rato después, llegando al entretiempo, Hugo
Guerra abrió el marcador. Pero enseguida los riverplatenses empataron por medio de su actual entrenador de la Reserva, Facundo “Luigi” Villalba.
Parecía que la final iba a la prórroga. Pero a los 31 minutos, Guerra bajó la pelota de cabeza y el “Moncho” Pablo Fernández, uno de los tres de ese apellido
en el plantel, empujó el balón al gol. Y sobre la hora, Guillermo lapidó para un 3-1 merecido, rotundo. Gimnasia festejó como lo que era, un título. Sí,
salió campeón en la Argentina. Si las frías estadísticas prefieren obviarlo, es harina de otro costal.
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