viernes, 29 de marzo de 2019

HISTORIAS DE INFANCIA: MIS FELICES CUMPLEAÑOS

Se viene un nuevo cumpleaños para mí. Si revisan el archivo de Así Es La Vida se informarán de cuántos cumplo el próximo martes 2 de abril (sí, sí, el día de las Malvinas…). Y para empezar a vivirlo, les traigo en esta nueva sección del blog las mejores historias de mis aniversarios de la infancia, del 79 al 85, de los 6 a los 12. Verdaderos felices cumpleaños.

1979: EL PRIMER HERMOSO RECUERDO

Recién comenzaba el colegio primario en el Model School de Florida cuando en ese hermoso 1979 festejaba mis 6 años en casa. Una noche en el living, junto a mis vecinos Pablito y Javier, cortaba una preciosa torta decorada con autitos de colores.

1981: LA ESPECTACULAR BMX

Uno de mis mejores cumpleaños, sino el mejor. Tanto que recuerdo que la noche anterior, mientras yo estaba acostado en mi antigua habitación de abajo, vino mi papá y me dijo al oído: ‘’Los últimos siete años...’’.
Al día siguiente, el ‘’cumple’’ fue en otra hermosa tarde en casa, tras la jornada colegial, ahora en el glorioso San Antonio; como ya era un clásico, repartí tarjetas entre mis compañeros. Y luego los chicos llegaron para jugar y comer una rica y particular torta con forma de cancha de fútbol, muñequitos de mazapán y todo; mi mamá acostumbraba hacer tortas originales por esos tiempos. Y como mi genial amiga Karina Stibor comía bastante, mamá comentaba ‘’cómo come esa gordita...’’.
En ese cumpleaños supe por primera vez que había nacido a las 19.30, ya que cuando se hizo la hora mi mamá me dijo: ‘’Son las 7 y media, ya ‘naciste’...’’. Y recibí el broche de oro de la fiesta: una espectacular bicicleta de cross BMX, un regalo grandioso. Después de la emoción, la disfruté sentado en ella en el living, mientras los chicos me paseaban por allí y yo sonreía feliz. Sinceramente, el 81 (junto al 85) fue el año donde viví más y mejores momentos de cumpleaños.

1983: SÁBADO A TODA FIESTA

Otro lindo recuerdo fue ese nublado sábado donde yo cumplía ‘’los dos números’’, como llamaba mi mamá a los 10 años. Todo arrancó al mediodía con un suculento asado que incluía mollejas (muy de moda entre mis gustos) junto a mi familia en la inolvidable mesa de mármol del viejo quincho.
A las 5 de la tarde en punto, mientras la genial Cecilia Marín ordenaba los sandwiches de miga en la mesa rectangular del nuevo comedor, llegaron una vez más los chicos del San Antonio; sólo faltaban las mellizas María Eugenia y Vanina Rossi, a quienes increíblemente no invité por tenerles envidia de sus excelentes notas. Después todos invadimos el fondo charlando, escuchando música y jugando. Y mientras el gran Cristian Bustamante agarraba un sandwich de una bandeja, yo recibía un telegrama (como se usaba en esa época) de mis abuelos que decía: ‘’Feliz cumpleaños, lelo y lela’’. Así pasé un verdadero cumpleaños feliz.

1985: BREAKDANCE, BOLEROS Y MUCHO MÁS

Por suerte, el último cumple con los geniales chicos del San Antonio fue espectacular, lleno de recuerdos. El festejo comenzó en el mismo colegio, donde esa soleada tarde mi maestra Patricia y mis amigos me cantaron el feliz cumpleaños, me hicieron el clásico tirar de orejas y repartí caramelos frutales, uno de los cuales no me gustó, lo escupí y cayó afuera del tacho de basura...
Luego de las tarjetas de siempre, esta vez vinieron todos y nos reunimos a compartir una nutrida merienda en la mesa del comedor, donde me senté al lado del gran Daniel Luciani, que esa tarde calzaba las típicas zapatillas Topper naranja. Llegó la original torta con forma de casa de Hansel y Gretel y con los famosos cigarrillos de chocolate que no llegué a comer ya que los pillos de Favi Manzino y Cristian Carabajal se anticiparon a mí y se los devoraron.
Y nos fuimos a bailar al living, primero con Breakdance de Michael Jackson, que hacía furor en ese entonces, mientras Luciani, sentado en el descanso de la escalera con las piernas colgando del borde, le cambiaba la letra a esa canción con una muy subida de tono. Más tarde, a pedido de todos, mi mamá puso boleros, apagó las luces y nos movimos en parejas; yo lo hice con María Eugenia. Luego las mellizas fueron a charlar a la vieja pieza de abajo y mi mamá fue a buscarlas para que volvieran a la fiesta. Yo di un par de vueltas carnero en el living, ya iluminado, y al verse el borde de mi calzón Fernanndo Di Pietro y Analía García me lo hicieron notar. Y casi interrumpo a Fernando, quien estaba en el baño (‘’pará, negro, que estoy meando...’’). Muchas vivencias que hicieron una de las mejores noches de esos primeros 80.

OJO, CADA VEZ MÁS GENTE MUY GORDA

Antes que nada, yo soy regordete y me encanta la comida placentera. Así que no es mi intención criticonear a la gente con exceso de peso. Tampoco soy el doctor Cormillot. Pero sí quiero expresar preocupación por lo que noto en muchas ocasiones que estoy con gente. Cada vez encuentro más personas muy gordas, ya no rellenas como mi caso, sino gordas al límite de la obesidad o superándolo. Cuántas veces voy en el colectivo, siguiendo con el tema, y se me sienta alguien que casi ocupa parte de mi asiento, o me encierra contra la carrocería con su anchura. Cuántas veces cruzo o hablo con gente de contextura demasiado robusta, incluso mujeres, que me doblan en peso. Por Dios, no critico ni mucho menos hago bulling contra los gordos. Pero sí que hay que cuidarse, la gordura no sólo queda poco estética, eso es lo de menos, sino que trae muchos líos a nuestra salud. Sí, la pizza, los sandwichitos, los postres, todo es muy rico. Pero a moderarse, porque luego el cuerpo nos pasa factura, y sufrimos en lugar de disfrutar.

EL LOCO CHOFER CON TABLET

Igualmente, aunque me vaya bien con los colectiveros, debo denunciar locuras que me entero y que ayudan a los demás a estar alerta. Oído al pasar, supe que una vuelta un chofer de colectivo ya no iba manejando con el maldito teléfono celular en la mano. Iba manejando escribiendo CON UNA TABLET, una computadora portátil. Nada más que agregar.

CÓMO ME VA CON LOS CHOFERES DE COLECTIVO

Como ustedes ya conocen, tengo discapacidad visual. Y la verdad es que andar con eso en la convulsionada Argentina de hoy es toda una aventura de valientes. Ya conté de las veredas, de los autos mal puestos, de los obstáculos de los negocios, y puedo contar varios más. Y también he contado de mis queridos amigos los choferes de colectivo, que en su apuro y fastidio con el tránsito y demás exigencias laborales son una raza complicada.

Aunque la ley los obliga a cuidar de los pasajeros, muchas veces la gente sufre con ellos. Yo cuento mi experiencia, que por gracia de Dios no me va tan mal como se podría pensar. La mayoría de los conductores públicos ayuda, es amable, servicial, contenedor. Pero, pero, siempre hay alguno. Alguno que te deja a tres cuadras un día de llovizna, con vos con necesidades familiares o hasta fisiológicas. Alguno que no te contesta o te habla bajito cuando le preguntás cuánto falta, como mi caso que si no me pierdo fácil. Peor aún, algún insolente como el que describí acá hace poco. Pero por suerte la llevo bien. Me llevan bien. Después sí la general de la ley, que manejan con celular, que no tienen buen genio con cierta clase de personas como las mayores, que suelen querer tener razón, que se fastidian de nada, que no manejan del todo bien. Yo por Dios la saco barata. Y eso que no pago boleto.

jueves, 28 de marzo de 2019

CÓMO CAMINAR PARA NO SUFRIR CON LAS VEREDAS LOCAS

Aunque no sea nuestro metier, Así Es La Vida intenta cuidar la salud y las articulaciones de sus lectores. Como el Estado no hace nada por mejorar las desastrosas veredas de la ciudad de Buenos Aires, les damos un consejo práctico que aprendí en mi antigua estadía en el recordadísimo gimnasio de Carapachay. En lugar de caminar con los pies casi a ras del suelo, con lo que muy probablemente nos engancharemos en las mil roturas de las aceras y sufriremos lesiones, debemos ir levantando todo el tiempo bien las plantas de los pies. En primer lugar, eso evita lo anteriormente citado, incluso con la "ensalada" de hojas de árboles del otoño en que vivimos. Y segundo, el levantar los pies hace trabajar más las piernas, en especial los muslos,una gimnasia muy beneficiosa para ellas y para el cuerpo. No accidentarse y ahcer gimnasia, todo por el mismo precio. Paraevitar esas caídas absurdas y, tabmién, su consiguiente arreglo con su costo económico y todo.

!Ah!, me olvidaba. Señoras y señores vecinos, el arreglo de las veredas, tengo entendido, es de ustedes. Así que por favor pónganse a trabajarlas, no vengan con que no tienen dinero para eso, porque la sociedad somos todos.


lunes, 25 de marzo de 2019

NO QUERAMOS GANARLE AL SOBERBIO

Esta es una de las cosas que la vida, a través de gente que Dios hace que me ame, me va enseñando. Porque me pasa que cuando me enfrento a alguien con soberbia que me quiere rebajar, yo quiero en vano arreglarlo, tener la razón, darlo vuelta, ganarle. Bueno, eso les debe pasar a muchos de ustedes, por eso me pongo de ejemplo. El soberbio se cree (no es) Dios, se pone en grande, te mira de arriba así sea petiso, se te muestra perfecto, duro, rocoso, impasable. Eso además de su defectuosa conducta de arrogancia, de decirte qué sos, qué tenés que hacer, que la culpa es tuya y no de él. Entonces uno le quiere rebatir todo, y no sólo no lo logra, porque el otro siempre saca una carta ganadora, sino que se desgasta el cuerpo y la mente. Mäs en esta insociedad argentina en que vivimos. Por eso, debemos hacer lo contrario, "agachar la cabeza" como se dice, no querer pasar al soberbio, dejarlo correr, dejarlo envolverse en su porquería. Darle la razón, decirle a todo que sí. Así no nos habremos desgastado física y, más aún, mental y espiritualmente. Y así, aunque no lo sepamos, estaremos haciendo una sociedad más tranquila.

domingo, 24 de marzo de 2019

UN FERIADO BIEN PUESTO EL DEL 24 DE MARZO

Hoy se cumple el maldito aniversario del comienzo de la última dictadura militar en la Argentina. Ha habido polémica sobre su instauración, incluso (como pasa con tantos feriados) la gente no le da mucha importancia. Tal vez alguno prefiera que sea un día más. Pero no es un día más. Es un día de memoria, como se llama oficialmente. Memoria, eso que a este país le falta tantas veces, para recordar que alguna maldita vez estuvimos sitiados, ocultos, atemorizados. Entonces, no se puede dejar pasar el día así como así y que alegremente siga la vida para todos. No. Por eso, este feriado tiene real razón de ser. Memoria, verdad y justicia. Así es. Bien puesto.