lunes, 28 de diciembre de 2020

LA W ES DE AFUERA

Sabemos del abecedario español, sus letras, su orden, su pronunciación y demás cuestiones más para una profe de Lengua. Pero poco reparamos en una curiosidad: el mismo contiene una letra que sólo es usada en nombres comunes o propios extranjeros. Es la W, que encima tiene tantas formas de llamarla, uve doble, doble u, o como nosotros decimos acá doble v. Palabras como whisky, wolframio, watt y otras, más un sinfín de apellidos de toda procedencia, la ponen medio en exposición, la hacen sentir rara entre las demás castellanas tan locales. Y sí, como aquella bebida de los 80 Añejo W, la W es importada. Ojo, no por eso, como rezaba su publicidad, no va a andar.

viernes, 25 de diciembre de 2020

HISTORIAS DE INFANCIA: AQUELLOS REGALOS DE NAVIDAD

En este último capítulo de 2020 de esta sección hermosa que Dios creó, qué otra cabe que recuerde con esta Navidad que vivimos hoy aquellos regalos, esos tesoros y atracciones mayores de toda niñez. Inolvidable uno por uno, con algún intervalo por circunstancias familiares. En el 79, 6 añitos, el autito verde lima a fricción. Tras el no registro del 80 y la no fiesta 81, el 82 me trajo la fabulosa caja de lotería Ruibal con 90 bolillas y el significado de cada número en la caja. El 83 de aquella misa en Sagrada Familia de Carapachay recibí el toallón con la imagen de Vilas y el cassette (sí, cassette) Superestrellas Volumen IV, con Mentira de Valeria Lynch y Vamos a la Playa de Donald de emblemas. Más música en el 84, y qué: La Misa Criolla. Y el cierre de Papá Noel de mi infancia, su trineo vino cargado: 1985 fue el de un globo terráqueo de metal, el espectacular juego de mesa Viaje a Través del Tiempo, una calculadora con música en sus botones (según mi abuela "es lo último que hay") y el recordado libro La Carrera Interminable, de la colección Elige Tu Propia Aventura, que hizo nacer mi pasión por el rally. Todo eso se sumó a esas noches templadas en el fondo de mi casa de Ramón Castro llena de invitados, emociones y alegría pura.

jueves, 24 de diciembre de 2020

¿QUÉ FESTEJAMOS TANTO EN NAVIDAD?

Sabemos que navidad es la fiesta por el nacimiento de Jesús, para quienes no lo conocen, Dios hombre, redentor y guía nuestro, al menos para quienes creemos. A los que no, que obvio respeto, pensarán que es un tipo con barba y túnica de las películas. Más allá de eso, creo que ni los creyentes tenemos idea de por qué festejamos en cada 24 y 25 de diciembre. No hablo de historia ni de catequesis, sino de qué es lo que nos da alegría. Qué es lo que hace que corramos los días previos, preparemos, nos juntemos, comamos, riamos, regalemos, tiremos cohetes y después chau, a dormir. ¿Es una alegría del alma, como cuando nos casamos, como cuando cumplimos años? ¿O es un trámite de organismo público? Y, es Navidad, hay que festejar. ¿Qué hay que festejar, o por qué? Porque sí no, como los locos no. Tengamos un motivo, pensemos en qué queremos expresar de nuestra alma. Porque la verdadera Navidad es la del alma, del corazón, de la mente, no de turrones, peceto y champagne. Eso es decorado. La Navidad es alegría. Si no, mejor comer y tomar el 27.

martes, 22 de diciembre de 2020

A ESTA TIERRA VINIMOS A ERRAR

El jueves pasado conocí a Miriam, una profesional de salud que iba a atender a papá Rafael. Enterada del suceso, ella vino igual a verme y charló conmigo dándome gran contención. Y en esa charla profunda, ella muy creyente, dijo una de esas frases que quedan y se pueden grabar en una pared, adorno, remera o simplemente en el corazón. Dijo la mujer mientras me tomaba las dos manos entre las suyas: "Estamos en esta tierra, y a esta tierra vinimos a errar". Nunca más acertada definición. Porque en este mundo cada día más descarnado, poderoso para mal, competitivo para mal, a ver quién tiene la vacuna primero, estamos presionados a la perfección, a no equivocarnos un centímetro, como si carrera de Fórmula 1. Y resulta que la perfección es para los soñadores. Los que somos realistas sabemos que quizá podemos llegar a un buen nivel, pero nunca a la perfección. Porque ella es de Dios, de arriba, no de acá abajo. Entonces, que no se nos caiga la vergüenza por errar, o por cómo los demás hacen espamento de nuestros errores. Encima el mundo (no mundo) te pega en el medio de tu alma cuando errás, casi te condena, te crucifica. Errar es humano. Muy humano. Si lo recordamos, viviríamos más relajados. Bueno, viviríamos y dejaríamos vivir.

lunes, 21 de diciembre de 2020

CUANDO PAPÁ ME LLEVABA A TEA CON ESCARCHA Y TORMENTA

Hoy son 27 años ya, un nuevo aniversario, de mi ser periodista, de aquella eterna noche de mi graduación del amor de mi alma en el auditorio de ATE. Pero este año tiene la idea de coincidir con la partida de papá Rafael. Entonces este año es a él a quien quiero homenajear por el aniversario. Porque no sólo se encargó de pagar mis estudios, yo entonces no manejaba mi dinero. Más importante y valioso aún, me llevó cada una de esas mañanas a TEA con cualquier clima, bajo cualquier lío. Recuerdo esas mañanas del 91 de escarcha sobre el Peugeot 505 del frío helado que hacía. O esa de tormenta eléctrica con viento fuerte y lluvia terrible incluida. Qué decir cuando, recordó él hace poco, me paraba en un kiosco del centro y me compraba la revista Sólo Fútbol que yo seguía cada martes. Papá, es redundante pero justo decirlo, fue necesario para mí. Gracias a él fui al periodismo. Como gracias a él a tantos lados. Como hoy le digo gracias por todo mientras descansa de esas mañanas duras de TEA.

domingo, 20 de diciembre de 2020

PAPÁ RAFAEL GRITÓ EL TRIUNFO DE BOCA DESDE EL CIELO

 

Habían pasado este domingo tres días de su partida de este mundo. Pero Rafael Yamus, padre de este cronista, no se quiso perder allá en el cielo otro partido de su Bocca amado. Así que a eso de las siete de la tarde se instaló cómodo con su radio portátil junto a su esposa Ana Luján, la imborrable Anita, y siguió a su modo tan particular el 2-1 de los xeneizes sobre Independiente por la Copa maradona. 

 

Al principio nada era como "Fule", como se lo conocía, esperaba. Independiente ganaba y jugaba mejor. Y el canoso alto insultaba a diestra y siniestra, encima molesto porque su Boca "no le hace un gol ni al arco iris". Pero cuando los de Russo empezaron a mejorar se le escapó una sonrisa de esperanza. "Vamos Boca c…" alentaba, y al rato lamentaba, también con malas palabras, los goles errados por Soldano y Varela. 

 

Hasta que faltando ocho minutos, Soldano igualó. "!!!Gol!!! !Goool c…, goool!", gritó fuerte aún a riesgo de alguna reacción negativa. Boca siguió superior y Rafael hacía fuerza: "Tiene que ganar Boca, no puede empatar", ese análisis tribunero sin reparar en el escollo por delante que es un rival. 

Y sin embargo, como tantas tardes en su Carapachay natal (zona Norte de Buenos Aires), el papá fue feliz. Sobre la hora, Cardona hizo un golazo y de nuevo el "goool c…", ahora mezcclado con un "!grande Boca!" con esa voz superpotente que conmovía a los ángeles. Y qué decir cuando llegó el final. TRAS gritar de nuevo y festejar, comentó con Anita y con quien tuviera cerca la actuación de su amor. Luego decidió cerrar la noche con su pizza de cada domingo que él preparaba como nadie. 

 

Como en sus días en la tierra, Rafael gritó de felicidad por Boca. Ahora desde su nueva casa. Pero con la misma alegría y pasión de siempre. 

 

sábado, 19 de diciembre de 2020

HISTORIAS DE INFANCIA: FORMULA 1

     

El ‘’boom’’ de la época. Con sólo decir que era más popular que el mismísimo fútbol. Cada domingo temprano a la mañana, los argentinos estábamos frente a ATC para ver al Lole Reutemann con su Williams blanco y verde número 5 corriendo con los monstruos de entonces, que empezamos a conocer al dedillo: Villeneuve, Prost, Laffitte, Piquet, Pironi, Arnoux y Alan Jones, a quien yo le tenía bronca porque a pesar de ser coequiper de Reutemann competía con él.

Además me sabía perfectamente los auspiciantes, colores, diseños y números de cada auto y mucho más. Y la euforia por la F-1 y las victorias del Lole llegaban a la gente no sólo por televisión: los autitos playeros y, sobre todo, los útiles escolares como los míos también estaban de moda. Encima después leía la Corsa y allí podía revivir todo. Una época que hizo época.