Bienvenidos a Así Es La Vida, un blog de todo un poco, una charla con un amigo, sin tiempo ni espacio, sin intereses, sin estructuras. El caminar de un ciudadano por la vida. Dedicado a mi madre Anita.
viernes, 30 de agosto de 2019
EL AMAZONAS AFECTA A BRASIL Y A CARAPACHAY
Estos días hemos conocido, con inmensa tristeza (algunos ni le llevaron el apunte) los incendios de gran magnitud en la selva del Amazonas, un pecado mortal para el mundo ya que los expertos coinciden en que es el pulmón de la Tierra. Pero el humo, el fuego y otros elementos de peligro para la salud no sólo se sintieron en Brasil, afectaron otros países, entre ellos Argentina. Llegó hasta casi todas las provincias, empezando por Buenos Aires. Por lo que bien podría decir que el Amazonas le hace mal a, por ejemplo, mi Carapachay. Porque cuando el hombre quiere hacer añicos el planeta que Dios le creó para su vida, lo hace sin importar nada. Ni siquiera el lugar. Tengámoslo en cuenta, a nosotros también nos irrita, no sólo los ojos.
sábado, 24 de agosto de 2019
LA LEYENDA DEL RÍO DE ORO
Este es un pequeño hermoso cuento infantil que leí una mañana de los 80 en la casa de mi madrina Marta, en Olivos. El relato, como era tan chico, no lo recuerdo exacto completamente, pero lo que puedo recordar constituye una de esas lindas historietas que dejan algo en la mente, lo cual hoy buena falta hace.
La leyenda cuenta sobre tres hermanitos alemanes, Hans (el mayor), Schwartz (el del medio) y Gluck, el más chiquito. Los tres vivían cerca de un río que, según sabían, podía cambiar el color de su agua a oro. Para eso tenían que recoger agua en un recipiente y llevarla hasta el río, y allí echarla. Si se portaban bien tendrían su premio con el sueño de ver el río dorado, si no les sucederían cosas malas.
Como pasa en tantas familias, Hans y Schwartz, los mayores de Gluck, tenían tal ascendente sobre él que lo dominaban, lo retaban y en ocasiones lo trataban mal, hasta con cachetazos sin justificación. Gluck sólo lloraba y no respondía a las agresiones. Mientras, los otros dos cargaron agua y la llevaron al río. En el camino se encontraron con una persona enferma que les pidió un poco de agua, la que no le dieron. Luego con un anciano sediento, al que tampoco le convidaron, y luego con un perro que les pidió con su pata por favor un poco de ella, a lo que le propinaron un puntapié y lo echaron. Llegaron al río, vertieron el agua pero el río no cambió su color, y en cambio ellos desaparecieron.
Gluck también quería ver el caudal convertido en dorado. Pero su almita, su bondad, sus acciones fueron muy distintas. Llevó el agua a medio llenar un pequeño recipiente. Le dio al enfermo, y le quedó un cuarto. Se cruzó con el anciano y éste le rogó, a lo que Gluck le dio y sólo pidió que no la bebiera toda. Se encontró con el perro, y viéndolo agitado e indefenso, le dio otro poquito de agua. Así le quedaron tres o cuatro gotas. Gluck llegó al río, las echó y el río se convirtió, como su deseo, en color oro.
Las malas acciones, la prepotencia, el maltrato de Hans y Schwartz les impidieron realizar su sueño y encima los condenaron. La humildad, la dulzura de corazón, la generosidad de Gluck, que el poco agua que tenía la dio, le permitió al más pequeño hacer realidad su sueño feliz.
La leyenda cuenta sobre tres hermanitos alemanes, Hans (el mayor), Schwartz (el del medio) y Gluck, el más chiquito. Los tres vivían cerca de un río que, según sabían, podía cambiar el color de su agua a oro. Para eso tenían que recoger agua en un recipiente y llevarla hasta el río, y allí echarla. Si se portaban bien tendrían su premio con el sueño de ver el río dorado, si no les sucederían cosas malas.
Como pasa en tantas familias, Hans y Schwartz, los mayores de Gluck, tenían tal ascendente sobre él que lo dominaban, lo retaban y en ocasiones lo trataban mal, hasta con cachetazos sin justificación. Gluck sólo lloraba y no respondía a las agresiones. Mientras, los otros dos cargaron agua y la llevaron al río. En el camino se encontraron con una persona enferma que les pidió un poco de agua, la que no le dieron. Luego con un anciano sediento, al que tampoco le convidaron, y luego con un perro que les pidió con su pata por favor un poco de ella, a lo que le propinaron un puntapié y lo echaron. Llegaron al río, vertieron el agua pero el río no cambió su color, y en cambio ellos desaparecieron.
Gluck también quería ver el caudal convertido en dorado. Pero su almita, su bondad, sus acciones fueron muy distintas. Llevó el agua a medio llenar un pequeño recipiente. Le dio al enfermo, y le quedó un cuarto. Se cruzó con el anciano y éste le rogó, a lo que Gluck le dio y sólo pidió que no la bebiera toda. Se encontró con el perro, y viéndolo agitado e indefenso, le dio otro poquito de agua. Así le quedaron tres o cuatro gotas. Gluck llegó al río, las echó y el río se convirtió, como su deseo, en color oro.
Las malas acciones, la prepotencia, el maltrato de Hans y Schwartz les impidieron realizar su sueño y encima los condenaron. La humildad, la dulzura de corazón, la generosidad de Gluck, que el poco agua que tenía la dio, le permitió al más pequeño hacer realidad su sueño feliz.
viernes, 23 de agosto de 2019
HISTORIAS DE INFANCIA: FASCINADO CON LA TELE COLOR
En mayo del 80 comenzó la era de la televisión a color. Y como estábamos acostumbrados al blanco y negro, tener una TV color era todo un lujo entonces y una gran atracción. Sobre todo para mí, que me desesperaba por ir a lo de MI ABUELA, ALLÁ EN EL CENTRO, sólo para ver la F-1 y demás en sus lindos aparatos; me fascinaba ver por ejemplo los Renault amarillos, las Ferrari rojas, el Williams de Reutemann blanco y verde, aparte con una definición que era tanta como la actual. Realmente, una maravilla, toda una alegría más de niño.
jueves, 22 de agosto de 2019
REM, UN SUEÑO HECHO BANDA
Atentos con el título. No estamos hablando de un proyecto musical que salió a la luz. Estamos jugando con las siglas REM, que en inglés significan "rapid eye movement" (movimiento rápido del ojo) y designan en medicina a una de las fases del sueño nocturno, caracterizada por gran actividad cerebral, contracción muscular, y sobre todo, gran cantidad de sueños. Debe ser por esto último el nombre de esa gran banda de pop rock R. E. M., la de Loosing my religion o Man in the Moon entre otros muchos éxitos. Los ingleses deben haber asociado tener muchos sueños con sus muchas creaciones. Y la verdad, les fue bastante bien, y los que gozamos con la música en serio, agradecidos.
QUÉ SON LAS ILUSIONES
Generalmente se habla de ilusiones como sinónimo de esperanzas, de alicientes a futuro, aunque aún no existan. Justamente ésa es la verdad de la ilusión: algo que aún no existe, no se cumplió, no es realidad. La verdad de las ilusiones es la distorsión delirada de la realidad, de una imagen, de una persona, por supuesto de la vida. Así son las ilusiones ópticas. Así se dice que tal persona es un "iluso", porque ve cosas donde no existen. Por lo tanto, no nohs hagamos ilusiones, al menos como las creemos.
lunes, 19 de agosto de 2019
DORMIR, LA CLAVE DE TODO
Se pueden hacer varias miradas sobre el buen desscanso nocturno, o también el diurno, la siestitta. Se puede decir, sin razón, que uno está vago, que la cama le tira, que le gusta más que trabajar. La otra, la más coherente, es que uno repara sus energías, físicas, psicológicas, espirituales también. Ése es el verdadero sentido de dormir, sea a la hora que sea. Y ése es, en mi opinión, epicentro de nuestra vida. Dormir bien, repito, bien, unas seis horas parejas, es clave para cualquier cosa que hagamos y por la que atravesemos en el resto de la jornada. No quiero decir que si uno no duerme no puede vivir, se puede hacerlo con insomnio, pero esto condiciona. Mucha gente tal vez no le dé importancia. O lo mira como esa estupidez de la vagancia. Pero el descanso, más el de noche, da alas para todo, ni le hace falta nada mas para vivir una vida a pleno.
domingo, 18 de agosto de 2019
TRUMP COMPRARÍA GROENLANDIA: EL QUE TIENE PLATA...
Dice el dicho popular que el que tiene plata hace lo que quiere. El mismo le cae como anillo al dedo al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que pese a su mandato nunca se olvidó de ser magnate. Ahora resulta que el marido de Melania quiere comprar Groenlandia, el enorme pedazo de hielo ártico ubicado en el Norte de América, arriba de Canadá y más arriba de su nación. Para qué muy bien no se sabe, tal vez sea una especie de anexión como la de los años 30 de Alemania a Austria, aunque claro que mucho menos trágica. Si yo tuviera una porcioncita, pongamos unos intereses, de la fortuna de Trump, veo de comprarme una casita de dos plantas en mi glorioso Carapachay. O de última ponerme un bar donde la gente pueda tocar sin que yo los amenace con echarlos por no llevar público. O, mejor, compartir una parte con mis seres queridos. Yo, Diego Yamus. Muy lejos de Trump. Tanto como de Carapachay a Estados Unidos yGroenlandia, che.
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