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viernes, 11 de diciembre de 2020

MI ULTIMA TARDE EN LA SECUNDARIA...

Y aquella tarde soleada del 11 de diciembre DE 1990 terminé por fin el glorioso secundario en el Instituto Martín Güemes de mi Carapachay, cuatro días después de la fiesta de fin de curso, cuando a eso de las dos y media rendí solo en el aula las benditas rentas perpetuas de la densa Matemática financiera. La profesora Alicia se puso contenta y me felicitó. Y cuando llegué a casa, mi mamá exclamó ‘’!terminaste!’’. Después me fui a tomar naranja a la cocina, con la alegría de haberme sacado de encima esa dura etapa. Fue la última tarde de gloria del colegio para mí.

lunes, 7 de diciembre de 2020

A 30 AÑOS DEL FIN DE LA SECUNDARIA



Y llegó el gran día de la fiesta de graduación en el colegio secundario, el Instituto Martín Güemes de mi Carapachay, justo ese maratónico 7 de diciembre de 1990, que hice de todo y fui para todos lados. Todo lo comencé cuando a eso de las 8, tras volver de aprobar Inglés particular y de regalarle algo a mi profesora Cristina, me afeité, me bañé y me puse el traje de mi cuñado Pablo que ya me había probado. Y con la última luz solar fui en auto con mis padres.

Llegué y subí al aula , donde estaba la división reunida. Cuando entré, la preceptora Nancy y varios me saludaron y elogiaron mi traje. Me senté en el primer banco del medio delante de mis compañeros Leonardo Bienaszewski y Eleonora Sorzio que también alabó mi saco, mientras recibía una rosa de Nancy. Me parecía rarísimo todo: en mi banco, de noche, con traje... Luego salimos del aula y formamos para ir haciendo la bajada de la escalera; yo era uno del grupo del medio.

Y llegó la gran emoción. Cuando bajé vi todo el patio techado iluminado y lleno de gente, con un cartel con el slogan del curso ("Nunca la ausencia causa el olvido. Podremos no vernos, podremos no hablarnos, pero nunca olvidarnos") y sonorizado por la música que habíamos elegido. Me quedé a un costado y escuché los emotivos discursos de mis compañeros Fernando Solé y Roxana Spinelli, vestida de negro y que se quebró en lágrimas en su alocución. Y recibimos los diplomas de manos de la rectora, Susana Pasel; yo lo levanté en alto, con instinto futbolero, y fui ovacionado, es que según comentó mi mamá fui el único.

Y participamos de un ágape con bombones y copas, una de las cuales tiré sin querer a un mozo. Los inigualables mellizos Aldo y Roberto pozzi, otros dos amigazos de ese inolvidable quinto B, me convidaron un bombón, mi compañera Nancy Perrig (de vestido negro con lunares) me dio un gran beso y la mamá de Carla Salvetti, mi primer amor y otra gran compañera secundaria, hablaba con mi mamá de mis romances con ella. Y el cierre fue a todo dar cantando aquel loquísimo “Primer año qué bonito” con todo a pesar de las malas palabras en el patio descubierto; yo canté bien fuerte y mi divina amiga Gabriela Pérez se lo comentó a mi papá. “Con qué ganas lo cantó su hijo”, le decía.

Y tras saludar a la inefable Elsa Ramos ("la tía peluca", como era apodada), la profesora de Contabilidad y otras materias, me fui a casa. Cuando llegué a eso de las 11, sentí gran alivio del final de la jornada y cené una exquisita pizza mientras miraba Fútbol de Primera. Mi mamá se emocionó: “Vamos a estar en todas las etapas de tu vida”. Había terminado una jornada tan agotadora como inolvidable.

domingo, 6 de diciembre de 2020

AQUEL MARATONICO DIA DE GLORIA DE 1990

 

Este lunes  viviré un aniversario más especial que ninguno de este 2020. Se cumplirán 30 años de la fiesta de fin de la secundaria en el Instituto Martín Güemes de mi Carapachay. De una noche inolvidable de ese inolvidable 1990 de mis 17. Pero antes de esa noche hubo un día tan largo como hermoso de recordar.

 

Aquel 7 del 90 fue recordadísimo por lo maratónico y trascendente, en esa primera semana de mis grandes definiciones, ya que en el mismo día debía dar examen de mi quinto año de Inglés. Ese soleado y caluroso viernes arrancó saliendo en el Peugeot 505 a lo de mi abuela, allá en el centro, para estudiar para el oral. Allí estuve hasta las 5, cuando me fui con ella a rendir al Liceo Cultural Británico. Pero inesperadamente en el camino ella, que era modista, quiso visitar sederías por su trabajo. Y tuve que caminar con ella bajo el sol abrasador en plena Capital. Luego fui a dar y aprobé.

 

Pero la tensionante jornada no terminó allí: del centro me volví hasta casa para prepararme para la fiesta del Güemes. Primero le llevé un regalo a mi profesora particular Cristina por fin de Inglés; encima en el camino mi papá casi se toma a golpes de puño con un camionero que no le dejó paso. De vuelta me afeité, me bañé, me puse el traje que me habían prestado y viví la gloriosa fiesta. Cuando llegué a las 11 sentí gran alivio, me aflojé y cené una exquisita pizza mientras miraba Fútbol de Primera. Había terminado un día tan agotador como inolvidable.

 

 

 

 

 

lunes, 23 de noviembre de 2020

!POR FIN! MI PRIMER VIDA SOCIAL TRAS MARZO

 

En este tiempo de coronavirus, cada día que salimos de él es casi unas efemérides, aunque sean de nuestra vida. Este lunes mis compañeros del Güemes, mi seccundaria, con quienes voy a cumplir 30 años de egresado, me invitaron a salir a caminar. Eleonora y Leo, obviemos los apellidos, me pasaron a buscar y fuimos a tomar helado en un lugar al aire libre, como se permite ahora. Fue entonces mi primera reunión, salida, vida social en ocho meses, porque hasta ahora sólo había ido de casa a compras y de vuelta. La última vez que la pasé lindo de excursión fue el 13 de marzo con Margarita y Roque, mis conocidos de Radio Capa donde canto cada tanto, con quienes merendé y cené, ese 13 donde existía aquella ya olvidada cuarentena optativa. Este lunes rompí el hielo de la falta de salir, que tan accostumbrado estaba en estos años. Ahora veremos si se extiende más, con reuniones y sobre todo esperando ansioso volver a tocar. Y sí, había que salir del agujero interior.

miércoles, 19 de agosto de 2020

A 30 AÑOS DE AQUEL FRUSTRADO MUNDIAL DE BASQUET

Si hoy decimos básquet en Argentina decimos gloria, generación dorada, Ginóbili, etc. Pero hace 30 años, en agosto de 1990, el panorama era completamente contrario y negativo. En el país, que se reponía del pésimo 89 de hiperinflación bajo el primer mandato de Carlos Menem, se jugó el Mundial. Y resultó un fracaso rotundo. Es que ese Mundial no dejó nada. No dejó infraestructura, ya que no se construyeron ni refaccionaron estadios. Tampoco difusión del deporte, porque el torneo fue utilizado, ante todo, políticamente. Y mucho menos beneficios deportivos, luego de una actuación del seleccionado tan mínima como descolorida, ya que dirigido por Carlos Boismené fue octavo sobre 16 equipos, con sólo dos triunfos, el recordado épico a Canadá y a Egipto.

Al menos, para mí fue un lindo recuerdo de mi fin de adolescencia, en pleno quinto año del Güemes de Carapachay. Igual que en junio con el Mundial de Italia de fútbol, viví el de básquet con intensidad. Todas las tardes tras el colegio y las noches seguí también en ATC los partidos de Argentina y los demás; al mediodía veía la previa del primer encuentro del día. Al inicio me alegré y luego me decepcioné con la Selección, mientras me entretuve con otros equipos, el juego, las síntesis en Clarín y algún relato por radio o un dúplex de la TV. Incluso quise ir a Villa Ballester, sede del grupo de Estados Unidos, pero no pude. Todo a la par que jugaba con aquel aro regalo del Día del Niño; el torneo me daba ganas de ir al fondo y así hacía los fines de semana. Por todo eso el Mundial fue una alegría en esos duros días y un placer que disfruté. En cambio, para el país fue un evento frustrado.

Fuente: Revista Básquet Plus

miércoles, 29 de julio de 2020

!LO TENGO! EL LIBRO DE FUTBOL AFRICANO


En medio de este tiempo tan lúgubre de coronavirus en Argentina, yo personalmente la estoy pasando muy feliz gracias a Dios y a la Virgen. Y una de esas felicidades es con mi gran amor el periodismo. Hace poco conté de mi comienzo en Tribunero Radio. Luego de mi nuevo canal de YouTube Diego Periodista. Y también de, creo, lo más grande de este 2020, peleándose ahí con la radio: el libro Fútbol Africano de Pancho Jáuregui, mi absoluta primera colaboración en una obra, un real hito en mis 27 años de carrera y por qué no, en mis 47 años de vida de Dios. Este martes viví una infinita emoción, casi lloro, cuando me tocaron el timbre de casa y me lo trajeron. Y por supuesto, hoy hice la foto para reflejar ese momento imborrable, la cual aquí ven. A los 15 bromeaba en el secundario con un imaginario Guinea Ecuatorial-Uganda y los chicos del Güemes me cargaban. Hoy estoiy orgulloso y superfeliz de este logro, que ahí comparto. Porque quiero que mi alegría sea de ustedes que me leen. Y que mi pasión por el fútbol y sobre todo por Africa no tenga límites.

sábado, 4 de julio de 2020

RECORDANDO ITALIA 90: LOCURAS DE ALUMNOS ANTES DE LA FINAL

El 4 se jugaba la otra semifinal entre Alemania e Inglaterra. Esta vez tuve que ir al colegio y me la iba a perder. Pero no: mis compañeros, sobre todo del fondo, estuvieron toda la tarde informando cómo iba. Hasta Missé interrumpió a la de Merceología en plena clase. Al final volví a casa, vi los penales y el triunfo alemán.

En los dos días siguientes, la división vivió la previa de la final con todo; las chicas del fondo (Capra y Salvetti entre otras) cantaban ‘’Salta pequeña langosta, Italia y Alemania son la misma bosta’’ con las ganas de cualquier hincha. Lo mismo Romero con eso de “Italia va a salir campeón el día que a Goycochea le corten las manos como a Perón”. Y Carla contó que un tipo había visto en la borra del café que iba a ganar Italia.

Anécdotas locas

BREMER Y SHETLAND. Mientras esperaban que empezara la clase de Merceología, varios estaban en el fondo escuchando la semifinal entre Alemania e Inglaterra. Y Carla Salvetti se encargaba de transmitir de forma super amateur lo que pasaba. Parece que la tana no dominaba el alemán: cuando el defensor Brehme llevaba la pelota, Carla relató: ‘’Ataca BREMER...’’. Solé, que estaba al lado, la gastó: ‘’Sí, ataca SHETLAND...’’.

NO LE IMPORTÓ NADA. Siguiendo con Alemania e Inglaterra, estaba la de Merceología dando clase. Mientras, Leandro escuchaba atentamente la semifinal con una radio. Y en un momento, cuando la tipa estaba en plena charla, INTERRUMPIO PARA DECIR: ‘’LO HICIERON PELOTA A HAESSLER’’ (el volante alemán). Al señorito no le importó que la otra hablaba... La profesora, que estaba por dejar el trabajo, no ocultó su disgusto: ‘’¿Ven? Ese es otro motivo por el que voy a renunciar’’.

lunes, 29 de junio de 2020

RECORDANDO EL MUNDIAL 86: CUMPLEAÑOS CON TITULO DE COMPAÑERA DE COLEGIO

Este lunes 29 de junio se cumplen ya 34 años, casi tres décadas y media, de la segunda gloria eterna de Argentina en los Mundiales, en México en 1986. Ya conocemos y vibramos con cada pequeña historieta de esa gran historia, los goles de Maradona a Inglaterra, el 3-2 a Alemania, el de Burruchaga, los festejos en la Casa Rosada, el pedido de perdón al técnico Carlos Bilardo por tanto descreimiento. Pero yo viví, entre tantas personales, otra de más cerca.

Patricia Alberdi, mi compañera del Instituto Güemes de Carapachay, ccumple años justo en esa imborrable fecha. Hoy le consulté vía Facebook cómo fue su aniversario de ese 86, aquel domingo gris y templado en Buenos Aires. Ella cumplía apenas 13 años y cursaba el primer año. Y con mucha amabilidad contó: "Me acuerdo que miramos el partido y cuando terminó me puse a llorar de emoción,!decía que me habían regalado el título ! (risas) ".

Sin duda Patricia vivió una enorme emoción, como millones de argentinos, pero con un título de cumpleaños.

viernes, 26 de junio de 2020

RECORDANDO ITALIA 90: GOLES TRAS EL COLE

El 25, cuando volví del colegio, presencié Italia 2-Uruguay 0, donde tuve suerte: al igual que Inglaterra-Irlanda, antes de ir a lo de la psicóloga Edith vi el segundo gol italiano. Y el 26 a la vuelta del secundario el increíble gol inglés ante Bélgica en el último minuto del alargue, lo que nos dio bronca.

viernes, 19 de junio de 2020

RECORDANDO ITALIA 90: CIERRE DE LA FASE 1

El 19, a la vuelta del Güemes, festejé el emotivo empate de Colombia sobre la hora con Alemania. El 20, también tras ir allí, miré el 1-0 de Brasil a Escocia. Y el 21 se cerró la primera fase y fui espectador de la primera etapa de España 2-Bélgica 1 y los 3 goles en los 45 iniciales, y a la tarde, un flojísimo Holanda-Irlanda, donde los últimos 15’ no hubo una llegada a los arcos y tuvieron que definir la posición en el grupo F por sorteo, que también vi.

jueves, 11 de junio de 2020

RECORDANDO ITALIA 90: COSTA RICA Y LA PSICOLOGA


El lunes 11 fue el primer día que debí interrumpir el Mundial para ir a las 13 al colegio. Vi el primer tiempo de Costa Rica-Escocia y luego mi compañero Aldo Pozzi me comentó el 0-0 mientras charlábamos en la parecita de una casa vecina al Güemes. Cuando volví, miré Inglaterra-Irlanda y tuve que ir a lo de Edith, la psicopedagoga del colegio, que me daba terapia en San Fernando a las 19; por lo menos tuve suerte de ver el empate de Irlanda justo 5 minutos antes de salir. Y en el viaje, mi papá me preguntó quién jugaba al día siguiente. “Bélgica-Corea”, le dije.

Y charlando con Edith sobre el torneo, me comentó que para ella Colombia era hasta allí ‘’los mejores’’. Evidentemente, no sabía nada.

martes, 7 de enero de 2020

GLORIA A DIOS: !VIDEO DE MI CARAPACHAY NO DUERME 2019!

!Por fin! Gran emoción me embarga al recibir y compartir con todos ustedes el video completo de mi actuación en el Carapachay No Duerme, el espectáculo comercial y musical de mi amado barrio qu e por octava vez organizara la heladería CR y la Municipalidad de Vicente López. Quiero pedir abundantes bendiciones de Dios para quienes me lo hicieron llegar: mis compañeras del Güemes de la secundaria, Ale Isopi (que lo filmó precioso) y Alejandra "Mongui" Dib y su marido Rolo, que me lo enviaron. Revívanlo y emociónense como ya lo hice yo.

martes, 24 de diciembre de 2019

NOCHE DE GLORIA EN EL CARAPACHAY NO DUERME

Como si Dios quisiera aparecérseme, este lunes 23 por la noche me dio en la mano otro momento de gloria para mi corazón. Cómo llamar de otra forma regresar al barrio donde naciste y viviste tus primerosaños, que ya es mucho. Y encima, hacer lo que te gusta y rociado del amor de un gentío. Así fue precisamente lo que viví anoche, al presentarme cantando mi Canción para Carapachay nada menos que en el ya tradicional Carapachay No Duerme, un espectáculo de música dentro de una movida comercial interesantísima, organizado entre otros por la cadena de heladerías CR.

La bellísima noche que Dios construyó después de un día de 32 grados tuvo como toda grande su historia con cada momento. Junto a papá Rafael, a quien decidí regalársela con justicia, llegué en remise a eso de las ocho menos cuarto del perfecto atardecer, que ya estaba matizado por los números de zumba y demás bailes de moda, sonorizados por música de alto impacto auditivo. Tras merodear por la cortada avenida Independencia, la principal carapachense, entramos al nuevo local de la heladería, y minutos después Guille, el organizador principal, me saludó y alentó mientras me avisaba que e en un rato tocaría (estaba pactado a las 20.30 aproximadamente). Luego vino Norma, su simpatiquísima mamá, y tras abrazarme y saludarnos nos convidó un cuarto del deleitante helado.

Saboreaba el chocolate y vainilla mirando el atardecer por el ventanal, y al mismo tiempo estaba ansioso y concentrado en semejante responsabilidad, una real final del mundo. Entonces entraron los adorados chicos de la secundaria, que reencontré hace un mes y que vinieron a verme "en patota", como suelen decir. Diego Solimena y el "Negro" Rodríguez fueron los adelantados, pero luego ingresaron las calurosas mujeres que me demostraron su amor, con la desopilante "Mongui" Dib a la cabeza. El cariño ilimitado de mis eternos compañeros de la promoción 1990 me iba cargando el tanque del alma, pero yo intentaba que no me sacara de eje.

Y llegó el ansiado momento, luchado durante meses por mi, hasta en duda poco tiempo atrás. A las 20.34, Guille vino a buscarme y me acompañó de la heladería al escenario callejero, mientras me repetía que todos estaban pendientes de mí. A mi paso al cruzar la calle, los chicos apostados cerca del escenario me gritaban cual si yo fuera el Papa. Y Guille comentaba mientras me dejaba en el borde del escenario: "No sabés, cuando sabían que salías los fotógrafos estaban zarpados por sacarte fotos". Yo trataba de aflojar, pero era cada vez más lo que recibía de cariño, aliento y ansiedad al mismo tiempo. Traté de estar relajado, pero era más las ansias y la concentración en mi futuro trabajo, por lo que igual no reparaba en el bullicio, ni siquiera en la potente música de fondo que matizaba la ya entrada noche.

Y fue la cumbre. A las 20.55 subí acompañado por Guille al escenario. Me instalé en un silloncito que según él me consiguió especialmente para quedar lindo, no era lo mejor para tocar pero acepté. Probé sonido con los excelentes profesionales que me rodearon, y tras saber que la guitarra estaba afinada me quedé tranquilo. Probé el micrófono y su perfecto sonido me daba más pie para hacer las cosas bien. Y ahí el locutor, Pablo, me empezó a anunciar. El griterío de los ex adolescentes del Güemes se hizo sentir enseguida. Y qué decir cuando minutos después me presentó oficialmente. Yo respondía tranquilo y simpático con la derecha en alto y arrojando besos, pero con ganas de largar. Y tras unas palabras que preparé pero dije del alma, comenzadas con un emotivo "Buenas noches Carapachay", toqué y canté el alegre lento que , paradójicamente, una depresión creó en aquel invierno de 2014, cuando me mudé de Carapachay a Villa Adelina.

Cantaba y punteaba la Fonseca mientras intentaba interpretar sentidamente el tema, de vez en cuando cerraba los ojos (movimiento típico en mí) y los abría para ver las luces preciosas que adornaban de gala la noche. Me fui soltando con el primer estribillo, con un típico "qué dice", y las palmas de mi barra respondieron automáticamente. Entre el sonido, mi trabajo, los ensayos de la semana y mi confianza en mis fuerzas, todo salió más perfecto de lo esperado. Y el "Viva Carapa" fue el broche de oro de semejante momento, que me terminó de emocionar y a los pibes de explotar de alegría, igual que cierta gente que los rodeaba, entre ellos papá.

Sueño cumplido, me dije mientras Guille, estricto, me tomó de la mano y casi me sacó del escenario, la apretada grilla del Carapa acortada de última era la culpable. Pero yo ya estaba satisfecho. Sin embargo, la alegría no terminó ahí. Uno a uno, los chicos me abrazaron y hasta alguno se emocionó de más. La primera fue la dulcísima Ale Isopi. "Estoy orgullosa de vos", me abrigaba mientras me apretaba emocionada, y yo a ella y su largo pelo rubio. Lo mismo con todos y con Martín, el seguidor carapachense hacedor de este momento, conocido el verano anterior y que hasta se puso a llorar.

Y el cierre era como debía. La alegre Patricia Ramos, uno de los profundos corazones de este tiempo, me daba la noticia de yapa. "¿Te molesta si tu papá viene a cenar con nosotros?", consultó. "¿Qué, vamos a ir a comer?", fue mi redundante y feliz respuesta. En efecto, la corpulenta rubia me llevaba de su brazo hacia El Nuevo Cóndor, la legendaria parrillita de Carapa. Y con suculenta cena (parrillada, papas fritas, postre, bebidas) cerramos junto a Dios, creador de estas magias, la noche más grande de mi 2019 musical y, probablemente, de mi vida personal, muy complicada este año. Ellos, los eternos compañeros del secundario, me la regalaron. Él, mi Carapachay amado por la eternidad, me la regaló. Ella, mamá Anita, la vio desde el superpullman celestial. Como dice la increíble canción que el cielo compuso, me di una vuelta por mi Carapachay. Una vuelta infinitamente gloriosa.

jueves, 5 de diciembre de 2019

COMPAÑERA DE COLEGIO ME ESCRIBE DESDE EL CARIBE

Con lo que adoro al Caribe, esto es una gloria para mi alma. La divertidiísima Alejandra Dib, una de mis adorados compañeros de la secundaria, con quien me reencontré hace poco, se fue luego de esa ocasión con su marido Rolando a Estados Unidos de vacaciones. Y el periplo incluyó lógicamente bellos paisajes caribeños. Este miércoles la desopilante "Mongui" me escribió un mail desde las islas Turcas y Caicos, aquéllas sobre las que he publicado aquí de su fútbol modesto. Pero que además me encanta por lo recóndito y desconocido, cuántos lugares de nuestra Tierra no conocemos, o los tenemos distorsionados. Dos alegrías en una, pasado y presente. Y con brisa caribeña.

sábado, 23 de noviembre de 2019

GLORIOSA NOCHE DE REENCUENTRO DE MI SECUNDARIA

Dios no para de brindarme bendiciones. Así como con la primaria del San Antonio, este viernes por la noche mis divinos compañeros de la secundaria del Instituto Martín Güemes de Carapachay me regalaron una noche mágica, imborrable, más que un reencuentro de ex alumnos. Me regalaron mucho amor y mucha felicidad.

Encabezados por el genial "Negro" Rodríguez, los chicos y chicas de la promoción 1990 hicieron realidad algo que yo esperaba, pero que esas cosas del tiempo pierden. Por fin, tras 29 años, volvimos a juntarnos más de 20 alumnos de ese bello lugar tan histórico para mí. En la preciosa casa de la divertidísima Alejandra "Mongui" Dib, comimos, charlamos, vimos videos de esos días, cantamos y, sobre todo, reunimos nuestras almas de nuevo para amarnos.

Todo había comenzado el sábado anterior por la noche, cuando interrumpí una cena y atendí el llamado del gran Diego Solimena, aquel telefonista de mi primer programa radial Hot Dog. Con gran emoción dije sí, al día siguiente me escribí, hablé y vi con Mongui y el viernes, tras mucha ansiedad, arribé al puerto de la alegría secundaria. Y enseguida supe que el cariño que Ale me decía de todos era realidad. Apenas pasé la entrada, la inigualable Eleonora Sorzio me abrazó emocionadísima. Y qué decir de las seis o siete chicas y chicos que ya estaban. La dulce Roxana Spinelli, quien en el discurso de la fiesta final se quebrara, no sólo me abrazó y besó, sino que se puso a lagrimear como entonces.

Y en una noche algo fresca, perfectamente armada por Dios tras los 35 grados de estos días, todo fue ocurriendo ante mi corazón como en una película. De a poco llegaron los demás, incluido mi mejor compañero e ícono Leandro, me abrazaron, felicitaron, se abrazaron entre todos. Los primeros bocados de la rica y abundante comida, la protección de todos para conmigo, los videos de aquella fiesta, del viaje a Bariloche y fotos varias, un show mío donde canté mis temas y covers y las chicas explotaron con Cuando Amas a Alguien de César "Banana" Pueyrredón, el cantar de la dulce y risueña Daniela Romero, Karina Bartol contándome de los videos y luego tomando mi mano entre las suyas. Risas, alegría, chistes al por mayor, carcajadas al ver esa foto de la divina Patricia Alberdi en ropa interior. Todo sobre un bellísimo jardín, en un quincho precioso, con música de la época de fondo.

Más emoción cuando la preciosa Ale Isopi leyó parte de aquel discurso de Roxana, más aún diversión con el Negro de locutor. Más felicidad me invadía al ver esos días de diciembre de 1990 hacerse presentes. "Qué chiquitos éramos, éramos niños", reflexionaba en voz alta sentado al ladito de estos corazones tan dulces. El festejo del cumple de Cristian Rodríguez, la muchedumbre que no paraba de ser feliz contando sus cosas de ayer y hoy. Y un regalo extra que no olvidaré: Carla, mi primer amor, hoy en España, hablándonos con tonada ibérica por un hermoso video.

Demasiado rápido pasó la noche, como el Negro me había anticipado el día anterior por teléfono. El fresco nocturno se tornó a casi frío y nos quedamos adentro, continuando la cena y los momentos de amor. Roxana se sentó a mi lado y me alabó casi entre lágrimas "sos un campeón", y luego el personaje de Alfredo Filippi, compañero de esas mañanas de radio, hizo reír a todos con anécdotas de Bariloche.

Eran ya casi las cinco de la madrugada cuando nos fuimos yendo, en mi caso con Leandro, sin parar de besar y saludar efusivamente a cada una de esas almitas que aún hoy tienen 17 en sus adentros. Una noche de magia, de amor, de felicidad. Sorprendido por tanto cariño de todos, agradezco a Dios el haberme regalado una vez más un momento así. Porque como decía mamá Anita, de esta vida te llevarás lo que has vivido. Me llevo para siempre esta noche en mi mochila del alma. Y que seguro será la primera de una historia de eternidad.


viernes, 28 de diciembre de 2018

HISTORIAS DE MIS 15: ULTIMO DIA DE CLASE

Y el brillante 1988 en el Instituto Martín Güemes de mi Carapachay se cerró en una jornada curiosa. Esa soleada tarde de fines de Noviembre se hizo un sencillo acto en el patio al aire libre; yo fui sin útiles, ya aprobado el año, sólo llevé un cassette de Genesis que le devolví a Tozzoli. Y cómo sería el día de informal que el inefable Leandro, siempre correcto, se vino con camisa hawaiana y hasta anteojos negros... Luego del corto y aburrido acto, me fui a casa a disfrutar el final de ese gran 3º año.

HISTORIAS DE MIS 15: DEDICATORIAS EN LAS LIBRETAS DEL SECUNDARIO

El clásico de fin de año que conocí ese tercero. A modo de recuerdo, nos firmábamos las libretas con mensajes de todo tipo, hasta amorosos. Yo lo hice y también recibí de la mayoría.

Inolvidable la de Leandro para conmigo: “Estoy cansado de EXPLICARTE INGLES, y si no me aumentás el sueldo en la Carpeta General lo vas a lamentar”. El de Pezzolo, que me decía de todo y terminaba “cómo te quiero, Diego”. El de Tozzoli, el más sincero, que hablaba de nuestra amistad “hace 9 meses”. Y el de Nancy, de quien estaba enamorado como conté, que con muchas faltas de ortografía puso cosas lindas con las que me enamoré de ella. También recuerdo las de Capra, Dib, Toledo, Patricia Ramos, Solé, Wartanian, Loreley Long, Iermito, Taltabul, Alberdi, Macías y Cristian Rodríguez.

miércoles, 26 de diciembre de 2018

HISTORIAS DE MIS 15: HACIENDO RADIO EN NAVIDAD

Pasada aquella Nochebuena en mi casa, la mañana siguiente, el 25, me levanté temprano y fui a hacer el programa 10 de Hot Dog, el que (recuerden) había iniciado dos meses antes, como ya conté y detallé. Me sentía raro por la ocasión, con mis 15 yendo a una radio una mañana de Navidad. Y nomás estuve con mis amigos y compañeros del Güemes Tozzoli y Filippi hablando en la FM Río de Munro, en una emisión que salió aceptable. Nuestra compañera Patricia Alberdi había prometido traer pan dulce y sidra para festejar, sin embargo y según supimos se quedó en su casa durmiendo. Igual la pasamos bien con lo que nos gustaba, y tras saludarnos, me fui al almuerzo en la de mi pariente Lilia, allá en Capital. Jornada navideña, particular e imborrable. Como cada momento de mis 15.

miércoles, 19 de diciembre de 2018

HISTORIAS DE MIS 15: PASEL REGGAE BAND

Una de las mejores del SECUNDARIO 88. Fue cuando estaba de moda la Zimbabwe Reggae Band, el grupo argentino de música de ese estilo. Y para ridiculizar a la rectora Susana Pasel, mi compañero Fernando Tozzoli le cambió el nombre e hizo una hoja con el título y temas, tipo portada de LP. Y variaba el nombre de los temas. Yo me prendí y cantaba los de Los Pericos, también muy de moda, con cosas de Instrucción Cívica, materia que la señora daba, como "Viva el artículo 14 bis” con Nada que Perder. Con eso además me reía con otros...

jueves, 13 de diciembre de 2018

HISTORIAS DE MIS 15: ACTUACIÓN PARA LA PRIMAVERA

Y llegó otro festejo del Día de la Primavera en el Instituto Güemes de mi secundario, ahora en el patio al aire libre. Luego de la risueña presentación del 87 como Paolo el Rockero, esta vez pensé yo mismo en algo para actuar. Y a tono con mi gusto del fútbol africano, se me ocurrió el pobre “Akimbo Kilombo”, el periodista zaireño (o congoleño) que hablaba del tema. Hasta quise que mi amada Nancy Perrig hiciera de "secretaria" trayéndome un papel como si fuera un cable, pero ella se negó porque dijo que se le volaba una pollera corta que tenía por el viento; en realidad no quiso. Y delante de todo el colegio hice de Akimbo con una hoja en la mano, mientras algunos me gritaban irónicamente “ídolo”. Fue lo único que recuerdo de aquella nublada tarde del 20 de septiembre.