El clásico de fin de año que conocí ese tercero. A modo de recuerdo, nos firmábamos las libretas con mensajes de todo tipo, hasta amorosos. Yo lo hice y también recibí de la mayoría.
Inolvidable la de Leandro para conmigo: “Estoy cansado de EXPLICARTE INGLES, y si no me aumentás el sueldo en la Carpeta General lo vas a lamentar”. El de Pezzolo, que me decía de todo y terminaba “cómo te quiero, Diego”. El de Tozzoli, el más sincero, que hablaba de nuestra amistad “hace 9 meses”. Y el de Nancy, de quien estaba enamorado como conté, que con muchas faltas de ortografía puso cosas lindas con las que me enamoré de ella. También recuerdo las de Capra, Dib, Toledo, Patricia Ramos, Solé, Wartanian, Loreley Long, Iermito, Taltabul, Alberdi, Macías y Cristian Rodríguez.
Bienvenidos a Así Es La Vida, un blog de todo un poco, una charla con un amigo, sin tiempo ni espacio, sin intereses, sin estructuras. El caminar de un ciudadano por la vida. Dedicado a mi madre Anita.
viernes, 28 de diciembre de 2018
miércoles, 26 de diciembre de 2018
A 40 AÑOS DEL PRIMER RALLY DAKAR
Video: el primer Dakar en el 78/79
Ustedes ya conocen, incluso por haber seguido este blog, sobre el Rally Dakar, su historia, sus leyendas. Pero no muchos recuerdan su comienzo. Justamente hoy, llegando a fin de año, se cumplen 40 años de su inicio, a pesar de que la primera edición es la de 1979. Es que aquel 26 de diciembre del 78, bajo la lluvia que mojaba la mítica Plaza del Trocadero de París, se largó la primera gran aventura.
La cuestión venía de un año atrás, cuando el creador, el gran francés Thierry Sabine, se perdió corriendo en el desierto de Libia, en una competencia de motos entre Abidjan, capital de Costa de Marfil en el oeste de Africa, y Niza, en Francia. Y fue rescatado en medio de la densa arena. La experiencia le pareció tan fascinante que decidió organizar una parecida. Esa pequeña loca idea es la que hoy conocemos y disfrutamos como Rally Dakar. Pero en lugar de los primeros días, como se estilaría más tarde, la del 79 se inició a fin del 78. Según me cuenta mi profesor Pablo Vignone de la escuela TEA, donde me recibí hace 25 años, los competidores iban a pasar Año Nuevo en la capital francesa, antes de embarcarse ellos y sus autos para Argelia y de ahí a la aventura hasta la capital de Senegal. De ahí la sorprendente fecha de ese tiempo.
Se saben algunas anécdotas de ese Dakar recién nacido. La caravana pasó por Argelia con una gran escolta policial debido al luto por la muerte un día antes de su presidente. Luego, ya en pleno desierto, los pilotos dormían con menos de cero grado y corrían con vehículos poco preparados, nada que ver con la supersofisticación de hoy. Se produjo el primer deceso, el del francés Patrick Dodin, pero también hubo valientes que recibieron su premio al final: Alain Genestier en autos, con un Range Rover, y el supercampeón de motos Cyril Neveu con una Yamaha XT 500, curiosamente el primero en arribar al mítico lago Rosa de Dakar, meta de la carrera. Y en los poquitos camiones, ganó otro galo, Jean François Dunac, con un Pinzgauer. Fueron parte de los 74 que lograron llegar, de los 182 que habían salido del Trocadero. Después empezarían las ediciones en enero, la profesionalización, el cambio de Africa por Sudamérica en 2009 y tanta vida desparramada por la historia. Pero un día como hoy, 40 años atrás, nadie, ni el propio Sabine, creía en esa larga historia.
HISTORIAS DE MIS 15: HACIENDO RADIO EN NAVIDAD
Pasada aquella Nochebuena en mi casa, la mañana siguiente, el 25, me levanté temprano y fui a hacer el programa 10 de Hot Dog, el que (recuerden) había iniciado dos meses antes, como ya conté y detallé. Me sentía raro por la ocasión, con mis 15 yendo a una radio una mañana de Navidad. Y nomás estuve con mis amigos y compañeros del Güemes Tozzoli y Filippi hablando en la FM Río de Munro, en una emisión que salió aceptable. Nuestra compañera Patricia Alberdi había prometido traer pan dulce y sidra para festejar, sin embargo y según supimos se quedó en su casa durmiendo. Igual la pasamos bien con lo que nos gustaba, y tras saludarnos, me fui al almuerzo en la de mi pariente Lilia, allá en Capital. Jornada navideña, particular e imborrable. Como cada momento de mis 15.
martes, 25 de diciembre de 2018
JAIME TORRES, EL CHARANGO DE DIOS
Video de La Misa Criolla, inolvidable, único...
Treinta y cuatro años atrás, en 1984, yo tenía 11 añitos y vivía la Navidad en casa con un lindo regalo: el cassette de La Misa Criolla, esa grandiosa obra musical de Jaime Torres, Ariel Ramírez y un coro espectacular. Dios quiso que este 24 de diciembre, su hijo Jaime viaje al próximo mundo luego de 80 años en éste. Todo un símbolo de las fiestas que el hombre de esa creación, de extraordinaria trayectoria, se haya ido en Nochebuena, en la noche del nacimiento de Jesús, en la santa noche de Belén. Con su inseparable charango, como hace 34 años lo hacía conmigo y con mi familia, Jaime Torres sigue colocando gracia de Dios en nuestros oídos y corazones. Porque grandes como él quedan en lo más importante: el alma.
lunes, 24 de diciembre de 2018
MUJERES CON BOMBACHA ROSA, TRADICIÓN DE LAS FIESTAS
Tenía alguna referencia de tiempo lejano sobre una tradición muy curiosa de la Navidad, pero como todo dato en el aire lo estuve averiguando y chequeando, a ver si no era fábula. Y no, es cierto. Desde vaya a saber qué tiempos y por qué razón, la tradición indica que las mujeres se regalan una bombacha de color rosa, el distintivo de su género, durante la cena de Nochebuena, y las estrenan una semana después en la de Año Nuevo, como deseo de un año de suerte y felicidad. Si las consultadas la usan, han usado o usarán, tanto no llego con mi profunda búsqueda periodística. También supe algo de los hombres con ropa celeste, aunque esto no pude confirmarlo. Pero como el arbolito, el pesebre o cualquiera de las lindas cuestiones del folklore navideño, la famosa prenda interior femenina participa de las fiestas. Si ellas quieren, claro. Felicidades y mucha alegría para todos, usen o no bombacha rosa.
HISTORIAS DE MIS 15: NOCHEBUENA 88
En 1988 la Nochebuena cambió por una vez de escenario y de mi casa de Carapachay se trasladó a la de mi madrina Marta, en Olivos, donde pasábamos los 31. Tras una buena cena en el patio (pavita y otras cosas) fuimos al living, como era costumbre luego de las 12. Y allí me regalaron el juego de mesa Cifra y un cassette de la Zimbabwe Reggae Band, el que luego cambié por el King Kong de Los Pericos.
HISTORIAS DE MIS 15: MAESTRO DE INGLÉS
Esa última quincena del 88 afronté con nervios mi último desafío del año: el examen para recibirme de Maestro de Inglés, el que me enteré que debía dar nada menos que en el Liceo Cultural Británico, lo que me ponía aún más nervioso. Y que hizo que tuviera que ir a lo de mi abuela, allá en Capital, a estudiar y quedarme para luego viajar de allí al Liceo.
El 16 de diciembre a las 4 de la tarde era el primer duro paso con el examen escrito. Fui en colectivo con ella hasta el amplio edificio de la famosa avenida Cabildo, en una ancha vereda. Entré en el aula bien iluminada por los ventanales a la calle; me senté y empecé el examen con muchos nervios, que aumentaban por el silencio total que había. Y casi me muero cuando oí que la profesora hablaba todo en inglés, la forma en que se manejaban allí. Preferí no hablar nada salvo que fuera necesario y seguí mi prueba, que por suerte resolví bien y aprobé con un 70 sobre 100, una nota que al parecer era signo de aprobación y no un número bajo. Pero aún faltaba el oral.
Justo siete días después del examen escrito, el 23 era el oral. De nuevo me “concentré” en lo de mi abuela y fui allá esa tarde húmeda y con amenaza de lluvia. Estaba más tranquilo, ya conocía el lugar y había estudiado bien. Y en un examen que incluyó preguntas de mi vida personal que me dieron cierta vergüenza, rendí muy bien. Y más tarde la profesora me daba la nota (otra vez 70 sobre 100), el comprobante de la misma y, sobre todo, la gran noticia: me había recibido de maestro.
Con una gran alegría y mucho alivio, festejé con mi abuela yendo a tomar un helado que casi se me cae, no sé si por la emoción o por mi sabida torpeza. Y de ahí volví a su casa con la satisfacción de otro logro, uno más en esos inolvidables días.
El 16 de diciembre a las 4 de la tarde era el primer duro paso con el examen escrito. Fui en colectivo con ella hasta el amplio edificio de la famosa avenida Cabildo, en una ancha vereda. Entré en el aula bien iluminada por los ventanales a la calle; me senté y empecé el examen con muchos nervios, que aumentaban por el silencio total que había. Y casi me muero cuando oí que la profesora hablaba todo en inglés, la forma en que se manejaban allí. Preferí no hablar nada salvo que fuera necesario y seguí mi prueba, que por suerte resolví bien y aprobé con un 70 sobre 100, una nota que al parecer era signo de aprobación y no un número bajo. Pero aún faltaba el oral.
Justo siete días después del examen escrito, el 23 era el oral. De nuevo me “concentré” en lo de mi abuela y fui allá esa tarde húmeda y con amenaza de lluvia. Estaba más tranquilo, ya conocía el lugar y había estudiado bien. Y en un examen que incluyó preguntas de mi vida personal que me dieron cierta vergüenza, rendí muy bien. Y más tarde la profesora me daba la nota (otra vez 70 sobre 100), el comprobante de la misma y, sobre todo, la gran noticia: me había recibido de maestro.
Con una gran alegría y mucho alivio, festejé con mi abuela yendo a tomar un helado que casi se me cae, no sé si por la emoción o por mi sabida torpeza. Y de ahí volví a su casa con la satisfacción de otro logro, uno más en esos inolvidables días.
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