Fue un clásico que sólo el destino mundialista hizo posible. Alemania se cruzó varias veces en el camino de Argentina y le cortó sus sueños. Pasó en Italia
90, pasó en suelo germano en 2006. Había pasado en Sudáfrica en 2010. Y se volvió a dar en 2014 en Brasil, justo cuando la Selección llegó a su primera
final tras 24 años. Pero la fuerte escuadra teutona superó de nuevo en la decisión a la albiceleste y consiguió su cuarto título.
Brasil tuvo su segunda chance de volver a organizar la Copa del Mundo, tras la fatídica derrota del 50 y la ocasión del 86 en que se lo nombraba en lugar
del renunciante Colombia. Justamente ambos países sudamericanos fueron los postulantes, pero los colombianos declinaron y apoyaron, como los demás del
área, a la nación más grande del subcontinente. Así la FIFA le dio la sede en 2007, y así se pusieron a trabajar con infraestructura y estadios clásicos,remozados
y nuevos. Pero como en 2010, retrasos en las obras y protestas de la gente echaron dudas sobre la realización. Como siempre, la FIFA ratificó todo, y doce
lugares del enorme territorio hospedaron el torneo, entre ellos Río de Janeiro y su Maracaná, ya no tan majestuoso como en el 50.
El histórico campeón España y otros 31 países salieron airosos de otra concurrida eliminatoria, que no deparó muchas sorpresas. Los españoles, que en 2012
se llevaron la Eurocopa por segunda vez, mandaron a Francia a meterse por el repechaje, lo mismo que Rusia hizo con Portugal, que con un inolvidable triplete
de Cristiano Ronaldo venció a Suecia. De Europa fue el único debutante, Bosnia y Herzegovina, que dejó afuera a Grecia por diferencia de gol, mientras
Bélgica regresó tras dos ediciones. Argentina, dirigido por Alejandro Sabella, ganaba Sudamérica sobre Colombia, que volvía luego de 16 años, en tanto
Uruguay debió nuevamente pasar por repechaje, aunque más fácil con Jordania. México anduvo tan flojo que sólo pudo ir en la repesca con Nueva Zelanda.
Y África y Asia no presentaban muchas novedades, los mismos cinco africanos de 2010 y casi los mismos asiáticos, con la eliminación prematura de Arabia
Saudita.
En plena explosión de indignados con los altísimos costos del Mundial, con disturbios a pocas horas del inicio, el 12 de junio el Maracaná dio el puntapié
de salida. Brasil estaba obligado no sólo por su historia y por tener al crack Neymar, sino para borrar lo del 50. Pero desde ese debut con Croacia, su
bajo nivel y las ayudas arbitrales fueron su marca. Un penal escandaloso del japonés Nishimura le dio el triunfo en el estreno por 3 a 1. Y aunque México
le sacó un 0-0, pudo ganar la zona y junto a los aztecas clasificarse. El golpe más sonoro de la primera fase, el primero de los dos del Mundial, se dio
en el tremendo grupo B, donde el tan mentado España fue humillado por Holanda y el Chile de Jorge Sampaoli. En cambio, Colombia y Costa Rica construían
tareas excepcionales, los cafeteros llevándose el C con tres victorias y qué decir los Ticos frente a tres campeones, uno de ellos Uruguay, que pudo vencer
a Inglaterra e Italia, más allá del triste episodio de cuando Luis Suárez mordió al defensor Chiellini, que le valió una suspensión de ocho partidos. Los
americanos fueron los protagonistas de esa primera ronda, sólo Ecuador y Honduras no pasaron; entre ellos estuvo Argentina, que no tuvo problemas con Nigeria,
Bosnia e Irán gracias a cuatro goles de Messi. Francia, Alemania y Bélgica obtenían sus grupos con tranquilidad, en cambio Portugal se volvía a casa rápido
otra vez. Y África daba la nota al poner a dos, Argelia y los nigerianos, entre los 16 mejores.
Los octavos de final fueron los más curiosos de la historia. Nada menos que cinco de los ocho partidos se definieron después de los 90 minutos. Dos por
penales, uno Brasil sufriendo ante Chile que casi se lo gana en el 120 con un tiro de Pinilla en el travesaño, y el otro el gran pase de Costa Rica a cuartos
de final sobre Grecia, donde el madridista Keylor Navas fue figura. Y tres en alargue, los triunfos de Alemania y Bélgica sobre Argelia y Estados Unidos
y, sobre todo, el angustioso 1-0 de Argentina sobre Suiza con el golazo de Di María. Mientras tanto, Colombia tuvo un inspirado James Rodríguez y dos grandes
goles para dejar afuera a Uruguay. Francia aprovechó errores de Nigeria faltando 11 minutos, y Holanda agradeció un penal dudoso para superar a México,
otra vez sin quinto partido, en el tiempo agregado.
En los cuartos, Argentina tenía más desafío que antes del torneo: poder llegar por fin a los cuatro mejores. Y lo hizo con claro 1-0 sobre Bélgica. Esperaría
a Holanda, que se valió de la treta de poner a su arquero suplente para atajar penales y eliminar al sensacional Costa Rica. Brasil era ayudado con un
gol en offside para batir a Colombia, pero el 2-1 le salió tan caro como perder a Neymar por un choque con un rival que le provocó fractura lumbar y su
adiós del Mundial. En cambio, Alemania superó a Francia en partido muy cerrado y se metió de nuevo en semifinales.
Los de Joachim Löw iban contra Brasil en el Mineirao de Belo Horizonte, buscando dar un zarpazo como con Argentina en 2010 y llegar a la final. Y ese 8
de julio fue el otro golpazo del Mundial. Los alemanes se aprovecharon de un equipo deteriorado por la ausencia de Neymar y su mediocridad, le hicieron
cinco goles en el primer tiempo, cuatro en seis minutos, y con el 7-1 definitivo grabaron otro hito, el “Mineirazo”, como lo tituló la página web de la
FIFA. Para colmo, Miroslav Klose marcaba su gol 16 y superaba a Ronaldo, el astro local, como el máximo artillero de la historia. Fue quizá el hecho que
distinguió los recuerdos de ese 2014, con lluvia de críticas de la prensa, incidentes en todo el territorio y por supuesto la renuncia de Luiz Felipe Scolari
al banco. En tanto, Argentina quiso derrotar a Holanda pero recién pudo tras 120 minutos, cuando Sergio Romero fue alentado por Javier Mascherano: “Hoy
te convertís en héroe”, y al contener dos remates puso a los de Sabella en su primera decisión luego de la de Italia 90. Brasil quiso lavar sus heridas
en el tercer puesto, pero sólo agudizó sus miserias cayendo 0-3 con los holandeses.
Y la primera final de Argentina en 24 años tenía como rival al mismo de la última. Esa camiseta blanca era una pesadilla en los sueños albicelestes, pero
la Selección quería deshacerla. En partido que tuvo de todo en el Maracaná, estuvo a punto varias veces de batir al arquero Neuer, pero Higuaín comenzaba
su racha negra de goles fallados en finales con un mano a mano clarísimo, antes de que el 1 alemán le cometiera tremendo penal que el árbitro italiano
Rizzoli no dio. El germano Kramer chocó con el central Garay y perdió la memoria, así que se fue cambiado. Y Messi, cuando tenía que aparecer, lo hizo
poco y erró otra gran ocasión sobre los 90. El alargue parecía llevar a los penales semejante momento. Pero el ingresado Rodrigo Palacio no acertó otro
mano a mano, y a los 113 minutos, el alemán Schürrle le ganó a Mascherano con un centro que superó a la zaga y Mario Goetze, entrado antes de los 90, la
bajó y definió muy bien ante Romero, que había tenido otra gran actuación. Messi intentó igualar en la última, pero mandó un tiro libre a la tribuna. El
destino no era para él, a pesar de ser elegido Balón de Oro. Y Alemania, con justicia, se volvió a llevar de las narices de Argentina el título del mundo.
La parte 2 de aquella gesta del 90. Pero, como aquella vez, para la Selección fue casi un título.
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