miércoles, 3 de agosto de 2016

MARAVILLAS ASÍ ES LA VIDA: ARGENTINA EN LOS JUEGOS OLÍMPICOS

Para cerrar la saga de Maravillas referida a los Juegos Olímpicos, hoy contamos qué hizo Argentina en el gran evento, que fue mucho y bueno, más allá de que recién en los últimos años su deporte ha ido progresando como para ponerse a la par de los mejores. Exceptuando, lógicamente, el fútbol.

Desde su aparición en París 1900, nuestro país participó siempre, salvo en los Juegos de Moscú 80, cuando se plegó al boicot gestado por Estados Unidos y otros países contra la URSS. En total hasta 2012, consiguió 18 medallas de oro, 24 de plata y 28 de bronce, más 3 doradas en deportes de exhibición. La primera participación fue en 1900 con un solo atleta, el esgrimista Francisco Camet, que en espada terminó quinto, con lo que Argentina fue sexto en el medallero. En 1908, Héctor Torromé fue séptimo en patinaje sobre hielo y en 1920, el boxeador Angel Rodríguez perdió en primera ronda.

En París pero en 1924 Argentina envió por primera vez una delegación numerosa y organizada, obteniendo 6 medallas, cuatro en boxeo (el deporte más productivo de todos los tiempos), una en atletismo y la más importante, la del equipo de polo, que se colgó el primer oro. En Amsterdam 1928, el fútbol no pudo con su clásico rival Uruguay y se quedó con la de plata, pero el nadador Alberto Zorrilla ganó una de oro en 400 metros libres, con lo que se alcanzó el 13º puesto en la tabla, el mejor de la historia.

El primer gran momento de gloria, más allá de los oros ya citados, fue el triunfo del “Ñandú” Juan Carlos Zabala, con sólo 20 años, en la maratón de Los Angeles 32. Zabala fue abanderado para Berlín 36, donde Buenos Aires se había postulado. Allí, la primera mujer en competir, la nadadora Jeanette Campbell, hizo un gran trabajo y fue plata, mientras el polo volvió a ser oro . Tras la guerra, en Londres 1948 Argentina llevó hasta hoy la delegación más nutrida con 199 deportistas, y el boxeador Pascual Pérez ganó la de oro, luego sería el primer campeón profesional argentino. Delfo Cabrera emuló a Zabala y se coronó brillantemente en la maratón.

En 1952 Tranquilo Capozzo y Eduardo Guerrero, en remo, lograron en Helsinki (Finlandia) el último oro hasta 2004; además, el boxeo (como fue hasta México 68) siguió trayendo preseas. En Melbourne 56, ciudad que le ganó a Buenos Aires la sede por sólo un voto, comenzó la pobre presencia nacional, con apenas dos medallas, una de plata y otra de bronce, y varios atletas suspendidos por la dictadura que un año antes derrocó a Juan Domingo Perón. Lo mismo pasó en Roma 60,sólo dos medallas y la vuelta del fútbol que no pasó la primera ronda; en Tokio 64, una sola en equitación; en México 68, sólo dos terceros y el último del boxeo por décadas, y en Munich 72, donde Alberto Demiddi en el remo logró una de plata que fue la última hasta 1988.

El abandono de los gobiernos de turno fue notorio y creciente, por lo que en Montreal 76 no se conquistaron medallas por primera vez desde 1920. Peor fue para 1980, ya que la dictadura militar adhirió al boicot contra la URSS, dejando sin chance de medalla al fútbol y el básquetbol, clasificados en la cancha, o al remero Ricardo Ibarra y el ciclista Tito Steiner. El politizado, incompetente Comité Olímpico Argentino decidió darles diplomas y medallas simbólicas, que luego no se concretaron. El desperdicio de una generación rebotó en Los Angeles 84, donde el fútbol no fue al Preolímpico y los que asistieron estuvieron lejísimo de algo importante.

Un leve repunte se dio en Seúl 1988, gracias a que Gabriela Sabatini, abanderada y en su apogeo en el tenis, ganó la medalla de plata perdiendo la final ante la alemana Steffi Graf. Fue la primera presea en 16 años, y junto al gran bronce del vóleibol de Daniel Castellani, los únicos logros de esa década. El fútbol, siempre el referente máximo de esperanza olímpica, retornó luego de 24 años pero no pasó de los cuartos de final. Peor fue la actuación en Barcelona 92, donde pareció volverse a los malos tiempos,no sólo por una sola medalla (Frana y Miniussi en tenis) sino por desatinos tan visibles como desastrosos: la saltadora Verónica Ribot compitió con ropa prestada y el colmo, la corredora Ana María Comaschi no fue inscripta y no pudo por ejemplo ingresar al comedor, con el perjuicio que ello implicaba, situaciones que causaron roces con el COA y desnudaron la situación deplorable del deporte nacional. Y eso que meses antes se había inaugurado el Centro de Alto Rendimiento CENARD.

Para los dos eventos siguientes, se mejoró levemente otra vez, pero sin lograr oros, aumentando a 48 los años de sequía. La Selección de fútbol obtuvo por fin una medalla tras la de 1928, pero sus errores en la final con Nigeria (2-3) hicieron que fuera de plata, ésa que Hernán Crespo se metió en el bolsillo de la bronca. Mejor fue lo de Carlos Espínola, que en gran faena logró la de bronce en vela, y la de Pablo Chacón, el boxeador mendocino que tuvo buena actuación. Para Sydney, Espínola y sus compañeros ganaron tres de las cuatro preseas para Argentina, que se sumaron a la histórica gesta de las Leonas, el conjunto de hóckey sobre césped, que con Luciana Aymar a la cabeza fue plata ante Australia. El fútbol tenía el famoso Dream Team con Riquelme, D´Alessandro y Saviola, pero quedó eliminado por Chile en el Preolímpico.

Por suerte, la recuperación tibia que se mostraba se profundizó en ese tercer milenio. En 2004 en Atenas, Argentina logró el 28 de agosto dos títulos, primero con el fútbol y luego con la brillante generación dorada de Emanuel Ginóbili en el básquetbol, con triunfo sobre Estados Unidos y todo. No fue un día más: fue el día del deporte argentino, que así ganó oro tras 52 años. Además, Carlos Espínola volvió al podio, Georgina Bardach consiguió una valiosa de bronce en natación, tan postergada tantos años, y las Leonas y el dobles de Patricia Tarabini y Paola Suárez el bronce, completando seis medallas, la mejor cosecha desde Londres 1948. Brillante fue también en Pekín 2008, donde el fútbol fue bicampeón con Lionel Messi y gran elenco y los ciclistas Juan Curuchet y Walter Pérez dieron la campanada con un gran oro. Además,Carlos Espínola logró su cuarta presea seguida, y el básquetbol y las Leonas volvieron al podio.

Y hace cuatro años, en Londres 2012, a pesar de conseguirse sólo cuatro medallas, los deportistas argentinos realizaron un buen trabajo. La nota la dio el taekwondista correntino Sebastián Krismanich, primer oro en un deporte individual desde 1948. La vela aportó su qinta presea seguida en cinco Juegos, lo mismo las Leonas que fueron plata conquistando cuatro al hilo, en tanto Juan Martín Del Potro venció a Novak Djokovic y se colgó la de bronce. Además hubo varios diplomas olímpicos y gente como los remeros Suárez y Résola, cuartos, cumplieron muy dignamente, mostrando una renovada cara del olimpismo nacional. Ésa que ojalá se confirme dentro de unas horas, cuando en Río de Janeiro la historia llame a un nuevo puñado de ilusiones argentinas.

Fuente: Wikipedia



MARAVILLAS ASÍ ES LA VIDA: JUEGOS OLÍMPICOS (PARTE 5)

Hoy finalizamos el viaje de nuestra antorcha olímpica imaginaria con la parte más reciente de la historia de los Juegos. Para 2004, Atenas fue elegida sede en 1997, sobre una Buenos Aires que se había superpromocionado en tiempos no muy prósperos en todo sentido y que fue eliminada en la primera votación. Pero esos Olímpicos griegos, los segundos en la cuna del olimpismo, fueron imborrables, épicos para Argentina. Hacía 52 años que nuestro país no ganaba una medalla de oro. El fútbol, el básquetbol y las ya clásicas Leonas albergaban esperanzas de romper la sequía. Y tras una gran campaña y con los goles de Carlos Tévez, la Selección de Marcelo Bielsa le ganó la final a Paraguay y lo hizo: aquella madrugada argentina, las 10 de Grecia, horario rarísimo, se colgó por fin un oro, además por primera vez en nuestro fútbol. Y como si fuera poco, horas después, la generación dorada de Manu Ginóbili, que había bajado al Dream Team de Estados Unidos, venció a Italia y logró un oro de los más gloriosos de la historia nacional.

No fueron los únicos halagos para un deporte blanco y celeste cada vez mejor. Carlos Espínola ganó otra plata en vela y las Leonas el bronce, igual que Patricia Tarabini y Paola Suárez en tenis. Por otra parte, Justin Gatlin fue el más rápido en los 100 metros, el marroquí Hicham El Guerrouj en 1500y 5000, el dominicano Félix “Súper” Sánchez consiguió el primer título para su tierra en los 400 metros con vallas y la inglesa Kelly Holmes lo hizo en 800 y 1500. Nicolás Massú y Fernando González le dieron a Chile su primer oro en el dobles de tenis, además Massú ganó el single y González fue bronce. Afganistán volvió tras 1999, y el campeón de los 200 de Sydney, Constantinos Kenteris, se retiró del evento por sospechas de dóping y por eso no encendió el pebetero como estaba previsto. Por primera vez, en Atenas 2004 se superó la cantidad de 200 naciones, en total 201.

Los Juegos de 2008 fueron en Pekín, que había perdido con Sydney para 2000. Y a pesar del lío por la contaminación, los derechos humanos del gobierno de China y las protestas del Tíbet que busca su independencia, fueron otro evento para el recuerdo. Especialmente por la hazaña de Michael Phelps, el fabuloso nadador estadounidense que obtuvo 8 medallas de oro y superó a Mark Spitz, compatriota suyo, como máximo ganador dorado en un solo certamen. También por la irrupción del jamaiquino Usain Bolt, que los pasó por encima a todos en 100, 200 y 4x100, marcando un espectacular récord de 9 segundos 69. Y qué decir de Argentina, cada vez más ascendente en su nivel deportivo, con el fútbol otra vez campeón con Messi y su gran elenco, la proeza de Juan Curuchet y Walter Pérez en el ciclismo de pista y otros bronces de Espínola (cuarto al hilo), el básquet de Ginóbili y las geniales Leonas. La Rusa Elena Isinbayeva saltó 5 metros y 5 centímetros con garrocha y logró una increíble plusmarca, mientras que el afgano Rohullah Nikpai obtuvo en taekwondo un bronce histórico para su golpeado país.

Y así Llegamos al último hasta este momento, los de Londres 2012. Argentina continuó con su asenso y aunque el fútbol no se clasificó, las Leonas se colgaron la de plata y el correntino Sebastián Krismanich dio la campanada con su oro en taekwondo, primero en un deporte individual para nuestro país desde 1948. Estos fueron los Juegos de Usain Bolt, récord olímpico de nuevo con 9.63 en 100, aparte de volver a ser el 1 en 200 y 4x100, de Félix Sánchez y su triunfo en los 400 vallas y de Michael Phelps, que completó su repisa de medallas llegando a 22, el mayor medallista de todos los tiempos. En el fútbol, México ganó a Brasil y se colgó su primer oro, mientras Corea lo hizo con el bronce; el Dream Team estadounidense volvió a arrasar en el básquetbol y el ugandés Stephen Kiprotich triunfó en la maratón y obtuvo el primer éxito para su tierra.

Ahora, la antorcha de nuestro viaje, que comenzó allá por Atenas 1896, Pierre de Coubertin o el fútbol uruguayo, espera un nuevo conjunto de historias en la hermosa Río de Janeiro, donde desde hoy con el balompié de mujeres dará inicio el evento de 2016, la 31 Olimpíada. Todo está listo, sólo hay que seguir escribiendo la historia.

Fuente: Wikipedia

MARAVILLAS ASÍ ES LA VIDA: LA HISTORIA DE LOS 100 METROS

Es la cumbre de cada encuentro de atletismo, sea donde sea. Y desde ya sinónimo de los Juegos Olímpicos. La carrera de los 100 metros llanos es más que eso, todo un acontecimiento. Momento de vibración, de nervios, de emoción, de emociones. Muchas veces, de récords. Otras tantas, de definiciones para el infarto, de fotofinish. Siguiendo con la saga de Maravillas Así Es La Vida versión olímpica, les presento la apasionante historia de la prueba reina del deporte mundial.

La prueba de los 100 metros masculinos formó parte del programa de la primera edición de los Juegos en Atenas en 1896 (la prueba femenina no debutaría en unos Juegos hasta 1928 en Ámsterdam). En aquella ocasión se corrió sobre una pista de ceniza y carbón. La posición de salida era libre y cada atleta adoptaba la que más creía que le favorecía,resultando vencedor el norteamericano Thomas Burke, el único atleta de la prueba que salió con las manos apoyadas sobre la pista y realizando unos agujeros en el suelo para tener un mejor apoyo de salida.

En 1920,con la fundación de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF), se reconoce la primera marca mundial de la prueba en la persona de Donald Lippincott, que, con un tiempo de 10,6 s, recorrió la distancia en la pista olímpica de Estocolmo. En 1928 los norteamericanos George Breshnahan y William Tuttle inventan los tacos de salida, mejorando así el punto de apoyo en la salida y optimizando el impulso que, hasta entonces, se obtenía practicando sobre la pista de ceniza unos pequeños hoyos en los que se introducían los pies, práctica que había introducido, en 1887,Charles Sherill. Sin embargo, los tacos de salida no fueron reconocidos por la IAAF hasta 1937. En 1938 la IAAF estableció que para considerar válida cualquier marca de la distancia, el viento favorable durante la realización de la prueba debía ser inferiora los 2 m/s.

El 20 de junio de 1968,en Sacramento,durante la celebración de las pruebas de selección del equipo norteamericano que habría de competir en los Juegos Olímpicos de México,los norteamericanos Jim Hines, Ronnie Ray Smith y Charles Greene lograron correr por primera vez la distancia por debajo de los 10 segundos, fijando la marca mundial en 9,9 s.

El 1 de enero de 1977 la IAAF decide abandonar el cronometraje manual, que había venido coexistiendo con el electrónico desde 1932,estableciendo que todo registro oficial debía realizarse electrónicamente para tener validez oficial.

ALGUNAS HISTORIAS OLÍMPICAS

En Berlín 36, el negro estadounidense Jesse Owens ganó los 100 metros con 10 segundos 3, primero de sus cuatro oros en la cara de Adolf Hitler, que no lo saludó.

En Roma 60, la norteamericana Wilma Rudolph, antigua enferma de polio, se impuso con 11 segundos.

Jim Hines también rompió la barrera de los 10 segundos en los Juegos de México 68, con 9.95.

En los 80 apareció “el hijo del viento”, Carl Lewis, que ganó en 1984 y 1988, en este último caso en los escritorios de Seúl, ya que el canadiense Ben Johnson, vencedor en la pista, fue descalificado por dóping positivo.

En esos mismos Juegos, la “gacela negra” Florence Griffith-Joyner ganó ampliamente, en el mismo año en que estableció la hasta hoy plusmarca femenina con 10 segundos 49.

En 1996, el campeón defensor era el inglés Linford Christie, pero por dos salidas en falso fue descalificado y el canadiense Donovan Bailey redimió a su compatriota Ben Johnson y venció con récord de 9 segundos 84.

La estadounidense Marion Jones se llevó la prueba en Sydney 2000, igual que otras dos de velocidad. Pero debido al bendito dóping, años más tarde fue despojada de sus medallas.

En Pekín 2008 apareció el enorme jamaiquino Usain Bolt, que hasta ahora arrasó en el hectómetro. Esa vez marcó un impactante récord de 9.69, mientras que en Londres 2012 volvió a batirlo con 9.63. Jamaica es el centro actual de los 100, porque Shely Ann Fraser se llevó igual que Bolt los últimos dos certámenes olímpicos y mundiales.

Fuente: Wikipedia







martes, 2 de agosto de 2016

JUAN CARLOS MESA SIEMPRE TENDRÁ UNA SONRISA

Hoy ha sido otro día de pena para los que somos nostálgicos y fanáticos de los copados años 80, esos donde la vida era vida, y sobre todo, donde la TV era TV. Se nos fue el divino Juan Carlos Mesa, uno de los grandiosos cómicos de este país, que tantos éxitos generó en TV y teatro. El para mí más imborrable fue su Mesa de Noticias, con el que yo me desternillaba de risa y entretenía un montón, repitiendo cada latiguillo tipo “benemérito señor director” que le decía otro inolvidable, Gianni Lunadei, De la Natta en el desopilante programa de humor que emitía ATC entre 1982 y 1988. Aquí pego un momento de ese glorioso recuerdo en video, y abajo, lo que viví en Mesa de Noticias, que como tantas cosas de mi infancia me hizo muy feliz. Como el divino gordo Mesa, que aunque se haya ido arriba, siempre tendrá una sonrisa para regalarnos en su
memoria.



MESA DE NOTICIAS

El boom televisivo del 85, un éxito impresionante del humor. Todas las noches a las 7 por ATC no me perdía un programa del gran Juan Carlos Mesa y la famosa redacción de noticias donde ocurrían miles de desatinos. Ni hablar de las maldades de De la Nata, el pobre Rosales y sus anteojos, Foderone, Edgardo Mesa, el gallego Jesús, Cris Morena en el ascensor, las broncas de Leticia, Beatriz Sanguedolce (‘’qué bochorno’’), la alemana Ursula, Marcos y ‘’el zapallo’’ de su primo Inocencio, a quien yo imitaba como a varios personajes, o repetía los latiguillos. Fue tal el éxito que hubo un disco con la música del programa y hasta los fui a ver al teatro en las vacaciones de invierno. Uno de los gloriosos del gran 85.

SEÚL 88, MI PRIMER JUEGO OLÍMPICO



La hermosísima canción de Seúl, Hand in Hand (Mano en mano)

El acontecimiento deportivo más importante del año que por primera vez seguí con gran entusiasmo ese bellísimo septiembre, tanto en Clarín como en ATC. En el diario leía los resultados y me interesaba por apellidos raros para el cuaderno MÍO DE PLANTELES DE SELECCIONES. Y en el canal, cada noche veía el resumen de competencias, con aquellos muñequitos que representaban cada deporte y que me fascinaban.
Pero como no se televisaba nada en directo, ni siquiera el fútbol, me enteré apenas de todo, incluso la medalla de plata de Sabatini o el récord malogrado de Ben Jonson. Lo mismo con la Selección, cuyos goles vi en ATC o en Badía y Cía. Lo mejor y más caro a mis gustos fue la actuación de Zambia en fútbol, torneo que escribí en la recordada Carpeta General. Igualmente, Seúl 88 sumó para estos dorados momentos.

ZAMBIA, KALUSHA BWALYA

Y esa actuación de Zambia me generó un nuevo fenómeno, dentro de lo que ya era todo un tema como el fútbol africano. Y más aún por KALUSHA BWALYA, su gran goleador, a partir de que el 19 de septiembre le hizo tres goles a Italia para ese gran 4-0. Desde entonces y por mucho tiempo me mimeticé con la selección naranja y verde: los dibujos en la Carpeta o algún poster y hasta la remera de ese color.

Aquí el video del 4-0 a Italia:

MARAVILLAS ASÍ ES LA VIDA: JUEGOS OLÍMPICOS (PARTE 4)

Pasemos hoy a los Juegos de los 80 y 90, varios de ellos ensuciados por la molesta política. Así fue en 1984 en Los Angeles, Estados Unidos, cuando en respuesta al boicot impulsado por éstos hacia Moscú por la invasión soviética a Afganistán, la URSS y sus aliados comunistas no asistieron a la gran cita, dejando el medallero en manos del local que dominó ampliamente. Carl Lewis, apodado “El Hijo del Viento”, comenzó su gran leyenda al ganar los 100, 200, 4x100 metros y salto en largo, igualando a Jesse Owens y su campaña de Berlín 36. Mientras tanto, Michael Jordan guió al equipo de básquetbol al título, Mary Lou Retton fue heroína en gimnasia sobre las rumanas, el vóleibol fue campeón y los boxeadores se llevaron 9 de las 12 categorías. Asimismo se destacaron el alemán Michael Gross en natación y Francia en el fútbol, con un nuevo status para europeos y sudamericanos de jugar con futbolistas sin experiencia contra los profesionales de otros continentes. También en atletismo, dos momentos recordados: el triunfo de la marroquí Nawal El Moutawakel, primera islámica y primera de su país en ganar oro, en 400 metros, y el incidente entre la local Mary Decker y la sudafricana Zola Budd, que al no poder correr por su patria se nacionalizó inglesa en tiempo récord, y en la final de 3000 metros tuvo un roce ocasional con Decker, quien cayó, se lastimó y abandonó; los medios norteamericanos insinuaron que Budd lo hizo a propósito, cosas de la política.

Todo fue mejor para 1988, en Seúl, Corea del Sur. El mundo se reconcilió y 159 países tomaron parte. Y fueron unos Juegos inolvidables, especialmente para mí que los viví por primera vez. Pero, además, por la gran cantidad de hitos y momentos culminantes. Lo más notorio, y desagradable, fue el dóping del canadiense Ben Johnson, que había ganado con 9 segundos 79 los 100 metros, pero fue despojado de su medalla y el triunfo fue de nuevo para Carl Lewis, que además siguió su racha con plata en 200 y oro en salto en largo. En las mujeres, la “gacela negra” Florence Griffith-Joyner, de Estados Unidos, aquélla de las uñas bicolor, se llevó los 100 y 200 con récord mundial, mientras su cuñada Jackie Joyner-Kersee venció en el heptatlón. Kenia arrasó con las distancias largas y el italiano Gelindo Bordin se impuso en la maratón. Volvió el tenis tras 60 años, donde Gabriela Sabatini le dio una medalla de plata a la Argentina perdiendo con Steffi Graf, una de las dos preseas de un pobre deporte nacional, la otra el bronce del vóleibol que le ganó a Brasil con Castellani y compañía. El soviético Sergei Bubka batió el récord de salto con garrocha con más de 6 metros, mientras en natación se destacaron los estadounidenses Matt Biondi, Janet Evans y el clavadista Greg Louganis (oro con su cabeza vendada por un golpe previo), en pesas el gran turco Suleimanoglu, las gimnastas Daniela Silivas (Rumania) y Elena Chuchunova (URSS) que tuvieron un espectacular duelo definido ahí nomás por la soviética, y el triunfo de la URSS en básquetbol, con el gigante Arvidas Sabonis y eliminando a su clásico rival Estados Unidos. El fútbol también fue para la república socialista, que venció al Brasil de Romario, mientras Zambia y Kalusha Bwalya sorprendieron goleando a Italia y llegando a los cuartos de final, ahí donde la retornada Argentina reapareció pero se quedó.

En 1992, Barcelona fue la sede de unos Juegos con cuatro presencias llamativas: la vuelta de Sudáfrica tras la liberación de Nelson Mandela y el fin del apartheid, Alemania reunificada tras la caída del muro de Berlín en 1989, el regreso de Cuba tras dos eventos sin hacerlo y la última de las repúblicas soviéticas bajo el nombre de Equipo Unificado, aunque Lituania, Letonia y Estonia, los tres bálticos, primeros en separarse de la URSS, compitieron aparte. La ceremonia inaugural fue tan majestuosa como imborrable, lo mismo que la de cierre. Y entre ellas, el inglés Linford Christie se llevó el oro en los 100 metros y la estadounidense Gail Devers lo hizo en su rama tras una grave enfermedad. Sergei Bubka falló en sus intentos de garrocha y quedó afuera del podio; en cambio, su compatriota Vitali Scherbo se colgó seis medallas de oro en gimnasia, a una de Mark Spitz. Apareció el Dream Team de la NBA y con Jordan, Magic Johnson, Larry Bird y compañía arrasó con sus rivales. Pero lo más llamativo fue sin duda la explosión del deporte español, que ganó 13 oros cuando antes sólo había obtenido 4; entre otros, Fermín Cacho en 1500 metros, Martín López Zubero en natación y, sobre todo, el fútbol con Guardiola, Luis Enrique y Kiko hicieron grande a España, con una ola de éxitos que hasta hoy sigue vigente. Argentina fue una vergüenza, no sólo en resultados (apenas el bronce de Frana y Miniussi en tenis) sino por varios papelones organizativos, a pesar de la reciente creación del Centro de Alto Rendimiento, el CENARD.

Los de Atlanta 96, otra vez en Estados Unidos, fueron tan inolvidables como los anteriores. Es cierto que un atentado causó la muerte de dos personas en el Centennial Park, pero los 100 años del olimpismo contaron con muchos momentos agradables. El espectacular triunfo del canadiense Donovan Bailey con récord en 100 metros, la proeza de Carl Lewis que al vencer en 4x100 igualó a Al Oerter en ganar oro en cuatro Juegos seguidos, la velocidad del Turbo Michael Johnson en 200 con récord y 400, otro oro del básquetbol NBA, el triunfo del cinco veces campeón del Tour de Francia Miguel Indurain o la hazaña de Nigeria, que derrotó a Brasil y Argentina para ganar el fútbol, donde la Selección de Passarella obtuvo la plata; mientras, las mujeres también jugaron y Estados Unidos consiguió el primero de sus cuatro títulos. Todo tan inolvidable como la presencia de 197 países, entre ellos por primera vez las ex repúblicas soviéticas, y el encendido del pebetero olímpico por nada menos que el imborrable Muhamad Alí. Y por suerte, Argentina mejoró en su tarea y el boxeador Pablo Chacón y el windsurfista Carlos Espínola ganaron bronce.

Mientras todo esto sucedía, Sydney era la elegida para los primeros Juegos Olímpicos del tercer milenio, en 2000. Fue el certamen de las Leonas, el equipo de hóckey argentino que con Luciana Aymar a la cabeza conquistó una histórica medalla de plata ante las locales. También el de la australiana Kathy Freeman, la primera nativa aborigen que encendió el pebetero y, en 400 metros, ganó y festejó con su bandera indígena. Otro local, Ian Thorpe, se llevó el duelo de natación frente al holandés Piet Van Der Hogenbaum. Estados Unidos presentó otro Dream Team para vencer en el básquetbol a Francia, y Camerún dio un nuevo golpe africano en el fútbol ante la España de Xavi. Argentina fracasó al no ir en el balompié cuando tenía gente como Riquelme, D´Alessandro y Saviola, aunque Carlos Espínola se colgó plata y el vóleibol fue cuarto. En atletismo, Maurice Greene conquistó los 100 metros y el griego Constantinos Kenteris le ganó a Michael Johnson los 200, mientras que Marion Jones fue la estrella de velocidad con tres oros, pero años más tarde fue despojada por dóping. El nadador de Guinea Ecuatorial Eric Musambani recorrió solo la pileta por descalificación de sus rivales de forma grotesca, y 199 países batieron el récord de presencias, con Afganistán como ausente y las Coreas juntas bajo una misma bandera.

domingo, 31 de julio de 2016

SERVIRSE DE LOS BIENES MATERIALES

Hace rato, si mal no recuerdo, que no hablo de cosas de Dios. Bueno, anoche fui como todos los sábados a misa en la linda parroquia San Andrés Avelino de Villa Adelina. Y en su homilía, al reflexionar sobre las lecturas del Evangelio, el Padre Juani dijo algo de esas cosas que a uno le quedan en la mente y que le transforman su pensar.

Las lecturas de este domingo, o de este sábado, hablan de no estar tan enganchados con los bienes materiales. De eso hablaba la primera, como siempre tomada del Antiguo Testamento, de eso la segunda, que corresponde a los evangelistas (Juan, Mateo, Marcos, Lucas). Y por supuesto, el Evangelio, donde Jesús nos enseña una parábola en la que un hombre almacena gran cantidad de granos en su granero y decide descansar, sabiendo que tiene bienes para rato. Y dios le dice “insensato, esta noche vas a morir, porque has acumulado bienes de este mundo, que no sirven para el cielo”. El mensaje es claro, y después de la homilía de Juani, mucho más. Los bienes materiales, dice el sacerdote,nos ayudan a vivir, a pasar nuestro tiempo en este mundo. Pero no debemos estar aferrados a ellos, sino servirnos de ellos. Que nuestra vida no gire en torno a lo material, como que es según cuánto y qué tengamos. Ojo, a mí también me pasa, si soy tan mortal y humano como ustedes. Pero por suerte yo trato de darle importancia más a lo espiritual que a lo material, por lo cual el 60 por ciento de mis asuntos son espirituales o parecidos. Bueno, debemos proceder de esa forma, basta de consumismo, de materialismo, de último celular con qué sé yo qué nueva estupidez, de la tele de 187 pulgadas que no sirve más que para engrosar deudas. No digo que vivamos como monhjas, eso no es la fe. Pero sí que la fe nos haga ver que lo del alma alimenta más que la materia. La materia, simplemente, es para seguir viviendo.