Pasemos hoy a los Juegos de los 80 y 90, varios de ellos ensuciados por la molesta política. Así fue en 1984 en Los Angeles, Estados Unidos, cuando en respuesta al boicot impulsado por éstos hacia Moscú por la invasión soviética a Afganistán, la URSS y sus aliados comunistas no asistieron a la gran cita, dejando el medallero en manos del local que dominó ampliamente. Carl Lewis, apodado “El Hijo del Viento”, comenzó su gran leyenda al ganar los 100, 200, 4x100 metros y salto en largo, igualando a Jesse Owens y su campaña de Berlín 36. Mientras tanto, Michael Jordan guió al equipo de básquetbol al título, Mary Lou Retton fue heroína en gimnasia sobre las rumanas, el vóleibol fue campeón y los boxeadores se llevaron 9 de las 12 categorías. Asimismo se destacaron el alemán Michael Gross en natación y Francia en el fútbol, con un nuevo status para europeos y sudamericanos de jugar con futbolistas sin experiencia contra los profesionales de otros continentes. También en atletismo, dos momentos recordados: el triunfo de la marroquí Nawal El Moutawakel, primera islámica y primera de su país en ganar oro, en 400 metros, y el incidente entre la local Mary Decker y la sudafricana Zola Budd, que al no poder correr por su patria se nacionalizó inglesa en tiempo récord, y en la final de 3000 metros tuvo un roce ocasional con Decker, quien cayó, se lastimó y abandonó; los medios norteamericanos insinuaron que Budd lo hizo a propósito, cosas de la política.
Todo fue mejor para 1988, en Seúl, Corea del Sur. El mundo se reconcilió y 159 países tomaron parte. Y fueron unos Juegos inolvidables, especialmente para mí que los viví por primera vez. Pero, además, por la gran cantidad de hitos y momentos culminantes. Lo más notorio, y desagradable, fue el dóping del canadiense Ben Johnson, que había ganado con 9 segundos 79 los 100 metros, pero fue despojado de su medalla y el triunfo fue de nuevo para Carl Lewis, que además siguió su racha con plata en 200 y oro en salto en largo. En las mujeres, la “gacela negra” Florence Griffith-Joyner, de Estados Unidos, aquélla de las uñas bicolor, se llevó los 100 y 200 con récord mundial, mientras su cuñada Jackie Joyner-Kersee venció en el heptatlón. Kenia arrasó con las distancias largas y el italiano Gelindo Bordin se impuso en la maratón. Volvió el tenis tras 60 años, donde Gabriela Sabatini le dio una medalla de plata a la Argentina perdiendo con Steffi Graf, una de las dos preseas de un pobre deporte nacional, la otra el bronce del vóleibol que le ganó a Brasil con Castellani y compañía. El soviético Sergei Bubka batió el récord de salto con garrocha con más de 6 metros, mientras en natación se destacaron los estadounidenses Matt Biondi, Janet Evans y el clavadista Greg Louganis (oro con su cabeza vendada por un golpe previo), en pesas el gran turco Suleimanoglu, las gimnastas Daniela Silivas (Rumania) y Elena Chuchunova (URSS) que tuvieron un espectacular duelo definido ahí nomás por la soviética, y el triunfo de la URSS en básquetbol, con el gigante Arvidas Sabonis y eliminando a su clásico rival Estados Unidos. El fútbol también fue para la república socialista, que venció al Brasil de Romario, mientras Zambia y Kalusha Bwalya sorprendieron goleando a Italia y llegando a los cuartos de final, ahí donde la retornada Argentina reapareció pero se quedó.
En 1992, Barcelona fue la sede de unos Juegos con cuatro presencias llamativas: la vuelta de Sudáfrica tras la liberación de Nelson Mandela y el fin del apartheid, Alemania reunificada tras la caída del muro de Berlín en 1989, el regreso de Cuba tras dos eventos sin hacerlo y la última de las repúblicas soviéticas bajo el nombre de Equipo Unificado, aunque Lituania, Letonia y Estonia, los tres bálticos, primeros en separarse de la URSS, compitieron aparte. La ceremonia inaugural fue tan majestuosa como imborrable, lo mismo que la de cierre. Y entre ellas, el inglés Linford Christie se llevó el oro en los 100 metros y la estadounidense Gail Devers lo hizo en su rama tras una grave enfermedad. Sergei Bubka falló en sus intentos de garrocha y quedó afuera del podio; en cambio, su compatriota Vitali Scherbo se colgó seis medallas de oro en gimnasia, a una de Mark Spitz. Apareció el Dream Team de la NBA y con Jordan, Magic Johnson, Larry Bird y compañía arrasó con sus rivales. Pero lo más llamativo fue sin duda la explosión del deporte español, que ganó 13 oros cuando antes sólo había obtenido 4; entre otros, Fermín Cacho en 1500 metros, Martín López Zubero en natación y, sobre todo, el fútbol con Guardiola, Luis Enrique y Kiko hicieron grande a España, con una ola de éxitos que hasta hoy sigue vigente. Argentina fue una vergüenza, no sólo en resultados (apenas el bronce de Frana y Miniussi en tenis) sino por varios papelones organizativos, a pesar de la reciente creación del Centro de Alto Rendimiento, el CENARD.
Los de Atlanta 96, otra vez en Estados Unidos, fueron tan inolvidables como los anteriores. Es cierto que un atentado causó la muerte de dos personas en el Centennial Park, pero los 100 años del olimpismo contaron con muchos momentos agradables. El espectacular triunfo del canadiense Donovan Bailey con récord en 100 metros, la proeza de Carl Lewis que al vencer en 4x100 igualó a Al Oerter en ganar oro en cuatro Juegos seguidos, la velocidad del Turbo Michael Johnson en 200 con récord y 400, otro oro del básquetbol NBA, el triunfo del cinco veces campeón del Tour de Francia Miguel Indurain o la hazaña de Nigeria, que derrotó a Brasil y Argentina para ganar el fútbol, donde la Selección de Passarella obtuvo la plata; mientras, las mujeres también jugaron y Estados Unidos consiguió el primero de sus cuatro títulos. Todo tan inolvidable como la presencia de 197 países, entre ellos por primera vez las ex repúblicas soviéticas, y el encendido del pebetero olímpico por nada menos que el imborrable Muhamad Alí. Y por suerte, Argentina mejoró en su tarea y el boxeador Pablo Chacón y el windsurfista Carlos Espínola ganaron bronce.
Mientras todo esto sucedía, Sydney era la elegida para los primeros Juegos Olímpicos del tercer milenio, en 2000. Fue el certamen de las Leonas, el equipo de hóckey argentino que con Luciana Aymar a la cabeza conquistó una histórica medalla de plata ante las locales. También el de la australiana Kathy Freeman, la primera nativa aborigen que encendió el pebetero y, en 400 metros, ganó y festejó con su bandera indígena. Otro local, Ian Thorpe, se llevó el duelo de natación frente al holandés Piet Van Der Hogenbaum. Estados Unidos presentó otro Dream Team para vencer en el básquetbol a Francia, y Camerún dio un nuevo golpe africano en el fútbol ante la España de Xavi. Argentina fracasó al no ir en el balompié cuando tenía gente como Riquelme, D´Alessandro y Saviola, aunque Carlos Espínola se colgó plata y el vóleibol fue cuarto. En atletismo, Maurice Greene conquistó los 100 metros y el griego Constantinos Kenteris le ganó a Michael Johnson los 200, mientras que Marion Jones fue la estrella de velocidad con tres oros, pero años más tarde fue despojada por dóping. El nadador de Guinea Ecuatorial Eric Musambani recorrió solo la pileta por descalificación de sus rivales de forma grotesca, y 199 países batieron el récord de presencias, con Afganistán como ausente y las Coreas juntas bajo una misma bandera.
Bienvenidos a Así Es La Vida, un blog de todo un poco, una charla con un amigo, sin tiempo ni espacio, sin intereses, sin estructuras. El caminar de un ciudadano por la vida. Dedicado a mi madre Anita.
martes, 2 de agosto de 2016
domingo, 31 de julio de 2016
SERVIRSE DE LOS BIENES MATERIALES
Hace rato, si mal no recuerdo, que no hablo de cosas de Dios. Bueno, anoche fui como todos los sábados a misa en la linda parroquia San Andrés Avelino de Villa Adelina. Y en su homilía, al reflexionar sobre las lecturas del Evangelio, el Padre Juani dijo algo de esas cosas que a uno le quedan en la mente y que le transforman su pensar.
Las lecturas de este domingo, o de este sábado, hablan de no estar tan enganchados con los bienes materiales. De eso hablaba la primera, como siempre tomada del Antiguo Testamento, de eso la segunda, que corresponde a los evangelistas (Juan, Mateo, Marcos, Lucas). Y por supuesto, el Evangelio, donde Jesús nos enseña una parábola en la que un hombre almacena gran cantidad de granos en su granero y decide descansar, sabiendo que tiene bienes para rato. Y dios le dice “insensato, esta noche vas a morir, porque has acumulado bienes de este mundo, que no sirven para el cielo”. El mensaje es claro, y después de la homilía de Juani, mucho más. Los bienes materiales, dice el sacerdote,nos ayudan a vivir, a pasar nuestro tiempo en este mundo. Pero no debemos estar aferrados a ellos, sino servirnos de ellos. Que nuestra vida no gire en torno a lo material, como que es según cuánto y qué tengamos. Ojo, a mí también me pasa, si soy tan mortal y humano como ustedes. Pero por suerte yo trato de darle importancia más a lo espiritual que a lo material, por lo cual el 60 por ciento de mis asuntos son espirituales o parecidos. Bueno, debemos proceder de esa forma, basta de consumismo, de materialismo, de último celular con qué sé yo qué nueva estupidez, de la tele de 187 pulgadas que no sirve más que para engrosar deudas. No digo que vivamos como monhjas, eso no es la fe. Pero sí que la fe nos haga ver que lo del alma alimenta más que la materia. La materia, simplemente, es para seguir viviendo.
Las lecturas de este domingo, o de este sábado, hablan de no estar tan enganchados con los bienes materiales. De eso hablaba la primera, como siempre tomada del Antiguo Testamento, de eso la segunda, que corresponde a los evangelistas (Juan, Mateo, Marcos, Lucas). Y por supuesto, el Evangelio, donde Jesús nos enseña una parábola en la que un hombre almacena gran cantidad de granos en su granero y decide descansar, sabiendo que tiene bienes para rato. Y dios le dice “insensato, esta noche vas a morir, porque has acumulado bienes de este mundo, que no sirven para el cielo”. El mensaje es claro, y después de la homilía de Juani, mucho más. Los bienes materiales, dice el sacerdote,nos ayudan a vivir, a pasar nuestro tiempo en este mundo. Pero no debemos estar aferrados a ellos, sino servirnos de ellos. Que nuestra vida no gire en torno a lo material, como que es según cuánto y qué tengamos. Ojo, a mí también me pasa, si soy tan mortal y humano como ustedes. Pero por suerte yo trato de darle importancia más a lo espiritual que a lo material, por lo cual el 60 por ciento de mis asuntos son espirituales o parecidos. Bueno, debemos proceder de esa forma, basta de consumismo, de materialismo, de último celular con qué sé yo qué nueva estupidez, de la tele de 187 pulgadas que no sirve más que para engrosar deudas. No digo que vivamos como monhjas, eso no es la fe. Pero sí que la fe nos haga ver que lo del alma alimenta más que la materia. La materia, simplemente, es para seguir viviendo.
sábado, 30 de julio de 2016
FÚTBOL OLÍMPICO: AQUELLOS LOCOS ZAMBIANOS DEL 88
Hasta 1988, Africa no significaba mucho en el mundo del fútbol, salvo alguna campanada mundialista tipo Camerún y Argelia en España 82 o Marruecos en México
86. Mucho menos en el contexto de los Juegos Olímpicos, donde sólo Egipto había cosechado dos cuartos puestos en 1928 y 1964. Pero aquella primavera de
Seúl 1988, un nuevo país sorprendió con una actuación memorable, más allá de no haber pasado los cuartos de final. Lo que Zambia, la nación del sur, del
cobre y de las cataratas Victoria, gestó en tierra surcoreana será para siempre una de las grandes historias de los Juegos.
Los Chipolopolo, “balas de cobre” en dialecto africano, debutaban en la competencia tras haber eliminado a Ghana en una definición emocionante, ganando 2-0 en su capital Lusaka y perdiendo 0-1 en la revancha en Accra, pero pasando por diferencia de gol junto a Nigeria y Túnez. Esa tarde, el inolvidable arquero Efford Chabala atajó varias pelotas imposibles, incluido un penal, y los ghaneses, que iban arriba desde los 15 minutos, no pudieron hacer otro gol y Zambia fue a Seúl 88, donde le esperaba ser partenaire del potente Italia, Irak y Guatemala, éste en reemplazo de México, suspendido por la FIFA por dos años por adulteración de edad de su Sub 20.
El gran delantero Kalusha Bwalya, hoy presidente de la Federación de su país, era la figura de ese conjunto dirigido por Samuel Ndlovu. Bwalya, entonces en el Cercle Brugge de Bélgica, estaba junto a su tocayo Johnson Bwalya, Chabala, Musonda, Nyirenda, Makinka y otros jugadores que luego se destacarían en la mayor. El debut no presagiaba gran cosa, ya que el 17 de septiembre en Taejon, Zambia igualaba con los iraquíes 2-2, remontando una desventaja inicial con goles de Nyirenda y Kalusha, pero haciendo tablas al final. Mientras tanto, los italianos arrasaban a Guatemala por 5 a 2.
Nadie en su sano juicio iba a pronosticar lo ocurrido dos días después, el 19 de septiembre en Kwangju. Con alrededor de 9800 espectadores y el inglés Keith Hackett de árbitro, Italia dominaba el encuentro hasta que a los 41 minutos, Kalusha Bwalya recibió un pase, se metió en el área y superó a Stefano Tacconi, el arquero campeón con la Juventus en 1985, para la apertura del marcador. El relator de la TV italiana no entendía nada. Menos cuando a los 11 del segundo tiempo, Bwalya ejecutó un tiro libre con la barrera armándose y marcó el segundo, hecho que generó la protesta de los azzurros. A los 19, un remate de Johnson Bwalya se desvió en el defensor Pellegrini y fue el tercero. Y sobre la hora, cuando los europeos querían irse, Kalusha hizo su triplete y el famoso, tremendo 4 a 0. La prensa no cabía en su asombro, tanto la de Italia como en Argentina, donde algunos creyeron que el resultado era al revés. Incluso, el gran Oscar Gañete Blasco, al comentar el resumen en el canal ATC de Buenos Aires, tuvo lío para pronunciar el apellido de Bwalya, lo mismo que otro grande, Julio Ricardo, tres días más tarde en la goleada ante Guatemala.
El 21 en Kwanghju, Zambia repitió el 4-0 a los centroamericanos, con dos de Makinka y otros de Kalusha Bwalya, uno de penal, y así ganó el grupo B para ir a enfrentar a la potente Alemania de Jürgen Klinsmann y Thomas Haessler en cuartos de final. Ese 25 nuevamente en Kwangju, los alemanes fueron demasiado y con tres de Klinsmann golearon 4 a 0 y terminaron la epopeya de Zambia. Pero hubo recompensa, ya que Zambia fue la mejor selección del continente y Kalusha Balón de Oro de France Football. Además, la aventura de los naranjas fue un preludio de lo que vino después: la primera medalla para Africa con Ghana en Barcelona 92, y ni hablar los oros de Nigeria en Atlanta 96 y Camerún en Sydney 2000. Igual, la historia les reservó un lugar eterno a aquellos locos de Zambia de 1988.
Reviva aquí la hazaña de Zambia ante Italia:
86. Mucho menos en el contexto de los Juegos Olímpicos, donde sólo Egipto había cosechado dos cuartos puestos en 1928 y 1964. Pero aquella primavera de
Seúl 1988, un nuevo país sorprendió con una actuación memorable, más allá de no haber pasado los cuartos de final. Lo que Zambia, la nación del sur, del
cobre y de las cataratas Victoria, gestó en tierra surcoreana será para siempre una de las grandes historias de los Juegos.
Los Chipolopolo, “balas de cobre” en dialecto africano, debutaban en la competencia tras haber eliminado a Ghana en una definición emocionante, ganando 2-0 en su capital Lusaka y perdiendo 0-1 en la revancha en Accra, pero pasando por diferencia de gol junto a Nigeria y Túnez. Esa tarde, el inolvidable arquero Efford Chabala atajó varias pelotas imposibles, incluido un penal, y los ghaneses, que iban arriba desde los 15 minutos, no pudieron hacer otro gol y Zambia fue a Seúl 88, donde le esperaba ser partenaire del potente Italia, Irak y Guatemala, éste en reemplazo de México, suspendido por la FIFA por dos años por adulteración de edad de su Sub 20.
El gran delantero Kalusha Bwalya, hoy presidente de la Federación de su país, era la figura de ese conjunto dirigido por Samuel Ndlovu. Bwalya, entonces en el Cercle Brugge de Bélgica, estaba junto a su tocayo Johnson Bwalya, Chabala, Musonda, Nyirenda, Makinka y otros jugadores que luego se destacarían en la mayor. El debut no presagiaba gran cosa, ya que el 17 de septiembre en Taejon, Zambia igualaba con los iraquíes 2-2, remontando una desventaja inicial con goles de Nyirenda y Kalusha, pero haciendo tablas al final. Mientras tanto, los italianos arrasaban a Guatemala por 5 a 2.
Nadie en su sano juicio iba a pronosticar lo ocurrido dos días después, el 19 de septiembre en Kwangju. Con alrededor de 9800 espectadores y el inglés Keith Hackett de árbitro, Italia dominaba el encuentro hasta que a los 41 minutos, Kalusha Bwalya recibió un pase, se metió en el área y superó a Stefano Tacconi, el arquero campeón con la Juventus en 1985, para la apertura del marcador. El relator de la TV italiana no entendía nada. Menos cuando a los 11 del segundo tiempo, Bwalya ejecutó un tiro libre con la barrera armándose y marcó el segundo, hecho que generó la protesta de los azzurros. A los 19, un remate de Johnson Bwalya se desvió en el defensor Pellegrini y fue el tercero. Y sobre la hora, cuando los europeos querían irse, Kalusha hizo su triplete y el famoso, tremendo 4 a 0. La prensa no cabía en su asombro, tanto la de Italia como en Argentina, donde algunos creyeron que el resultado era al revés. Incluso, el gran Oscar Gañete Blasco, al comentar el resumen en el canal ATC de Buenos Aires, tuvo lío para pronunciar el apellido de Bwalya, lo mismo que otro grande, Julio Ricardo, tres días más tarde en la goleada ante Guatemala.
El 21 en Kwanghju, Zambia repitió el 4-0 a los centroamericanos, con dos de Makinka y otros de Kalusha Bwalya, uno de penal, y así ganó el grupo B para ir a enfrentar a la potente Alemania de Jürgen Klinsmann y Thomas Haessler en cuartos de final. Ese 25 nuevamente en Kwangju, los alemanes fueron demasiado y con tres de Klinsmann golearon 4 a 0 y terminaron la epopeya de Zambia. Pero hubo recompensa, ya que Zambia fue la mejor selección del continente y Kalusha Balón de Oro de France Football. Además, la aventura de los naranjas fue un preludio de lo que vino después: la primera medalla para Africa con Ghana en Barcelona 92, y ni hablar los oros de Nigeria en Atlanta 96 y Camerún en Sydney 2000. Igual, la historia les reservó un lugar eterno a aquellos locos de Zambia de 1988.
Reviva aquí la hazaña de Zambia ante Italia:
jueves, 28 de julio de 2016
MARAVILLAS ASÍ ES LA VIDA: JUEGOS OLÍMPICOS (PARTE 3)
Luego de que nuestra antorcha olímpica viajara de Atenas a Melbourne, ahora la llevamos con la historia a Roma 1960, primeros Juegos televisados en directo, en los inicios de la caja cuadrada. Pero el recuerdo símbolo de entonces correspondió por primera vez a un africano, el etíope Abebe Bikila, que ganó descalzo la maratón en una excepcional faena. Vilma Rudolf, una enferma de polio, ganó en carreras de pista. La ucraniana Larissa Latinina se llevó seis medallas en gimnasia artística, y apareció el imborrable boxeador Muhamad Alí, venciendo en los semipesados. Gran Bretaña participó por última vez en fútbol hasta 2012, disciplina en la que Argentina volvió pero quedó afuera en la primera ronda, con un joven llamado Carlos Bilardo, y Sudáfrica compitió por última ocasión bajo el régimen separatista del apartheid, por lo que no volvería hasta 1992. Además, en Roma 60 tuvieron lugar los primeros Juegos Paralímpicos, para las personas con discapacidad.
Para 1964 los Juegos se trasladaron por primera vez a Asia, en Tokio, Japón, que había sido seleccionada para 1940 pero no pudo por la guerra. Esta vez, una enorme inversión en infraestructura hizo unos Olímpicos majestuosos, donde Abebe Bikila y Larissa Latinina se impusieron de nuevo, Bob Hayes ganó en los 100 metros con un entonces récord de 10 segundos y Hungría consiguió su segundo oro seguido en fútbol, donde Argentina jugó otra vez pero sin éxito. Los de Tokio fueron asimismo los primeros transmitidos por TV en colores y vía satélite, como también los primeros en usar computación para cronometraje y resultados. Y el portador del último relevo de la llama olímpica fue el atleta japonés Yoshinori Sakai, llamado “el bebé de Hiroshima” por haber nacido en la fatídica jornada de la explosión de la bomba atómica sobre esa ciudad, en 1945.
El imponente estadio Azteca se construyó especialmente para los Juegos de México 68, los primeros en América latina. Y los primeros con controles antidóping. En la altura de la capital, tres atletas fueron los imborrables: el estadounidense Jim Hines que ganó los 100 metros con menos de 10 segundos, el primero en hacerlo; su compatriota Bob Beamon, récord en salto en largo con 8,90 metros contra 8,33 del segundo, y el inglés Dick Fosbury, plusmarquista en salto en alto con su técnica de espaldas. La maratón fue para el etíope Mamo Wolde, mientras Kenia se llevó su primer oro en 10 000 metros. En los 200, el ganador Tommie Smith y John Carlos, ambos norteamericanos, realizaron el “saludo del poder negro”, una señal de protesta por la reivindicación de los derechos de los negros en su país. Hablando de raza, Sudáfrica fue prohibido por primera ocasión por el apartheid, mientras Alemania Federal y Alemania Oriental compitieron separadas. Y Paraguay debutó en los Juegos.
Hablar de Munich 1972 es, lamentablemente, hablar de terrorismo. Durante el evento, palestinos asesinaron a dos atletas israelíes y tomaron de rehenes a otros 9, reclamando la liberación de presos palestinos. El rescate se frustró y los nueve israelíes fueron también muertos con una granada, que además mató a un policía y cinco terroristas. A pesar de la tragedia, tras un día de luto, la competencia siguió normalmente. Por suerte, también hubo deporte: Lasse Viren ganó los 5 y 10 000 metros, Mark Spitz se llevó nada menos que siete oros en natación y la URSS le ganó el clásico del básquetbol a Estados Unidos con un doble faltando un segundo. En fútbol, la Polonia de Deyna fue imbatible y el handball hizo su debut. Y por Argentina, Alberto Demiddi hizo un gran trabajo en remo y estuvo cerca de una medalla.
Finalizamos por hoy con Montreal 1976, lo mismo que decir los Juegos de la adolescente gimnasta rumana Nadia Comaneci, que consiguió por primera vez puntuación de 10 en barras asimétricas. El cubano Alberto Juantorena brilló en 400 y 800 metros y Alemania Oriental en el fútbol, venciendo a Polonia. El evento fue como siempre ensuciado por la política: 24 países africanos no fueron a Canadá en repudio a que la selección de rugby de Nueva Zelanda hizo una gira por Sudáfrica a pesar de la reciente masacre de Soweto. Además, las naciones reclamaban la readmisión sudafricana y como fue denegada, no participaron. Siempre la política, que seguiría molestando unos años más.
Fuente: Wikipedia
Para 1964 los Juegos se trasladaron por primera vez a Asia, en Tokio, Japón, que había sido seleccionada para 1940 pero no pudo por la guerra. Esta vez, una enorme inversión en infraestructura hizo unos Olímpicos majestuosos, donde Abebe Bikila y Larissa Latinina se impusieron de nuevo, Bob Hayes ganó en los 100 metros con un entonces récord de 10 segundos y Hungría consiguió su segundo oro seguido en fútbol, donde Argentina jugó otra vez pero sin éxito. Los de Tokio fueron asimismo los primeros transmitidos por TV en colores y vía satélite, como también los primeros en usar computación para cronometraje y resultados. Y el portador del último relevo de la llama olímpica fue el atleta japonés Yoshinori Sakai, llamado “el bebé de Hiroshima” por haber nacido en la fatídica jornada de la explosión de la bomba atómica sobre esa ciudad, en 1945.
El imponente estadio Azteca se construyó especialmente para los Juegos de México 68, los primeros en América latina. Y los primeros con controles antidóping. En la altura de la capital, tres atletas fueron los imborrables: el estadounidense Jim Hines que ganó los 100 metros con menos de 10 segundos, el primero en hacerlo; su compatriota Bob Beamon, récord en salto en largo con 8,90 metros contra 8,33 del segundo, y el inglés Dick Fosbury, plusmarquista en salto en alto con su técnica de espaldas. La maratón fue para el etíope Mamo Wolde, mientras Kenia se llevó su primer oro en 10 000 metros. En los 200, el ganador Tommie Smith y John Carlos, ambos norteamericanos, realizaron el “saludo del poder negro”, una señal de protesta por la reivindicación de los derechos de los negros en su país. Hablando de raza, Sudáfrica fue prohibido por primera ocasión por el apartheid, mientras Alemania Federal y Alemania Oriental compitieron separadas. Y Paraguay debutó en los Juegos.
Hablar de Munich 1972 es, lamentablemente, hablar de terrorismo. Durante el evento, palestinos asesinaron a dos atletas israelíes y tomaron de rehenes a otros 9, reclamando la liberación de presos palestinos. El rescate se frustró y los nueve israelíes fueron también muertos con una granada, que además mató a un policía y cinco terroristas. A pesar de la tragedia, tras un día de luto, la competencia siguió normalmente. Por suerte, también hubo deporte: Lasse Viren ganó los 5 y 10 000 metros, Mark Spitz se llevó nada menos que siete oros en natación y la URSS le ganó el clásico del básquetbol a Estados Unidos con un doble faltando un segundo. En fútbol, la Polonia de Deyna fue imbatible y el handball hizo su debut. Y por Argentina, Alberto Demiddi hizo un gran trabajo en remo y estuvo cerca de una medalla.
Finalizamos por hoy con Montreal 1976, lo mismo que decir los Juegos de la adolescente gimnasta rumana Nadia Comaneci, que consiguió por primera vez puntuación de 10 en barras asimétricas. El cubano Alberto Juantorena brilló en 400 y 800 metros y Alemania Oriental en el fútbol, venciendo a Polonia. El evento fue como siempre ensuciado por la política: 24 países africanos no fueron a Canadá en repudio a que la selección de rugby de Nueva Zelanda hizo una gira por Sudáfrica a pesar de la reciente masacre de Soweto. Además, las naciones reclamaban la readmisión sudafricana y como fue denegada, no participaron. Siempre la política, que seguiría molestando unos años más.
Fuente: Wikipedia
domingo, 24 de julio de 2016
PAPÁ RAFAEL CUMPLE 83
En Así Es La Vida es tiempo de otro aniversario, otro importantísimo. Siempre hablo y escribo sobre la mentora de este humilde blog, mamá Anita. Poco he dicho sobre papá Rafael, que en este día ha cumplido nada más que 83 añitos. Y como diría la tribuna, está de primera. Otro amor de mi vida, un hombre que, a pesar de su carácter y algunas patinadas, ha dado hasta lo que no tiene por mí, por mamá y por mis dos hermanos.
Siempre, y a pesar de su mal genio de muchas ocasiones, me ha dado y sigue dando lo mejor de él. Y especialmente, estos años en que estoy sin madre, lo estoy aprendiendo a valorar mucho más. Y también a reconocer todo lo que antes hizo por mí, que fue un gran imulsor de mi vida desde chico. Por destino y gracia de Dios lo tengo conmigo, y muy bien en todo sentido, más allá de alguna cosita de salud lógica y normal. A él, que tanto dio y da por mí, mi amor, mi abrazo y mi homenaje, y, aunque nadie es eterno, que sean unos cuanttitos más.
Siempre, y a pesar de su mal genio de muchas ocasiones, me ha dado y sigue dando lo mejor de él. Y especialmente, estos años en que estoy sin madre, lo estoy aprendiendo a valorar mucho más. Y también a reconocer todo lo que antes hizo por mí, que fue un gran imulsor de mi vida desde chico. Por destino y gracia de Dios lo tengo conmigo, y muy bien en todo sentido, más allá de alguna cosita de salud lógica y normal. A él, que tanto dio y da por mí, mi amor, mi abrazo y mi homenaje, y, aunque nadie es eterno, que sean unos cuanttitos más.
MUCHO OJO CON MERCADO LIBRE
Otra irregularidad, pero ésta no es de la sociedad, o sí. Es con este bendito tema de comprar por Internet, con el que advierto claramente tengan mucho cuidado. El tan promocionado sitio de venta online Mercado Libre.com es un sitio con el que hay que estar atento, es más, yo recomiendo no visitarlo, ya que su sistema es engañoso, casi perverso.
Cuando uno ve un artículo que le einteresa en un sitio de avisos clasificados, sea del diario o de la web, es lógico que lo primero que hace es fijarse los datos de contacto del vendedor para hablar con él y acordar, o no, la compra. Bueno, acá TE OBLIGAN A COMPRAR. En efecto, para ver los datos del vendedor sólo podés hacerlo mediante un click en el botón Comprar. ¿Por qué? Bueno, porque así es el negocio, dicen que dicen. Así acabo de tener un lío con un tal Daniel Marini, al que contacté por ver heladeras nuevas para mi casa, ya que se nos rompió la nuestra. Para saber cómo contactarlo hice botón ahí, y el tipo se enojó conmigo por mail cuando le expliqué que en realidad no quería comprar, sino que sólo estaba viendo. Lo mismo le pasó a una amiga que quería una pollera de cuero y que hizo click ahí.
Otra miseria más del mundo material, que hace lo que sea, así esté mal, para agarrar plata con desesperación. Por qué obligar a la gente a hacer lo que no tiene planeado, por qué arrastrarla a la fuerza. Qué locura. Bien de este mundo sin códigos que levanta banderas de incongruencia todo el tiempo. Bueno, ya están avisados.
Cuando uno ve un artículo que le einteresa en un sitio de avisos clasificados, sea del diario o de la web, es lógico que lo primero que hace es fijarse los datos de contacto del vendedor para hablar con él y acordar, o no, la compra. Bueno, acá TE OBLIGAN A COMPRAR. En efecto, para ver los datos del vendedor sólo podés hacerlo mediante un click en el botón Comprar. ¿Por qué? Bueno, porque así es el negocio, dicen que dicen. Así acabo de tener un lío con un tal Daniel Marini, al que contacté por ver heladeras nuevas para mi casa, ya que se nos rompió la nuestra. Para saber cómo contactarlo hice botón ahí, y el tipo se enojó conmigo por mail cuando le expliqué que en realidad no quería comprar, sino que sólo estaba viendo. Lo mismo le pasó a una amiga que quería una pollera de cuero y que hizo click ahí.
Otra miseria más del mundo material, que hace lo que sea, así esté mal, para agarrar plata con desesperación. Por qué obligar a la gente a hacer lo que no tiene planeado, por qué arrastrarla a la fuerza. Qué locura. Bien de este mundo sin códigos que levanta banderas de incongruencia todo el tiempo. Bueno, ya están avisados.
sábado, 23 de julio de 2016
AMIGOS, NO SE JUEGA CON LAS ILUSIONES
Vuelvo con planteos de amistades, moral, actitudes y otras yerbas. Y eso es porque este mundo sigue con sus promesas no cumplidas y sus malas actitudes de omisión. Si bien ya creo haberlo expuesto, no viene nada mal que hinche un poco con esto, porque parece que esa actitud de la promesa incumplida es una bandera (como muchas otras) de esta sociedad.
Muchos se atajan, hasta con cobardía, frente al tema, o te quieren pasar la pelota como que uno tiene la culpa (sí, encima, uno tiene la culpa). Y lo cierto es que uno reacciona ante estas cosas. Es muy feo, hasta irresponsable, jugar con los sentimientos de los demás, sea con trabajo, amigos, visitas, hasta con una posible pareja. Gente que se dice tu amigo te ilusiona, vaya a saber con qué fin o qué miércoles tienen en la cabecita, y luego no te cumple ni por asomo. Y peor, luego viene el rosario de excusas. Y peor, cuando uno reclama se te enojan, ellos, que son los responsables de la mala actitud. Entonces uno se enoja con esa persona, entran a discutir y pueden terminar mal. Y, también, pasa que cuando uno corta porque la situación lo irrita, el otro se victimiza y quiere venir a uno con carita de dulce, cuando en realidad luego te hace lo mismo.
Es decir, una cadena de patinadas que explica por qué la gente está tan separada, por qué cuesta vincularse. Cómo no si esa gente, que bien se puede catalogar de al menos falsa, promueve en uno una bronca que, según el carácter, puede hacerle más o menos mal. En mi caso personal, yo, autor de este humilde medio, estoy harto de toda esa cadena. Si prometés cumplí, si no no prometas nada, y si no pudiste cumplir, no vengas con excusas, decí la verdad que no me voy a ofender. No te cuesta nada decir la verdad. Pero eso de esconder, trampear, engañar, jugar con el otro, con el CORAZÓN del otro, es muy feo. Es tan feo como cualquier otra miseria que los seres humanos tenemos. Atentos con esto, porque es un estúpido código que mucha gente maneja, pero que no está bien. Tengámoslo en cuenta, porque no son las ilusiones las que conservan la amistad, sino las cuentas claras. Repito, las cuentas claras.
Muchos se atajan, hasta con cobardía, frente al tema, o te quieren pasar la pelota como que uno tiene la culpa (sí, encima, uno tiene la culpa). Y lo cierto es que uno reacciona ante estas cosas. Es muy feo, hasta irresponsable, jugar con los sentimientos de los demás, sea con trabajo, amigos, visitas, hasta con una posible pareja. Gente que se dice tu amigo te ilusiona, vaya a saber con qué fin o qué miércoles tienen en la cabecita, y luego no te cumple ni por asomo. Y peor, luego viene el rosario de excusas. Y peor, cuando uno reclama se te enojan, ellos, que son los responsables de la mala actitud. Entonces uno se enoja con esa persona, entran a discutir y pueden terminar mal. Y, también, pasa que cuando uno corta porque la situación lo irrita, el otro se victimiza y quiere venir a uno con carita de dulce, cuando en realidad luego te hace lo mismo.
Es decir, una cadena de patinadas que explica por qué la gente está tan separada, por qué cuesta vincularse. Cómo no si esa gente, que bien se puede catalogar de al menos falsa, promueve en uno una bronca que, según el carácter, puede hacerle más o menos mal. En mi caso personal, yo, autor de este humilde medio, estoy harto de toda esa cadena. Si prometés cumplí, si no no prometas nada, y si no pudiste cumplir, no vengas con excusas, decí la verdad que no me voy a ofender. No te cuesta nada decir la verdad. Pero eso de esconder, trampear, engañar, jugar con el otro, con el CORAZÓN del otro, es muy feo. Es tan feo como cualquier otra miseria que los seres humanos tenemos. Atentos con esto, porque es un estúpido código que mucha gente maneja, pero que no está bien. Tengámoslo en cuenta, porque no son las ilusiones las que conservan la amistad, sino las cuentas claras. Repito, las cuentas claras.
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