Bienvenidos a Así Es La Vida, un blog de todo un poco, una charla con un amigo, sin tiempo ni espacio, sin intereses, sin estructuras. El caminar de un ciudadano por la vida. Dedicado a mi madre Anita.
viernes, 11 de diciembre de 2020
MI ULTIMA TARDE EN LA SECUNDARIA...
lunes, 7 de diciembre de 2020
A 30 AÑOS DEL FIN DE LA SECUNDARIA
Y llegó el gran día de la fiesta de graduación en el colegio secundario, el Instituto Martín Güemes de mi Carapachay, justo ese maratónico 7 de diciembre de 1990, que hice de todo y fui para todos lados. Todo lo comencé cuando a eso de las 8, tras volver de aprobar Inglés particular y de regalarle algo a mi profesora Cristina, me afeité, me bañé y me puse el traje de mi cuñado Pablo que ya me había probado. Y con la última luz solar fui en auto con mis padres.
Llegué y subí al aula , donde estaba la división reunida. Cuando entré, la preceptora Nancy y varios me saludaron y elogiaron mi traje. Me senté en el primer banco del medio delante de mis compañeros Leonardo Bienaszewski y Eleonora Sorzio que también alabó mi saco, mientras recibía una rosa de Nancy. Me parecía rarísimo todo: en mi banco, de noche, con traje... Luego salimos del aula y formamos para ir haciendo la bajada de la escalera; yo era uno del grupo del medio.
Y llegó la gran emoción. Cuando bajé vi todo el patio techado iluminado y lleno de gente, con un cartel con el slogan del curso ("Nunca la ausencia causa el olvido. Podremos no vernos, podremos no hablarnos, pero nunca olvidarnos") y sonorizado por la música que habíamos elegido. Me quedé a un costado y escuché los emotivos discursos de mis compañeros Fernando Solé y Roxana Spinelli, vestida de negro y que se quebró en lágrimas en su alocución. Y recibimos los diplomas de manos de la rectora, Susana Pasel; yo lo levanté en alto, con instinto futbolero, y fui ovacionado, es que según comentó mi mamá fui el único.
Y participamos de un ágape con bombones y copas, una de las cuales tiré sin querer a un mozo. Los inigualables mellizos Aldo y Roberto pozzi, otros dos amigazos de ese inolvidable quinto B, me convidaron un bombón, mi compañera Nancy Perrig (de vestido negro con lunares) me dio un gran beso y la mamá de Carla Salvetti, mi primer amor y otra gran compañera secundaria, hablaba con mi mamá de mis romances con ella. Y el cierre fue a todo dar cantando aquel loquísimo “Primer año qué bonito” con todo a pesar de las malas palabras en el patio descubierto; yo canté bien fuerte y mi divina amiga Gabriela Pérez se lo comentó a mi papá. “Con qué ganas lo cantó su hijo”, le decía.
Y tras saludar a la inefable Elsa Ramos ("la tía peluca", como era apodada), la profesora de Contabilidad y otras materias, me fui a casa. Cuando llegué a eso de las 11, sentí gran alivio del final de la jornada y cené una exquisita pizza mientras miraba Fútbol de Primera. Mi mamá se emocionó: “Vamos a estar en todas las etapas de tu vida”. Había terminado una jornada tan agotadora como inolvidable.
domingo, 6 de diciembre de 2020
AQUEL MARATONICO DIA DE GLORIA DE 1990
Este
lunes viviré un aniversario más especial
que ninguno de este 2020. Se cumplirán 30 años de la fiesta de fin de la
secundaria en el Instituto Martín Güemes de mi Carapachay. De una noche inolvidable
de ese inolvidable 1990 de mis 17. Pero antes de esa noche hubo un día tan
largo como hermoso de recordar.
Aquel
7 del 90 fue recordadísimo por lo maratónico y trascendente, en esa primera
semana de mis grandes definiciones, ya que en el mismo día debía dar examen de
mi quinto año de Inglés. Ese soleado y caluroso viernes arrancó saliendo en el Peugeot
Pero
la tensionante jornada no terminó allí: del centro me volví hasta casa para
prepararme para la fiesta del Güemes. Primero le llevé un regalo a mi profesora
particular Cristina por fin de Inglés; encima en el camino mi papá casi se toma
a golpes de puño con un camionero que no le dejó paso. De vuelta me afeité, me
bañé, me puse el traje que me habían prestado y viví la gloriosa fiesta. Cuando
llegué a las 11 sentí gran alivio, me aflojé y cené una exquisita pizza
mientras miraba Fútbol de Primera. Había terminado un día tan agotador como
inolvidable.
lunes, 23 de noviembre de 2020
!POR FIN! MI PRIMER VIDA SOCIAL TRAS MARZO
En este tiempo de coronavirus,
cada día que salimos de él es casi unas efemérides, aunque sean de nuestra
vida. Este lunes mis compañeros del Güemes, mi seccundaria, con quienes voy a
cumplir 30 años de egresado, me invitaron a salir a caminar. Eleonora y Leo,
obviemos los apellidos, me pasaron a buscar y fuimos a tomar helado en un lugar
al aire libre, como se permite ahora. Fue entonces mi primera reunión, salida,
vida social en ocho meses, porque hasta ahora sólo había ido de casa a compras
y de vuelta. La última vez que la pasé lindo de excursión fue el 13 de marzo
con Margarita y Roque, mis conocidos de Radio Capa donde canto cada tanto, con
quienes merendé y cené, ese 13 donde existía aquella ya olvidada cuarentena optativa.
Este lunes rompí el hielo de la falta de salir, que tan accostumbrado estaba en
estos años. Ahora veremos si se extiende más, con reuniones y sobre todo
esperando ansioso volver a tocar. Y sí, había que salir del agujero interior.
miércoles, 19 de agosto de 2020
A 30 AÑOS DE AQUEL FRUSTRADO MUNDIAL DE BASQUET
Al menos, para mí fue un lindo recuerdo de mi fin de adolescencia, en pleno quinto año del Güemes de Carapachay. Igual que en junio con el Mundial de Italia de fútbol, viví el de básquet con intensidad. Todas las tardes tras el colegio y las noches seguí también en ATC los partidos de Argentina y los demás; al mediodía veía la previa del primer encuentro del día. Al inicio me alegré y luego me decepcioné con la Selección, mientras me entretuve con otros equipos, el juego, las síntesis en Clarín y algún relato por radio o un dúplex de la TV. Incluso quise ir a Villa Ballester, sede del grupo de Estados Unidos, pero no pude. Todo a la par que jugaba con aquel aro regalo del Día del Niño; el torneo me daba ganas de ir al fondo y así hacía los fines de semana. Por todo eso el Mundial fue una alegría en esos duros días y un placer que disfruté. En cambio, para el país fue un evento frustrado.
Fuente: Revista Básquet Plus
miércoles, 29 de julio de 2020
!LO TENGO! EL LIBRO DE FUTBOL AFRICANO
En medio de este tiempo tan lúgubre de coronavirus en Argentina, yo personalmente la estoy pasando muy feliz gracias a Dios y a la Virgen. Y una de esas felicidades es con mi gran amor el periodismo. Hace poco conté de mi comienzo en Tribunero Radio. Luego de mi nuevo canal de YouTube Diego Periodista. Y también de, creo, lo más grande de este 2020, peleándose ahí con la radio: el libro Fútbol Africano de Pancho Jáuregui, mi absoluta primera colaboración en una obra, un real hito en mis 27 años de carrera y por qué no, en mis 47 años de vida de Dios. Este martes viví una infinita emoción, casi lloro, cuando me tocaron el timbre de casa y me lo trajeron. Y por supuesto, hoy hice la foto para reflejar ese momento imborrable, la cual aquí ven. A los 15 bromeaba en el secundario con un imaginario Guinea Ecuatorial-Uganda y los chicos del Güemes me cargaban. Hoy estoiy orgulloso y superfeliz de este logro, que ahí comparto. Porque quiero que mi alegría sea de ustedes que me leen. Y que mi pasión por el fútbol y sobre todo por Africa no tenga límites.
sábado, 4 de julio de 2020
RECORDANDO ITALIA 90: LOCURAS DE ALUMNOS ANTES DE LA FINAL
En los dos días siguientes, la división vivió la previa de la final con todo; las chicas del fondo (Capra y Salvetti entre otras) cantaban ‘’Salta pequeña langosta, Italia y Alemania son la misma bosta’’ con las ganas de cualquier hincha. Lo mismo Romero con eso de “Italia va a salir campeón el día que a Goycochea le corten las manos como a Perón”. Y Carla contó que un tipo había visto en la borra del café que iba a ganar Italia.
Anécdotas locas
BREMER Y SHETLAND. Mientras esperaban que empezara la clase de Merceología, varios estaban en el fondo escuchando la semifinal entre Alemania e Inglaterra. Y Carla Salvetti se encargaba de transmitir de forma super amateur lo que pasaba. Parece que la tana no dominaba el alemán: cuando el defensor Brehme llevaba la pelota, Carla relató: ‘’Ataca BREMER...’’. Solé, que estaba al lado, la gastó: ‘’Sí, ataca SHETLAND...’’.
NO LE IMPORTÓ NADA. Siguiendo con Alemania e Inglaterra, estaba la de Merceología dando clase. Mientras, Leandro escuchaba atentamente la semifinal con una radio. Y en un momento, cuando la tipa estaba en plena charla, INTERRUMPIO PARA DECIR: ‘’LO HICIERON PELOTA A HAESSLER’’ (el volante alemán). Al señorito no le importó que la otra hablaba... La profesora, que estaba por dejar el trabajo, no ocultó su disgusto: ‘’¿Ven? Ese es otro motivo por el que voy a renunciar’’.
lunes, 29 de junio de 2020
RECORDANDO EL MUNDIAL 86: CUMPLEAÑOS CON TITULO DE COMPAÑERA DE COLEGIO
Patricia Alberdi, mi compañera del Instituto Güemes de Carapachay, ccumple años justo en esa imborrable fecha. Hoy le consulté vía Facebook cómo fue su aniversario de ese 86, aquel domingo gris y templado en Buenos Aires. Ella cumplía apenas 13 años y cursaba el primer año. Y con mucha amabilidad contó: "Me acuerdo que miramos el partido y cuando terminó me puse a llorar de emoción,!decía que me habían regalado el título ! (risas) ".
Sin duda Patricia vivió una enorme emoción, como millones de argentinos, pero con un título de cumpleaños.
viernes, 26 de junio de 2020
RECORDANDO ITALIA 90: GOLES TRAS EL COLE
viernes, 19 de junio de 2020
RECORDANDO ITALIA 90: CIERRE DE LA FASE 1
jueves, 11 de junio de 2020
RECORDANDO ITALIA 90: COSTA RICA Y LA PSICOLOGA
El lunes 11 fue el primer día que debí interrumpir el Mundial para ir a las 13 al colegio. Vi el primer tiempo de Costa Rica-Escocia y luego mi compañero Aldo Pozzi me comentó el 0-0 mientras charlábamos en la parecita de una casa vecina al Güemes. Cuando volví, miré Inglaterra-Irlanda y tuve que ir a lo de Edith, la psicopedagoga del colegio, que me daba terapia en San Fernando a las 19; por lo menos tuve suerte de ver el empate de Irlanda justo 5 minutos antes de salir. Y en el viaje, mi papá me preguntó quién jugaba al día siguiente. “Bélgica-Corea”, le dije.
Y charlando con Edith sobre el torneo, me comentó que para ella Colombia era hasta allí ‘’los mejores’’. Evidentemente, no sabía nada.
martes, 7 de enero de 2020
GLORIA A DIOS: !VIDEO DE MI CARAPACHAY NO DUERME 2019!
martes, 24 de diciembre de 2019
NOCHE DE GLORIA EN EL CARAPACHAY NO DUERME
La bellísima noche que Dios construyó después de un día de 32 grados tuvo como toda grande su historia con cada momento. Junto a papá Rafael, a quien decidí regalársela con justicia, llegué en remise a eso de las ocho menos cuarto del perfecto atardecer, que ya estaba matizado por los números de zumba y demás bailes de moda, sonorizados por música de alto impacto auditivo. Tras merodear por la cortada avenida Independencia, la principal carapachense, entramos al nuevo local de la heladería, y minutos después Guille, el organizador principal, me saludó y alentó mientras me avisaba que e en un rato tocaría (estaba pactado a las 20.30 aproximadamente). Luego vino Norma, su simpatiquísima mamá, y tras abrazarme y saludarnos nos convidó un cuarto del deleitante helado.
Saboreaba el chocolate y vainilla mirando el atardecer por el ventanal, y al mismo tiempo estaba ansioso y concentrado en semejante responsabilidad, una real final del mundo. Entonces entraron los adorados chicos de la secundaria, que reencontré hace un mes y que vinieron a verme "en patota", como suelen decir. Diego Solimena y el "Negro" Rodríguez fueron los adelantados, pero luego ingresaron las calurosas mujeres que me demostraron su amor, con la desopilante "Mongui" Dib a la cabeza. El cariño ilimitado de mis eternos compañeros de la promoción 1990 me iba cargando el tanque del alma, pero yo intentaba que no me sacara de eje.
Y llegó el ansiado momento, luchado durante meses por mi, hasta en duda poco tiempo atrás. A las 20.34, Guille vino a buscarme y me acompañó de la heladería al escenario callejero, mientras me repetía que todos estaban pendientes de mí. A mi paso al cruzar la calle, los chicos apostados cerca del escenario me gritaban cual si yo fuera el Papa. Y Guille comentaba mientras me dejaba en el borde del escenario: "No sabés, cuando sabían que salías los fotógrafos estaban zarpados por sacarte fotos". Yo trataba de aflojar, pero era cada vez más lo que recibía de cariño, aliento y ansiedad al mismo tiempo. Traté de estar relajado, pero era más las ansias y la concentración en mi futuro trabajo, por lo que igual no reparaba en el bullicio, ni siquiera en la potente música de fondo que matizaba la ya entrada noche.
Y fue la cumbre. A las 20.55 subí acompañado por Guille al escenario. Me instalé en un silloncito que según él me consiguió especialmente para quedar lindo, no era lo mejor para tocar pero acepté. Probé sonido con los excelentes profesionales que me rodearon, y tras saber que la guitarra estaba afinada me quedé tranquilo. Probé el micrófono y su perfecto sonido me daba más pie para hacer las cosas bien. Y ahí el locutor, Pablo, me empezó a anunciar. El griterío de los ex adolescentes del Güemes se hizo sentir enseguida. Y qué decir cuando minutos después me presentó oficialmente. Yo respondía tranquilo y simpático con la derecha en alto y arrojando besos, pero con ganas de largar. Y tras unas palabras que preparé pero dije del alma, comenzadas con un emotivo "Buenas noches Carapachay", toqué y canté el alegre lento que , paradójicamente, una depresión creó en aquel invierno de 2014, cuando me mudé de Carapachay a Villa Adelina.
Cantaba y punteaba la Fonseca mientras intentaba interpretar sentidamente el tema, de vez en cuando cerraba los ojos (movimiento típico en mí) y los abría para ver las luces preciosas que adornaban de gala la noche. Me fui soltando con el primer estribillo, con un típico "qué dice", y las palmas de mi barra respondieron automáticamente. Entre el sonido, mi trabajo, los ensayos de la semana y mi confianza en mis fuerzas, todo salió más perfecto de lo esperado. Y el "Viva Carapa" fue el broche de oro de semejante momento, que me terminó de emocionar y a los pibes de explotar de alegría, igual que cierta gente que los rodeaba, entre ellos papá.
Sueño cumplido, me dije mientras Guille, estricto, me tomó de la mano y casi me sacó del escenario, la apretada grilla del Carapa acortada de última era la culpable. Pero yo ya estaba satisfecho. Sin embargo, la alegría no terminó ahí. Uno a uno, los chicos me abrazaron y hasta alguno se emocionó de más. La primera fue la dulcísima Ale Isopi. "Estoy orgullosa de vos", me abrigaba mientras me apretaba emocionada, y yo a ella y su largo pelo rubio. Lo mismo con todos y con Martín, el seguidor carapachense hacedor de este momento, conocido el verano anterior y que hasta se puso a llorar.
Y el cierre era como debía. La alegre Patricia Ramos, uno de los profundos corazones de este tiempo, me daba la noticia de yapa. "¿Te molesta si tu papá viene a cenar con nosotros?", consultó. "¿Qué, vamos a ir a comer?", fue mi redundante y feliz respuesta. En efecto, la corpulenta rubia me llevaba de su brazo hacia El Nuevo Cóndor, la legendaria parrillita de Carapa. Y con suculenta cena (parrillada, papas fritas, postre, bebidas) cerramos junto a Dios, creador de estas magias, la noche más grande de mi 2019 musical y, probablemente, de mi vida personal, muy complicada este año. Ellos, los eternos compañeros del secundario, me la regalaron. Él, mi Carapachay amado por la eternidad, me la regaló. Ella, mamá Anita, la vio desde el superpullman celestial. Como dice la increíble canción que el cielo compuso, me di una vuelta por mi Carapachay. Una vuelta infinitamente gloriosa.
jueves, 5 de diciembre de 2019
COMPAÑERA DE COLEGIO ME ESCRIBE DESDE EL CARIBE
sábado, 23 de noviembre de 2019
GLORIOSA NOCHE DE REENCUENTRO DE MI SECUNDARIA
Encabezados por el genial "Negro" Rodríguez, los chicos y chicas de la promoción 1990 hicieron realidad algo que yo esperaba, pero que esas cosas del tiempo pierden. Por fin, tras 29 años, volvimos a juntarnos más de 20 alumnos de ese bello lugar tan histórico para mí. En la preciosa casa de la divertidísima Alejandra "Mongui" Dib, comimos, charlamos, vimos videos de esos días, cantamos y, sobre todo, reunimos nuestras almas de nuevo para amarnos.
Todo había comenzado el sábado anterior por la noche, cuando interrumpí una cena y atendí el llamado del gran Diego Solimena, aquel telefonista de mi primer programa radial Hot Dog. Con gran emoción dije sí, al día siguiente me escribí, hablé y vi con Mongui y el viernes, tras mucha ansiedad, arribé al puerto de la alegría secundaria. Y enseguida supe que el cariño que Ale me decía de todos era realidad. Apenas pasé la entrada, la inigualable Eleonora Sorzio me abrazó emocionadísima. Y qué decir de las seis o siete chicas y chicos que ya estaban. La dulce Roxana Spinelli, quien en el discurso de la fiesta final se quebrara, no sólo me abrazó y besó, sino que se puso a lagrimear como entonces.
Y en una noche algo fresca, perfectamente armada por Dios tras los 35 grados de estos días, todo fue ocurriendo ante mi corazón como en una película. De a poco llegaron los demás, incluido mi mejor compañero e ícono Leandro, me abrazaron, felicitaron, se abrazaron entre todos. Los primeros bocados de la rica y abundante comida, la protección de todos para conmigo, los videos de aquella fiesta, del viaje a Bariloche y fotos varias, un show mío donde canté mis temas y covers y las chicas explotaron con Cuando Amas a Alguien de César "Banana" Pueyrredón, el cantar de la dulce y risueña Daniela Romero, Karina Bartol contándome de los videos y luego tomando mi mano entre las suyas. Risas, alegría, chistes al por mayor, carcajadas al ver esa foto de la divina Patricia Alberdi en ropa interior. Todo sobre un bellísimo jardín, en un quincho precioso, con música de la época de fondo.
Más emoción cuando la preciosa Ale Isopi leyó parte de aquel discurso de Roxana, más aún diversión con el Negro de locutor. Más felicidad me invadía al ver esos días de diciembre de 1990 hacerse presentes. "Qué chiquitos éramos, éramos niños", reflexionaba en voz alta sentado al ladito de estos corazones tan dulces. El festejo del cumple de Cristian Rodríguez, la muchedumbre que no paraba de ser feliz contando sus cosas de ayer y hoy. Y un regalo extra que no olvidaré: Carla, mi primer amor, hoy en España, hablándonos con tonada ibérica por un hermoso video.
Demasiado rápido pasó la noche, como el Negro me había anticipado el día anterior por teléfono. El fresco nocturno se tornó a casi frío y nos quedamos adentro, continuando la cena y los momentos de amor. Roxana se sentó a mi lado y me alabó casi entre lágrimas "sos un campeón", y luego el personaje de Alfredo Filippi, compañero de esas mañanas de radio, hizo reír a todos con anécdotas de Bariloche.
Eran ya casi las cinco de la madrugada cuando nos fuimos yendo, en mi caso con Leandro, sin parar de besar y saludar efusivamente a cada una de esas almitas que aún hoy tienen 17 en sus adentros. Una noche de magia, de amor, de felicidad. Sorprendido por tanto cariño de todos, agradezco a Dios el haberme regalado una vez más un momento así. Porque como decía mamá Anita, de esta vida te llevarás lo que has vivido. Me llevo para siempre esta noche en mi mochila del alma. Y que seguro será la primera de una historia de eternidad.
viernes, 28 de diciembre de 2018
HISTORIAS DE MIS 15: ULTIMO DIA DE CLASE
HISTORIAS DE MIS 15: DEDICATORIAS EN LAS LIBRETAS DEL SECUNDARIO
Inolvidable la de Leandro para conmigo: “Estoy cansado de EXPLICARTE INGLES, y si no me aumentás el sueldo en la Carpeta General lo vas a lamentar”. El de Pezzolo, que me decía de todo y terminaba “cómo te quiero, Diego”. El de Tozzoli, el más sincero, que hablaba de nuestra amistad “hace 9 meses”. Y el de Nancy, de quien estaba enamorado como conté, que con muchas faltas de ortografía puso cosas lindas con las que me enamoré de ella. También recuerdo las de Capra, Dib, Toledo, Patricia Ramos, Solé, Wartanian, Loreley Long, Iermito, Taltabul, Alberdi, Macías y Cristian Rodríguez.