sábado, 6 de agosto de 2016

VOLVÍ CON LA ANGOLEÑA

Si siguen Así Es La Vida, seguro recuerdan a mi conocida de Angola, la adorable Rosa Mangueira, jefa de prensa de la Embajada, a quien conocí intentando trabajo aquel 2 de diciembre de 2014 (ver “Mi amanecer en Angola”). Ese momento fue toda una revolución por el aprecio que tengo por el país del suroeste africano. Bueno, como hacía rato no teníamos contacto, resolví llamar al número que tenía en mi agenda, y resulta que atendió el contestador y me enteré del cambio de sede y, por consiguiente, de dirección y de teléfono. De la calle La Pampa se fueron a Virrey Loreto, en plena Capital. Entonces, llamé ahí, pedí con Rosa y al rato, una voz de mujer con tonada portuguesa, el idioma de Angola, me dijo hola. Y me emocioné al charlar con la angoleña, que me reconoció en seguida, me trató de usted y me ratificó que por el momento no hay chance de escribir (como había planeado cuando tuve audiencia con ella) para la Embajada. “No tenemos cómo pagarte, para colmo estamos peor que antes”, repitió, aludiendo a la actual situación económica del país. Igual, fue como siempre una alegría, un orgullo por el amor que tengo por Africa y por Angola. Quedé en llamarla para ir a verla, son esas relaciones que, sin llegar al grado de amistad, también hacen feliz a uno. Y hay que aprovecharlo, no cualquiera tiene una amiga angoleña.

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