En esta linda sección de mi 1988 sigo con cositas del secundario desopilantes. Como el recuperatorio con los de la previa, escribir a máquina o el popurrí de canciones, en este caso la famosa séptima hora colegial. Este fue el año más duro de la misma, que teníamos de lunes a jueves. Por eso nos íbamos recién a las 18.30. Es decir, cuatro días sobre cinco. Y como en invierno a esa hora era de noche, me tenían que venir a buscar mi mamá o mi hermano Leo. Por lo menos, justo el viernes, el mejor día, nos íbamos temprano...
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