Bienvenidos a Así Es La Vida, un blog de todo un poco, una charla con un amigo, sin tiempo ni espacio, sin intereses, sin estructuras. El caminar de un ciudadano por la vida. Dedicado a mi madre Anita.
viernes, 7 de junio de 2019
SIGLO XXI, BASTA DE PAPEL...
Hace ya largos 19 años, o sea casi 20, vivimos en el siglo XXI. Tan mentado de la supermodernidad y demás, que los robots, computadoras, tantas fantasías. Entonces, cómo explicar que aún sigue existiendo el papel. Cuando hay tantas formas digitales, no sólo Internet, de crear o almacenar información, las hojas, carpetas, portafolios, documentos, facturas, tickets, comprobantes están a la orden del día. Quizá sean importantes para ciertas cosas, pero me parece que en ya 19 años del siglo nuevo no deberían estar. El papel es inconveniente, es peso, espacio mal usado, muchas veces basura,. Por ejemplo, como sabemos, los juzgados están atestados de expedientes voluminosos. Se carga todo en una PC y listo. Y encima es más fácil buscar dentro de ella lo que se necesite. Se gana tiempo, se gana espacio. Más: el papel es talar árboles, que con su madera lo brindan, malo para el medio ambiente. En suma, chicos: siglo XXI, el papel está demasiado atrás. Así que al archivo.
miércoles, 5 de junio de 2019
LOS DEL SUB 20, CAMPEONES DEL FUTURO
Siempre se pide triunfo, ganar, ganar, goles, resultados. Y está bueno. Pero a veces, un mal resultado, una derrota, no dice nada negativo, al revés, trae su costado positivo. Es el fiel caso de la Selección argentina Sub 20, que este martes quedó afuera del Mundial de Polonia al caer con Malí por penales en octavos de final.
El técnico Fernando Batista tomó al equipo en diciembre, a menos de un mes del Sudamericano clasificatorio. Hasta allí no habían jugado más que un par de amistosos tras su título, impensado, en el Torneo de L'Alcúdia de España. Lo armó, moldeó y clasificó en Chile al Mundial. Pero sobre todo forjó un equipo y un plantel con muy buen material. Que en tierra polaca cosechó dos triunfos, una derrota y un empate con Malí que terminó en caída. Que concluyó entre los 16 pero sin arribar a donde debería, al menos, las semifinales. Pero que hizo un buen trabajo y ratificó sus figuras de aquel torneo de Chile.
Un arquero como Roffo que, salvo alguna falla, apareció en el momento justo. Laterales ofensivos como Mura y Ortega. Un zaguero de la prestancia de Nehuén Pérez, que por algo está en el Atlético Madrid. Lo mismo, aunque sea de Talleres de Córdoba, de Facundo Medina. La nueva camada de River: Ferreira, Sosa, Julián Alvarez. La habilidad del "veterano" Barco, que con 20 años campeonó en Independiente y en Atlanta United de Estados Unidos. El motor del medio de Aníbal Moreno, el del golazo a Uruguay en las finales del Sudamericano. El hambre de gol, y el gol, de este nueve con proyección que es Adolfo Gaich, el chico de San Lorenzo que el Ciclón menospreció y relegó por refuerzos de poco valor.
Y el resto, sin tanto apellido, que igual demuestra que hay futuro. Porque ése es el verdadero título de los juveniles, que por años fueron un montón de elementos desperdiciado, mal usado, ni siquiera conducido. Hoy la cuestión es otra. Estos pibes sí muestran un horizonte. No importa si un tal Sissoko de Malí los dejó afuera, importa su valía. Por eso son campeones. No de hoy, no del Mundial. Sí del futuro. El título más importante.
El técnico Fernando Batista tomó al equipo en diciembre, a menos de un mes del Sudamericano clasificatorio. Hasta allí no habían jugado más que un par de amistosos tras su título, impensado, en el Torneo de L'Alcúdia de España. Lo armó, moldeó y clasificó en Chile al Mundial. Pero sobre todo forjó un equipo y un plantel con muy buen material. Que en tierra polaca cosechó dos triunfos, una derrota y un empate con Malí que terminó en caída. Que concluyó entre los 16 pero sin arribar a donde debería, al menos, las semifinales. Pero que hizo un buen trabajo y ratificó sus figuras de aquel torneo de Chile.
Un arquero como Roffo que, salvo alguna falla, apareció en el momento justo. Laterales ofensivos como Mura y Ortega. Un zaguero de la prestancia de Nehuén Pérez, que por algo está en el Atlético Madrid. Lo mismo, aunque sea de Talleres de Córdoba, de Facundo Medina. La nueva camada de River: Ferreira, Sosa, Julián Alvarez. La habilidad del "veterano" Barco, que con 20 años campeonó en Independiente y en Atlanta United de Estados Unidos. El motor del medio de Aníbal Moreno, el del golazo a Uruguay en las finales del Sudamericano. El hambre de gol, y el gol, de este nueve con proyección que es Adolfo Gaich, el chico de San Lorenzo que el Ciclón menospreció y relegó por refuerzos de poco valor.
Y el resto, sin tanto apellido, que igual demuestra que hay futuro. Porque ése es el verdadero título de los juveniles, que por años fueron un montón de elementos desperdiciado, mal usado, ni siquiera conducido. Hoy la cuestión es otra. Estos pibes sí muestran un horizonte. No importa si un tal Sissoko de Malí los dejó afuera, importa su valía. Por eso son campeones. No de hoy, no del Mundial. Sí del futuro. El título más importante.
martes, 4 de junio de 2019
"VOLVIÓ RESERO!
En los años 70 y principios de los 80, una propaganda emotiva, como varias de la época, nos llamaba la atención. Era la del vino Resero, con su slogan "el vino que hizo famoso a San Juan" y un recitado y musical inolvidable. Después la marca se perdió en la memoria, quizá (aunque no lo sabemos fehacientemente) en la crisis argentina. Pero así como sucedió con el vino Uvita a fines de los 90, Resero volvió. Con una publicidad radial más corta y más fría, acorde a estos tiempos donde todo tiene que ser ya, se lo puede adquirir en mayoristas. Y finaliza con la siempre innecesaria frase "beber con moderación", como si uno no supiera cómo tomar vino. Sí señores, todo vuelve, como decía esa vieja propaganda. También volvió aquel Resero de nuestra niñez. Aunque no lo tomáramos.
Emociónense con aquella vieja promo sanjuanina:
Emociónense con aquella vieja promo sanjuanina:
viernes, 24 de mayo de 2019
HISTORIAS DE INFANCIA: DEPORTES CON MIS DEDOS
Que el fútbol era mi pasión ya de chiquito, no es noticia. Pero el fútbol, y el deporte, me atrapaban de tal modo que los canalizaba de las formas más locas. Como relatar partidos imaginarios imitando a algún narrador. O como la que cuento hoy: hacer deporte con mis dedos.
En efecto, solía jugar fútbol y otros deportes con los dedos, usando cada uno como parte del juego. Por ejemplo, el índice y mayor eran las piernas de un jugador, y ambos encogidos con el pulgar simulaban la pelota. El pulgar también asemejaba un brazo o una mano. Eso en fútbol, porque después se me ocurrió extenderlo a tenis, vóley, atletismo y hasta en los viajes de vacaciones ciclismo, moviendo el índice y mayor como las piernas pedaleando. También andaba en auto, pero claro, eso es otro capítulo, los autitos, el rally. No sólo hacía deporte con el cuerpo, también con los dedos. Y la verdad, hacía bien al físico igual.
En efecto, solía jugar fútbol y otros deportes con los dedos, usando cada uno como parte del juego. Por ejemplo, el índice y mayor eran las piernas de un jugador, y ambos encogidos con el pulgar simulaban la pelota. El pulgar también asemejaba un brazo o una mano. Eso en fútbol, porque después se me ocurrió extenderlo a tenis, vóley, atletismo y hasta en los viajes de vacaciones ciclismo, moviendo el índice y mayor como las piernas pedaleando. También andaba en auto, pero claro, eso es otro capítulo, los autitos, el rally. No sólo hacía deporte con el cuerpo, también con los dedos. Y la verdad, hacía bien al físico igual.
CORTE DE UÑAS EN COLECTIVO
Mi capacidad de asombro se ve rebasada todo el tiempo ante la sociedad (o insociedad como escribo siempre) nuestra de cada día. Hace más o menos 40 años que viajo en colectivo. No recuerdo algo como lo que vi y escuché hoy. Alguien, probablemente una mujer, se estaba cortando las uñas con algún elemento apropiado en pleno ómnibus. Es decir, a nadie le importa nada de nada, ya veo que un día alguno (o alguna) se va a cambiar de ropa en el colectivo. Y yo, inocentón, que creía que las peleas por Whatsapp o esas charlas de tono subido que todo el pasaje escucha eran todo. Está bien, es curioso y punto, nada terrible, pero seguimos tornando hacia el desorden puro. Y en colectivo, ni hablar.
miércoles, 22 de mayo de 2019
RUSOS TOMANDO HELADO EN MOSCÚ
Con estos primeros fríos argentinos, recuerdo lo loquísimo que alguna vez, años atrás, un noticiero de TV mostró. Sabemos que Rusia y sus aledaños, la zona de la ex Unión Soviética, Asia central, es una región tremendamente fría, helada, hipotérmica. Si hace 10 bajo cero en invierno, equivale a 4 grados de acá más o menos, un clima más o menos benévolo de invierno. Sin embargo, la tele mostraba a rusos disfrutando rico helado en plena Moscú invadida por la nieve. Está bien, el helado es un postre. Pero no sé si yo, aún goloso, me atrevería a un heladito con 10 bajo cero. O a un café con leche con tostadas en el desierto del Sahara, por decir lo contrario. Y bueno, ellos, los rusos, lo hicieron. La verdad, hay que ser frío para hacerlo.
"YO NO TE CONOZCO, NO EXISTÍS"
Otra reflexión de las que me surgen permanentemente gracias a esta insociedad argentina que tengo que pisar. Más que sabido es que los argentinos solemos ser egoístas, cerrados, no gustamos de la inclusión, todo lo contrario, cuanta más grieta mejor. Justamente, es la enfermedad que a esta sociedad la ataca y por ende al país, porque sigo sosteniendo que cuando seamos mejores, seremos potencia mundial. Pero no nos importa nada de la vida del otro. ¿Por qué? Porque, sostengo, el pensamiento de la mayoría, casi instintivo, es que como no conocemos al otro, éste no es nadie. Mirá si yo voy a preocuparme por Fulano, si no es mi hermano, mi sobrino. Hasta está esa maldita frase "¿quién es Fulano?", incluso con ese tono tan asquerosamente despreciativo. Entonces es lógico que si el otro para nosotros no existe, ni nos mosqueamos en acercarnos a él, a su vida, a su inquietud. Me pasa a mí con mi condición, como conté el otro día, le pasa a una señora mayor, le pasa a alguien con depresión. Le pasa a alguien que intenta a duras penas entrar a un grupo. Vaya si le pasa al extranjero, cuántas pavadas se habla sobre ellos y cuánto se los prejuzga. Si no te conozco, no sos nadie. Entonces, para qué voy a ayudarte. Claro como el agua. Como la insociedad.
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