PANAMERICANOS, UNA FIESTA DEPORTIVA DE AMÉRICA

Más allá de connotaciones deportivas o políticas, todo Juego multideportivo, sea Olímpicos o de cualquier región o subregión, no deja de ser una fiesta. Así lo serán los 18º Juegos Panamericanos, que desde esta noche se llevarán a cabo durante dos semanas en Lima, capital de Perú. Una nueva edición del evento que, desde su primera en Buenos Aires en 1951, a lo largo de las décadas fue creciendo y hoy tiene, en mi opinión, tanta importancia como los Olímpicos, aunque le vaya a la zaga. De hecho, la mayoría de las disciplinas clasifican para la gran cita del año que viene, en Tokio 2020. Con el regatista Javier Conte de abanderado, allá van nuestros 536 atletas a tratar de seguir cosechando buen número de medallas, como vienen haciendo estos años en los Olímpicos y otros eventos. Argentina se unirá a Perú y a 40 otros países para, aunque nadie lo vea así, jugar. Porque por algo son Juegos. Y un juego es de algún modo una fiesta. Una fiesta del deporte y de nuestra grandiosa América.

VAMOS QUEDANDO POCOS ARGENTINOS...

Tengo un gran aprecio, hasta amor, por quienes vienen de otra patria a la nuestra. Realmente me siento feliz al relacionarme, aunque sea unos segundos, con un extranjero. Pero en mis salidas diarias encuentro cada vez más de ellos. Cada día es más frecuente encontrar un foráneo en medio de nosotros los argentinos. Uno va a un lugar a comprar y te atiende un compatriota o un colombiano, por ejemplo. Muchos médicos que suelo contactar son colombianos o venezolanos. Vecinos, gente ocasional que cruza la calle o viaja en colectivo, son de otro país. No sólo sudamericanos, hay africanos (como alguien que ofrecía café ayer en el Instituto Marini de Vicente López), japoneses y más. Me da la sensación, aunque suene a pavada, que argentinos argentinos vamos quedando pocos. Entre la crisis criolla y el flujo fuerte inmigratorio esto ya es corriente. Ojo, bienvenidísimos sean. Pero parece que vamos perdiendo identidad…

MÚSICOS ANÓNIMOS

En mis frecuentes viajes en colectivo (u ómnibus si prefieren los puristas) veo y escucho muy a menudo gente anónima que sube con su guitarra u otro instrumento musical a cantar una canción, y luego pasa la famosa y querible gorra para juntar dinero. O si no, quienes lo hacen en espacios públicos, plazas, parques, o simplemente una vereda cualquiera. O como yo, que ando buscando afanosamente un lugarcito donde mostrar mi música. Claro, los que triunfan son muy pocos, los que llegan contados y tocados por Dios, no por la suerte, no digamos eso. Pero cuántos músicos anónimos existen, como yo, como quien sube a un colectivo, como quien canta en un taller u otro lugar y realmente tiene condiciones pero no lo ve nadie, y entonces, como me pasa, se pierde en la mediocridad. A cada uno que se muestra yo no titubeo en darle unos billetes, porque me imagino cuánto esfuerzo hacen, más allá del musical que es lo de menos. Ellos también son artistas, son grandes de la música. Aunque nadie los contrate ni graben un disco.

LA TRANQUILIDAD, OCTAVA MARAVILLA

Como sabemos, las maravillas del mundo, antiguas, modernas o del ránking que sean, son siete. Podemos mencionar a las Pirámides egipcias, al templo de Zeus, al Coloso de Rodas. O a las que ahora se usa instituir vaya a saber por qué fin comercial. Pero hay una octava, que no se ve pero que se siente si la tenemos. La tranquilidad de espíritu, la interna, aún en el peor momento, es realmente una maravilla más. Y por qué no la más importante, o una de ellas. La tranquilidad es contraria al caos de hoy, a esta histeria en que vivimos los argentinos. Calma todo, desde nosotros hasta los que nos rodean, nuestro ambiente alrededor. Hace más vida la vida. Nos desapega de tantas cosas que se nos pegan y no nos dejan vivir en serio. Sí, la tranquilidad, como el dinero, también hace la felicidad. Pero es mucho más valiosa. Tanto como una maravilla natural.

HISTORIAS DE INFANCIA: EL BELLÍSIMO TOURING CLUB

El lugar más bello que albergó mi infancia, un sinónimo de ella. Cómo olvidar esas mañanitas de domingo con mis padres, cuando transitábamos el caminito de tierra con el auto y llegábamos a ese enorme campo con el césped bien cortado, rodeado de hermosos pinos, donde nos sentábamos a tomar mate o simplemente a admirar la belleza del paisaje. Un lugar tan lindo que lo relaciono con el famoso cuento infantil Hansel y Gretel, quizá por el pasto o porque, como el cuentito, fue una gloria de mi niñez.

¿DÓNDE HABRÁ QUEDADO NUESTRO CURRICULUM?

Entre tantas injusticias, errores, desatinos del vivir en el mundo terrenal, especialmente el argentino, hay cosas por las que vale la pena no molestarse. El sistema de búsqueda laboral mandando curriculums es uno de ellos. Todavía recuerdo cuántos mandé y ahce cuánto. Por ejemplo, así con fecha y todo, el 16 de marzo de 2010 me hice un viaje hasta La Plata, sí, La Plata, ojo, muy lindo, para no sé qué lugar buscando encontrar un lugarcito como persona con discapacidad. La zona preciosa, ya la conocía, el día lindo, el viaje bárbaro. Me atendió una tal Graciana, muy amable, simpática, hasta condescendiente conmigo en un momento. Le di mis datos, todo a la computadora, la saludé y me fui. Cada tantito me comuniqué a ver qué noticias. Bueno, desde el 16 de marzo de 2010 en La Plata que no sé nada, ni siquiera si el CV en cuestión estará o alguien lo usa de papel higiénico. Y así miles de millones de personas depositan sus papeles y sus pocas esperanzas en un tacho de basura llamado bolsa de trabajo. Lamentable, pero una más del mundo terrenal. Una más siempre y cuando se encuentre.

25 AÑOS SIN ELLOS NI JUSTICIA

Cuando un ser querido se nos va físicamente, sufrimos un montón y por largo tiempo, así sea que lo haga de una simple enfermedad. Cuánto más dolor deben sentir las familias de los 85 inocentes seres del atentado a la sede de la AMIA, exactamente hoy hace 25 años. Sí, hace 25 años. Y cuánto más dolor aún al ver que pasó un cuarto de siglo y los responsables están fenomenalmente libres. Sí, están libres. Bueno, es Argentina. Por la ausencia, por la forma y por la impunidad de los autores y de los "gobernantes", Así Es La Vida se solidariza con ese triple dolor que cada familiar lleva sellado en su corazón.