RECORDANDO ITALIA 90: DERROTA FINAL CON FESTEJOS

Y llegamos al domingo 8 de julio. Frío, nublado y con amenaza de lluvia, así amanecía el día de la finalísima Argentina-Alemania, como ccuatro años antes en México. A la mañana fui a pasear al Tigre con mis padres y, mientras estaba en el auto estacionado en el Puerto de Frutos, escuchaba algo sobre el partido en una radio vecina.
Se hicieron las 4 y llegó el gran duelo. Y no sólo nos decepcionó la Selección; encima, aquel famoso penal dado por el juez Codesal nos puso mal. Y luego quedamos en silencio cuando Goycochea no llegó a atajar el remate de Brehme que terminó consagrando a Alemania.

El penal de la polémica:


Pero la gente, lejos de quedarse en su casa, salió a la calle. Así lo hicimos nosotros también: fui con mis padres al centro bajo la llovizna y vimos cómo un grupo de hinchas quemaba una bandera alemana. A pesar de la derrota, la ciudad no reflejaba tristeza, todo lo contrario.

RECORDANDO ITALIA 90: FLAMANTE PADRE ANTES DE LA FINAL

El 6, en el aún vigente noticiero La Noticia de Telefé, me enteraba de que la esposa de Gustavo Dezotti, una preciosa morocha llamada Roxana, había tenido un bebé. Justo dos días antes de la gran final... Por supuesto allí dijeron que el niño venía con ‘’un título debajo del brazo...’’.

El 7 fue el tercer puesto. Allí hinché para que Italia ganara a Inglaterra, rara simpatía por los locales, cosas de adolescente. Mi papá no lo sentía así, pero yo me alegré con el 2-1.

EL BAÑO ES PERFECTO PARA EL INVIERNO

Relacionado con la entrada anterior, el clima invernal nos pone tan sensibles que pensamos que esto o aquello da frío. Que mejor es meterse en la cama o sentarse al lado de la estufa hasta septiembre y la primavera. Una de esas cosas, mitos, es que bañarse da frío. No señoras y señores, no. Por el total contrario, la ducha activa la circulación y eso saca el frío, más allá de si la piel húmeda queda expuesta al ambiente tras el agua. Repito que no soy médico, soy ciudadano por la vida como dice el subtítulo. Y como ciudadano solía creeer lo mismo, no me quiero bañar que hace frío. Justamente con los años viví lo contrario. Obvio que enseguida hay que taparse o vestirse rápido, sí, la temperatura de un dígito no da tregua. Pero una vez vestidos abrigadamente y en todo ccaso con un buen trago caliente, todo pasa. Pero ya el agua caliente es un abrigo, no un enemigo. Así que a bañarse se ha dicho, no esperemos hasta el 21 de septiembre por favor.

NO ME QUEJO DEL INVIERNO, ES INVIERNO...

Estamos un nuevo año en pleno invierno, éste demasiado especial, como todo lo que toca este 2020 de coronavirus. El frío fuerte no se tomó licencia, feriado puente ni sabe de pandemias, arrasa igual si no estamos fuertes. Nos solemos quejar de la baja temperatura, más si es extrema, tipo polar, esos friazos que te parten la piel o que parece que estuvieras mojado. Y yo que soy friolento, ni les digo. Pero como siempre todo se arregla, encontré una veta para bancarlo. Simple y sencillo, estamos en invierno. Aceptemos lo que toca. Peor sería que hagan 30 grados y después venga el friazo de golpe, como ya fuera otros años, me acuerdo un 29 de julio del 97 con 29 grados que en su momento fue récord para la estación. Eso sí molesta. Aparte, nuestro poco movimiento a veces ayuda. Por eso, si nos acordamos de que existen cuatro estaciones y que una es invierno, no nos vamos a sentir tan fríos.

RECORDANDO ITALIA 90: LOCURAS DE ALUMNOS ANTES DE LA FINAL

El 4 se jugaba la otra semifinal entre Alemania e Inglaterra. Esta vez tuve que ir al colegio y me la iba a perder. Pero no: mis compañeros, sobre todo del fondo, estuvieron toda la tarde informando cómo iba. Hasta Missé interrumpió a la de Merceología en plena clase. Al final volví a casa, vi los penales y el triunfo alemán.

En los dos días siguientes, la división vivió la previa de la final con todo; las chicas del fondo (Capra y Salvetti entre otras) cantaban ‘’Salta pequeña langosta, Italia y Alemania son la misma bosta’’ con las ganas de cualquier hincha. Lo mismo Romero con eso de “Italia va a salir campeón el día que a Goycochea le corten las manos como a Perón”. Y Carla contó que un tipo había visto en la borra del café que iba a ganar Italia.

Anécdotas locas

BREMER Y SHETLAND. Mientras esperaban que empezara la clase de Merceología, varios estaban en el fondo escuchando la semifinal entre Alemania e Inglaterra. Y Carla Salvetti se encargaba de transmitir de forma super amateur lo que pasaba. Parece que la tana no dominaba el alemán: cuando el defensor Brehme llevaba la pelota, Carla relató: ‘’Ataca BREMER...’’. Solé, que estaba al lado, la gastó: ‘’Sí, ataca SHETLAND...’’.

NO LE IMPORTÓ NADA. Siguiendo con Alemania e Inglaterra, estaba la de Merceología dando clase. Mientras, Leandro escuchaba atentamente la semifinal con una radio. Y en un momento, cuando la tipa estaba en plena charla, INTERRUMPIO PARA DECIR: ‘’LO HICIERON PELOTA A HAESSLER’’ (el volante alemán). Al señorito no le importó que la otra hablaba... La profesora, que estaba por dejar el trabajo, no ocultó su disgusto: ‘’¿Ven? Ese es otro motivo por el que voy a renunciar’’.

RECORDANDO ITALIA 90: GOLPE A ITALIA Y FESTEJO EN LA VEREDA

La imborrable victoria con penales de Diego y Goyco

El 3, otra preciosa tarde, Argentina jugaba una semifinal caliente ante Italia. Por eso también había asueto. Me senté en el comedor junto a mi papá, como siempre. Comenzó complicado por la derrota parcial, pero vibramos con otro gol de Caniggia, aunque nunca dejamos de sufrir. Y volvieron los penales y las grandiosas manos de Goycochea llevaron a la Selección a otra final.
Cuando "Goyco" atajó el decisivo salté como loco. Y fuimos a la vereda a festejar; mi mamá se puso a charlar con mi vecina Monona, mientras mi abuela -que había venido también- estaba efusiva como siempre: ‘’Hay que tirar cohetes...’’. Y agregó con bronca: ‘’Nadie festeja acá, es un pueblo muerto este...’’.

RECORDANDO ITALIA 90: DOMINGO EN CAMA Y CAMERÚN AFUERA

El domingo 1 de julio me levanté a las 12.28 bastante caído, por eso me perdí el gol de Alemania ante Checoslovaquia, aunque vi el resto. Y a la tarde, un rato en la pieza de mi hermano y luego abajo, hinché por Camerún ante Inglaterra; cuando estaba por entrar el gran Roger Milla, acoté “éste hace desastres en la defensa”. Pero me decepcioné con la derrota posterior. ‘’Estos ingleses, siempre igual...’’, se quejó mi otro hermano, que también iba por los africanos.