Para cerrar la saga de Maravillas referida a los Juegos Olímpicos, hoy contamos qué hizo Argentina en el gran evento, que fue mucho y bueno, más allá de que recién en los últimos años su deporte ha ido progresando como para ponerse a la par de los mejores. Exceptuando, lógicamente, el fútbol.
Desde su aparición en París 1900, nuestro país participó siempre, salvo en los Juegos de Moscú 80, cuando se plegó al boicot gestado por Estados Unidos y otros países contra la URSS. En total hasta 2012, consiguió 18 medallas de oro, 24 de plata y 28 de bronce, más 3 doradas en deportes de exhibición. La primera participación fue en 1900 con un solo atleta, el esgrimista Francisco Camet, que en espada terminó quinto, con lo que Argentina fue sexto en el medallero. En 1908, Héctor Torromé fue séptimo en patinaje sobre hielo y en 1920, el boxeador Angel Rodríguez perdió en primera ronda.
En París pero en 1924 Argentina envió por primera vez una delegación numerosa y organizada, obteniendo 6 medallas, cuatro en boxeo (el deporte más productivo de todos los tiempos), una en atletismo y la más importante, la del equipo de polo, que se colgó el primer oro. En Amsterdam 1928, el fútbol no pudo con su clásico rival Uruguay y se quedó con la de plata, pero el nadador Alberto Zorrilla ganó una de oro en 400 metros libres, con lo que se alcanzó el 13º puesto en la tabla, el mejor de la historia.
El primer gran momento de gloria, más allá de los oros ya citados, fue el triunfo del “Ñandú” Juan Carlos Zabala, con sólo 20 años, en la maratón de Los Angeles 32. Zabala fue abanderado para Berlín 36, donde Buenos Aires se había postulado. Allí, la primera mujer en competir, la nadadora Jeanette Campbell, hizo un gran trabajo y fue plata, mientras el polo volvió a ser oro . Tras la guerra, en Londres 1948 Argentina llevó hasta hoy la delegación más nutrida con 199 deportistas, y el boxeador Pascual Pérez ganó la de oro, luego sería el primer campeón profesional argentino. Delfo Cabrera emuló a Zabala y se coronó brillantemente en la maratón.
En 1952 Tranquilo Capozzo y Eduardo Guerrero, en remo, lograron en Helsinki (Finlandia) el último oro hasta 2004; además, el boxeo (como fue hasta México 68) siguió trayendo preseas. En Melbourne 56, ciudad que le ganó a Buenos Aires la sede por sólo un voto, comenzó la pobre presencia nacional, con apenas dos medallas, una de plata y otra de bronce, y varios atletas suspendidos por la dictadura que un año antes derrocó a Juan Domingo Perón. Lo mismo pasó en Roma 60,sólo dos medallas y la vuelta del fútbol que no pasó la primera ronda; en Tokio 64, una sola en equitación; en México 68, sólo dos terceros y el último del boxeo por décadas, y en Munich 72, donde Alberto Demiddi en el remo logró una de plata que fue la última hasta 1988.
El abandono de los gobiernos de turno fue notorio y creciente, por lo que en Montreal 76 no se conquistaron medallas por primera vez desde 1920. Peor fue para 1980, ya que la dictadura militar adhirió al boicot contra la URSS, dejando sin chance de medalla al fútbol y el básquetbol, clasificados en la cancha, o al remero Ricardo Ibarra y el ciclista Tito Steiner. El politizado, incompetente Comité Olímpico Argentino decidió darles diplomas y medallas simbólicas, que luego no se concretaron. El desperdicio de una generación rebotó en Los Angeles 84, donde el fútbol no fue al Preolímpico y los que asistieron estuvieron lejísimo de algo importante.
Un leve repunte se dio en Seúl 1988, gracias a que Gabriela Sabatini, abanderada y en su apogeo en el tenis, ganó la medalla de plata perdiendo la final ante la alemana Steffi Graf. Fue la primera presea en 16 años, y junto al gran bronce del vóleibol de Daniel Castellani, los únicos logros de esa década. El fútbol, siempre el referente máximo de esperanza olímpica, retornó luego de 24 años pero no pasó de los cuartos de final. Peor fue la actuación en Barcelona 92, donde pareció volverse a los malos tiempos,no sólo por una sola medalla (Frana y Miniussi en tenis) sino por desatinos tan visibles como desastrosos: la saltadora Verónica Ribot compitió con ropa prestada y el colmo, la corredora Ana María Comaschi no fue inscripta y no pudo por ejemplo ingresar al comedor, con el perjuicio que ello implicaba, situaciones que causaron roces con el COA y desnudaron la situación deplorable del deporte nacional. Y eso que meses antes se había inaugurado el Centro de Alto Rendimiento CENARD.
Para los dos eventos siguientes, se mejoró levemente otra vez, pero sin lograr oros, aumentando a 48 los años de sequía. La Selección de fútbol obtuvo por fin una medalla tras la de 1928, pero sus errores en la final con Nigeria (2-3) hicieron que fuera de plata, ésa que Hernán Crespo se metió en el bolsillo de la bronca. Mejor fue lo de Carlos Espínola, que en gran faena logró la de bronce en vela, y la de Pablo Chacón, el boxeador mendocino que tuvo buena actuación. Para Sydney, Espínola y sus compañeros ganaron tres de las cuatro preseas para Argentina, que se sumaron a la histórica gesta de las Leonas, el conjunto de hóckey sobre césped, que con Luciana Aymar a la cabeza fue plata ante Australia. El fútbol tenía el famoso Dream Team con Riquelme, D´Alessandro y Saviola, pero quedó eliminado por Chile en el Preolímpico.
Por suerte, la recuperación tibia que se mostraba se profundizó en ese tercer milenio. En 2004 en Atenas, Argentina logró el 28 de agosto dos títulos, primero con el fútbol y luego con la brillante generación dorada de Emanuel Ginóbili en el básquetbol, con triunfo sobre Estados Unidos y todo. No fue un día más: fue el día del deporte argentino, que así ganó oro tras 52 años. Además, Carlos Espínola volvió al podio, Georgina Bardach consiguió una valiosa de bronce en natación, tan postergada tantos años, y las Leonas y el dobles de Patricia Tarabini y Paola Suárez el bronce, completando seis medallas, la mejor cosecha desde Londres 1948. Brillante fue también en Pekín 2008, donde el fútbol fue bicampeón con Lionel Messi y gran elenco y los ciclistas Juan Curuchet y Walter Pérez dieron la campanada con un gran oro. Además,Carlos Espínola logró su cuarta presea seguida, y el básquetbol y las Leonas volvieron al podio.
Y hace cuatro años, en Londres 2012, a pesar de conseguirse sólo cuatro medallas, los deportistas argentinos realizaron un buen trabajo. La nota la dio el taekwondista correntino Sebastián Krismanich, primer oro en un deporte individual desde 1948. La vela aportó su qinta presea seguida en cinco Juegos, lo mismo las Leonas que fueron plata conquistando cuatro al hilo, en tanto Juan Martín Del Potro venció a Novak Djokovic y se colgó la de bronce. Además hubo varios diplomas olímpicos y gente como los remeros Suárez y Résola, cuartos, cumplieron muy dignamente, mostrando una renovada cara del olimpismo nacional. Ésa que ojalá se confirme dentro de unas horas, cuando en Río de Janeiro la historia llame a un nuevo puñado de ilusiones argentinas.
Fuente: Wikipedia
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