Después del inesperado fracaso en España 82, Argentina debía barajar y dar de nuevo sus cartas. Con Carlos Bilardo designado en 1983, así lo hizo y de tal forma que en México, en 1986, borró toda frustración anterior y volvió a ser el mejor del mundo, como su historia manda. Y con un perfecto agregado: un Diego Maradona mágico, esplendoroso, casi goleador del torneo y que dejó para su vida y la del fútbol argentino la gloria más realizada para siempre.
Antes de los inolvidables sucesos albicelestes, hubo mucha agua bajo el puente, no sólo de la Selección. En 1974, la FIFA había designado a Colombia inédita sede del Mundial, pero a fines de 1982 el país cafetero no podía cumplir con las exigencias de organización y debió renunciar,por lo que se abrió un nuevo proceso y México fue el elegido. La nación azteca era la primera en repetir condición de local, tras la de 1970, y se venía preparando con todo, con gran infraestructura y estadios modernos. Pero como le pasó a Chile en 1962, la naturaleza casi estropea todo: un pavoroso terremoto sacudió la capital y zonas aledañas en septiembre de 1985, que causó más de 10.000 vidas y pérdidas materiales, aunque por suerte los estadios no fueron mayormente afectados. Por eso se recuperó y continuó con su puesta a punto para el torneo.
De nuevo eran 24 los países, como desde el 82, pero con una diferencia: la segunda fase era a eliminación directa hasta el título, y para ella se clasificaban los dos primeros de cada grupo y los cuatro mejores terceros, es decir que de 24 iban 16 a los octavos, con lo que podía pasar de todo. Fueron pocas las sorpresas de la eliminatoria: Holanda quedó afuera de nuevo, esta vez en repechaje con su vecino Bélgica. Austria fue otro ausente de peso. En cambio, Dinamarca ganó su grupo y se estrrenó en la Copa, igual que Canadá, vencedor de la única plaza de la CONCACAF, e Irak, que a pesar de estar en plena guerra con Irán pateó la pelota y dejó atrás a Siria. Sudamérica tuvo la novedad de una liguilla para los segundos de cada zona, que Argentina evitó a ocho minutos de su partido con Perú, cuando el gol de Ricardo Gareca le dio el 2-2 y el pase. Luego, los peruanos perdieron el primero de una larga serie de Mundiales en la repesca, que obtuvo Paraguay, quien regressaba tras 28 años. África tuvo sus dos lugares con Argelia y el retorno de Marruecos, mientras Asia disputó por última vez con Oceanía y puso a otro lejano mundialista, Corea del Sur, que había estado en 1954.
Y los surcoreanos serían el primer escollo de la Argentina de Bilardo y Maradona en el Grupo A, en la ciudad de México, conocida como Distrito Federal. Antes, el 31 de mayo se inauguró el certamen, que nuevamente tuvo al imponente estadio Azteca como principal hogar. Tras linda ceremonia y la famosa música alusiva, el campeón reinante Italia, ya sin Paolo Rossi ni Antognoni, decepcionó al igualar 1-1 con Bulgaria, otro que había vuelto. Dos días después, en México pero en el Olímpico 68, la Selección (en quien pocos creían) derrotó a Corea con dos goles rápidos de Valdano y Ruggeri, para luego concluir con 3-1 su debut. Maradona apareció en el encuentro con los azzurros para con un golazo poner el 1-1 final, y los colosos no tuvieron problemas para seguir a los octavos, con Argentina primero tras superar fácil a los búlgaros. Pero aún el equipo no era una máquina, y las críticas y las pocas expectativas continuaban como al principio.
Como en España 82, esa primera fase no fue muy lucida, incluso con menos goles. El local, al mando de Hugo Sánchez, regresó con triunfos y la clasificación junto a los belgas, también irregulares. Francia y Brasil, éste mas´allá de un grueso error arbitral con España, ganaron sin esforzarse. En cambio, Alemania Federal e Inglaterra, casi afuera en la última fecha, pasaron con dificultades, ni hablar de Uruguay que en su retorno sufrió una histórica goleada por Dinamarca y tras su 0-0 con Escocia pudo arañar ser mejor tercero. Los daneses eran lo más lindo del torneo, con un fútbol vistoso al compás de Michael Laudrup y Elkjaer Larsen y tres victorias en su primer Mundial. Lo mismo que Marruecos, que se atrevió a marginar al Portugal de Paulo Futre y Fernando Gomes.
La inédita instancia de octavos de final empezó a ponerle brillo. Bélgica dio el primero de sus golpes a la potente Unión Soviética con un trepidante 4-3 en alargue, Brasil bvailó a Polonia y España contó con un Butragueño perfecto con cuatro goles para hacer olvidar a Dinamarca. Francia eliminó al descolorido Italia, México a Bulgaria y Alemania sufrió otra vez para batir a Marruecos en el minuto 87. Inglaterra no tuvo problemas al superar a Paraguay y se erigió en rival de Argentina, que en un duro clásico rioplatense le ganó a Uruguay con tanto de Pasculli.
Antes de afrontar otro superclásico con los ingleses,la Selección miraba por la linda transmisión de TV uno de los capítulos más dramáticos de la historia, cuando en una terriblemente calurosa Guadalajara Brasil jugaba el primer cuarto de final con Francia. 120 minutos, empate que no pudo destrabar el gran Zico errando un penal, foul del arquero Carlos al francés Bellone que se iba al gol y la definición por penales con polémica, triunfo galo y tristeza brasileña. Épica tarde de los de Michel Platini, que se las verían en semifinales con Alemania, que seguía avanzando a los tropezones, ahora por penales a México.
Pero el gran día para Argentina fue el 22 de junio. Allí, Inglaterra casi se pone en ventaja con un error del arquero Pumpido. Bastó esa alarma para que apareciera Maradona, despertara de sus actuaciones anteriores y dibujara una tarde de ensueño, primero con la "mano de Dios" y luego con el inolvidable gol del siglo, dejando cinco rivales y al arquero en el camino. Argentina no sólo fue Diego, porque los demás jugaron un partido casi perfecto y a pesar del descuento de Gary Lineker, máximo anotador del Mundial, fueron para las semifinales. Ahora el obstáculo era Bélgica, que volvía a dar la nota bajando a España por penales, en otro gran encuentro.
Encabezados por Jan Ceulemans, Enzo Scifo y Jean Marie Pfaff, los Diablos Rojos querían hacerlo también con Argentina. Pero no tenían un Maradona. En unos minutos, dos nuevas genialidades del 10 del Nápoli definieron el 2-0 en el Azteca. Contra todo, aún sus hinchas, la albiceleste llegaba a la final para repetir la gesta del 78. Pero nada menos que Alemania, vencedor de la lírica Francia con practicidad, sería quien se interpondría en su último escalón a la gloria. Los franceses pudieron ganarse un tercer puesto en otro festival de goles con los belgas.
El 29 de junio, más de 114.000 personas estaban bien ubicadas en el Azteca para la finalísima. Fue una real finalísima,brillante, emotiva, digna de la trayectoria y el prestigio de ambos. Alemania se la puso complicada a Argentina, pero la Selección sacó pecho con su fútbol grupal cuando no aparecía Maradona. Así se colocó 2-0 con el cabezazo de José Luis Brown, quien antes del debut reemplazó al gran capitán Daniel Pasarella enfermo, y otro gol de Valdano. Los germanos, ahora dirigidos por el Kaiser Franz Beckenbauer, parecían liquidados, hasta que en dos pelotas detenidas, dos córners, justo la especialidad de Bilardo de la época del Estudiantes copero, Rummenigge y Rudi Voeller empataron. Pero enseguida apareció Maradona, esta vez para habilitar a la inolvidable carrera de Jorge Burruchaga, otro baluarte de la campaña, que le pegó con el cordón de su botín para superar a Schumacher y hacer gritar al país.
Llegó el final, y con él, el éxtasis, la cumbre, la locura de felicidad. Argentina, en ese Azteca donde tres años antes había perdido la final del Juvenil con Brasil, celebraba a lo grande un bicampeonato inesperado y esperado a la vez. Y Diego Maradona se coronaba a los ojos del mundo, el logro que le faltaba para afirmar su presencia en la gloria. Quién lo hubiera pensado, aquellos días del 85 en que Bilardo tuvo que ratificar en la revista El Gráfico su continuidad, cuando la derrota con Perú en el Monumental llevaba al duro repechaje, cuando se perdió con Noruega un amistoso, cuando el escandalete tras el empate con Junior de Barranquilla. Quién, en un pueblo argentino necesitado de que once hombres le dieran una sonrisa por la delicada situación política, con la democracia tan amenazada como la economía. Pero el grupo, ese enorme grupo, que no sólo de Maradona vivía, sino que era un equipo, lo hizo posible. Como dijo el narrador de la película Héroes, Ernesto Frith, ese 29 de junio, ese domingo, Argentina llegó a la cumbre y alcanzó la inmortalidad.
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Bienvenidos a Así Es La Vida, un blog de todo un poco, una charla con un amigo, sin tiempo ni espacio, sin intereses, sin estructuras. El caminar de un ciudadano por la vida. Dedicado a mi madre Anita.
jueves, 26 de abril de 2018
RAREZAS DEL MUNDIAL 82
El Salvador clasificado con dos goles
El Salvador fue junto a Honduras el representante de la CONCACAF en el Mundial de españa. Para meterse por segunda vez en la Copa, marcó en el hexagonal final sólo dos goles en cinco partidos: 1-0 a México, por Hever Hernández a los 81 minutos, y otro 1-0 a Haití, por Norberto Huezo en el primer tiempo. Pero sólo sufrió uno, cuando Canadá lo venció también por la mínima. No pudo con Cuba y con los hondureños, ambos 0-0, pero así le alcanzó para clasificarse.
Los mil enredos salvadoreños
Pero al conjunto cuscatleco no le salió barata la hazaña. Padeció mil y una penurias antes y durante su estadía en el Mundial. Dos jugadores fueron bajados de la lista por la Federación por cuestión de economía, así que sólo fueron 20. Hubo lío por los premios de la clasificación, el DT Rodríguez Lindo no pudo viajar para ver a los rivales, las camisetas llegaron tarde, las azules titulares desaparecieron, igual que las pelotas de entrenamiento. El Salvador tuvo un viaje larguísimo a España, llegó sólo tres días antes de su debut con Hungría, no pudo descansar bien por el cambio de horario y y en consecuencia, fue barrido por Hungría, como se explica más abajo.
Nueva Zelanda entró por la ventana
La clasificación de Nueva Zelanda para su primer Mundial fue increíble. Y en cierto modo rara. En la última jornada del cuadrangular final de Asia y Oceanía, con Kuwait ya adentro de España 82, los Kiwis debían ganarle a Arabia Saudita por cinco goles de diferencia para forzar un desempate con china. No habían podido con los sauditas en Auckland (2-2), y se la jugaron en Riyadh. Pero los cinco goles llegaron, todos en el primer tiempo, fueron al playoff con los chinos, el 10 de enero de 1982 en Singapur, y al vencer 2-1, se metieron en el primero de sus dos Mundiales.
Rosario de errores arbitrales
La actuación de los árbitros, entonces de negro, en el Mundial fue muy mala. El zaguero brasileño Luizinho cometió mano ante la URSS, pero el español Lamo Castillo la dejó pasar y Brasil ganó. Al gran camerunés Roger Milla le anularon mal un gol ante Perú en el 0-0. El juez ghanés Dwomoh cobró un penal inexistente para Checoslovaquia, mientras el soviético Stupar invalidó el de Francia a Kuwait por el jeque. España recibió un penal por falta a Alonso metros antes del área, y así venció a Yugoslavia. Jorge Olguín le dio un codazo al salvadoreño Huezo pero el boliviano Barrancos no sancionó, en cambio le dio penal a Argentina por foul a Calderón afuera. Contra Italia, Maradona fue marcado con ilícito por Claudio Gentile, ante la pasividad del rumano Rainea. Y qué decir de la entrada durísima del arquero alemán Schumacher sobre el francés Battiston: ni penal, ni roja, sólo el pobre defensor que iba a buscar un pase hospitalizado.
El arreglo Alemania-Austria
Alemania Federal y Austria habían dado la nota por un gran partido en el 78. En España en cambio la dieron por lo turbio. Por la última fecha del Grupo II, el 24 de junio Argelia había derrotado a Chile y tenía grandes chances de pasar. Entonces, el 25 de junio en Gijón, los germanos debían ganar para entrar a la segunda ronda junto con los austríacos, ya clasificados. Hrubesch abrió el marcador a los 10 minutos y ambos tuvieron ocasiones, pero a partir de la media hora empezaron a no jugar, tirar la pelota afuera a propósito, los jugadores se hablaban entre sí para arreglar el marcador. Así fue hasta el cierre, el público de Gijón los silbó y abucheó, coreó por Argelia y por el Sporting, el club local, y hasta cantó irónicamente "que se besen, que se besen". Los 22 valientes no hicieron caso y los argelinos, de excelente actuación, quedaron afuera de la forma más lamentable. Desde entonces, la FIFA decidió que los partidos de grupo de la última fecha se jugaran al mismo tiempo.
Vea el arreglo:
Hungría, el equipo 10
Hungría produjo el 15 de junio en Elche la mayor goleada hasta hoy de la Copa, al vapulear 10- 1 a El Salvador. El marcador es de nueve goles de diferencia, pero con 10 contra los 9 de Yugoslavia a Zaire en 1974 y de la propia Hungría a Corea del Sur en 1954. En tanto, el delantero Laszlo Kiss fue el primer suplente en marcar tres goles en un mismo encuentro.
El jeque anula un gol a Francia
Fue el otro episodio negro, para algunos cómico. Por el Grupo IV, Francia iba 3-1 sobre Kuwait cuando en una jugada a favor de los galos, se escuchó un silbato de la tribuna del estadio José Zorrilla en Valladolid, los kuwaitíes se quedaron parados y Alain Giresse marcó. Los árabes protestaron, pero quien los ayudó fue el jeque Fahd Al Ahmad, hermano del emir, que bajó de su palco, entró a la cancha y le exigió al árbitro soviético Miroslav Stupar que anulara el gol. Tras casi ocho minutos de interrupción, Stupar decidió sospechosamente invalidar el tanto. Luego Francia volvió a marcar, esta vez por Bossis, y ganó 4-1. Stupar fue suspendido de por vida por la FIFA. ¿El jeque? Falleció en 1990 durante la invasión de Irak a Kuwait.
Vea la farsa:
Blooper con el himno español
El 16 de junio, España debutaba ante Honduras en el estadio Luis Casanova de Valencia, hoy conocido como Mestalla. Antes del inicio, se ejecutaron los himnos como de costumbre. Pero tras el sorteo de arcos, cuando los jugadores tomaban posición para comenzar, volvió a sonar el himno español.
Los líos de España ante Yugoslavia
En su siguiente partido, el local enfrentó a Yugoslavia. Con muchos problemas para generar juego, empezó perdiendo y lo empató con aquel penal inexistente. Encima, el penal primero lo tiró López Ufarte, y Pantelic se lo atajó, pero el danés Sorensen lo hizo repetir por adelantamiento del arquero. López< Ufarte se lo dejó a Juanito, quien marcó el gol. Luego Saura hizo el desnivel y fue el único éxito de una pobre roja, dirigida por el hispano-uruguayo José Santamaría.
Whiteside, el más joven
El 17 de junio en Zaragoza, en el partido con Yugoslavia, el puntero izquierdo de Irlanda del Norte Norman Whiteside se convirtió en el hasta hoy jugador más joven en participar de un Mundial. Whiteside, que había debutado con 16 años en el Manchester United en 1981, tenía 17 años y 41 días, batiendo la marca de Pelé en Suecia 58. Fue internacional con la selección verde hasta 1990, y en 1991, una grave lesión lo obligó a dejar el fútbol con sólo 26 años.
Árbitros exóticos
Con la expansión del fútbol que ideó Joao Havelange, no sólo hubo más países y más plazas para África y Asia. También los árbitros empezaron a llegar de lugares exóticos. Yousef El Ghoul de Libia, Ebrahim Al Doy de Bahrein, Benjamin Dwomoh de Ghana, Rómulo Méndez Molina de Guatemala, Belaid Lacarne de Argelia, Luis Siles de Costa Rica, David Socha de Estados Unidos y hasta uno de Hong Kong, Thompson Chan Tam Sun, fueron algunos de los hombres de negro junto a nuestro Arturo Andrés Ithurralde.
Irlanda: pileta, sol, cerveza y triunfo sobre españa
Risueña fue la preparación de Irlanda del Norte para su último partido ante España. Como se creían eliminados, los británicos se la pasaron un día antes del cotejo en la piscina de su hotel, tomando sol, con sus esposas o novias y bebiendo cerveza. Pero a la hora de jugar, lo hicieron y le ganaron a la roja con gol de su figura Gerry Armstrong.
Relatores complicados con Inglaterra
En Argentina eran los últimos meses de la dictadura, justo cuando se perdían inocentes en la guerra de Malvinas. Como Inglaterra era el enemigo de los gobernantes, éstos dispusieron una censura a todo lo que fuera la nación británica, por ejemplo con la música. La censura llegó al periodismo, ya que Radio Rivadavia recibió y transmitió la orden al relator Juan Carlos Morales de no nombrar a Inglaterra en su partido con Alemania, en la segunda ronda. El excelente marplatense apeló a todos los sinónimos posibles, como "la selección roja" o "la que está jugando con Alemania". Lamentable.
El Salvador fue junto a Honduras el representante de la CONCACAF en el Mundial de españa. Para meterse por segunda vez en la Copa, marcó en el hexagonal final sólo dos goles en cinco partidos: 1-0 a México, por Hever Hernández a los 81 minutos, y otro 1-0 a Haití, por Norberto Huezo en el primer tiempo. Pero sólo sufrió uno, cuando Canadá lo venció también por la mínima. No pudo con Cuba y con los hondureños, ambos 0-0, pero así le alcanzó para clasificarse.
Los mil enredos salvadoreños
Pero al conjunto cuscatleco no le salió barata la hazaña. Padeció mil y una penurias antes y durante su estadía en el Mundial. Dos jugadores fueron bajados de la lista por la Federación por cuestión de economía, así que sólo fueron 20. Hubo lío por los premios de la clasificación, el DT Rodríguez Lindo no pudo viajar para ver a los rivales, las camisetas llegaron tarde, las azules titulares desaparecieron, igual que las pelotas de entrenamiento. El Salvador tuvo un viaje larguísimo a España, llegó sólo tres días antes de su debut con Hungría, no pudo descansar bien por el cambio de horario y y en consecuencia, fue barrido por Hungría, como se explica más abajo.
Nueva Zelanda entró por la ventana
La clasificación de Nueva Zelanda para su primer Mundial fue increíble. Y en cierto modo rara. En la última jornada del cuadrangular final de Asia y Oceanía, con Kuwait ya adentro de España 82, los Kiwis debían ganarle a Arabia Saudita por cinco goles de diferencia para forzar un desempate con china. No habían podido con los sauditas en Auckland (2-2), y se la jugaron en Riyadh. Pero los cinco goles llegaron, todos en el primer tiempo, fueron al playoff con los chinos, el 10 de enero de 1982 en Singapur, y al vencer 2-1, se metieron en el primero de sus dos Mundiales.
Rosario de errores arbitrales
La actuación de los árbitros, entonces de negro, en el Mundial fue muy mala. El zaguero brasileño Luizinho cometió mano ante la URSS, pero el español Lamo Castillo la dejó pasar y Brasil ganó. Al gran camerunés Roger Milla le anularon mal un gol ante Perú en el 0-0. El juez ghanés Dwomoh cobró un penal inexistente para Checoslovaquia, mientras el soviético Stupar invalidó el de Francia a Kuwait por el jeque. España recibió un penal por falta a Alonso metros antes del área, y así venció a Yugoslavia. Jorge Olguín le dio un codazo al salvadoreño Huezo pero el boliviano Barrancos no sancionó, en cambio le dio penal a Argentina por foul a Calderón afuera. Contra Italia, Maradona fue marcado con ilícito por Claudio Gentile, ante la pasividad del rumano Rainea. Y qué decir de la entrada durísima del arquero alemán Schumacher sobre el francés Battiston: ni penal, ni roja, sólo el pobre defensor que iba a buscar un pase hospitalizado.
El arreglo Alemania-Austria
Alemania Federal y Austria habían dado la nota por un gran partido en el 78. En España en cambio la dieron por lo turbio. Por la última fecha del Grupo II, el 24 de junio Argelia había derrotado a Chile y tenía grandes chances de pasar. Entonces, el 25 de junio en Gijón, los germanos debían ganar para entrar a la segunda ronda junto con los austríacos, ya clasificados. Hrubesch abrió el marcador a los 10 minutos y ambos tuvieron ocasiones, pero a partir de la media hora empezaron a no jugar, tirar la pelota afuera a propósito, los jugadores se hablaban entre sí para arreglar el marcador. Así fue hasta el cierre, el público de Gijón los silbó y abucheó, coreó por Argelia y por el Sporting, el club local, y hasta cantó irónicamente "que se besen, que se besen". Los 22 valientes no hicieron caso y los argelinos, de excelente actuación, quedaron afuera de la forma más lamentable. Desde entonces, la FIFA decidió que los partidos de grupo de la última fecha se jugaran al mismo tiempo.
Vea el arreglo:
Hungría, el equipo 10
Hungría produjo el 15 de junio en Elche la mayor goleada hasta hoy de la Copa, al vapulear 10- 1 a El Salvador. El marcador es de nueve goles de diferencia, pero con 10 contra los 9 de Yugoslavia a Zaire en 1974 y de la propia Hungría a Corea del Sur en 1954. En tanto, el delantero Laszlo Kiss fue el primer suplente en marcar tres goles en un mismo encuentro.
El jeque anula un gol a Francia
Fue el otro episodio negro, para algunos cómico. Por el Grupo IV, Francia iba 3-1 sobre Kuwait cuando en una jugada a favor de los galos, se escuchó un silbato de la tribuna del estadio José Zorrilla en Valladolid, los kuwaitíes se quedaron parados y Alain Giresse marcó. Los árabes protestaron, pero quien los ayudó fue el jeque Fahd Al Ahmad, hermano del emir, que bajó de su palco, entró a la cancha y le exigió al árbitro soviético Miroslav Stupar que anulara el gol. Tras casi ocho minutos de interrupción, Stupar decidió sospechosamente invalidar el tanto. Luego Francia volvió a marcar, esta vez por Bossis, y ganó 4-1. Stupar fue suspendido de por vida por la FIFA. ¿El jeque? Falleció en 1990 durante la invasión de Irak a Kuwait.
Vea la farsa:
Blooper con el himno español
El 16 de junio, España debutaba ante Honduras en el estadio Luis Casanova de Valencia, hoy conocido como Mestalla. Antes del inicio, se ejecutaron los himnos como de costumbre. Pero tras el sorteo de arcos, cuando los jugadores tomaban posición para comenzar, volvió a sonar el himno español.
Los líos de España ante Yugoslavia
En su siguiente partido, el local enfrentó a Yugoslavia. Con muchos problemas para generar juego, empezó perdiendo y lo empató con aquel penal inexistente. Encima, el penal primero lo tiró López Ufarte, y Pantelic se lo atajó, pero el danés Sorensen lo hizo repetir por adelantamiento del arquero. López< Ufarte se lo dejó a Juanito, quien marcó el gol. Luego Saura hizo el desnivel y fue el único éxito de una pobre roja, dirigida por el hispano-uruguayo José Santamaría.
Whiteside, el más joven
El 17 de junio en Zaragoza, en el partido con Yugoslavia, el puntero izquierdo de Irlanda del Norte Norman Whiteside se convirtió en el hasta hoy jugador más joven en participar de un Mundial. Whiteside, que había debutado con 16 años en el Manchester United en 1981, tenía 17 años y 41 días, batiendo la marca de Pelé en Suecia 58. Fue internacional con la selección verde hasta 1990, y en 1991, una grave lesión lo obligó a dejar el fútbol con sólo 26 años.
Árbitros exóticos
Con la expansión del fútbol que ideó Joao Havelange, no sólo hubo más países y más plazas para África y Asia. También los árbitros empezaron a llegar de lugares exóticos. Yousef El Ghoul de Libia, Ebrahim Al Doy de Bahrein, Benjamin Dwomoh de Ghana, Rómulo Méndez Molina de Guatemala, Belaid Lacarne de Argelia, Luis Siles de Costa Rica, David Socha de Estados Unidos y hasta uno de Hong Kong, Thompson Chan Tam Sun, fueron algunos de los hombres de negro junto a nuestro Arturo Andrés Ithurralde.
Irlanda: pileta, sol, cerveza y triunfo sobre españa
Risueña fue la preparación de Irlanda del Norte para su último partido ante España. Como se creían eliminados, los británicos se la pasaron un día antes del cotejo en la piscina de su hotel, tomando sol, con sus esposas o novias y bebiendo cerveza. Pero a la hora de jugar, lo hicieron y le ganaron a la roja con gol de su figura Gerry Armstrong.
Relatores complicados con Inglaterra
En Argentina eran los últimos meses de la dictadura, justo cuando se perdían inocentes en la guerra de Malvinas. Como Inglaterra era el enemigo de los gobernantes, éstos dispusieron una censura a todo lo que fuera la nación británica, por ejemplo con la música. La censura llegó al periodismo, ya que Radio Rivadavia recibió y transmitió la orden al relator Juan Carlos Morales de no nombrar a Inglaterra en su partido con Alemania, en la segunda ronda. El excelente marplatense apeló a todos los sinónimos posibles, como "la selección roja" o "la que está jugando con Alemania". Lamentable.
HISTORIA MUNDIAL: ESPAÑA 82
Decididamente, la Copa del Mundo de fútbol entró en 1982 en una nueva era. Ahora con 24 participantes, podía realmente llamársele Mundial, más que por primera vez los cinco continentes estaban. España tuvo por fin el privilegio de ser la casa de los viajeros, y dejó para la historia un torneo lleno de matices, buen juego, goles y partidos increíbles. Y, para colmo, un campeón absolutamente insospechado, una Italia que si bien legítimo, no fue tan brilloso como el resto del campeonato.
La Madre Patria de la Argentina había recibido la sede junto con las del 74 (Alemania) y 78 (Argentina), y en pleno proceso de la salida de la dictadura de Francisco Franco, preparó con todo su Mundial, con 17 estadios, nuevas comunicaciones e infraestructura y mucho fervor en su gente. Al gran calor de la península llegaron 22 selecciones, aparte del local y la Argentina campeona de César Menotti. La gran tarea de Túnez e Irán en el 78 convenció a la FIFA de ampliar las plazas para África (dos) y Asia, aunque ésta compitió de nuevo junto a Oceanía. Entre ambas zonas produjeron cuatro de los cinco nuevos: Argelia, Camerún, Kuwait y Nueva Zelanda, que eliminó a China en un desempate. El otro debutante fue Honduras, ganador histórico de la CONCACAF sobre el México de Hugo Sánchez. En tanto, regresó Inglaterra, el subcampeón vigente Holanda quedó al margen con Bélgica y Francia, y otro ausente de peso fue otra vez Uruguay, que venía de llevarse el Mundialito de Montevideo frente a las potencias, sorprendido por el Perú lírico en el propio estadio Centenario. Así, se diagramó una fase de grupos con seis de cuatro, donde los dos primeros avanzarían a otra fase de liguillas, de cuatro de tres, en las que los vencedores irían a las semifinales y a por el título, lo que dejaría lo mejor del torneo.
El 13 de junio, mientras el Papa Juan Pablo II visitaba el país y las tropas nacionales preparaban su rendición en la guerra de las Islas Malvinas, la Selección inauguró el torneo en el Camp Nou de Barcelona contra la respetable Bélgica, en el inicio del Grupo 3. El "Flaco" Menotti continuó su labor seria previa al título del 78, pero ahora con Diego Maradona, reciente campeón con Boca y con 21 años. Sin embargo, Argentina mostró en ese estreno lo que sería luego: un equipo previsible, con fragilidades, incapaz de superar a los grandes. Pese a ser dominador, cayó 1-0 y debió ponerse para golear a Hungría, con los dos primeros goles de Diego en la Copa, y derrotar al retornado El Salvador. Los húngaros registraron la mayor goleada de la historia con su 10- 1 a los centroamericanos, pero de nada les sirvió al quedar afuera con los belgas, primeros de la zona.
El resto de la primera ronda no fue tan atractivo como lo sería después. Italia, con Paolo Rossi recién vuelto de su suspensión por apuestas, sacó tres empates, no pudo con Camerún y pasó por un gol más que los africanos, de gran papel. Argelia imitó a los cameruneses y estuvo a punto de clasificar, pero Alemania y Austria arreglaron marginarlo en el episodio negro del Mundial. Inglaterra y Francia avanzaron sin brillar, España jugó muy mal pero siguió, y el mejor en esta instancia fue Brasil, que con una nueva mentalidad impuesta por Telé Santana y al comando de Zico y sus fantásticos arrasó con sus rivales. Los otros dos sudamericanos, Perú y Chile, fueron barridos a pesar de su potencial.
La gran acción comenzó a verse en la novedosa segunda ronda. Polonia y su ofensiva fue más que la de la Unión Soviética y Bélgica. Alemania apareció con todo para dejar afuera al pobre dueño de casa y a Inglaterra. Francia se copió de Brasil con un juego alto liderado por Platini. Y qué decir de la trilogía Italia-Brasil-Argentina. Tres campeones, uno reinante, la Selección y Maradona atados por una azzurra práctica, luego pasto para la fiera Brasil y finalmente, el destape de Rossi con su triplete para eliminar con infartante 3-2 a los brasileños, los mayores candidatos al título.
A pesar de la decepción por la despedida argentina, España 82 valió la pena seguir viéndolo. En la primera semifinal, Paolo Rossi firmó dos goles más ante Polonia, con quien había igualado a cero en su debut, y llevó a Italia a su primera final tras 12 años. Pero el mejor encuentro de los 52 fue en el Sánchez Pizjuán de Sevilla, donde dos potencias se saludaban. Alemania comenzó arriba, Platini empató para Francia y el 1-1 no se alteró hasta el alargue, más allá de la tremenda entrada del arquero Schumacher al defensor Battiston, que debió ser internado. Los Bleus se pusieron 3-1 en un rato y parecían ir a la final con goles y baile, pero Rummenigge, vuelto de lesión, y Fischer de tijera colocaron un irreal 3-3, un tiempo extra comparable al Italia-Alemania de México 70. Pero aún faltaban los penales, que por primera vez resolvían un mano a mano en los Mundiales. El gran líbero alemán Uli Stielike lo perdió ante Ettori, pero Schumacher contestó con atajadas a los tiros de Six y Bossis. El gigante Hrubesch, el del 1-0 negro a Austria, marcó el 5-4 y los germanos volvían a una final, su segunda en tres ediciones. Francia no pudo ni siquiera consolarse con el tercer puesto, que Polonia le ganó con justicia.
El Santiago Bernabeu de Madrid estaba ocupado de 90.000 personas ese 11 de julio por la noche para la gran final. Dos equipos europeos muy físicos, la defensa de cinco y la eficacia italiana contra la fuerza germana. Comenzaron mejor los de Jupp Derwall, pero a los 23 minutos fue Antonio Cabrini que tuvo la apertura con un penal, que tiró afuera. Sin embargo, tras el reinicio los de Enzo Bearzot marcaron presencia. Tiro libre rápido, centro y Paolo Rossi estaba allí para hacerlo de nuevo a los 56 minutos. Más tarde, Marco Tardelli sacó un bombazo de afuera para el 2-0 y el festejo visiblemente efusivo del presidente Sandro Pertini en el palco. Alemania intentó pero no pudo, y en un contraataque, como fue contra Argentina, Italia lapidó con Altobelli, que había entrado a los 7 minutos por Graziani, para el tercero. El descuento de Paul Breitner sólo decoró el 3-1 final. Y contra cualquier pronóstico, profesional o amateur, era Italia el que levantaba, en las manos de su longevo capitán Dino Zoff, la Copa del Mundo por tercera ocasión, tras la leyenda del 34 y 38. Un campeón deslucido, que desentonó con otro de los mejores Mundiales de la historia.
La Madre Patria de la Argentina había recibido la sede junto con las del 74 (Alemania) y 78 (Argentina), y en pleno proceso de la salida de la dictadura de Francisco Franco, preparó con todo su Mundial, con 17 estadios, nuevas comunicaciones e infraestructura y mucho fervor en su gente. Al gran calor de la península llegaron 22 selecciones, aparte del local y la Argentina campeona de César Menotti. La gran tarea de Túnez e Irán en el 78 convenció a la FIFA de ampliar las plazas para África (dos) y Asia, aunque ésta compitió de nuevo junto a Oceanía. Entre ambas zonas produjeron cuatro de los cinco nuevos: Argelia, Camerún, Kuwait y Nueva Zelanda, que eliminó a China en un desempate. El otro debutante fue Honduras, ganador histórico de la CONCACAF sobre el México de Hugo Sánchez. En tanto, regresó Inglaterra, el subcampeón vigente Holanda quedó al margen con Bélgica y Francia, y otro ausente de peso fue otra vez Uruguay, que venía de llevarse el Mundialito de Montevideo frente a las potencias, sorprendido por el Perú lírico en el propio estadio Centenario. Así, se diagramó una fase de grupos con seis de cuatro, donde los dos primeros avanzarían a otra fase de liguillas, de cuatro de tres, en las que los vencedores irían a las semifinales y a por el título, lo que dejaría lo mejor del torneo.
El 13 de junio, mientras el Papa Juan Pablo II visitaba el país y las tropas nacionales preparaban su rendición en la guerra de las Islas Malvinas, la Selección inauguró el torneo en el Camp Nou de Barcelona contra la respetable Bélgica, en el inicio del Grupo 3. El "Flaco" Menotti continuó su labor seria previa al título del 78, pero ahora con Diego Maradona, reciente campeón con Boca y con 21 años. Sin embargo, Argentina mostró en ese estreno lo que sería luego: un equipo previsible, con fragilidades, incapaz de superar a los grandes. Pese a ser dominador, cayó 1-0 y debió ponerse para golear a Hungría, con los dos primeros goles de Diego en la Copa, y derrotar al retornado El Salvador. Los húngaros registraron la mayor goleada de la historia con su 10- 1 a los centroamericanos, pero de nada les sirvió al quedar afuera con los belgas, primeros de la zona.
El resto de la primera ronda no fue tan atractivo como lo sería después. Italia, con Paolo Rossi recién vuelto de su suspensión por apuestas, sacó tres empates, no pudo con Camerún y pasó por un gol más que los africanos, de gran papel. Argelia imitó a los cameruneses y estuvo a punto de clasificar, pero Alemania y Austria arreglaron marginarlo en el episodio negro del Mundial. Inglaterra y Francia avanzaron sin brillar, España jugó muy mal pero siguió, y el mejor en esta instancia fue Brasil, que con una nueva mentalidad impuesta por Telé Santana y al comando de Zico y sus fantásticos arrasó con sus rivales. Los otros dos sudamericanos, Perú y Chile, fueron barridos a pesar de su potencial.
La gran acción comenzó a verse en la novedosa segunda ronda. Polonia y su ofensiva fue más que la de la Unión Soviética y Bélgica. Alemania apareció con todo para dejar afuera al pobre dueño de casa y a Inglaterra. Francia se copió de Brasil con un juego alto liderado por Platini. Y qué decir de la trilogía Italia-Brasil-Argentina. Tres campeones, uno reinante, la Selección y Maradona atados por una azzurra práctica, luego pasto para la fiera Brasil y finalmente, el destape de Rossi con su triplete para eliminar con infartante 3-2 a los brasileños, los mayores candidatos al título.
A pesar de la decepción por la despedida argentina, España 82 valió la pena seguir viéndolo. En la primera semifinal, Paolo Rossi firmó dos goles más ante Polonia, con quien había igualado a cero en su debut, y llevó a Italia a su primera final tras 12 años. Pero el mejor encuentro de los 52 fue en el Sánchez Pizjuán de Sevilla, donde dos potencias se saludaban. Alemania comenzó arriba, Platini empató para Francia y el 1-1 no se alteró hasta el alargue, más allá de la tremenda entrada del arquero Schumacher al defensor Battiston, que debió ser internado. Los Bleus se pusieron 3-1 en un rato y parecían ir a la final con goles y baile, pero Rummenigge, vuelto de lesión, y Fischer de tijera colocaron un irreal 3-3, un tiempo extra comparable al Italia-Alemania de México 70. Pero aún faltaban los penales, que por primera vez resolvían un mano a mano en los Mundiales. El gran líbero alemán Uli Stielike lo perdió ante Ettori, pero Schumacher contestó con atajadas a los tiros de Six y Bossis. El gigante Hrubesch, el del 1-0 negro a Austria, marcó el 5-4 y los germanos volvían a una final, su segunda en tres ediciones. Francia no pudo ni siquiera consolarse con el tercer puesto, que Polonia le ganó con justicia.
El Santiago Bernabeu de Madrid estaba ocupado de 90.000 personas ese 11 de julio por la noche para la gran final. Dos equipos europeos muy físicos, la defensa de cinco y la eficacia italiana contra la fuerza germana. Comenzaron mejor los de Jupp Derwall, pero a los 23 minutos fue Antonio Cabrini que tuvo la apertura con un penal, que tiró afuera. Sin embargo, tras el reinicio los de Enzo Bearzot marcaron presencia. Tiro libre rápido, centro y Paolo Rossi estaba allí para hacerlo de nuevo a los 56 minutos. Más tarde, Marco Tardelli sacó un bombazo de afuera para el 2-0 y el festejo visiblemente efusivo del presidente Sandro Pertini en el palco. Alemania intentó pero no pudo, y en un contraataque, como fue contra Argentina, Italia lapidó con Altobelli, que había entrado a los 7 minutos por Graziani, para el tercero. El descuento de Paul Breitner sólo decoró el 3-1 final. Y contra cualquier pronóstico, profesional o amateur, era Italia el que levantaba, en las manos de su longevo capitán Dino Zoff, la Copa del Mundo por tercera ocasión, tras la leyenda del 34 y 38. Un campeón deslucido, que desentonó con otro de los mejores Mundiales de la historia.
miércoles, 25 de abril de 2018
RIDÍCULO: ALUMNA SANCIONADA POR NO USAR CORPIÑO
Antes que nada, no estoy a favor de lo impúdico. Pero esto que sucedió con una alumna de un colegio de Villa Urquiza me parece ridículo y hasta irrespetuoso, violatorio de su intimidad. La chica fue apercibida por no usar corpiño bajo su vestimenta colegial, por suerte no le pusieron 15 amonestaciones como en mi época. Ahora, ¿cómo se enteraron de eso? ¿Le revisaron la ropa, se metieron con su intimidad? De última, ¿cuál es el problema si no usa corpiño? Si me dicen que se le ve los senos, bueno, está bien, pero no me parece que pase eso si usa su ropa de colegio. Qué les importa a los directores sus prendas íntimas. Discriminatorio, estúpido, irrelevante. ¿Por qué no se preocupan en la educación, que bastante mal está, en lugar de molestar la intimidad de una mujer? Lamentable.
martes, 24 de abril de 2018
JESÚS, VENCEDOR DE NUESTROS DOLORES
Podría ser una noticia deportiva,como las que a veces escribo aquí. Pero no, es una realidad diaria, eterna. Jesús, Nuestro Dios, creamos o no como siempre digo, es más que cualquier dolor, de cualquier tamaño y gravedad, que podamos padecer en nuestra vida. Es una de las tantas experiencias que como católico, como cristiano mejor dicho, vivo cada día, debido a desajustes anímicos o dolores de otro tipo, por suerte nada grave. Pero Él está ahí, atendiéndome y ayudándome a superar el más alto y granítico escollo. Da seguridad, fortaleza, cambia la oscuridad en claridad, la noche de uno en día, las nieblas, esas indefniniciones tan humanas, en certezas. Jesús venció a la muerte para darnos felicidad. Hoy, también, derrota por goleada a nuestros problemas, aunque los sigamos teniendo. Si pueden, confíen en su presencia, que siempre saldrán victoriosos.
sábado, 21 de abril de 2018
RAREZAS DEL MUNDIAL 78
La hazaña de Cano ante Yugoslavia
El argentino Rubén Cano era una figura en el popular Atlanta desde su debut en 1970, hasta que en 1974 comenzó su vida en españa en el Elche. En 1976 fichó para el Atlético Madrid y, si bien César Menotti lo quiso para la Selección, optó por nacionalizarse y jugar para la roja, dirigida por Ladislao Kubala. El 30 de noviembre de 1977 España debía ganar en Belgrado ante Yugoslavia para ir al Mundial. En un ambiente hostil, el puntero Juanito recibió un botellazo y Pirri fue fracturado. Sin embargo, los españoles no se achicaron y Rubén Cano, a los 71 minutos, marcó el gol del 1-0 y la vuelta de su país adoptivo a la Copa del Mundo tras 12 años.
Bolivia cerca del Mundial
Sudamérica tuvo un nuevo formato de eliminatoria, donde los ganadores de los tradicionales tres grupos iban a una liguilla final en Colombia. Uno de ellos fue Bolivia, que bajó al mismísimo Uruguay pero luego fue barrido con Brasil y Perú. Entonces contó con la chance de un repechaje con Hungría, vencedor del 9 europeo. Los magiares arrasaron con los del Altiplano 6-0 y 3-2 y así fueron los primeros rivales de Argentina.
No a Diego
Fue una de las anécdotas más recordadas del 78, antes del título mismo de Argentina. El chico Diego Maradona, de las inferiores de Argentinos Juniors, era con sólo 17 años más que una promesa, incluso había debutado con la Selección un año atrás. Sin embargo, el técnico César Menotti resolvió poco antes del inicio de la Copa dejarlo afuera de la lista de 22 futbolistas, junto a Víctor Bottaniz (Unión de Santa Fe) y Humberto Bravo (Talleres de Córdoba). lo que hubiera sido Diego con Kempes, Luque y compañía en el Mundial. Igual habría tiempo para que el 10 tuviera la gloria.
El Beto duró poco
Norberto Alonso sí era uno de los grandes nombres del plantel argentino. El mediocampista de River sin embargo era suplente. Contra Hungría, cuando el partido estaba 1-1 y complicado, ingresó por José Valencia a los 74 minutos. Lo mismo ante Francia, a los 64, otra vez por el de Talleres. Pero seis minutos después, como no había precalentado, se desgarró y debió ser cambiado por Oscar Ortiz. Reapareció en la segunda fase contra Brasil ingresando por el mismo Ortiz a los 61. En total, el Beto jugó 50 minutos, aún así, fue tan campeón mundial como los otros 21.
Los pozos del Minella
El estadio José María Minella de Mar del Plata, uno de los tres nuevos junto al de Córdoba y al de Mendoza, albergó su primer partido mundialista el 2 de junio entre Italia y Francia. Extrañamente, tras el encuentro el terreno quedó en mal estado, con muchos pozos que condicionaron los demás encuentros, como el España-Brasil.
El penal contra Francia y arquero golpeado
En su segundo partido, Argentina enfrentó a Francia. A los 45 minutos, el gran líbero galo Marius Trésor cometió mano, pero el árbitro suizo Jean Dubach dudó. consultó entonces al juez de línea, un rato largo, hasta que volvió y señaló el penal. Es que no había VAR entonces. Por otro lado, en el complemento, el arquero francés Jean Bertrand-Demanes se golpeó su cabeza contra un poste tras una atajada y tuvo que ser reemplazado por Dominique Baratelli.
Kimberley jugó para Francia
Otra famosa. El 10 de junio en Mar del Plata, Francia debía enfrentar a Hungría en el cierre del Grupo 1, ambos ya afuera. Como los galos tenían camiseta azul y los húngaros roja, la FIFA estableció que uno de las dos tenía que usar blanca, para mejor vista de quienes contaran con televisor en blanco y negro. El utilero francés Hénri Patrelle se olvidó del detalle y llevó blancas, justo la que tenían los magiares. Los franceses pensaron en no presentarse al no tener una camiseta oscura. Entonces recurrieron a las del popular club local Kimberley, blanca y verde a bastones. La rareza les dio suerte y ganaron 3-1. Así que los hinchas del "dragón verde" se jactaron para siempre de contar en su once con Platini, Six, Rocheteau y de jugar el Mundial. La camiseta número 5, de François Bracci, está en exhibición en el museo de la fifa.
La proeza de Túnez
El 2 de junio, el mismo día que Argentina debutó, Túnez sorprendió al mundo. Como lo había hecho en 1977, cuando eliminó a Egipto y llegó a su primer Mundial, en el que comenzó en Rosario contra México. Los aztecas, cuyo técnico José Roca estaba casi seguro de clasificarse, empezaron ganando sobre el cierre del
primer tiempo con un penal de Vázquez Ayala. Pero en el complemento, los tunecinos marcaron tres goles, fueron superiores y obtuvieron el primer triunfo para África, lo que luego derivó en el aumento de plazas a dos para España 82. Pero no se quedaron ahí: le hicieron fuerza a Polonia, que los derrotó por la mínima con esfuerzo, y sobre todo amargaron al campeón Alemania, al que le sacaron un 0-0 que pudo ahber sido triunfo.
El gol que no le cobraron a Brasil
Es cierto que Brasil dejó una pobre imagen en Argentina 78. Pero también que fue perjudicado en su debut con Suecia en Mar del Plata. Con el encuentro 1-1, en la última jugada el lateral Nelinho tiró un córner. Con la pelota en el aire, al árbitro galés Clive Thomas se le ocurrió terminar el partido. Zico cabeceó y marcó el 2-1, pero no valió. Los sudamericanos presentaron una protesta ante la FIFA, pero no prosperó y se quedaron con mediocre igualdad.
El gol que erró Cardeñosa ante Brasil
En el siguiente partido, también en Mar del Plata, Brasil se la jugaba con España, derrotado por Austria en su estreno. Promediando el segundo tiempo, un mal despeje brasileño le dejó la pelota servida para el gol al delantero Julio Cardeñosa, solo con el arco. Por el mal estado del campo del Minella, Cardeñosa tardó en acomodarse para tirar, y cuando pudo hacerlo, el zaguero Amaral se cruzó y salvó el que hubiera sido el triunfo de la roja y la casi eliminación de Brasil. El encuentro terminó sin goles.
Un escocés muy creído
El entrenador escocés Alistair MacLeod se había envalentonado diciendo, un mes antes del Mundial, que él era el mejor técnico del mundo y su país sería campeón. Escocia integró el Grupo 4, donde perdió con Perú 1-3 y erró un penal, igualó con Irán 1-1 (gol de un iraní en contra) y le ganó a Holanda 3-2, pero quedó afuera. Además, su puntero Willie Johnston dio positivo un control antidóping.¿Qué habrá dicho McLeod después?
El gol 1000
Fue el 11 de junio en ese partido Escocia-Holanda, en el Malvinas Argentinas de Mendoza. A los 34 minutos del primer tiempo, el árbitro austríaco Erich Linemayr sancionó penal para la naranja que Rob Rensenbrink transformó en el gol número 1000 de los Mundiales. De poco le sirvió, ya que cayeron 3-2 aunque igual fueron a la siguiente fase y luego, a la final con Argentina. Sí, ahí donde Rensenbrink remató en el poste a los 90 minutos y perdió el gol del título.
Italia muy cansado
Fue muy raro, pero en varios encuentros Italia se quedó sin resto físico. Por lo que en la segunda ronda ganó con susto ante Austria y contra Holanda, tras ir 1-0, fue superado 2-1 con facilidad pasmosa y marginado de la final.
Austria gana el clásico chico
En el cierre de ese grupo A de la segunda fase, Alemania y Austria jugaban un pequeño clásico por la lengua alemana. Los germanos tenían que golear para ir a la final a defender su título, los austríacos sólo cumplían. Hacía 47 años que no le podían ganar a los teutones. A los 88 minutos, con el partido 2-2, el gran delantero Johan Krankl se mandó excelente jugada personal, eludió a dos defensores y con fenomenal zurdazo marcó el 3-2 triunfal, que se celebró en el centro de Viena como un título del mundo.
Kempes arquero y el penal de Deyna
Argentina arrancó la segunda fase en la cancha de Rosario Central jugando con Polonia. Kempes inauguró el marcador a los 16 minutos. A los 39, el goleador polaco Grzegorz Lato recogió un rebote y tiró al arco vacío, pero el "Matador" se estiró y la atajó con la mano. Penal que hoy sería expulsión, que Kazimierz Deyna ejecutó débil y Fillol se lo atajó. Luego la Selección ganó con otro golazo de Mario.
Muchos tiros en el palo
Tremendo como curioso récord aconteció en el Brasil-Polonia de la última fecha del grupo de Argentina. Con el partido 1-1, a los 57 minutos hubo dos tiros en el poste polaco y Roberto Dinamita marcó el desnivel. Y seis después, en acción parecida se registraron tres remates a los postes. Roberto recogió el tercer rebote y volvió a conquistar el gol para el 3-1 final.
Rivelino enojado con el mundo
En el tercer puesto ante Italia, Roberto Rivelino ingresó faltando 26 minutos para despedirse de los Mundiales, tras tres apariciones. La despedida no fue muy feliz: el 11 tuvo líos con los rivales, algunos compañeros, el árbitro, el público del Monumental y hasta con él mismo. Igual, Brasil ganó 2-1.
Final con demora
La final entre Argentina y Holanda debía comenzar a las 15 horas en punto, pero se demoró diez minutos, ya que fue el tiempo que necesitó el hábil holandés René Van der Kerkhof para que le fuera quitada una venda de su muñeca lesionada hace poco.
Argentina campeón sin ayudas
Para cerrar, una consideración importante. Argentina fue campeón absolutamente legítimo. NO hay pruebas fehacientes del supuesto arreglo del 6-0 a Perú, se dice y se escribe mucho sin una verdad indiscutible. De última, si la Selección tuviera todo arreglado para ser campeón, no hubiera sufrido la pelota de Rensenbrink en el palo en la final. No creemos que al puntero naranja le dieran dinero para estrellar solo ante Fillol el título para su país en el poste.
El argentino Rubén Cano era una figura en el popular Atlanta desde su debut en 1970, hasta que en 1974 comenzó su vida en españa en el Elche. En 1976 fichó para el Atlético Madrid y, si bien César Menotti lo quiso para la Selección, optó por nacionalizarse y jugar para la roja, dirigida por Ladislao Kubala. El 30 de noviembre de 1977 España debía ganar en Belgrado ante Yugoslavia para ir al Mundial. En un ambiente hostil, el puntero Juanito recibió un botellazo y Pirri fue fracturado. Sin embargo, los españoles no se achicaron y Rubén Cano, a los 71 minutos, marcó el gol del 1-0 y la vuelta de su país adoptivo a la Copa del Mundo tras 12 años.
Bolivia cerca del Mundial
Sudamérica tuvo un nuevo formato de eliminatoria, donde los ganadores de los tradicionales tres grupos iban a una liguilla final en Colombia. Uno de ellos fue Bolivia, que bajó al mismísimo Uruguay pero luego fue barrido con Brasil y Perú. Entonces contó con la chance de un repechaje con Hungría, vencedor del 9 europeo. Los magiares arrasaron con los del Altiplano 6-0 y 3-2 y así fueron los primeros rivales de Argentina.
No a Diego
Fue una de las anécdotas más recordadas del 78, antes del título mismo de Argentina. El chico Diego Maradona, de las inferiores de Argentinos Juniors, era con sólo 17 años más que una promesa, incluso había debutado con la Selección un año atrás. Sin embargo, el técnico César Menotti resolvió poco antes del inicio de la Copa dejarlo afuera de la lista de 22 futbolistas, junto a Víctor Bottaniz (Unión de Santa Fe) y Humberto Bravo (Talleres de Córdoba). lo que hubiera sido Diego con Kempes, Luque y compañía en el Mundial. Igual habría tiempo para que el 10 tuviera la gloria.
El Beto duró poco
Norberto Alonso sí era uno de los grandes nombres del plantel argentino. El mediocampista de River sin embargo era suplente. Contra Hungría, cuando el partido estaba 1-1 y complicado, ingresó por José Valencia a los 74 minutos. Lo mismo ante Francia, a los 64, otra vez por el de Talleres. Pero seis minutos después, como no había precalentado, se desgarró y debió ser cambiado por Oscar Ortiz. Reapareció en la segunda fase contra Brasil ingresando por el mismo Ortiz a los 61. En total, el Beto jugó 50 minutos, aún así, fue tan campeón mundial como los otros 21.
Los pozos del Minella
El estadio José María Minella de Mar del Plata, uno de los tres nuevos junto al de Córdoba y al de Mendoza, albergó su primer partido mundialista el 2 de junio entre Italia y Francia. Extrañamente, tras el encuentro el terreno quedó en mal estado, con muchos pozos que condicionaron los demás encuentros, como el España-Brasil.
El penal contra Francia y arquero golpeado
En su segundo partido, Argentina enfrentó a Francia. A los 45 minutos, el gran líbero galo Marius Trésor cometió mano, pero el árbitro suizo Jean Dubach dudó. consultó entonces al juez de línea, un rato largo, hasta que volvió y señaló el penal. Es que no había VAR entonces. Por otro lado, en el complemento, el arquero francés Jean Bertrand-Demanes se golpeó su cabeza contra un poste tras una atajada y tuvo que ser reemplazado por Dominique Baratelli.
Kimberley jugó para Francia
Otra famosa. El 10 de junio en Mar del Plata, Francia debía enfrentar a Hungría en el cierre del Grupo 1, ambos ya afuera. Como los galos tenían camiseta azul y los húngaros roja, la FIFA estableció que uno de las dos tenía que usar blanca, para mejor vista de quienes contaran con televisor en blanco y negro. El utilero francés Hénri Patrelle se olvidó del detalle y llevó blancas, justo la que tenían los magiares. Los franceses pensaron en no presentarse al no tener una camiseta oscura. Entonces recurrieron a las del popular club local Kimberley, blanca y verde a bastones. La rareza les dio suerte y ganaron 3-1. Así que los hinchas del "dragón verde" se jactaron para siempre de contar en su once con Platini, Six, Rocheteau y de jugar el Mundial. La camiseta número 5, de François Bracci, está en exhibición en el museo de la fifa.
La proeza de Túnez
El 2 de junio, el mismo día que Argentina debutó, Túnez sorprendió al mundo. Como lo había hecho en 1977, cuando eliminó a Egipto y llegó a su primer Mundial, en el que comenzó en Rosario contra México. Los aztecas, cuyo técnico José Roca estaba casi seguro de clasificarse, empezaron ganando sobre el cierre del
primer tiempo con un penal de Vázquez Ayala. Pero en el complemento, los tunecinos marcaron tres goles, fueron superiores y obtuvieron el primer triunfo para África, lo que luego derivó en el aumento de plazas a dos para España 82. Pero no se quedaron ahí: le hicieron fuerza a Polonia, que los derrotó por la mínima con esfuerzo, y sobre todo amargaron al campeón Alemania, al que le sacaron un 0-0 que pudo ahber sido triunfo.
El gol que no le cobraron a Brasil
Es cierto que Brasil dejó una pobre imagen en Argentina 78. Pero también que fue perjudicado en su debut con Suecia en Mar del Plata. Con el encuentro 1-1, en la última jugada el lateral Nelinho tiró un córner. Con la pelota en el aire, al árbitro galés Clive Thomas se le ocurrió terminar el partido. Zico cabeceó y marcó el 2-1, pero no valió. Los sudamericanos presentaron una protesta ante la FIFA, pero no prosperó y se quedaron con mediocre igualdad.
El gol que erró Cardeñosa ante Brasil
En el siguiente partido, también en Mar del Plata, Brasil se la jugaba con España, derrotado por Austria en su estreno. Promediando el segundo tiempo, un mal despeje brasileño le dejó la pelota servida para el gol al delantero Julio Cardeñosa, solo con el arco. Por el mal estado del campo del Minella, Cardeñosa tardó en acomodarse para tirar, y cuando pudo hacerlo, el zaguero Amaral se cruzó y salvó el que hubiera sido el triunfo de la roja y la casi eliminación de Brasil. El encuentro terminó sin goles.
Un escocés muy creído
El entrenador escocés Alistair MacLeod se había envalentonado diciendo, un mes antes del Mundial, que él era el mejor técnico del mundo y su país sería campeón. Escocia integró el Grupo 4, donde perdió con Perú 1-3 y erró un penal, igualó con Irán 1-1 (gol de un iraní en contra) y le ganó a Holanda 3-2, pero quedó afuera. Además, su puntero Willie Johnston dio positivo un control antidóping.¿Qué habrá dicho McLeod después?
El gol 1000
Fue el 11 de junio en ese partido Escocia-Holanda, en el Malvinas Argentinas de Mendoza. A los 34 minutos del primer tiempo, el árbitro austríaco Erich Linemayr sancionó penal para la naranja que Rob Rensenbrink transformó en el gol número 1000 de los Mundiales. De poco le sirvió, ya que cayeron 3-2 aunque igual fueron a la siguiente fase y luego, a la final con Argentina. Sí, ahí donde Rensenbrink remató en el poste a los 90 minutos y perdió el gol del título.
Italia muy cansado
Fue muy raro, pero en varios encuentros Italia se quedó sin resto físico. Por lo que en la segunda ronda ganó con susto ante Austria y contra Holanda, tras ir 1-0, fue superado 2-1 con facilidad pasmosa y marginado de la final.
Austria gana el clásico chico
En el cierre de ese grupo A de la segunda fase, Alemania y Austria jugaban un pequeño clásico por la lengua alemana. Los germanos tenían que golear para ir a la final a defender su título, los austríacos sólo cumplían. Hacía 47 años que no le podían ganar a los teutones. A los 88 minutos, con el partido 2-2, el gran delantero Johan Krankl se mandó excelente jugada personal, eludió a dos defensores y con fenomenal zurdazo marcó el 3-2 triunfal, que se celebró en el centro de Viena como un título del mundo.
Kempes arquero y el penal de Deyna
Argentina arrancó la segunda fase en la cancha de Rosario Central jugando con Polonia. Kempes inauguró el marcador a los 16 minutos. A los 39, el goleador polaco Grzegorz Lato recogió un rebote y tiró al arco vacío, pero el "Matador" se estiró y la atajó con la mano. Penal que hoy sería expulsión, que Kazimierz Deyna ejecutó débil y Fillol se lo atajó. Luego la Selección ganó con otro golazo de Mario.
Muchos tiros en el palo
Tremendo como curioso récord aconteció en el Brasil-Polonia de la última fecha del grupo de Argentina. Con el partido 1-1, a los 57 minutos hubo dos tiros en el poste polaco y Roberto Dinamita marcó el desnivel. Y seis después, en acción parecida se registraron tres remates a los postes. Roberto recogió el tercer rebote y volvió a conquistar el gol para el 3-1 final.
Rivelino enojado con el mundo
En el tercer puesto ante Italia, Roberto Rivelino ingresó faltando 26 minutos para despedirse de los Mundiales, tras tres apariciones. La despedida no fue muy feliz: el 11 tuvo líos con los rivales, algunos compañeros, el árbitro, el público del Monumental y hasta con él mismo. Igual, Brasil ganó 2-1.
Final con demora
La final entre Argentina y Holanda debía comenzar a las 15 horas en punto, pero se demoró diez minutos, ya que fue el tiempo que necesitó el hábil holandés René Van der Kerkhof para que le fuera quitada una venda de su muñeca lesionada hace poco.
Argentina campeón sin ayudas
Para cerrar, una consideración importante. Argentina fue campeón absolutamente legítimo. NO hay pruebas fehacientes del supuesto arreglo del 6-0 a Perú, se dice y se escribe mucho sin una verdad indiscutible. De última, si la Selección tuviera todo arreglado para ser campeón, no hubiera sufrido la pelota de Rensenbrink en el palo en la final. No creemos que al puntero naranja le dieran dinero para estrellar solo ante Fillol el título para su país en el poste.
HISTORIA MUNDIAL: ARGENTINA 78
Así vivió José María Muñoz los goles del título ante Holanda
Como Brasil en los 50, la selección de Argentina venía para 1978 de fracaso en fracaso. Rápidas eliminaciones en el 62 y 66, escándalo en Wembley, no ir al 70, el papelón con Holanda del 74. Pero se hizo de abajo por primera vez en tanto tiempo, y por fin obtuvo el mayor logro de un país en fútbol: el Mundial. Un Mundial que realizó en su propia tierra, salpicada con el terror de la dictadura que inoportunamente se entrometió en él. Pero no por eso deja de ser una página brillante de la historia albiceleste.
Argentina había sido designado sede, por fin tras tantos intentos, en 1966, cuando en Londres la FIFA también adjudicó las de Alemania 74 y españa 82. Todo venía bien, con el apoyo del gobierno de Juan Domingo Perón, hasta que la irrupción militar cargó la Copa del Mundo de política y estado, si es que había estado. Organismos de derechos humanos sabían lo que sucedía en nuestro país y comenzaron la llamada "campaña antiargentina", que incluyó jugadores como el mismísimo Johan Cruyff, que se negó a viajar con Holanda. Pero los responsables de llevar adelante el Mundial crearon el Ente Autárquico Mundial 78 (EAM 78), construyeron nuevos estadios en Córdoba, Mendoza y el Minella de Mar del Plata, refaccionaron el Monumental de River Plate y el José Amalfitani, y hasta levantaron una planta transmisora de televisión a color, tecnología reciente que sin embargo no llegó a la gente, sólo al mundo. Todo muy lindo, prolijo, limpio, para no dejar sospechas de negrura.
En ese feo marco, igual Argentina 78 fue un gran torneo. Los 16 países fueron con sus figuras, hubo muy buenos partidos, mucha emoción y varios matices. El sistema de competencia era el del 74, con los ocho clasificados de la primera fase divididos en dos grupos y con el ganador a la final. Las eliminatorias superaron por primera vez los 100 inscriptos y, como siempre, dieron qué hablar. Italia eliminó a Inglaterra por diferencia de gol, regresaron Francia y España, éste con un decisivo gol del argentino ex Atlanta Rubén Cano a Yugoslavia, y Uruguay conocía el subsuelo al no poder con Venezuela y Bolivia, luego derrotado por Brasil y Perú en novedoso minitorneo en Colombia. México volvió tras su caída del 74 y África y Asia trajeron dos nuevos: Túnez e Irán, quienes también harían su ruido.
La inauguración, con mucho tinte militar como cada símbolo del Mundial, fue el 1 de junio en el Monumental, donde el campeón vigente Alemania Federal jugó muy mal y Polonia le sacó un 0-0. Pero el día clave para el país era el siguiente, el 2 en el mismo escenario, atiborrado de 77.000 personas y lluvia de papelitos (costumbre recién iniciada) para alentar al equipo local contra Hungría. La Selección se había preparado en serio, al comando de César Luis Menotti, que desde 1974 había llevado adelante un inédito proyecto a largo plazo que revolucionó la historia del fútbol argentino, convocando gente del interior, haciendo amistosos en el país y afuera con grandes equipos, entrenamientos de lo más concienzudos. Y tras un mal comienzo, perdiendo a los 10 minutos, Leopoldo Luqe empató cinco después, y luego de mucho batallar, Ricardo Daniel Bertoni logró a los 83 el ansiado triunfo. Otra victoria sobre la potente Francia de Platini dio el pase a la segunda ronda, a pesar de caer en el cierre con una reinventada Italia y su dúo Paolo Rossi-Bettega.
Los otros grupos tuvieron clasificados lógicos, pero mucho drama. Alemania comenzó a dejar mala imagen al pasar con goleada a México pero con un deshonroso 0-0 ante Túnez, que dio la nota al batir a los aztecas en Rosario, primer éxito africano en la Copa. Polonia fue quien ganó ese Grupo 2 que también se disputó en el nuevo estadio de Córdoba, hoy el Mario Kempes. Otro que ofreció pobreza fue el Brasil de Claudio Coutinho, que con un insoportable tacticismo casi queda afuera en Mar del Plata ante españa, aunque al final venció al retornado Austria, con quien pasó. Y en el 4 en Mendoza y Córdoba, Holanda no tenía a Cruyff pero se las arregló para ser escolta de un genial Perú, vencedor de escocia e Irán con los goles de Teófilo Cubillas.
En la siguiente fase se destaparon los que fueron finalistas. Argentina y Holanda no habían convencido, pero arrasaron en sus grupos. La naranja goleó a Austria y superó a una Italia con problemas físicos. La Selección se trasladó a Rosario, donde tras vencer a los polacos y no poder con Brasil llegó a la última jornada igualado con los brasileños, pero con peor saldo de goles. Como los de Coutinho batieron 3-1 a Polonia, Argentina debía hacerle cuatro goles a Perú. Mucho se dijo y escribió de ese partido. La realidad fue que ese 21 de junio en el Gigante Lisandro de la Torre de Rosario, los incaicos tuvieron dos chances clarísimas antes de los 10 minutos: un tiro de Muñante en el palo y Oblitas que solo ante Ubaldo Fillol la tiró afuera. Y la realidad fue que luego, la albiceleste desplegó un fútbol potente y eficaz. Entre Mario Kempes, autor del 2-0 a Polonia, Luque y el resto lograron el 6-0 que les dio el pasaje a la segunda final para el equipo, tras la de Uruguay 30. Brasil se tuvo que conformar con un tercer puesto ante Italia.
Y el 25 de junio, gris, con gotas de lluvia, la gente llenó el Monumental para ver un posible triunfo de un once que venía en alza. Pero Holanda le planteó mucha dureza, tanto en algo de pierna fuerte como en el juego mismo. Kempes apareció como en los partidos anteriores y fue quien abrió el marcador a los 38 minutos, definiendo a pesar de resbalarse ante el veterano Jongbloed. Todo iba bien hasta que un mal pase de Alberto Tarantini originó el empate del suplente Nanninga, a ocho minutos del final. Holanda fue por más y a pocos segundos de terminar, Rensenbrink recibió solo ante Fillol y su tiro dio en el palo. Dios fue argentino: el 1-1 llevó al alargue, y en él los de Menotti volvieron en sí, primero con una dramática definición de Kempes, que tras rebote en el arquero la empujó a la red justo antes que llegara un defensor. Y el corolario perfecto, el tercero, en un ataque desde el área propia que terminó en gol de Bertoni. La alegría, la emoción, el bullicio, los papelitos, los abrazos, la Copa eran realidad. Tanto, sí, como lo que sucedía con las desapariciones, torturas, muertes y demás. Pero es injusto ensuciar al campeón con la oscuridad del momento. Argentina, por fin, culminaba un proceso limpio, serio y brillante que le dio su hora más gloriosa: recibirse de campeón mundial.
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