Habían
pasado este domingo tres días de su partida de este mundo. Pero Rafael Yamus,
padre de este cronista, no se quiso perder allá en el cielo otro partido de su
Bocca amado. Así que a eso de las siete de la tarde se instaló cómodo con su
radio portátil junto a su esposa Ana Luján, la imborrable Anita, y siguió a su
modo tan particular el 2-1 de los xeneizes sobre Independiente por la Copa
maradona.
Al principio nada era como "Fule", como se lo conocía, esperaba. Independiente ganaba y jugaba mejor. Y el canoso alto insultaba a diestra y siniestra, encima molesto porque su Boca "no le hace un gol ni al arco iris". Pero cuando los de Russo empezaron a mejorar se le escapó una sonrisa de esperanza. "Vamos Boca c…" alentaba, y al rato lamentaba, también con malas palabras, los goles errados por Soldano y Varela.
Hasta que
faltando ocho minutos, Soldano igualó. "!!!Gol!!! !Goool c…, goool!",
gritó fuerte aún a riesgo de alguna reacción negativa. Boca siguió superior y
Rafael hacía fuerza: "Tiene que ganar Boca, no puede empatar", ese
análisis tribunero sin reparar en el escollo por delante que es un rival.
Y sin
embargo, como tantas tardes en su Carapachay natal (zona Norte de Buenos
Aires), el papá fue feliz. Sobre la hora, Cardona hizo un golazo y de nuevo el
"goool c…", ahora mezcclado con un "!grande Boca!" con esa
voz superpotente que conmovía a los ángeles. Y qué decir cuando llegó el final.
TRAS gritar de nuevo y festejar, comentó con Anita y con quien tuviera cerca la
actuación de su amor. Luego decidió cerrar la noche con su pizza de cada
domingo que él preparaba como nadie.
Como en
sus días en la tierra, Rafael gritó de felicidad por Boca. Ahora desde su nueva
casa. Pero con la misma alegría y pasión de siempre.