Bienvenidos a Así Es La Vida, un blog de todo un poco, una charla con un amigo, sin tiempo ni espacio, sin intereses, sin estructuras. El caminar de un ciudadano por la vida. Dedicado a mi madre Anita.
viernes, 10 de mayo de 2019
ALFARO EN BOCA ES UNA SORPRESA
Nadie lo hubiera pensado, menos cuando arrancó dubitativo, con alguna derrota, con líos de formaciones. Este Boca de Gustavo Alfaro es una máquina. Y no es sorpresa, si tiene a monstruos en su plantel. Pero su técnico sí. Un entrenador de larga trayectoria, interesante pensar, trabajo, pero que hasta aquí no había conseguido buenos resultados con el único grande (San Lorenzo 2005) con el que había estado. Por eso todos éramos escépticos de cómo le iría. Más con la polémica sobre quién lo quiso, quién no y demás. Y más cuando perdió con Atlético Tucumán y se quedó sin título local 2019. Sin embargo, empezó a ganar, golear y, también, gustar. Y a no recibir tantos goles, ese talón de Aquiles que tenía, en su arco. Cuando muchos no le daban crédito, el ex Atlético Rafaela hace maravillas con el siempre superexigente xeneize. Todo un mérito, y aunque lo de ahora no tapa su éxito anterior, seguro que lo pone bien alto. Como su Boca de este presente.
UNA VEZ POR SEMANA ES TAN POCO...
Los martes jugamos al fútbol 5 a la noche. Los viernes comemos pizza ahí en la esquina los cuatro o cinco que somos del colegio. Los sábados tenemos clase de canto y la pasamos bomba. Los domingos vamos a ver a X equipo a la cancha. Y disfrutamos, claro que sí. Pero, me pasa, no nos alcanza. Nos invade una mezcla de sensaciones rara, de felicidad pero querer más, de lindo pero qué lástima, de ese inconformismo tan argentino. Porque, claro, cada linda cosa de la vida que vivimos una vez a la semana parece chiquita, perdida, como que nos deja con hambre de mucho más. Y sí, una vez cada siete días, un par de horitas cada 168, parece que no pero es muy poco. Y hasta el próximo encuentro semanal, pareciera que falta un año y medio. Es así. Y bueno, al menos, lo tenemos. Por eso hay que vivirlo con todo, porque dura poco, pero vuelve. Aunque sea una vez a la semana.
domingo, 28 de abril de 2019
MORFI, AIRE FRESCO EN LA TV DE HOY
En las últimas décadas en la Argentina, todo cayó en la más ruinosa decadencia. Entre ello la televisión, donde el maldito, estúpido, mentiroso rating manda, no importa ni la calidad, ni la cultura, ni siquiera mucho menos el lenguaje. Lo sufro yo como periodista, de escuchar que un relator diga "huevada" en una transmisión. Pero los que nos criamos con la linda tele de los 80, educativa, culta, no nos resignamos. Entre toda la porquería que se ve hoy, el genial, entrañable Morfi, de Telefé, es realmente un montón de aire fresco. Un programa del tipo magazine pero culto, tranquilo, ameno, que entre la cocina (de haí su nombre, derivación del lunfardo) y la música entretiene, cautiva, acompaña, da clima. Y por qué no educa, porque en la música no viene cualquier payaso mediático, sino una Sandra Mihanovich o, aunque no sea lo mío, un Tarragó Ros. Así he pasado almuerzos de domingo, y cada tanto alguno de semana. Como en los grandes tiempos, cuando era imposible que la tele se escapara de nuestra vida, nos tenía atrapados pero bien. Morfi, con el excelente Gerardo Rosín en su conducción, es un pequeño tesoro en esta vida decadente.
viernes, 26 de abril de 2019
HISTORIAS DE INFANCIA: GIMNASIA CATÓLICA EN EL SAN ANTONIO
Si hubo una gloria en mi infancia, ésa fue el Colegio San Antonio de mi Carapachay, donde cursé entre 1979 y 1985 la escuela primaria. Por entonces, y si bien ya contaba con más de dos décadas de existencia, el lugar de la calle Juramento aún tenía limmitaciones, como falta de espacios para ciertas actividades. Eso explica que en 1981, en tercer grado, una nublada tarde hicimos gimnasia como siempre, pero en un recinto muy particular y novedoso: el lindísimo templo, la iglesia, ubicada al costado del patio de Gimnasia, donde no sólo estudiábamos catequesis, sino que cada tanto asistíamos a alguna misa. Según su vicedirectora, la gloriosa Flor, no había lugar en otro sector. Así que debimos hacer trote, abdominales y otras yerbas entre los bancos de madera, alrededor de las columnas o cerca del altar. Para colmo, mi compañero Diego Fernández, yo y otros nos rozamos con las columnas o chocamos de frente. Sí, fue una gimnasia bendita. Una gimnasia católica.
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POR QUÉ LA CANCIÓN MONEY FOR NOTHING
Cuando uno escucha una canción, tal vez ni se preocupa en pensar el por qué de su título o su letra. A veces es tan redundante que ni hace falta. Pero con las rockeras o "poperas", como las que yo suelo escuchar, sí hace. Y al conocer el por qué, uno se asombra. Me pasa a mí que la gente se asombra con las mías, cuando no soy un profesional ni un literato. Una de ellas es Money For Nothing (Dinero por Nada), esa obra de arte de la banda inglesa Dire Straits, uno de los sonidos de mis 80, encima con el genio de Sting como invitado de lujo.
La canción se debe a una anécdota que vivió su líder y guitarrista Mark Knopfler. Durante una gira por Estados Unidos, estuvo en Nueva York y un día pasó por un negocio de electrodomésticos. Se paró a ver los varios televisores de la vidriera que mostraban videos de la famosa cadena MTV, por entonces recién aparecida. Knopfler escuchó gente del lugar comentando de las escenas de los videos y los comentarios le parecieron discriminatorios, tanto con el sexo como con otras cuestiones. Entonces pidió una hoja y una lapicera y escribió lo que escuchaba de ellos. Pero más tarde agregó que el tema fue escrito en una primera persona homosexual con vestimenta y maquillaje, y lamentaba que ese personaje ganaba dinero por nada. De ahí el título de un temón, con esa introducción larga que precede a un espectacular solo de guitarra y luego a esa electricidad bien 80's que a mí me deleita, aparte del excepcional Sting haciendo icónica segunda voz.
Después, claro, la pieza se hizo popular, obtuvo premios, escaló alto en las listas de oyentes, los Dire la tocaron en todos lados, la reversionaron varias veces. Y hoy uno se sigue deleitando. Pero Money For Nothing tuvo su historia. Tan simple y linda como la buena música. El dinero sirvió para algo.
La canción se debe a una anécdota que vivió su líder y guitarrista Mark Knopfler. Durante una gira por Estados Unidos, estuvo en Nueva York y un día pasó por un negocio de electrodomésticos. Se paró a ver los varios televisores de la vidriera que mostraban videos de la famosa cadena MTV, por entonces recién aparecida. Knopfler escuchó gente del lugar comentando de las escenas de los videos y los comentarios le parecieron discriminatorios, tanto con el sexo como con otras cuestiones. Entonces pidió una hoja y una lapicera y escribió lo que escuchaba de ellos. Pero más tarde agregó que el tema fue escrito en una primera persona homosexual con vestimenta y maquillaje, y lamentaba que ese personaje ganaba dinero por nada. De ahí el título de un temón, con esa introducción larga que precede a un espectacular solo de guitarra y luego a esa electricidad bien 80's que a mí me deleita, aparte del excepcional Sting haciendo icónica segunda voz.
Después, claro, la pieza se hizo popular, obtuvo premios, escaló alto en las listas de oyentes, los Dire la tocaron en todos lados, la reversionaron varias veces. Y hoy uno se sigue deleitando. Pero Money For Nothing tuvo su historia. Tan simple y linda como la buena música. El dinero sirvió para algo.
IMPORTANTE: CONCENTRARSE EN AQUÍ Y AHORA
Cada día, entre trabajo, tareas domésticas, trámites y pasatiempos, no sólo se nos pasa el día veloz como la luz. Aparte nos cuesta un montón hacer foco en algo. Estamos con una cosa ahora y con mil próximas en la cabeza. Abarcamos mucho y apretamos muy poco. Obvio que así nos volvemos locos, nerviosos, nos salimos de eje fácilmente. Nos alteramos y por qué no, podemos hacer peligrar al menos nuestra salud mental. Bueno, cuando sucede eso, no estamos enfocando donde debemos. ¿Dónde? Simple: aquí y ahora.
Lea esta secuencia: yo estoy escribiendo esta nota en este momento, aquí desde mi escritorio de toda la vida. En un rato haré algunas tareas en la casa, tendré que preparar la cena, tal vez pedir pizza, pero hay que ver cuánto me saldrá, que mañana y pasado tengo que comprar cosas y pagar cuentas y no sé si llego a fin de mes. A ver si encima a los bancos se les ocurre hacer paro. Y si hay paro, cómo viajo si no va a haber colectivos. Encima hay pronóstico de lluvia y yo que tenía esa cita amorosa. Y si llego tarde o no llego a la cita, la chica que me gusta se va con otro.
Y sí, usted se habrá vuelto loco con la secuencia de hechos. Bueno, es lo que pasa cuando vivimos así de disociados, un poco acá y otro mucho allá. Nada. Miremos el presente, el actual, no el general. Pensemos en lo que estamos haciendo en el momento con toda nuestra concentración ahí. ¿Después?, pregunta el cerebro. "Cerebro, después vemos, bancame un rato que estoy laburando", digámosle. El foco en lo actual nos dará más energía para ahcerlo, salga como salga. Y nos asegurará no volvernos locos, histéricos. Después, es como dice el tango: qué importa del después.
Lea esta secuencia: yo estoy escribiendo esta nota en este momento, aquí desde mi escritorio de toda la vida. En un rato haré algunas tareas en la casa, tendré que preparar la cena, tal vez pedir pizza, pero hay que ver cuánto me saldrá, que mañana y pasado tengo que comprar cosas y pagar cuentas y no sé si llego a fin de mes. A ver si encima a los bancos se les ocurre hacer paro. Y si hay paro, cómo viajo si no va a haber colectivos. Encima hay pronóstico de lluvia y yo que tenía esa cita amorosa. Y si llego tarde o no llego a la cita, la chica que me gusta se va con otro.
Y sí, usted se habrá vuelto loco con la secuencia de hechos. Bueno, es lo que pasa cuando vivimos así de disociados, un poco acá y otro mucho allá. Nada. Miremos el presente, el actual, no el general. Pensemos en lo que estamos haciendo en el momento con toda nuestra concentración ahí. ¿Después?, pregunta el cerebro. "Cerebro, después vemos, bancame un rato que estoy laburando", digámosle. El foco en lo actual nos dará más energía para ahcerlo, salga como salga. Y nos asegurará no volvernos locos, histéricos. Después, es como dice el tango: qué importa del después.
MARAVILLAS ASÍ ES LA VIDA: PASEO A LAS 6 DE LA TARDE
Fresco, llovizna, viernes, último día de la agitada semana. Quién pensaría en dar una vuelta por la calle. Hay quien lo piensa, y al pensarlo descubre que pasear a esa hora y en ese marco es una maravilla. El agua moja pero no molesta, al contrario, uno la disfruta, incluso si tiene que por poca fortuna pisar un charquito inesperado. Recorre el camino con mil elementos mientras sus sentidos se fijan en todo. El ruido de autos, de colectivos, el calzado de la gente al pasar, el de alguna campera voluminosa, el de las botas con taco de las mujeres. Las luces de los comercios, de las más chicas a los tubos bien brillantes, que forman un perfecto video. Las charlas de los paseantes, de las más tranquilas a esos vozarrones que se oyen de vereda a vereda, la de algún bebé en cochecito que también da una vuelta pero ni se entera. Uno va mirando, entra en algún negocio, hace alguna compra, en otros mira simplemente. Mientras, un viento lo sacude hasta su cabeza, pero él ni se inmuta, está más pendiente de esa música pop 80 que sale de un parlante del negocio de ropa de la cuadra. Tiene la campera algo mojada, pero más le entra ver esa tele de qué sé yo cuántas pulgadas con 4k de la cadena del hogar de más allá. Y luego de media horita de salida espontánea, vuelve a su casa pisando charquitos, mojándose un poco, sintiendo el viento fresco que bajó un par de grados, pero tranquilo, contento con la vuelta.
No todo es apuro, horario, programa. Uno disfruta, se despreocupa, vive. Un momento de placer en nuestra vida, aunque sea así de simple, es una real maravilla. Cualquier día, hora y lugar. Como, por ejemplo, ese paseo lluvioso a las seis de la tarde.
No todo es apuro, horario, programa. Uno disfruta, se despreocupa, vive. Un momento de placer en nuestra vida, aunque sea así de simple, es una real maravilla. Cualquier día, hora y lugar. Como, por ejemplo, ese paseo lluvioso a las seis de la tarde.
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