jueves, 18 de octubre de 2018

NADIE QUIERE NO TENER RAZÓN

Cada día es más difícil, se va tornando imposible, que una persona se digne a reconocer errores, defectos, ni hablar pecados. En esta sociedad y en el mundo. Nadie quiere no tener razón, todos buscamos la vuelta, el recoveco, para quedar bien parados. Porque creemos que vamos a quedar bien parados justificando lo injustificable, sosteniendo lo insostenible. "Nooo, mirá si yo voy a estar equivocado, no, yo soy perfecto, soy Dios más o menos", piensa estúpidamente uno. No señores, estamos equivocados, no tenemos razón en ciertas cosas. Aflojemos, como se suele decir, y rebajémonos a la humildad, como el mismísimo Jesús lo hizo, y no se le cayó la vestidura por eso. Si sos humilde, si reconocés lo que hacés mal, no sólo vas a estar bien parado, sino que los demás te van a mirar bien. Ahora, si querés seguir sosteniendo que sos perfecto, vas a perder. No tengamos razón porque sí, sino porque las cosas son ciertas. Y si no lo son, aceptémoslo. Porque si no, terminamos como estos días, chocando y dañándonos todo el tiempo.

HISTORIAS DE MIS 15: GRIPE INOPORTUNA

Esas anginas que el 25 de junio padecía mirando la final de la Eurocopa entre Holanda y la URSS derivaron en una fuerte gripe, que primero se acentuó ese sábado a la noche, cuando tuve que ir a la cama; allí comí pizza casera mientras miraba un triunfo de Los Pumas sobre Francia. Y a partir de ahí me sentí pésimo: una semana con fiebre alta, dolores, gran embotamiento y algo mareado, me costaba caminar para ir al baño. Después de los remedios y demás curaciones, recién los primeros días de julio pude salir a tomar aire al fondo, y esa misma semana fui con lo justo a rendir al recuperatorio de mitad de año del secundario en el Güemes. Me mató, una gripe larga e inoportuna, casi me deja afuera del examen. Casi lo único negativo del año.

domingo, 14 de octubre de 2018

VERGÜENZA: LA VIDA DE LA MUJER EN ARABIA SAUDITA

Así como lo que antes publiqué de Swazilandia, lo de las mujeres en Arabia Saudita es una de prehistoria, pero lamentablemente real. Lean por favor la
estupidez en que la sociedad saudita las tiene atrapadas, por lo que llevan una vida de restricciones, casi de servidumbre, que no se puede justificar ni con la religión.

1. Tienen un tutor

Las mujeres de Arabia Saudí son tratadas, prácticamente, como menores de edad durante toda su vida. Están obligadas a tener un guardián para siempre: un
hombre que se haga cargo de ellas y que tome absolutamente todas sus decisiones. Ellos lo llaman «mahram», una especie de tutor que las maneja a su antojo
y que actúa como su dueño, como un amo.

Suelen ser sus maridos, sus hermanos o sus padres y sin ellos no pueden ni siquiera salir de casa. Tampoco pueden ir a la compra o ser operadas de urgencia
sin su consentimiento y acompañamiento, ya que si caminan solas por la calle pueden ser agredidas y violadas. Parece algo exagerado, pero su realidad es
así de cruda. Es su castigo por no obedecer, por no someterse a las decisiones de un hombre que opera por ella.

2. No pueden manejar

No existe una ley que impida conducir a las mujeres de manera directa, pero sí es cierto que la doctrina religiosa wahabí contempla su prohibición. Se
trata de una de las vertientes más radicales del islam, que asegura que el hecho de que las mujeres sauditas se pongan al volante quebranta los valores
sociales de la humanidad.

3. Restricciones para estudiar, trabajar y votar

Las mujeres sauditas pueden estudiar, siempre y cuando cuenten con el permiso de su tutor o guardián, y siempre que elijan una carrera universitaria que
se les permita cursar. No pueden acceder libremente al catálogo de estudios, como cualquier hombre de su país; porque, al mismo tiempo, tampoco pueden
ocupar cualquier puesto de trabajo para el que estén capacitadas.

A su vez, también cuentan con dificultades durante su desarrollo educativo. Si sus docentes son hombres, tal y como ocurre en la mayoría de ocasiones,
las clases han de ser impartidas por videoconferencia ya que apenas pueden tener contacto directo con el género masculino (aunque parezca una broma, uno
de los motivos por los que las mujeres no pueden conducir es por evitar que se vean en la obligación de interactuar con otros hombres en el caso de que
el vehículo se averíe).

En cuanto a la posibilidad de votar siendo mujer en Arabia Saudí, hay buenas noticias. El sufragio femenino existe en el país de Oriente Medio desde hace
aproximadamente un año y medio, por lo que las mujeres sauditas pueden acudir a los colegios electorales y ejercer su derecho al voto, aunque siempre acompañadas
por su tutor.

4. Ropa

No hay mucho donde elegir en este caso. Cualquier parte de su cuerpo, excepto su rostro y sus manos, está prohibida ser mostrada. Enseñar sus piernas o
su pelo en Arabia Saudí es algo parecido a ir desnudo en occidente, pero con peores consecuencias. Es por ello por lo que las mujeres sauditas deben llevar
un hijab y un abaya, ambos negros. De ningún otro color.

El hijab es un velo que cubre toda la cabeza, a excepción de los ojos, y parte del cuello y del torso; mientras que el abaya es una especie de túnica de
color negra. Por supuesto, las mujeres tienen estrictamente prohibido maquillarse o mostrar su belleza, ya que ambas circunstancias sirven de excusa para
ser violadas o agredidas, acusadas de ser prostitutas.

5. Otras prohibiciones

En Arabia Saudí las mujeres no pueden probarse ropa en una tienda, o utilizar la piscina o el spa en un hotel. Tampoco pueden viajar sin autorización previa
de su tutor o abrir una cuenta bancaria sin el permiso de su cónyuge. Tienen prohibido acceder a un camposanto, adquirir una muñeca o leer una revista
femenina. Su declaración ante un juez vale exactamente la mitad que la de un hombre, y en algunos edificios públicos tienen una entrada específicamente
para ellas. También existen playas o parques a los que solo pueden acceder hombres.

Todo escrito. Agrego: menos mal que vivimos en Argentina.

Fuente: Los Replicantes (España), 2017

PARA LA FIFA, EL FUTSAL GANÓ 11- 2

Una curiosidad como error inaceptable de un organismo como la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) se dio este sábado por la noche. La entidad publicó la ficha del encuentro de futsal que por los Juegos Olímpicos de la Juventud Argentina le ganó 12- 2 a Panamá con un goleador menos. Aunque marcó correctamente el resultado, en la línea de goles marcados no contó el último de Santiago Rufino, el decimosegundo nacional. Como tuve que cubrir el match para Tribunero.com, estuve hasta tarde refrescando (como se dice en términos de computación) la página, pero los responsables no la corrigieron. Lo importante que es seguir a nuestra revista...

Vean la ficha de la FIFA de Argentina-Panamá:




sábado, 13 de octubre de 2018

REY CAMBIÓ NOMBRE A PAÍS AFRICANO

Hay cosas que parecen sólo de película, o de otro milenio, pero en este mundo y en este siglo XXI siguen pasando. Como que un país africano cambió su nombre porque a su autoridad máxima, un rey, se le dio la gana. Es el caso de Swazilandia, situado en el sur de África, limítrofe con Sudáfrica, que este 2018 celebró 50 años de su independencia del Reino Unido, una de las tantas ex colonias europeas en el continente. De regalo, el rey Mswati III, que dirige el lugar desde nada menos que 1986, dispuso cambiarle el nombre a Reino de Eswatini, con el que lo conocen los swazis, la tribu mayoritaria que compone la nación. Una nación de las más pobres no sólo de Africa sino del mundo, entre el hambre, las enfermedades infecciosas y el SIDA, dependiente de Sudáfrica en su economía. Mientras, el susodicho se da la gran vida a costa del atribulado pueblo, todos los lujos posibles, hasta renombrar a su propio hogar. Imaginen si al divino Mauricio Macri, otro rey pero más criollo, se le da por poner nuevo nombre a nuestra Argentina, que no está muy lejos de la pobreza swazi. Insólito, pero real. Tanto como Mswati III, el rey de Eswatini.

viernes, 12 de octubre de 2018

HISTORIAS DE MIS 15: LA EUROCOPA POR PRIMERA VEZ



Video del recorrido de Holanda, inolvidable campeón de la Euro 88

Otro gran hecho deportivo el torneo de fútbol más importante de Europa, que viví por primera vez este 1988 por TV, aunque recién me enganché al final de la primera fase. Me acuerdo varios partidos, la camiseta color salmón de Holanda, mi simpatía por Irlanda, las transmisiones con relator español, notas en la revista El Gráfico y la final Holanda-URSS el 25 de junio, que vi en el comedor de casa, mientras tomaba jugo Mocoretá lima-limón y comenzaba a sentir anginas.

EXIGENCIA SÍ, INSOLENCIA JAMÁS

Muchísimas veces, tanto en el ambiente familiar como más en el docente, se cree, erróneamente, que con la insolencia se endereza a alguien. El grito, el maldito hostigamiento, a veces con malas palabras, es una práctica de lo más cruel y perversa, peor cuando algún estúpido de los que abundan en esta sociedad lo justifica. "Y, es la única forma de que entienda", o "lo voy a sacar bueno", dicen estúpidamente. O sea, la agresión como modalidad de aprendizaje. Está bueno, es necesario, que si uno le enseña al otro lo exija, lo "empuje" en el buen sentido, no en el otro, para que avance. Pero jamás la insolencia. Porque la insolencia es insolencia, es agresión, es maldad, no técnica, no un camino, una herramienta. Es insolencia y nada más. Esa insolencia que nace de la soberbia, la soberbia que muchos profesionales (como me ha tocado sufrir)tienen y gustan de hacer sentir. Esa soberbia e insolencia, maldad en resumen, que jamás debemos hacer caso. Si un superior es insolente con nosotros, afuera. Porque así nunca vamos a aprender nada.