En este tiempo de coronavirus,
cada día que salimos de él es casi unas efemérides, aunque sean de nuestra
vida. Este lunes mis compañeros del Güemes, mi seccundaria, con quienes voy a
cumplir 30 años de egresado, me invitaron a salir a caminar. Eleonora y Leo,
obviemos los apellidos, me pasaron a buscar y fuimos a tomar helado en un lugar
al aire libre, como se permite ahora. Fue entonces mi primera reunión, salida,
vida social en ocho meses, porque hasta ahora sólo había ido de casa a compras
y de vuelta. La última vez que la pasé lindo de excursión fue el 13 de marzo
con Margarita y Roque, mis conocidos de Radio Capa donde canto cada tanto, con
quienes merendé y cené, ese 13 donde existía aquella ya olvidada cuarentena optativa.
Este lunes rompí el hielo de la falta de salir, que tan accostumbrado estaba en
estos años. Ahora veremos si se extiende más, con reuniones y sobre todo
esperando ansioso volver a tocar. Y sí, había que salir del agujero interior.